Marcos María Esquivel
Vi las manifestaciones, que se convocaron por la temática del
infame encierro al que nos someten con la excusa del COVID19. Desde mi
provincia no podía más que desear estar allí. Más allá de la mezcla que se
evidenciaba en la convocatoria había gran cantidad de camaradas que acudieron
convencidos del evidente peligro que se cierne sobre la Patria. Fue como tal
una válida reacción ante el desastre que se avizora a muy corto plazo y de lo
que solo vivimos los prolegómenos.
Dado que es mucho lo que falta y que se aceleran los tiempos,
es necesario según mi humilde saber y entender, y visto desde afuera y desde
lejos, pulir ciertas cosas, absolutamente necesarias para que la gente entienda
bien la protesta y el reclamo y para evitar que los mercenarios del micrófono,
la lacra del periodismo, termine tergiversando
todo y sometiéndonos al ridículo y a la burla.
Primeramente saber por qué se protesta y contra quien se
protesta y ello porque hay una protesta reivindicativa sobre los efectos
inmediatos del encierro, que era reclamar por el final del mismo con ideas
fuerza bien concretas y simples así como entendibles para la mayoría que ya
está absolutamente harta de la cuarentena y de los delincuentes de la política que la
promueven. Lo cual es lo que aconseja el sentido común.
Otra cosa es enfrascarse en las causas del mismo que se
tornan difusas para el vulgo carente de formación y de lecturas al respecto y más
aún pasados por el tamiz de los payasos de los medios prestos a tratar de
convertirnos en los dementes anti-cuarentena, partidarios de teorizaciones
aberrantes.
Lo primero es lo lógico y lo que hay que repetir. Con un
mensaje univoco, con una conducción unificada y con consignas simples. La
realidad da para eso como nunca: trabajadores parados cuando no despedidos,
comerciantes fundidos, gente que se ganaba el mango convertidos en planeros,
compatriotas impedidos en viajar para cuestiones esenciales. Vigilancia mediática
ilegal así como trabas inconstitucionales y gobierno autocrático por DNU e
interminable etcétera. Hay material de sobra para plantear reivindicaciones
caras a un gran conjunto de la población y de manera inteligente.
Creo también que es necesario por ahora dejar para otros
momentos las tesis sobre el porqué de la cuarentena, sobre la causa de la
pandemia, el origen del COVID19, la eficacia de las vacunas y de la medicina o
farmacopea actual, y las diversas tesis conspirativas o no al respecto. Darse
cuenta de lo inmediatamente necesario y dejar para otro momento lo de fondo.
Pero previamente deberá bajarse un discurso político
homogéneo tanto para adentro como para afuera dejando de lado, las tesis
aberrantes, el conspiracionismo el profetismo y el providencialismo. Entiendo
por esto
Las teorías seudocientíficas que nos remontan a los tiempos
anteriores a Copérnico, la creencia que todo obedece a una conspiración
perfecta y cerrada con conspiradores que van desde los Iluminati a los antiguos
astronautas sumerios, la historieta de que todo está ya escrito en profecías
que nos adelantan que está también todo definido de antemano o la idea que no
hay que hacer nada porque son tiempos postreros y que ya viene Cristo a
salvarnos. Teorías todas estas que nos hacen ver como un grupúsculo manicomial
y un bocado apetitoso para la prensa basura. Va a ser difícil pero
indispensable