REPORTAJE A ALAIN DE BENOIST
Boulevard Voltaire: Desde hace más de 10 días ya, Francia ha estado viviendo en la Era de los Chalecos Amarillos y las opiniones sobre el fenómeno se nos acumulan. ¿Flor de un día o una tendencia que va a ir a más? ¿Es otra Grand Jacquerie? ¿Otra Fronda?
CONTRA EL PODER MUNDIAL |
Alain de Benoist: Hace ya cinco años, por estas fechas, el 23 de noviembre de 2013 para ser exactos, me preguntaron por el movimiento de los Gorros Rojos. En aquel momento les señalé a ustedes el hecho de que “todas las protestas y rebeliones de alguna magnitud como las que estamos viendo hoy, nacen en los márgenes, fuera de lo aceptado y aceptable, lejos de los partidos y sindicatos que ya no son capaces de representar o defender las aspiraciones de la gente”. Mi conclusión fue ésta “sólo un lema; gorros rojos en todas partes”. Bien, aquí estamos, los chalecos amarillos son esos gorros rojos en todas partes. Tras muchos años de humillación, empobrecimiento y exclusión social y cultural, el pueblo francés simplemente ha vuelto a hablar
Aunque las clases bajas y medias bajas sean los que llevan la voz cantante, lo cual le da a este movimiento una dimensión de clase extraordinaria, los chalecos amarillos vienen de muchos sectores diferentes. Juntan a jóvenes y viejos, a campesinos y a hombres de negocios, a oficinistas y trabajadores manuales y a directivos. También mujeres y hombres…Pienso en esos pensionistas septuagenarios que no han dudado, a pesar del frío, en dormir en sus coches para que las barricadas se pudieran aguantar día y noche. Gente a la que no le importa la Derecha o la Izquierda y que en su mayoría no han participado en política pero que pelean en base a lo que tienen en común; la sensación de ser tratados como ciudadanos de segunda clase por la casta mediática, considerados explotables y a la merced de la oligarquía depredadora de los ricos y poderosos, nunca se cuenta con ellos pero siempre se les engaña. Por supuesto son los chivos expiatorios, los desperdicios de Francia, esta Francia de las periferias que hoy es sin duda lo más francés de Francia pero que aún así siempre se abandona para ser víctimas del desempleo, los sueldos menguantes, la inseguridad, el tener que cambiar de ciudad, la inmigración, etc. Después de años de paciencia infinita han terminado por decir “¡BASTA!”. Eso es el movimiento de los chalecos amarillos. Les respeto a todos ellos
Boulevard Voltaire: ¿Qué es lo que más le llama la atención de este movimiento?
Alain de Benoist: Dos cosas. La primera y la más importante, es la naturaleza espontánea del movimiento porque eso es lo que más asusta a las autoridades, que no saben con quién tienen que hablar y también a los partidos y sindicatos que descubren con asombro que un millón de hombres y mujeres pueden mobilizar y desatar un movimiento solidario como pocas veces se ha visto, el 78% de los franceses les apoyan, sin haber tenido que pensar como apelar a la gente. Los chalecos amarillos son el ejemplo perfecto de una autoorganización popular. Sin líderes, ni pequeños ni grandes, ni césares ni tribunos, sólo el pueblo. Es Populismo en estado puro. No el populismo de los partidos o movimientos que se dicen populistas sino lo que Vincent Coussedière llama “el populismo del pueblo”. Frondeurs, sans-culottes, communards…no importa que etiqueta quieras colocarles. La gente de los chalecos amarillos no han designado a alguien para que hable por ellos. Se han ubicado a sí mismos como sujeto histórico, y por tanto, han de ser aprobados y apoyados.
SOLO CON LA TRICOLOR |
Otra cosa que me ha llamado mucho la atención es el discurso de odio que se ha hecho contra los chalecos amarillos por parte de los partidarios de la ideología dominante, esa triste alianza de tecnócratas afectados y los mercados financieros. Basura blanca, estúpidos, empollones…Todas esas palabras se oyen mucho, por no mencionar “camisas pardas”, que también se ha oído. Lean las cartas de los lectores de Le Monde y escuchen a la izquierda moralista y a la derecha educada. Hasta ahora se han controlado pero ya no lo van a hacer. Se han dejado llevar, expresando su arrogancia y su snobismo clasista de la manera más obscena, al tiempo que se asustaban por que los mendigos les ninguneaban. Después de la enorme manifestación en París ya no tienen coraje de decirle a esos que se quejan por el precio de la gasolina que lo único que han de hacer es comprarse un coche eléctrico, la versión moderna de “pues que coman pasteles”. Cuando la gente llena las calles de la capital, se destapan como lo que son. Si expresan su odio descarnado hacia esta Francia popular, la Francia de Johnny que sólo fuma cigarrillos y conduce diesel, de la Francia que no es lo suficientemente diversa, excesivamente francesa, esos que Macron describe como analfabetos y vagos que quieren irse de putas. Por resumir, la gente que sabe que tiene sus días contados.
Boulevard Voltaire: Podemos ver como empezó el movimiento pero no está muy claro como va a terminar, suponiendo que termine. ¿Hay elementos para que esta revuelta se traduzca a términos políticos?
Alain de Benoist: El problema no surge en estos términos. Estamos en medio de una nueva tendencia que no va a desaparecer porque es el resultado de una situación histórica destinada a durar. La cuestión de la gasolina ha sido simplemente la gota que colma el vaso o más bien la gota de gasolina que hace explotar la lata. Ahora mismo las exigencias reales son “¡Macrón, dimisión!”. En el futuro inmediato el gobierno maniobrará como siempre; represión difamación, desacreditar, dividir y esperar a que se resuelva solo. Puede que lo haga pero las causas permanecerán ahí. Con los chalecos amarillos Francia ha llegado a un estado prerrevolucionario. Si se radicalizan aún más, mejor. Si no, esto será una señal de alerta de las más grandes. Será algo que merezca repetirse. En Italia el Movimiento Cinco Estrellas, que también nació de “un día de furia”, está ahora en el poder. En Francia la explosión final tendrá lugar en menos de diez años.
http://disidencia.info/populismo-en-estado-puro-alain-de-benoist-sobre-los-chalecos-amarillos/
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