En
estos días, en la versión local de "Davos", acá nombrada como "Nabos",
se está urdiendo la entrega más colosal de la historia argentina, esto
es, el petróleo de la Cuenca de Malvinas, segunda reserva petrolera del
planeta. Para ello, tenemos el honor de contar con la visita del
Vicecanciller de Gran Bretaña, con poderes absolutos de la Casa de
Windsor, para negociar todo lo que sea negociable. Esto es, de
soberanía, ni hablar. Never in the puta life.
Para
tales siniestros fines, la casta gobernante, ha operado con diligencia,
forzando al Ministro de Energía (Minería y Petróleo), a mal vender sus
acciones de la Shell. Liberado de este trámite burocrático, sin que el
punto -enorme-, hubiera sido siquiera insinuado en su pobre campaña
electoral, darán forma a la traición, esto es, aventurándose, valga el
juego de palabras, en un delirante joint venture con el usurpador
colonial, cediendo territorio continental en las cosas australes de la
Patagonia, para la instalación de bases "mixtas", esto es, cesión de
tierras costeras a Gran Bretaña, para que el acopio se de crudo y su
eventual destilado, se haga en territorio patrio, cedido de forma casi
perpetua al invasor colonial. Sobre el punto, la necesidad perentoria de
las bases en territorio continental de la Argentina, nos hemos
explayado en extenso en la nota siguiente -La batalla por el petróleo
argentino-, a partir de las investigaciones y el informe de Lord
Schackleton, de 1975.
La
inexistente oposición, la prensa canalla, el peronismo en fuga, en su
versión populista, rumbo a la cárcel, deliberará tan sólo para definir
cuál es su precio, no mucho más que eso. El desmembrado y heterodoxo
movimiento de Veteranos, tocado por la reciente operación de
inteligencia contra el Mayor Gómez Centurión, funcional, en definitiva, a
esta cáfila de perduellis, poco y nada opondrá como resistencia
orgánica. La izquierda, irrelevante, hará algún tipo de protesta, para
pasar a cobrar la actuación por caja de empleados, así como otro tanto
las centrales obreras, nada que incomode, leerán un comunicado. El
nacionalismo de papel maché, de desgañitará con peroratas en la
encerrona de sus capillas ardientes, en el autismo que tan bien les
sienta.
Todo
ocurrirá entre gallos y medianoches, como se urden todas las
traiciones, en las sombras, a los apurones, evitando cualquier tipo de
reacción popular, protesta multitudinaria, silbatinas o abucheos,
cánticos, en las canchas de fútbol ("el que no salta es un traidor", o
cosas por el estilo). Así como en los 90 precisaron de los Kirchner,
Menem, Cavallo, Manzano, para privatizar YPF, esta vez la traición se
perpetrará por parte del poder conservador. El gobierno de los CEO, la
élite desvariada del decadente capitalismo criollo (sic), sin
intermediación ni necesidad de un golpe militar o de un partido popular
travestido. Aceptar sin resistir tal estado de las cosas, impone la
condena moral de sumir a la Argentina en una servidumbre de la cual no
habrá retorno posible.
La historia, implacable, se hará cargo de los traidores.
(en la Antigua Roma, se tildaba de perduellis a los traidores a la Patria; obra con el mismo título, del investigador y periodista nacionalista, José Luis Torres
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Referencias
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