Un grupo de ciudadanos platenses decidimos formar un movimiento político a nivel local, bautizado “ASAMBLEA NACIONALISTA PLATENSE”. Lo mismo está ocurriendo en otras ciudades capitales del país, como Santiago del Estero, Tucumán, Mendoza, San Luis y muchos otros lugares donde también se están reuniendo ciudadanos para conformar un movimiento político.
Una profunda preocupación por la acentuada y grave decadencia en que se encuentra sumergida nuestra querida Patria Argentina, nos ha unido. No hacen falta muchos estudios para darnos cuenta de que estamos mal, de que vivimos en una sociedad enferma que nos afecta a todos directa o indirectamente. Estamos mal.
Si seguimos por este camino, dentro de muy poco tiempo esa enfermedad se convertirá en una gigantesca metástasis, un cáncer que acabará con nuestra sociedad, causando la muerte de este paciente. Si no aplicamos la medicina correcta, un día nos daremos cuenta de esa desagradable noticia.
No vemos que los Partidos Políticos sirvan para buscar el Bien Común, o que tengan la intención de hacerlo, ni siquiera las capacidades, salvo alguna honrosa excepción. Necesitamos el remedio adecuado y alguien que lo suministre de forma correcta. Los Partidos, llenos de ideologías y de sus consecuencias, no son capaces de descubrir la enfermedad, ni saber de qué enfermedad se trata, y por eso se equivocan en el diagnóstico. Y lo peor: confunden la enfermedad con la salud, llaman bien al mal, y fomentan hasta la creación intencional de una epidemia, que es lo que nos ataca hoy en una continuidad que abarca los últimos 25 años.
Esta triste realidad es la que nos está llevando a la desaparición de la Nación Argentina, como está ocurriendo en el terreno de la defensa nacional. Las políticas que aplicaron los gobiernos desde el año 1983 en adelante han ido minando los fundamentos espirituales, morales y naturales de las Fuerzas Armadas y de Seguridad; vaciándolas del espíritu sanmartiniano que las caracterizaba y volviéndolas inútiles para defender la soberanía nacional. Es que en el contexto político que rige en la Argentina, no podría haber sido de otra manera, ya que el sistema al cual estamos adheridos es por naturaleza perverso. Su filosofía, nacida de la Revolución Francesa, es relativista, atea, y se manifiesta en el liberalismo y el marxismo, que son las dos formas del materialismo. Es decir que el régimen tiene dos caras, una liberal y la otra izquierdista y un sólo patrón: la Plutocracia Internacional, llamada hoy Nuevo Orden Mundial. Este no tiene patria, pero sin embargo tiene su base de operaciones en los Estados Unidos de Norteamérica, cuyos gobernantes no son otra cosa que meros empleados de esos plutócratas. Y casi toda la clase política argentina que nos gobierna actualmente, ya nos gobernaron, y los que vendrán -si no se produce el cambio que proponemos- solo serán mandatarios de esos poderes extranjeros; sin distinción del color ideológico que sean: da lo mismo liberales o marxistas.
Si analizamos algún sector de la vida nacional podemos notar, cómo los empleados de plutócratas que ocupan cargos en el Gobierno siguen las instrucciones que le vienen impuestas de ese superpoder mundial. Así, en el campo de lo económico, todas las medidas que se instrumentan lo son siguiendo las directivas establecidas, sin la menor participación nacional en su elaboración.
De este modo, por ejemplo, debemos acatar la legislación de entidades financieras nacida en la época del Proceso, o la derogación de la Ley de Subversión Económica hecha en la etapa democrática. Recordemos además que la República Argentina ha debido abandonar su desarrollo nuclear; al igual que su muy avanzada industria bélica. Se ha desprendido de la industria del petróleo; ha puesto en manos extranjeras represas hidroeléctricas de gran importancia económico estratégica; ha malvendido a precios viles, las grandes empresas de servicios públicos, con la excusa de que las empresas mal vendidas no dieran más pérdidas. Esto es su casi total aniquilamiento.
Era una realidad que el Estado estaba enfermo. Pero en lugar de sanarlo, lo mataron. Y así, hoy el Estado no cumple en lo más mínimo con sus funciones específicas. Ha desaparecido su función primordial de Autoridad. Ha quedado la sociedad en plena libertad de pensar y hacer lo que quiera, influenciada por aquello de que la libertad del hombre no puede tener tutores de ninguna naturaleza; según sus falsos intelectuales, el orden jerárquico anula las potencias y sobre todo la libertad del hombre. El hombre se puede dirigir solo. Es la anarquía enemiga de todo orden natural, no aceptando ninguna norma objetiva que dirija su conducta sino guiarse solo por su parecer. Entonces surgen una cantidad millonaria de pareceres, que conducen a la disgregación social, al punto de que como no existirían ideales objetivos que unan a los argentinos para que juntos piensen y dirijan su destino, no se hace otra cosa que disgregar, dividir, disolver. De ese modo nos transforman en presa fácil de los poderes antinacionales para que realicen sin oposición sus objetivos.
Y ustedes se preguntarán, cómo se relaciona esta posición con las Elecciones que vivimos hace pocos días; ya que parecería que hay una cierta unión entre los argentinos al votar para que un candidato nos gobierne. Sin embargo, esta supuesta uniformidad electoral no es más que una ficticia aprobación que fue lograda por engaños y especialmente usando un poderoso y costosísimo sistema mediático con el que lavan el cerebro a los argentinos induciendo a votar por tal o cual candidato como si fuera un producto comercial. Esto, es subestimar al pueblo y reducirlo a un mero instrumento electoral que, al día siguiente de las elecciones, nadie recuerda. Nadie cumplirá las promesas preelectorales. Por eso los argentinos nos sentimos, una vez más, defraudados; y así hasta la próxima elección, en que volverá a repetirse el diabólico ciclo.
Este es a grandes rasgos el panorama político social que hoy padecemos los argentinos y nada nos lleva a pensar, que éste sistema pueda producir el cambio profundo que necesita nuestra querida Patria.
Pero tenemos una propuesta. Nuestro movimiento, que es católico y nacionalista, tiene como objetivo, como es natural en cualquier movimiento político, lograr el poder; ¿para qué?, para restaurar la sociedad argentina en Cristo Rey.
Hoy por hoy, lamentablemente, somos una sociedad enferma, y es imperioso sanarla; y ¿cómo se consigue?, recurriendo a la Verdad, y Nuestro Señor Jesucristo es la Verdad. Debemos pasar de una sociedad antropocéntrica a una Cristocéntrica, como nos enseñara nuestro mártir Jordán Bruno Genta.
¿Cómo se instrumenta? Con la supresión del sistema de representación partidaria y el sufragio universal; donde se afilian algunas pocas personas que carecen de la posibilidad de opinar y de votar, puesto que la lista de candidatos que formarán parte de las boletas electorales saldrán de una simple y “antidemocrática” elección entre un puñado de máximos dirigentes que son los “dueños” del Partido. Queda así al descubierto la falsedad del sistema. Un ejemplo de ello fue la elección de la señora Cristina Fernández como candidata a presidente, por su marido.
Debe establecerse como sistema de representación el régimen corporativo, que es el modo natural de integración del hombre en la sociedad. Todos, absolutamente todos pertenecemos, en razón de nuestra actividad laboral, profesional, artística, deportiva, vecinal, o ciudadana a algún gremio o sociedad, donde desarrollamos nuestra actividad cotidiana, y conocemos a nuestros compañeros o colegas, por tratarlos diariamente. En esos ámbitos logramos satisfacer nuestros intereses particulares y, a la vez, existiendo comunidad de intereses con los demás, se procura conseguirlos en forma conjunta, siendo esto unitivo y saludable a sus miembros. A partir de ellos, surgirán los futuros gobernantes y también los controladores de esos gobernantes.
Debemos llenar el vacío que existe hoy en la Argentina, donde a pesar de que los legisladores debieran ser los representantes del pueblo, representan solamente los intereses del partido político al que pertenecen, dejando desprotegidos a los ciudadanos, debido a la cláusula constitucional que reza: “el pueblo no delibera ni gobierna sino a través de sus representantes”.
Para dar solución adecuada a estos graves problemas, tenemos a nuestro alcance la Doctrina Social de la Iglesia, que abarca los principios y criterios para promover un humanismo integral y solidario. Sin duda es el único medio idóneo que nos permitirá lograr el tan buscado Bien Común.
Queridos compatriotas, esto es una brevísima síntesis de la dolorosa realidad argentina, que no cabe duda debemos cambiar y pronto, de manera que los invitamos, primero, a reflexionar, y luego a tomar una decisión; una alternativa podrá ser conformarnos con la enfermedad, no darle importancia, lo que producirá inexorablemente la muerte; la otra, poner toda nuestra voluntad y capacidades al servicio de la restauración de la Patria. Otro camino no nos queda.
La Patria necesita de sus mejores hijos, que los tiene. Es un deber intentarlo, y ahora es el momento propicio. Lograrlo es un deber.
Gritemos con fervor:
ADELANTE, VIVA LA PATRIA, VIVA CRISTO REY.
Una profunda preocupación por la acentuada y grave decadencia en que se encuentra sumergida nuestra querida Patria Argentina, nos ha unido. No hacen falta muchos estudios para darnos cuenta de que estamos mal, de que vivimos en una sociedad enferma que nos afecta a todos directa o indirectamente. Estamos mal.
Si seguimos por este camino, dentro de muy poco tiempo esa enfermedad se convertirá en una gigantesca metástasis, un cáncer que acabará con nuestra sociedad, causando la muerte de este paciente. Si no aplicamos la medicina correcta, un día nos daremos cuenta de esa desagradable noticia.
No vemos que los Partidos Políticos sirvan para buscar el Bien Común, o que tengan la intención de hacerlo, ni siquiera las capacidades, salvo alguna honrosa excepción. Necesitamos el remedio adecuado y alguien que lo suministre de forma correcta. Los Partidos, llenos de ideologías y de sus consecuencias, no son capaces de descubrir la enfermedad, ni saber de qué enfermedad se trata, y por eso se equivocan en el diagnóstico. Y lo peor: confunden la enfermedad con la salud, llaman bien al mal, y fomentan hasta la creación intencional de una epidemia, que es lo que nos ataca hoy en una continuidad que abarca los últimos 25 años.
Esta triste realidad es la que nos está llevando a la desaparición de la Nación Argentina, como está ocurriendo en el terreno de la defensa nacional. Las políticas que aplicaron los gobiernos desde el año 1983 en adelante han ido minando los fundamentos espirituales, morales y naturales de las Fuerzas Armadas y de Seguridad; vaciándolas del espíritu sanmartiniano que las caracterizaba y volviéndolas inútiles para defender la soberanía nacional. Es que en el contexto político que rige en la Argentina, no podría haber sido de otra manera, ya que el sistema al cual estamos adheridos es por naturaleza perverso. Su filosofía, nacida de la Revolución Francesa, es relativista, atea, y se manifiesta en el liberalismo y el marxismo, que son las dos formas del materialismo. Es decir que el régimen tiene dos caras, una liberal y la otra izquierdista y un sólo patrón: la Plutocracia Internacional, llamada hoy Nuevo Orden Mundial. Este no tiene patria, pero sin embargo tiene su base de operaciones en los Estados Unidos de Norteamérica, cuyos gobernantes no son otra cosa que meros empleados de esos plutócratas. Y casi toda la clase política argentina que nos gobierna actualmente, ya nos gobernaron, y los que vendrán -si no se produce el cambio que proponemos- solo serán mandatarios de esos poderes extranjeros; sin distinción del color ideológico que sean: da lo mismo liberales o marxistas.
Si analizamos algún sector de la vida nacional podemos notar, cómo los empleados de plutócratas que ocupan cargos en el Gobierno siguen las instrucciones que le vienen impuestas de ese superpoder mundial. Así, en el campo de lo económico, todas las medidas que se instrumentan lo son siguiendo las directivas establecidas, sin la menor participación nacional en su elaboración.
De este modo, por ejemplo, debemos acatar la legislación de entidades financieras nacida en la época del Proceso, o la derogación de la Ley de Subversión Económica hecha en la etapa democrática. Recordemos además que la República Argentina ha debido abandonar su desarrollo nuclear; al igual que su muy avanzada industria bélica. Se ha desprendido de la industria del petróleo; ha puesto en manos extranjeras represas hidroeléctricas de gran importancia económico estratégica; ha malvendido a precios viles, las grandes empresas de servicios públicos, con la excusa de que las empresas mal vendidas no dieran más pérdidas. Esto es su casi total aniquilamiento.
Era una realidad que el Estado estaba enfermo. Pero en lugar de sanarlo, lo mataron. Y así, hoy el Estado no cumple en lo más mínimo con sus funciones específicas. Ha desaparecido su función primordial de Autoridad. Ha quedado la sociedad en plena libertad de pensar y hacer lo que quiera, influenciada por aquello de que la libertad del hombre no puede tener tutores de ninguna naturaleza; según sus falsos intelectuales, el orden jerárquico anula las potencias y sobre todo la libertad del hombre. El hombre se puede dirigir solo. Es la anarquía enemiga de todo orden natural, no aceptando ninguna norma objetiva que dirija su conducta sino guiarse solo por su parecer. Entonces surgen una cantidad millonaria de pareceres, que conducen a la disgregación social, al punto de que como no existirían ideales objetivos que unan a los argentinos para que juntos piensen y dirijan su destino, no se hace otra cosa que disgregar, dividir, disolver. De ese modo nos transforman en presa fácil de los poderes antinacionales para que realicen sin oposición sus objetivos.
Y ustedes se preguntarán, cómo se relaciona esta posición con las Elecciones que vivimos hace pocos días; ya que parecería que hay una cierta unión entre los argentinos al votar para que un candidato nos gobierne. Sin embargo, esta supuesta uniformidad electoral no es más que una ficticia aprobación que fue lograda por engaños y especialmente usando un poderoso y costosísimo sistema mediático con el que lavan el cerebro a los argentinos induciendo a votar por tal o cual candidato como si fuera un producto comercial. Esto, es subestimar al pueblo y reducirlo a un mero instrumento electoral que, al día siguiente de las elecciones, nadie recuerda. Nadie cumplirá las promesas preelectorales. Por eso los argentinos nos sentimos, una vez más, defraudados; y así hasta la próxima elección, en que volverá a repetirse el diabólico ciclo.
Este es a grandes rasgos el panorama político social que hoy padecemos los argentinos y nada nos lleva a pensar, que éste sistema pueda producir el cambio profundo que necesita nuestra querida Patria.
Pero tenemos una propuesta. Nuestro movimiento, que es católico y nacionalista, tiene como objetivo, como es natural en cualquier movimiento político, lograr el poder; ¿para qué?, para restaurar la sociedad argentina en Cristo Rey.
Hoy por hoy, lamentablemente, somos una sociedad enferma, y es imperioso sanarla; y ¿cómo se consigue?, recurriendo a la Verdad, y Nuestro Señor Jesucristo es la Verdad. Debemos pasar de una sociedad antropocéntrica a una Cristocéntrica, como nos enseñara nuestro mártir Jordán Bruno Genta.
¿Cómo se instrumenta? Con la supresión del sistema de representación partidaria y el sufragio universal; donde se afilian algunas pocas personas que carecen de la posibilidad de opinar y de votar, puesto que la lista de candidatos que formarán parte de las boletas electorales saldrán de una simple y “antidemocrática” elección entre un puñado de máximos dirigentes que son los “dueños” del Partido. Queda así al descubierto la falsedad del sistema. Un ejemplo de ello fue la elección de la señora Cristina Fernández como candidata a presidente, por su marido.
Debe establecerse como sistema de representación el régimen corporativo, que es el modo natural de integración del hombre en la sociedad. Todos, absolutamente todos pertenecemos, en razón de nuestra actividad laboral, profesional, artística, deportiva, vecinal, o ciudadana a algún gremio o sociedad, donde desarrollamos nuestra actividad cotidiana, y conocemos a nuestros compañeros o colegas, por tratarlos diariamente. En esos ámbitos logramos satisfacer nuestros intereses particulares y, a la vez, existiendo comunidad de intereses con los demás, se procura conseguirlos en forma conjunta, siendo esto unitivo y saludable a sus miembros. A partir de ellos, surgirán los futuros gobernantes y también los controladores de esos gobernantes.
Debemos llenar el vacío que existe hoy en la Argentina, donde a pesar de que los legisladores debieran ser los representantes del pueblo, representan solamente los intereses del partido político al que pertenecen, dejando desprotegidos a los ciudadanos, debido a la cláusula constitucional que reza: “el pueblo no delibera ni gobierna sino a través de sus representantes”.
Para dar solución adecuada a estos graves problemas, tenemos a nuestro alcance la Doctrina Social de la Iglesia, que abarca los principios y criterios para promover un humanismo integral y solidario. Sin duda es el único medio idóneo que nos permitirá lograr el tan buscado Bien Común.
Queridos compatriotas, esto es una brevísima síntesis de la dolorosa realidad argentina, que no cabe duda debemos cambiar y pronto, de manera que los invitamos, primero, a reflexionar, y luego a tomar una decisión; una alternativa podrá ser conformarnos con la enfermedad, no darle importancia, lo que producirá inexorablemente la muerte; la otra, poner toda nuestra voluntad y capacidades al servicio de la restauración de la Patria. Otro camino no nos queda.
La Patria necesita de sus mejores hijos, que los tiene. Es un deber intentarlo, y ahora es el momento propicio. Lograrlo es un deber.
Gritemos con fervor:
ADELANTE, VIVA LA PATRIA, VIVA CRISTO REY.
2 comentarios:
Saludos desde el Movimiento Argenlibre.
Compartimos algunas cosas, y otras estamos en desacuerdo como la discriminación a ciudadanos. Recordamos Libertades y derechos civiles, que son y no tienen ideologia.
Esperamos poder segui debatiendo y compartiendo puntos de vista
Saludos Republicanos
La verdad desconocemos cuales son los postulados de vuestro movimiento, ademas caemos en preguntarnos en que lugar sostenemos la discriminación de ciudadanos.
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