La "gilada" de izquierda mano de obra del capitalismo global |
Muchas
veces se acusa al "marxismo", especialmente a la Escuela de Frankfurt y
sus continuadores, de la promoción de causas como el aborto y la
destrucción de la familia tradicional, entre otras, y se oculta de esa
manera que es el capitalismo, y no el "marxismo", el principall interesado y financista de las mismas.
Esos "intelectuales" trabajan -bien pagos- para universidades e
instituciones (como la Fundación Rockefeller) sostenidas por la
plutocracia internacional. Y a los "militantes" de izquierda, que son
la mano de obra barata , les hacen creer que están haciendo la
"revolución".
Muy bien explicado por el autor de la siguiente nota:
Con
el triunfo del capitalismo, el odio al pobre azuzado por los
malthusianos cristaliza –lo mismo en regímenes totalitarios que
democráticos– en las más atroces prácticas eugenésicas, financiadas por
los más conspicuos apellidos plutocráticos, de Ford a Rockefeller.
Es la época en la que la feminista Margaret Sanger proclama tan campante que “lo más misericordioso que una familia humilde puede hacer por uno de sus miembros más pequeños es matarlo”. Pero, tras la Segunda Guerra Mundial, la eugenesia se convierte, por arte de birlibirloque, en una práctica de tufillo nazi.
El
capitalismo tuvo entonces que ingeniárselas para hallar otro método
antinatalista más moderadito que impidiera que los pobres acaparasen los
recursos naturales (tal como exige el Informe Kissinger, ese portento del pensamiento ilustrado).
Había
que conseguir que los trabajadores flojearan en la defensa de sus
derechos (derecho a un salario digno, derecho a un trabajo estable,
derecho a permanecer en su tierra), para lo que había que empezar – como
había pedido Mill – destruyendo la institución familiar.
Y
tal destrucción se hizo fomentando la inmoralidad y la promiscuidad,
exaltando aquella religión erótica profetizada por Chesterton, que a la
vez que exalta la lujuria prohíbe la fecundidad.
Rockefeller
III (¡otro ilustrado tremendo!) diseñará una estrategia muy astuta,
eficaz y barata, consistente en “empoderar” a las mujeres (y luego a los
homosexuales) con las viejas ideas del pensamiento ilustrado
(rebozaditas de “teorías de género”), para convertirlas en
cipayas del capitalismo globalizado en su lucha contra la procreación,
pero haciéndoles creer además (risum teneatis) que luchan por la
libertad, la razón y la felicidad humanas.
Evidentemente,
a los plutócratas que financian el antinatalismo, de Rockefeller a Bill
Gates, lo mismo que a sus mamporreros, de Kissinger a la bruja Hilaria,
sólo les preocupa la libertad desenfrenada del Dinero: esa libertad que
obliga a la niñera del profesor Fernández Liria a vivir separada de sus
hijos; y que, sin embargo (anverso y reverso de una misma moneda), a
otras mujeres les permite no concebirlos, o arrancárselos de su vientre.
El
mal puede hacer daño descaradamente a algunos; pero, si desea
imponerse, a otros muchos tiene que halagarlos y hacerles creer que
busca su bien, como hacía el Gran Inquisidor de Dostoievski: “Nosotros
les enseñaremos que la felicidad infantil es la más deliciosa. (…)
Desde luego, los haremos trabajar, pero organizaremos su vida de modo
que en las horas de recreo jueguen como niños entre cantos y danzas.
Incluso les permitiremos pecar, ya que son débiles, y por esta concesión
nos profesarán un amor infantil. Y ellos nos mirarán como bienhechores
al ver que nos hacemos responsables de sus pecados. Y ya nunca tendrán
secretos para nosotros”.
Para
luchar contra el mal hay que empezar renegando de sus sobornos. Toda
lucha anticapitalista que –como hace Podemos-- se aferra a los sobornos
del capitalismo es una pantomima infantil y aspaventera, puro
colaboracionismo con el mal.
Juan Manuel de Prada
(ABC, 23 de julio de 2016)
1 comentario:
Excelente.
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