martes, 28 de agosto de 2018

LA CRISIS EXPLICADA PARA SUBNORMALES



Los especulador, perdón, los inversores, trajeron dólares a la Argentina, los cambiaron por pesos aprovechando las estratosféricas tasas de interés que pagaba el Banco Central, y hace unos meses, quieren volver al dólar porque saben que la burbuja está a punto de estallar.
Mugricio Macri y su banda fomentaron la operatoria al quitar todas las restricciones a los llamados "capitales golondrina".
Para poder devolverle a los especula, perdón, inversores, el gobierno tuvo que pedirle prestado al FMI y en los ocho meses que llevamos de este año, más de 20.000 millones de dólares, volaron de la Argentina pero la deuda sigue creciendo.
En todo esto, nada tienen que ver las fotocopias de Centeno, ni las bóvedas, ni los bolsos, ni los allanamientos-show. La pantomima de las fotocopias sirve durante un tiempito para distraer, para narcotizar, pero no mucho más.
Las Lebacs, eran una deuda en pesos, pero como los acreedores quieren dólares, habrá que ir dolarizándolas, y como el Tesoro no tiene dólares, la corrida sigue y sigue, los precios internos se disparan, los ajustes no se detienen, y el país entra en recesión. Así de simple.
La "década ganada" habrá hecho lo suyo, sin dudas, pero el "gobierno de los CEOs" (esos que están acostumbrados a jugar con cartas marcadas), no puede mirar para otro lado. Los melconian, prat-gay, caputo, sturzenegger, aranguren, etc, fueron puestos en los cargos por sus anteriores jefes (JP Morgan, Deutsche Bank, Shell, etc.) para asegurarse el cobro, no para activar la economía. Parafraseando a los españoles ("nadie da duros a tres pesetas) podríamos decir que "nadie da dólares a diez pesos". El actual gobierno aumentó la deuda en más de 100.000 millones de dólares, pero no vemos nuevos hospitales, ni rutas, ni ferrocarriles, ni escuelas, ni defensa, ni nada. ¿Dónde están esos 100.000 millones?
Tal vez, en diez años aparezcan las fotocopias de los cuadernos de la peluquera de Juliana Awada para explicarlo...

Nestor Daniel Veiga Gomez

jueves, 9 de agosto de 2018

FEOS, SUCIOS Y MALOS

"...inmunda militancia pro muerte"
El Poder Mundial perdió una batalla con el rechazo de la despenalización del aborto. Tanto el gobierno servil y títere de Macri, como la indeciblemente inmunda militancia pro muerte vienen por mas. Un gobierno y una militancia que solo les cabe el titulo de una película de Hetore Scola: Feos, Sucios y Malos
El capitalismo global no va a permitir que nos salgamos con la nuestra, ya el presidente como Marcos Peña anuncian una trapisonda para contrabandear la despenalización  basados en la cacareada reforma al Código Penal. Veremos como pinta la cosa
 Les salio mal en el Senado (la ley de por si era un mamarracho) y harán lo necesario para cumplir con las ordenes que tienen. Tanto ellos como los grupos de la izquierda posmo, financiados por millones de dólares ingleses y norteamericanos, trabajan para el mismo amo: La oligarquía financiera internacional, empeñada en reducir la natalidad: por algo existe el memorándum 200, las recomendaciones del Banco Mundial de la ONU y del FMI e interminable lista de millonarias ONG que laboran a tiempo completo con esa finalidad.
Creo que nunca como hoy ha quedado en evidencia que la izquierda se ha transformado en aparato cultural y tropa de asalto del imperialismo una vulgar operación de falsa bandera, una consecuencia de la "resignificación" como gustan designarla ellos.  Un elemento de presión de los países centrales y los centros de poder para imponer políticas demográficas acordes con sus planes a futuro, de maximizar ganancias y minimizar gastos aunque sea sobre millones de cadaveres como nos tienen acostumbrados.
 A propósito de esto hurgando en las redes sociales hemos extráido del muro de un comunista stalinista esta interesante observación, que no solo identifica claramente el giro que ha tomado hoy la izquierda sino que edemas apoya en el tema al capitalismo por ser en esto (aborto) "progresista". Toda una perlita que confirma por boca de ellos lo que venimos afirmando del tema del control natal y aborto y de la zurda que lo apoya fanáticamente.

"El debate sobre el aborto gira en torno a la narrativa feminista o la pro-vida, supuestamente. En realidad hay un problema de fondo y ninguno de estos dos títeres corta ni pincha. El principal actor que motoriza la campaña del aborto en todo el mundo es el gran Capital. No tiene nada de malo admitirlo, es la verdad, el que diga otra cosa está mintiendo o es ignorante. No todo lo que toca el Capital es malo, en este caso se cumple un papel progresista (legalizar el aborto). Está en las recomendaciones del acuerdo del FMI que firmó Macri, esta en la letra chica del Banco Mundial, en la OMC, etc. está en las recomendaciones de la ONU y el G20 para el Estado Argentino. En fin, todos los organismos gubernamentales y de finanzas internacionales están comprometidos en la legalización. La izquierda progre en matrimonio con el Capital financiero, como marido y mujer, juegan en equipo siempre, pero esta vez no cumplen un papel reaccionario, sino progresista, tiene que ver con un abanico de factores, explicados por los documentos de los organismos mencionados y otro tanto por el informe Kissinger. Lo que no explican oficialmente, pero si lo hacen economistas heterodoxos, es lo mas importante, y es que las “soluciones prácticas” de los capitalistas están motivadas por un problema social de fondo. La precarización laboral que crece al compás de la eliminación de puestos de trabajo es una realidad mundial, y tiene que ver con el aborto porque los pobres se reproducen tres veces más rápido que la población ocupada laboralmente. El economista marxista Anwar Shaikh el año pasado en una entrevista con la revista Crisis arrojó ejemplos que no son nada puntuales sino generales. Hay una pérdida de trabajo generalizada en todo el mundo, tiene que ver con el problema del aumento de la productividad como consecuencia de la maquinización y desarrollo de las nuevas tecnologías y robotización que hace "inevitable y deseable una reducción drástica" de puestos de trabajo. Los capitalistas y sus economistas ortodoxos no son sociólogos, son simples "técnicos" y ven la cuestión en números, no les preocupa en nada este problema, total con una izquierda destrozada por idioteces culturales, los pueblos no van a tener mecanismos de defensa para salir a pelear por sus intereses materiales y a lo máximo que aspiran es a votar a la derecha populista como ya pasa en el primer mundo, los votan atraídos por un discurso coherente en lo cultural-social y de proteccionismo económico.
Según la OIT la tasa de participación en el mercado laboral viene bajando ininterrumpidamente desde hace casi dos décadas en un contexto de desigualdad creciente. Bill Gates, Mark Zuckerberg (primero y quinto en el ranking de Forbes) apoyan la política de un "Ingreso básico universal" como solución a la destrucción del trabajo. Va un poco en la misma línea que la CTEP en Argentina , es lo mismo que pide el movimiento de desocupados.(*)
Esto parece muy bonito, pero quien va a pagar ese ingreso? Si precisamente la radicalización ultra liberal del capital financiero nos propone un Estado subsidiario que se ocupe nada más que de seguridad y justicia, ja ja ja, va a haber un problema muy grande en las décadas futuras, lo vamos a poder ver, y si no hacemos algo para aniquilar a la izquierda posmoderna y reemplazarla por una izquierda madura que luche por causas reales, vamos a condenar a nuestros hijos, nietos y vaya a saber cuántas generaciones más, al sufrimiento y al desempleo permanente."
https://www.facebook.com/condottieri.rosso/posts/1907385455967145

(*)Vease para esto: https://redpatrioticargentina.blogspot.com/2017/03/futuro-imperfecto.html
La nota es nuestra

domingo, 5 de agosto de 2018

EL IMPERIALISMO NORTEAMERICANO


 Ricardo Curutchet



No cederemos a la tentación de aventurarnos por los sinuosos caminos de la filosofía de la historia, para tratar de explicar la función que los Estados Unidos de América cumplen contemporáneamente.
Hay, por supuesto, razones físicas y metafísicas, políticas y metapolíticas, que condicionan los acontecimientos y que impulsan a esta inmensa nación a destruir la cultura que la originó y el orden que heredó.
Lo que ahora deseamos comentar es el aspecto ético de su gestión, ya que éste es el terreno que la clase dirigente norteamericana ha elegido para relacionarse con el resto del universo.
Los Estados Unidos fundaron su identidad nacional en un imperialismo tosco e infértil, que ninguna consideración ideológica hizo variar nunca. Después de haber cercenado el territorio de Méjico, se complacieron en imponerle un régimen izquierdista y ateo de vida perenne; tras ello se ensañaron con los restos del Imperio español en tierras calientes, humillaron a Colombia engendrando a Panamá, prostituyeron a Cuba financiándoles luego la reacción marxista-leninista que la rige desde hace veinte años, manosearon sin pudor a toda Centroamérica y le echaron la semilla de su actual anarquía; amenazaron, invadieron, corrompieron, conspiraron, explotaron y mintieron.
Prepotentes, crearon la diplomacia del «big stick», para que no dejara de hacerse carne en los hispanoamericanos y, especialmente, en los europeos, la doctrina de que el hemisferio que hablaba español era su feudo. Falaces, forzaron su entrada en la última gran guerra; estultos, destrozaron el imperio francés para luego entregarlo al marxismo; traidores, armaron al comunismo contra Europa y el mundo cristiano; sensuales, inundaron con su potencia financiera el viejo continente, alzándose con su aparato productivo; insidiosos, idearon la Alianza para el Progreso, entronizando en Latinoamérica a oligarquías «snobs» y de cuño izquierdista; homicidas, arrasaron dos ciudades abiertas y cientos de miles de seres humanos de una nación ya postrada, inaugurando tétricamente con sus bombas atómicas una nueva etapa en la historia de la muerte sobre la tierra; bárbaros, invadieron a Occidente con su decadencia moral, con su humanismo del goce, con su puritanismo gélido, con su estúpido paganismo.
Destruyeron sin reconstruir, desplazaron sin reemplazar, ocuparon sin perseverar, combatieron sin creer, y dieron comienzo a un nuevo ciclo sobre cuyo nombre los especialistas no se han puesto de acuerdo, pero sobre cuyas características no hay porqué forjar esperanza alguna. Un escueto, duro y frío racionalismo manejado por computadoras que concluirá en un hormiguero sin hombres, es la herencia que dejarán los Estados Unidos en lugar de la inmensa riqueza occidental, que con crisis y contradicciones, aún subsistía a la hora en que irrumpieron en la historia.
Esta ética cartesiana y revolucionaria, este nuevo decálogo que los Estados Unidos quieren imponer en lugar del sentido común, del derecho natural y del sentido jurídico humanista tradicional, es la expresión de la civilización norteamericana que se extiende por todo el orbe no dominado aún por el comunismo.
A este humanismo postrero, a esta agonía occidental, le han llamado «derechos humanos». Los reales derechos humanos, animados por una substancialidad tan profunda como la esencia del hombre, no son, en la versión norteamericana, más que las prerrogativas del individuo contra el orden objetivo, contra la sociedad y contra la naturaleza. Es decir atienden principalmente al privilegio que parece asistirle a los revolucionarios para atentar contra un estado de cosas determinado. Esta ética proviene de un subjetivismo irremediable; porque así como el derecho liberal surge para defender al burgués y el socialista supuestamente para proteger al proletario –ambos con desprecio de la verdadera justicia–, este nuevo derecho, impuesto por la fuerza en nombre de un futurible cultural, asiste al revolucionario armado, al guerrillero que le franquea el camino a esa civilización cuyas primeras luces ya vislumbramos en forma de incendios y aberraciones morales.
Los Estados Unidos de América, adalides de la destrucción atómica, invasores de pueblos jóvenes y destructores de culturas antiguas, abanderados del aborto y promotores del inmoralismo universal, carecen de títulos legítimos para pretender regir el mundo con su ética huera, tan mediocre como hipócrita. Todas sus acusaciones deben ser objeto, por consiguiente, del más categórico rechazo, no del silencio con que, en definitiva, se las consiente.

* En “Revista Cabildo”, 2ª época – Año IV – N° 31, febrero de 1980.