Con esta iniciamos una serie de notas semanales referentes a la cultura y al control de la sociedad que ejerce el pensamiento hegemónico en forma global sobre la población del planeta. Sobre lo relativo al cine sera una nota dividida en tres entregas.
La industria del cine es un
conglomerado de corporaciones, fusiones empresariales, mecenas, relaciones
corporativas, y al fin y al cabo, una “industria”, si bien es cierto que muchas
veces se incluye como “industria del arte”, esto en su concepción es una
aberrante contradicción, ya que el arte y la industria son opuestos por
naturaleza. No en vano, la figura
preponderante en el cine es la del “Productor”, dominante por encima de las
demás figuras, siendo la primera que aparece en cualquier título, antes que
cualquier director, actor o guionista.
Aún así esa proclamación de la
industria del arte, ya nos revela que el cine no es más que eso, una parodia
del arte, o expuesto más claramente, una industria que se nutre de una máscara
en forma de arte como bien para el pueblo tras la cual se esconde su verdadera
naturaleza: un medio de adoctrinamiento, implantación de ideas y programación
de la psique de la sociedad.
El cine nació en Paris el año
1895, como industria, y no como arte, aunque luego se le añadiera esa
“etiqueta” de séptimo arte, alegando que era un medio que incluía varias o
todas las artes en una, pero eso no anula su naturaleza de concepción. En un
inicio fue un potente generador económico, acelerando el crecimiento de su
industria, fusiones y en definitiva, la formación y focalización de la “meca
del cine”, en Hollywood, Los Ángeles, Estados Unidos. En 1929, en medio de la
gran “crisis” de dicho año, aparece el cine sonoro, siendo unánimemente apoyado
por todas la productoras, evidentemente ya no por su potencialidad económica,
si no por su poder “propagandístico”. En 1948 la industria del cine sufre una
demoledora crisis económica que provoca que a partir de ese momento, esta
industria esté básicamente financiada por fuerzas políticas, iniciando la
actual estructura del cine, una industria propiedad y dominada por un entramado
político-corporativo-militar-empresarial.
En efecto, ocurre exactamente lo
mismo que con la relación de la industria farmacéutica con la petrolera y
armamentística, los propietarios y mecenas se funden y interaccionan entre
ellos, revelando la estructura de poder actual: Supraentidades que en la
cúspide dirigen estructuras que por su aparente naturaleza no tienen ninguna
relación entre sí, auque evidentemente, si la tienen: el poder y el control.
Si echamos un vistazo a la
estructura de la industria cinematográfica observamos que ésta ha ido
transformándose desde un amplio entramado de empresas hasta progresivamente ir
consolidándose, a través de fusiones, pactos y supuestas rivalidades hasta
formar lo que se conoce, incluso en su propio ámbito, como el gran 6.
Así pues el gran 6 lo forman:
Twenty Century Fox, que abarca cine, música y televisión. Paramount Pictures,
perteneciente a la superestructura Viacom que sostiene a otras grandes
productoras como Dreamworks o MTV Productions. Universal, extensión en el mundo
del cine de la poderosa General Electric, implicada en la industria
armamentística y nuclear. Sony Pictures, que abarca a productoras del calibre
de Columbia Picures, Metro Goldwyn-Mayer o Tri-Star. Warner Bross
Entertainment, enorme corporación que incluye cine, música, televisión,
industria de juguetes, parques infantiles y turísticos, y Buena Vista Motion
Picures, con Touchstone, Miramax, Walt Disney Productions y muchas más
corporaciones en su haber.
El gran 6 produce el 60% del cine
mundial y distribuye aproximadamente el 85% de las producciones norteamericanas
y europeas. Tras esta estructura básica, muchos podrán decir que si bien el
alcance de poder de estas productoras es amplio, no lo abarca todo, pero si
tenemos presente la naturaleza político-corporativa de la industria del cine,
junto a su militarismo institucional colaboracionista, entenderemos que si
aceptamos que el poder fáctico es supranacional, y que supera fronteras y no
entiende de banderas, su aplicación es exactamente la misma. Para ilustrar este
aspecto, nos referimos a una parte del texto “La danza final de Kali” dedicada
a la industria del cine que puede aclarar dudas: “Para ilustrar esto, bastaría
echar un vistazo al cine en apariencia fuera de la escena de Hollywood, y muy
especialmente al cine europeo. ¿Qué sería el cine europeo, incluso el más
alternativo, sin las subvenciones de los ministerios de cultura y los
patrocinios corporativistas? Respuesta: No sería nada.
Y lo que resultaría más
interesante para los ciudadanos, no saquearían las arcas públicas abiertas a
los Alí-babá de la industria artística moderna. Interesante estructura de
financiación la del cine europeo: el público potencial de una película financia
a través de sus impuestos a una producción que será ofertada comercialmente a
ese mismo público. Si el incauto público paga dinero por ella, la subvención de
la siguiente producción será aún más suculenta. Así se “produce” el arte de los
jóvenes cineastas europeos, que, en última instancia aspiran a ser valorados,
distribuidos, dirigidos, o incluso producidos, por el gran 6 americano.
Habiendo descrito el escenario
Norteamericano y Europeo, no está de más decir que para la cultura oriental ya
existe Bollywood –que con el nombre ya no tiene necesidad de explicación
alguna– como una extensión más, adaptada a un territorio concreto de ese
monopolio cinematográfico industrial.
Además de todo esto, es necesario
observar, que el cine a día de hoy no es un negocio económicamente rentable en
sí mismo. ¿Alguien cree que con la recaudación de las taquillas y el
merchandising que se mueve alrededor de toda producción se pueden pagar las
desorbitadas cifras que suponen el gasto para sufragar a los actores,
directores, guionistas, productores, y la interminable lista de componentes que
conforman una película y además generar un beneficio que lo convierta en
rentable? Y eso sólo una vez hecha, porque realizarla ya supone un gasto igual
o superior. Claro está, el que quiera creerlo, se basará en los datos de las
plataformas informativas que nos dicen: la película ha costado 150 millones y
su recaudación ha sido de 200 millones, ahí está, todos tranquilos, el mercado
lo explica todo.
Pues bien, si un negocio que no
es rentable por sí mismo es apoyado y sumamente alentado y promovido por intereses
político-corporativos, por algún motivo será. Si no es rentable por sus propios
medios y autosuficiente es precisamente porque no lo es en esencia, su rentabilidad
se traduce en el beneficio que genera a través de su influencia en todas las
facetas de la sociedad, sería como si un vendedor de zapatos no pudiera ver en
su negocio rentabilidad con la venta de estos pero su negocio fuera rentable
porque vender zapatos le proporciona beneficios provenientes de la venta de
coches, alimentos, moda, en definitiva, en todas, y absolutamente todas las
facetas de la sociedad. Pero no olvidemos que el lucro económico es el menos
importante de los factores de está industria. El cine es rentable para sus
propietarios, porque permite –y de una forma abrumadora– diseñar, dirigir y
controlar muchisimos aspectos de nuestra existencia.
¿Y porque un cineasta querría
controlar y diseñar nuestra existencia?…por ningún motivo, quien aún crea que
la industria del cine es una industria de cineastas artistas, seguramente
creerá que el sistema no funciona bien porque está corrupto (no porque lo sea
desde su concepción), para lo que es necesario escoger bien a los líderes, y
también creerá que disfruta de una vida libre de injerencia. El cine es una
herramienta más, de hecho una de las más poderosas y eficientes, en el proceso
de moldeamiento del hombre a los intereses de la élite dirigente.
EL CINE COMO LABORATORIO
Alejándonos de la interacción
habitual con el cine, podemos ver claramente a la industria cinematográfica
como un laboratorio, donde se trabaja en la creación de ideas, ideologías,
valores, tendencias, necesidades, prioridades, estereotipos, imágenes,
arquetipos, principios, identidades, y en su máxima concepción “supuestas
verdades”. Y, ¿a quién van destinados todos estos elementos?, ¿quién es el
sujeto sobre el que trabaja dicho laboratorio?, pues usted, yo, todos. El
laboratorio requiere de unos científicos, de un sujeto donde experimentar, y de
unas substancias o elementos para experimentar sobre ese sujeto, y claro está,
por encima de todo esto, un laboratorio se rige por la existencia de un
objetivo, se experimenta en pro de conseguir algo. ¿Qué es ese algo? Ese algo
no es más que la conciencia del hombre, su autopercepción y su relación con los
demás seres humanos y el mundo.
Así pues, el laboratorio
cinematográfico moldea la conciencia del ser humano a través de la utilización
de elementos concretos. ¿Cuáles son esos elementos?, pues bien, dependerá de qué
tipo de moldeamiento se desee. Y eso se definirá según los intereses concretos
de cada momento en la línea histórica.
Si pensamos que el cine, basa su
contenido en relación a las “modas”, deberíamos
preguntarnos o analizar a lo que comúnmente llamamos “modas”. Es común
creer basándose en la concepción economicista, que cualquier industria, y en
este caso concreto, la cinematográfica, se guía a través de los gustos de
aquellos que serán sus consumidores, pero ¿Es realmente así? ¿Son los
consumidores los que dan forma a los productos que las industrias producirán
para satisfacer dichas preferencias temporales, o por el contrario son las
industrias las que producen tendencias que inculcan a sus consumidores para que
demanden aquello que les conviene ofrecer?
La explicación economicista del
funcionamiento del mundo, es una forma muy sutil de distraer la atención y
conciencia del ser humano en un mar de números, en los conceptos de pérdida y
ganancia, para así vaciar toda posible concepción de cualidad bajo toda
iniciativa o proceso. Las “modas”, una vez instauradas y conseguido que el
público las demande, evidentemente ya se puede considerar que es algo dirigido
por el consumidor y no el productor, pero claro está, eso es una lectura
superficial que no refleja su origen ni naturaleza, e invito al lector a que
haga esta misma observación en la faceta que quiera, y si afina y es honesto,
podrá ver el mismo proceder en todas y cada una de ellas. Se da por sentado que
el mundo se mueve por dinero, y aunque es así formalmente, se mueve por dinero
a través de unos objetivos, no por el dinero mismo. La concepción del dinero
como raíz de todo movimiento es la coartada perfecta inculcada al ser humano
para que los “científicos de laboratorio” puedan aplicar respaldados en una
falsa necesidad monetaria todo objetivo en su investigación.
Bien, volviendo al cine, decíamos
que esta industria producía e inculcaba conceptos, ideas, tendencias…. para que
sus consumidores demanden aquello que quieren ofrecer. ¿Y qué es lo que quieren
ofrecer?, pues eso dependerá del momento concreto, así, si realizamos una
observación a lo largo de una línea histórica y paralelamente, a su lado, otra
de la industria cinematográfica con sus contenidos y formas, podremos encontrar
claramente, hasta pasmosamente, una única línea. Retomando el símil del
laboratorio, para conseguir un resultado concreto, los investigadores trabajan
semanas, meses, años introduciendo elementos, substancias, medicamentos…. hasta
que consiguen su objetivo, es decir, desde que se comienzan a aplicar unos
procedimientos hasta que se consigue el objetivo, pasa un tiempo, que por lo
general suelen ser años, décadas, e incluso siglos. Este principio es
importante para entender la relación del transcurso del mundo y el cine, ya que
si se intenta ver una relación directa entre el cine y la vida en su mismo
momento histórico, aunque cada vez se solapan más, siempre habrá una distancia
entre los dos, distancia que no es más que ese tiempo que transcurre, entre el
inicio de la aplicación y el logro del objetivo. Esto estaría relacionado con
la idea anteriormente expuesta de las “modas”, así pues, es común que el ser
humano crea que el cine tiene paralelismos con la historia porque este se nutre
de ella, y, aunque en algunos casos es así, en su amplia mayoría suele ser, al
igual que afirmábamos con la moda, a la inversa. O sea, el cine produce e
inculca unas ideas, conceptos, principios, necesidades, urgencias… para más
adelante vender una historia a la medida de su objetivo.
En este trabajo de laboratorio,
existen elementos primordiales y de mantenimiento, así, del mismo modo que en
medicina se aplican ciertas medidas para conseguir un objetivo, al alcanzarlo,
se mantienen estas medidas como dosis de “mantenimiento” y se trabaja para
avanzar y llegar a un siguiente objetivo, así los objetivos ya alcanzados,
pasan de ser primordiales, a ser mantenidos mientras se trabaja en unos nuevos
de primer orden. Si observamos la vida y paralelamente el cine y sus contenidos
podemos ver cuales han sido estos elementos primordiales, y después de ser
realizados, su mantenimiento, así como los nuevos de primera importancia.
LA LÍNEA HISTÓRICA Y LA LÍNEA
CINEMATOGRÁFICA
Desentrañar todos y cada uno de
los objetivos del cine desde lo que lo conforma y su reflejo en la sociedad no
es tarea nada fácil, ya que esto requiere desgranar todas y cada unas de las
facetas del hombre, tanto a nivel físico como mental, desde hace décadas. Pero
intentaremos hacer un esquema que refleje al menos de manera elemental el
proceso hasta el día de hoy.
En primer lugar, la aparición del
cine de Hollywood más que introducir ideas requería de captación como nueva
forma de existencia, se tenía que llamar la atención del hombre y llevarlo al
terreno requerido, dónde una vez afincado se pudiera experimentar con él y
moldearlo.
Los objetivos detrás de ese
proceso de absorción no eran otros que ofrecer la ilusión de la posibilidad de
un mundo mejor, de aventuras increíbles, de un mundo “ahi fuera” (¿dónde?) que
fuera irresistible para el hombre que aún vivía en concordancia con algún
aspecto tradicional, así como la veneración de la ciudad como núcleo de
posibilidades, de realización de sueños y de atractivas metas por alcanzar.
Sobre este asunto, Félix Rodrigo Mora, decía:
“Yo soy muy hostil al cine porque
me parece que es un aparato de adoctrinamiento colosal, eso no quiere decir que
no haya películas buenas, pero yo me refiero al cine como gran negocio, como
sobre todo cuándo yo era joven había estos cines de barrio, dónde la gente
entraba ahí y se tragaba dos películas cuatro veces por semana, aquello era
tremendo, te dejaban el cerebro planchado. Y además, el cine tiene un gran
poder de penetración, porque es una sala oscura, se combina sonido, luz, música,
actores, paisajes… ya algo de eso había en el teatro, pero el teatro no tenía
tanta capacidad de penetrar. Las películas de Hollywood de los años cincuenta
son terribles, sobre todo ya con el cine en color, es algo que supera la mente
humana, la mente humana queda colapsada. Yo recuerdo haberlo hablado esto con
gente muy mayor, que ellos fueron sacados de los pueblos por el cine, en su pueblo no había
cine pero iban a un pueblo grande de al lado, e iban a ver una película,
imaginaos un hombre o una mujer que en el año cincuenta viera una película
de Hollywood, por ejemplo en el
cincuenta y cinco, con aquellas actrices tan espectaculares, o con estos
actores tan guapos, Gary Cooper, la gente se quedaba… era como un impacto.
Ellos se volvían a su pueblo o su aldea y ya no querían saber nada de aquello,
querían ver ese mundo, era una absorción. Entonces eso es un atentado a la
libertad de conciencia. En mi familia había un hombre impresionante, él vivía
imitando a Gary Cooper, porque se parecía un poco físicamente.”
Así pues, en sus inicios, el cine
trabajó por absorber a la población rural y tradicional al nuevo mundo a través
de las promesas y posibilidades de una vida mejor y más llena, identificar a
las ciudades como lugar donde “progresar”, para debilitar el mundo rural y
tradicional ya muy debilitado de por sí, y comenzar a crear el arquetipo del
nuevo hombre. Este hombre era arrogante aunque encantador, elegante, ya más
preocupado por su imagen externa y su reputación. El arquetipo de hombre
moderno era alguien que vivía en la ciudad o trabajaba en ella dándole a su
actividad laboral una importancia suprema. Su relación con los demás era de
competencia (siempre presentada con cortesía), competencia por un puesto o una
mujer mayoritariamente, y se empezaba a dibujar la infidelidad como un aspecto
que seria mantenido hasta hoy día. Muchas veces este “nuevo hombre” era de
origen rural pero había marchado a la ciudad para “progresar”, y aunque
mantenía un vinculo sentimental, era algo mas folklórico que real, al igual que
siempre aparecía el amigo que no había marchado del pueblo, que aunque siempre
muy bonachón, era presentado mas o menos disimuladamente como un perdedor. En
las relaciones sentimentales, se presentaba a hombres distantes, temerosos de
mostrase por mantener esa imagen que tanto les preocupaba, y que al fin y al
cabo les hacia “Galanes”, la gran figura del arquetipo de actor de las primeras
películas. Ya se insinuaba la picaresca, mostrando la tentación del engaño,
siempre superado por su “galantería” pero sufrida por la dificultad de
resistirse. La mujer era una figura secundaria, que tenía una importancia
remarcable, pero de manera sigilosa, era alguien que aceptaba su subordinación
pero se salía con la suya en esa guerra fría entre sexos. Más adelante apareció
“la femme fatale”, una mujer enigmática, arrogante tanto o más que el hombre, y
con un poder de seducción “mágico”. Aún así, esta mujer, generalmente tras ese
dominio aparente estaba interiormente torturada.
También se producían títulos
dónde se le enseñaba al incauto espectador lugares del mundo que ni tan sólo
había imaginado, llenos de exotismo, aventura, seducción y todas las maravillas
imaginables. Ese era el inicio de la introducción de la idea del “turismo”.
¿Alguien se ha parado a pensar que ser humano podía desear hacer “turismo”,
pensando en todo lo que significa actualmente, antes de la aparición del cine?
Podemos pensar que eso es un avance, pero honestamente no creo que sea así, se
ha cambiado la cantidad por la calidad y cualidad, ahora puedes ir a cualquier
parte del mundo, pero no conoces nada, el turismo es una especie de videojuego
donde semi-interactuas con un escenario de manera poco más humana que lo haces
visionando un programa de viajes en el televisor, si antes del cine alguien
viajaba, ese viaje se convertía en una experiencia integral, donde vivía los
detalles, claro está, sacrificando la comodidad, otorgándole la posibilidad de
experimentar con conocimiento y pausa lo vivido.
Entre los títulos de las primera épocas,
también abundaban tramas de espías, detectives que abrían la caja del morbo de
la privacidad descubierta, y la ciencia ficción comenzaba su progresiva
andadura, primordial en todo el proceso, con historias de extraterrestres que
sacudían la mente del espectador con límites que jamás hubiera concebido.
Muchas de esas películas se han
vuelto a hacer en “remakes” en nuestros tiempos. Así mismo, se producieron
algunos títulos de tinte histórico, dándole al espectador la oportunidad de
“conocer” (?) su historia pasada, de una manera entretenida y cómoda, sin tener
que esforzarse. Además de la historia, la pre-historia se convirtió en un
género preponderante, presentando ese mundo de hombres “primitivos”
semi-animales luchando con dinosaurios. Algunos títulos remarcables de esas
primera épocas, entre muchísimos podrían ser: Casablanca, Que bello es vivir,
Gilda, Cantando bajo la lluvia, El mago de Oz, La reina de África, Un tranvía
llamado deseo, Los diez mandamientos, Ben-Hur, Rebelde sin causa, King Kong, La
invasión de los ladrones de cuerpos, Ultimatun a la tierra, Desayuno con
diamantes, El Graduado, 2001- una odisea del espacio, la noche de los muertos
vivientes, el buscavidas…. y muchos otros títulos.
(CONTINUARA)
Fuente: La Independiente Digital
Excelente la nota!!
ResponderEliminarAsi nos lavaron la cabeza, por ejemplo, con las pelis sobre la Segunda Guerra Mundial
¿Y que hay de Tarkovsky, Bergman, Svankmajer...?
ResponderEliminarPerá que terminemos de publicar todo despues pregunta lo que quieras...Saludos
ResponderEliminarA mi me re gusta el cine sobre todo las pelis de Stallone y Schwarzenegger!!!
ResponderEliminarFernando este articulo no trata de preferencias o gustos sino de otra cosa. Gracias
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