sábado, 27 de julio de 2013

LA REPÚBLICA ORGANICA

EL REGIMEN CORPORATIVO


Régimen corporativo. Un régimen connotado por este signo: corporati­vo. ¿Qué significa por tanto este úl­timo término? Etimológicamente la palabra deriva del latín Corpus-Cor­poris y Sancho Izquierdo nos dice que si en la antigüedad clásica era usada generalmente para designar la substancia material... más tarde pa­so a significar un organismo, un todo bien ordenado, un agregado de personas que constituye una socie­dad y finalmente una casta o clase, un orden, un estamento.

El principio formal de este régi­men parece ser el reconocimiento de las clases, entendidas, desde Luego, en un sentido funcional y no en el sentido arbitrario y dogmático que establece la doctrina marxista. De ahí el nombre de corporación dado a las organizaciones de clase. Este re­conocimiento proporciona una garantía al individuo, que no se encuentra así aislado frente al Estado y a su vez una garantía al Estado contra la anarquía individual. La corporación aparece así antes de toda precisión como un organismo medio, como un punto de contacto entre el individuo y el Estado que evita o atempera sus mutuas diferencias.

Históricamente, la corporación ha significado también esto. Lo que fue­ron las corporaciones medioevales, sus glorias y su decadencia, no inte­resa ahora recordarlo. El concienzu­do burgomaestre de Paris, Etienne Boileau, nos ha dejado en su Livre des nétiers una idea bastante clara de lo que representaron en aquél su tiempo las corporaciones de artes y oficios. La organización corporativa del medioevo, fundada principalmen­te en un estado individual traducido en la espontánea colaboración jerárquica de los elementos que concurren a la producción, constituye lo que podríamos llamar, en lenguaje de filó­sofo moderno, el periodo ingenuo de la organización corporativa. El cri­terio de clase existe ya, pero no como valor absoluto e irreductible, sino co­mo diferenciación de funciones. Por ello es posible que en la corporación medieval coexistan el elemento pa­tronal y el elemento obrero, sin que se susciten en su seno los conflictos a que asistimos hoy cuando se ponen en contacto los intereses de ambas partes. Es que el obrero tiene una condición jurídica dentro de ese régimen, diversa de la actual; el tipo de producción por medio del trabajo ar­tesano, manual, realizado en el pe­queño taller, favorece un clima de en­tendimiento mutuo por el contacto permanente entre patrón y obrero. La situación de este último se ase­meja más a la de un miembro de la familia patronal que a la de un sim­ple asalariado.

Pretender en las actuales circuns­tancias suscitar un fenómeno corpo­rativo de tipo medieval es ignorar las condiciones reales y existenciales del mundo capitalista moderno, pro­fundamente dividido en su seno por odios, pasiones y resentimientos que el juego de la voluntad individual ha puesto en libertad.

Otros tiempos, otras costumbres. El principio fundamental de la colaboración subsiste pero la corporación no tendrá ya las características de la antigua institución.

La primera distinción se refiere al modo de constituirse las corporacio­nes. En efecto: la corporación mo­derna se estructura sobre la base de la organización sindical. Una excep­ción la constituye sin embargo la or­ganización española, en la que se prescinde de los sindicatos profesionales creando, con el nombre de sindicatos verticales, unos organismos a los que Se atribuye, preferentemente, funcio­nes de auto-disciplina económica. La otra distinción se refiere a su situa­ción con respecto al Estado: la cor­poración aparece suscitada por una actividad del Estado que busca re­solver mediante ella los problemas de la producción y el consumo.

Precisemos, pues, la noción de ré­gimen corporativo. La unión de Friburgo lo define como el régimen de organización social que tiene por ba­se la agrupación de hombres según la comunidad de sus intereses naturales y de sus funciones sociales y por coronamiento necesario. la represen­tación pública y distinta de estos dife­rentes organismos. Para Gaetan Pi­rou el régimen corporativo implica que cada profesión, debidamente or­ganizada, recibe atribuciones regla­mentarlas de orden social y aún de orden político. Veamos como se realiza la organización del régimen. Por la comunidad en el trabajo se constituyen los sindicatos de empresarios y trabajadores. El Estado reglamente la constitución de esos sindicatos por­que el régimen corporativo supone la autoridad del Estado. En unos casos se limita el derecho a asociarse reconociendo un sindicato único obligatorio. En otros, la sindicación es libre siempre que se satisfaga un cierto minino de condiciones. Sobre este punto es particularmente interesante la solución aportada por la ley italia­na del 3 de abril de 1926. Por di­cha ley se reconoce un solo sindicato como persona de derecho público, el que representa legalmente a todos los individuos pertenecientes a la profe­sión; pero la inscripción en el sindi­cato reconocido no es obligatoria, pu­diendo constituirse asociaciones de hecho en ejercicio de la libertad de asociarse. El reconocimiento se con­fiere a los sindicatos una vez satis­fechos los recaudos que exige la misma ley: que lo constituyan a lo me­nos un décimo de los representantes, y cumpla fines de tutela material y moral de los asociados. Otras garantías se exigen relativas a las autori­dades sindicales y el reconocimiento se efectúa por la aprobación del estatuto respectivo, previa solicitud al Ministerio de las Corporaciones.

La organización de la profesión significa la posibilidad de resolver los conflictos relativos al trabajo como propios de una categoría profesional, en sede sindical. Mediante la institu­ción de los contratos colectivos es­tos conflictos tienen un principio de solución, pues estos contratos se con­cluyen por las asociaciones legalmente reconocidas de empresarios y tra­bajadores y contienen los principios generales que han de regir las rela­ciones de trabajo. No obstante, pue­de ocurrir que las partes no lleguen a un acuerdo y en este caso es ne­cesaria la institución de un organis­mo que establezca las justas condi­ciones de trabajo. Esto se ha reali­zado en algunos países mediante la institución de la Magistratura del Trabajo, que puede asumir diferentes modalidades ya sea bajo el tipo de tribunales arbítrales constituidos por representantes de las partes y del Es­tado; o en forma de órgano judicial especializado tal como se halla orga­nizado en Italia, por ejemplo, en don­de la Magistratura del Trabajo constituye una sección de la Corte de Ape­laciones; o con el carácter de tribuna­les distintos de los ordinarios.

Pero la colaboración obtenida me­diante contratos colectivos o por la conciliación ante los organismos au­torizados, no basta para fundar un orden. Es necesario transformar en permanente esta colaboración de los distintos factores pie concurren a la producción, lo que se obtiene median­te la institución de las Corporaciones. La transformaci6n del Estado no se realiza siempre, por otra parte, con caracteres de violencia. El derecho sindical ha precedido al derecho cor­porativo y la intervención del Estado en los conflictos ha sido consagrada aún por los regimenes liberales. Lo que alguno llamó nuevo dereclzo es el derecho de siempre, el derecho que han tenido los trabajador-es a ser tra­tados como hombres y no como co­sas. Lo único que hace el nuevo Es­tado es reconocer este derecho, pero no crearlo. El Estado ha intervenido Cada vez más, obligado por las circuns­tancias, para reglamentar diversos aspectos del trabajo. La novedad del régimen corporativo consiste en transformar esta intervención en algo orgánico y permanente y en crear or­ganismos medios en los cuales el Es­tado puede descargarse de las tareas de regular las relaciones del trabajo. Estos organismos son precisamente las corporaciones en las cuales se integran los factores de la produc­ción: empresario, técnico y obreros.

Aquí también el régimen admite diversas realizaciones: puede conce­birse un corporativismo de asociación o un corporativismo de Estado. El primero es aquél que nace por el acuerdo de las partes; el segundo pro­viene de la iniciativa estatal. Seria fatigoso enumerar todos los matices a que puede prestarse la realización de cada una de estas soluciones. Un ejemplo del corporativismo de aso­ciación lo constituyen las leyes holandesas sobre relaciones entre empresa­rios y la ley belga de enero de 1935 que reglamenta la producción y la distribución. Estas Leyes permiten a una mayoría de empresas obligar con sus decisiones a una minoría disi­dente, cuando a juicio del Estado estas decisiones se acuerdan con el bien común. En cuanto al corporativismo de Estado el ejemplo más acabado es el italiano.

Otro problema a considerar es el ámbito que abarca el principio cor­porativo. Mientras unos proponen, como Manoilescu, la realización del corporativismo integral y puro, ex­tendiendo el concepto de corporación a cuerpos sociales con funciones no económicas, otros limitan a la sola actividad económica la organización de las corporaciones. A nuestro entender, la labor de Manoilescu, mag­nifica bajo muchos aspectos, adolece de un excesivo intelectualismo y corre el riesgo de acabar en ideología. Ahora bien, hacer una ideología del corporativismo es negar la esencia misma del corporativismo, que implica el reconocimiento de la reali­dad social. Se justifican así las criti­cas que esta concepción ha encontra­do en eminentes autores italianos. Por su parte Manoilescu, coincidiendo en esto con la mayoría de los autores franceses que han considerado la organización fascista, reprocha a ésta una excesiva dependencia respecto del Estado. Indudablemente la corpora­ción debe tender a una cierta inde­pendencia con respecto al Estado y en ese sentido creo que nadie haya ex­presado mejor que el conde de La Tour du Pin, en su obra ya clásica, cuales deben ser las características de un re­gimen corporativo ideal. Pero la rea­lidad social admite diversas conside­raciones. Puedo considerar al estruc­turar un régimen el mejor régimen simplemente, o considerar el mejor régimen posible de acuerdo con las realidades sobre las cuales debe es­tructurarse. La primera es posición de filósofo, de metafísico. La segun­da es la legítima posición del político. Ahora bien; la realidad contempo­ránea es, corno lo hemos establecido a través de este ensayo, demasiado imperfecta para que podarnos acomodar a ella toda la integridad de un régimen ideal. Es necesario imponer­se ciertas limitaciones y entre ellas ésta de una corporación cuya vida ha sido suscitada y favorecida por el Estado y depende en ciertos casos de él, como sucede por ejemplo para la Corporación fascista que tiene el carácter de órgano del Estado. De lo contrario, se corre el peligro de crear una fuerza que se añada a las muchas qué ya conspiran contra la unidad del Estado. Una fuerza que tienda, al modo del sindicalismo, a disolver en si el Estado o que aun, por la fal­ta de una dirección superior, disipe en los intereses particulares de las diversas corporaciones el bien total de la comunidad. Debemos convencernos que mientras no cambien las condiciones espirituales del mundo, mientras no se forme esa conciencia corporativa que muchos autores ita­lianos yen como fundamento del ré­gimen corporativo, la conciencia de la solidaridad social y el reconocimien­to de un bien común superior y dis­tinto del bien individual, no podrá prescindirse de la actividad del Esta­do en la instauración de un régimen corporativo.

En todo caso, si el Estado debe reconocer un derecho propio a la Cor­poración, a su vez tiene facultad pa­ra regular la actividad de éstas a fin de mantenerlas en la esfera de una utilidad propia que no vaya en de­trimento de la utilidad común.

Esto supone, desde luego, una modificación en la doctrina acerca del Estado. Así en el régimen italiano, que es d régimen tipo contemporáneo, el Estado se define como la realización integral de esa unidad moral, política y económica que es la nación italiana, la que a su vez queda defi­nida corno un organismo que tiene fines, vida, medios de acción superiores por su potencia y duración a aquéllos de los individuos divididos o agrupados que la componen. Con esto se afirma una profunda divergencia con los principios que informaron el mundo moderno y que provocaron los fenómenos económicos y sociales que hemos señalado en la primera parte de este ensayo. Y es que el ré­gimen corporativo, aunque nace como una exigencia de la realidad —y de intento he substraído a la conside­ración de los lectores los principios filosóficos que pueden darle forma, a fin de mostrar más claramente este carácter—, implica un cambio funda­mental en la concepción del mundo y de la vida.

Vengamos por ejemplo a los fenómenos económicos. Uno de los primeros efectos de La instauración de un régimen corporativo es La subor­dinación de Lo económico a Lo político y de Lo individual a Lo común. Si dejamos de lado ciertas paradojas su­tiles como las de Ugo Spirito, que pretende interpretar el corporativis­mo como súper liberalismo e identi­fica en virtud de una dialéctica de tipo claramente hegeliano el indivi­duo y el Estado, podemos yen que el régimen corporativo significa el re­conocimiento de un interés individual y un interés social., como distintos. Las pretendidas leyes naturales por las cuales el interés individual, aun inconscientemente, realiza el interés común, son abandonadas por el cor­porativismo que se sirve precisamen­te de La corporación para mantener ese interés individual dentro de los límites del bien común al cual lo sub­ordina. Así la Carta del Trabãlo ita­llana define La Corporación como La organización unitaria de las fuerzas de producción, de las que representa los intereses. En virtud de esta re­presentación integral, siendo los in­tereses de La producción intereses na­cionales, las corporaciones son reconocidas por la ley como órganos del Estado.

Diversos problemas técnicos pue­den plantearse respecto a la consti­tución de las corporaciones. Uno de ellos es el modo mismo de constitu­ción que puede ser por profesión o por producto. La doctrina clásica supone las corporaciones con base profesional, es decir, como el enlace de los patrones y obreros pertenecientes a una misma profesión. Dentro de las doctrinas modernas que coinciden en esto con las realizaciones de corporativismo hechas hasta hoy, el criterio de la profesión solo rige para determinar los sindicatos separa­dos. Pero la organización corporati­va reconoce otro principio determinante que es el ciclo productivo. La práctica ha mostrado cuántas difi­cultades .comporta el criterio de la profesión por la complejidad del proceso económico. El criterio del pro­ducto, por el cual se crearían tantas corporaciones corno productos hubiera, es también poco conveniente pues­to que multiplicaría inútilmente el número de las corporaciones. La adopción del criterio del ciclo pro­ductivo facilita la integración del mayor número de elementos afines en una misma corporación.

Todas éstas son consideraciones que se deben vincular a una determinada realidad social. Un país industrialmente desarrollado tendrá un tipo diferente y un número tam­bién diverso de corporaciones que un país cuya estructura económica sea fundamentalmente agrícola. A la prudencia del Legislador corresponde determinar en cada caso particular cual es la conveniencia de la nación.

Las diversas corporaciones se re­únen en una Asamblea o Consejo que gobierna sus mutuas relaciones y resuelve las dificultades que puedan plantearse entre diferentes industrias, por ejemplo, o producciones afines. Con ello se limita al propio tiempo la competencia y sus riesgos e in convenientes. El establecimiento del precio corporativo asegura, por últi­mo, una justa retribución del traba­jo tanto al productor cuanto al inter­mediario, sin imponer al consumidor un esfuerzo superior al que permite el nivel de vida ambiente.

Finalmente, cabe considerar cómo se efectúan las relaciones de lo eco­nómico y lo político a través de la Corporación. Si en el régimen liberal la autonomía conferida a lo econó­mico determina Un desarrollo a veces exagerado y nocivo respecto del Es­tado, en régimen corporativo, la idea de bien común que lo informa esta­blece una jerarquía en los fines, subordinando los de la economía a aqué­llos propios de la política. En la vida nacional, los fenómenos económicos y los políticos se presentan por otra parte íntimamente vinculados, como propios de hombres cuya vida no es ni puramente económica, ni puramen­te política. De aquí la necesidad de traducir institucionalmente estas relaciones en modo de darle carácter orgánico y permanente.

La doctrina ha aceptado, en tér­minos generales, el principio de la representación profesional en subs­titución de la representación exclusi­vamente política y partidaria consa­grada por el liberalismo. La ventaja es notoria, pues mientras los inte­reses partidarios son transitorios, fundados en el artificio de la pasión momentánea, las más de las veces y en todo caso parciales —como su nombre mismo lo indica—, los inte­reses profesionales afectan algo fun­damental en el hombre cual es su ac­tividad, oficio o estado económico ­político.

Las diferentes realizaciones corporativas han aceptado también la representación profesional. En algu­nos casos el principio es atemperado por la supervivencia de una cámara política al lado de la Cámara Corpo­rativa a la que se atribuyen de pre­ferencia funciones de carácter econó­mico. Tal es el caso de Portugal, donde la Asamblea corporativa solo tiene funciones consultivas. En Italia existió, a partir de la reforma de 1928, una intervención de los sindi­catos en la vida política del país. Pe­ro recién en el año 1939 se dio cima a la organización corporativa con la creación de la Cámara del Fasci e delle Corporazionl, formada por los componentes del Consejo Nacional del Partido Nacional Fascista y del Consejo Nacional de las Corporaciones (Art. 39 de la Ley n° 129, del 19 de enero de 1939). Ninguna elección interviene, pues, en su constitución, habiéndose establecido que los consejeros Nacionales cesan en su cargo al mismo tiempo que cesan sus funciones en los Consejos que concurren a formar la Cámara (Art. 8).

Se comprende que el régimen cor­porativo no deja también de tener sus riesgos y no es mi intención exponerlo como una panacea universal. Mu­chos de ellos quedan señalados ya en el curso de la exposición. Digamos que el mayor es construir artificio­samente un sistema corporativo que no tenga correspondencia con ha rea­lidad. Las demás dificultades se re­suelven a poco que el sistema comien­za a funcionar y que se encara su movimiento como una dinámica per­petua, como algo en continuo perfec­cionamiento, tratando de cumplir au­ténticamente, sin sofismas ni metáforas, la misión del gobernante, que es atender al bien común.

Permítaseme ahora un retorno a mi comienzo. He dicho que esta ex­posición era el mirar apasionado de un hombre de este tiempo a las cosas de su tiempo. Y ¿cómo no había de mirar también a esta cosa tan próxima y tan nuestra que es ha tierra de los padres, esta Argentina que sentimos misional y recia pero que vemos desvalida y abandonada? Des­de luego, no voy a proponer ha re­forma corporativa del Estado argen­tino. Y no la voy a proponer, no porque no la crea necesaria, sino por­que pienso que eso es labor de mu­chos años y de muchas voluntades, que es labor de toda una generación, y no tema de disertaciones. De una generación que se sienta unida en una obra común y encendida en una mística constructiva.

Pero quisiera examinar ciertos ca­racteres del alma nacional, porque a los ojos de muchos ellos aparecen corno un obstáculo insalvable para una organización corporativa.

El primero: nuestro amor por la li­bertad. El argentino ama la libertad. Sus palabras, su gesto, revelan un cierto aislamiento, una filiación personal. Muchos piensan en esto co­mo en un defecto. Por mi parte, pien­so que nuestro amor a la libertad tie­ne una filiación más noble que la revolucionarla. Pienso que es el genio de la estirpe hispánica, La antigua hidalguía e intrepidez que se revelan en nuestra fisonomía espiritual. El se­gundo: nuestra incapacidad para organizarnos. Este rasgo de nuestra idiosincrasia, derivado sin duda del mismo amor a la libertad, parece ma­nifiesto en las penurias de nuestras luchas civiles. La difícil unidad na­cional, nuestra lenta organización política, consumada solo luego de cruentas batalla, si bien se explican en parte por la resistencia nativa a una ideología extraña, serían, según esto, un reflejo de nuestra falta de aptitud para la disciplina. ¿Cómo imponer entonces la compleja estruc­tura corporativa, si no hemos sido capaces de ubicarnos dentro de la simple armazón del Estado liberal? A esto podemos argumentar que el régimen corporativo se acomoda me­jor que ningún otro a las exigencias de la libertad humana, en lo que ella tiene de necesario. El excesivo igua­litarismo democrático que substituye una igualdad aritmética a la igualdad de proporción que debe existir entre los ciudadanos, anula la personalidad humana y reduce a un patrón único hombres, cosas e instituciones. Su misma simplicidad conspira contra las posibilidades de su aplicación deri­vando en despotismo, mientras que la complejidad del régimen corpora­tivo denuncia su riqueza de conte­nido y la variedad de estructuras a que puede dar lugar. El mundo bus­ca la unidad; pero reconociendo el orden de las profesiones, reconoce en la unidad lo múltiple. No parece tan difícil, pues, integrar y organizar la libertad mediante el establecimiento del régimen corporativo. Claro que él debe estar informado por los ca­racteres propios del alma nacional y, en su aplicación práctica, por las con­diciones particulares de nuestra fisonomía geográfica y nuestras posibi­lidades económicas. Trasladar sim­plemente constituciones y regimenes es tarea de ideólogos. Adecuar los principios a la realidad, hacer de ellos aplicaciones analógicas es la tarea del político. Nuestra tarea de hoy para la grandeza de mañana.

miércoles, 24 de julio de 2013

DESPUES DE 13 AÑOS NADIE FUE...

VISTA SATELITAL DONDE SE VE LA PARED DERRUMBADA

Menem lo hizo...

El día que desbordó la represa
 
"ANILLACO, La Rioja.- Parecía una inmensa torta con la cicatriz de una gran porción arrancada por la fuerza. Para fortuna de los 1000 habitantes que residen aquí, la represa habilitada hace menos de un año y cuya construcción tardó 14 años, cedió en el extremo sur del paredón principal y los 500 millones de litros de agua acumulados salieron disparados hacia el sector menos habitado. De lo contrario, Anillaco habría quedado anoche bajo la piedra y el lodo.
El daño, sin embargo, está a la vista: construcciones edificadas a un metro y medio de altura con su base arrancada de cuajo, automóviles incrustados en el barro, parrales de fincas -como algunas hectáreas pertenecientes al ex presidente Carlos Menem- ovillados entre alambres y postes y tramos de rutas intransitables. No hubo víctimas graves, aunque fueron hospitalizadas algunas personas con lesiones leves.
"Está mal construida"; "era una bomba de tiempo y no nos escucharon"; "nunca debió hacerse ahí, casi encima del pueblo"; fueron las frases repetidas en voz baja por los pobladores que miraban el trabajo de las topadoras y las verificaciones in situ del gobernador Angel Maza.
Menem hizo un paso rasante sobre la represa partida en su vuelo de regreso a Buenos Aires.
Porque hasta las calles laterales de su residencia particular, La Rosadita, amanecieron plagadas de lodo y ramas. Lo mismo sucedió en la bodega donde se elaboran los vinos Menem y en el Crilar (Centro Regional de Investigaciones La Rioja), dependiente del Conicet.
La represa fue una obra iniciada por Maciel Construcciones durante la segunda gobernación de Menem. El titular de la firma, Luis Maciel, fue secretario de Obras Públicas en aquella administración y funcionario de Gas del Estado durante la primera presidencia de Menem.
La misma empresa edificó durante años la casa de Menem en Anillaco, hasta que las "demoras" cansaron al ex mandatario y sólo pudo estrenarla cuando tomó las riendas de la construcción el ingeniero e intendente capitalino Luis María Agost Careño.
"La pecera de oro", como la llamaban en la provincia por ser una de las obras hídricas más costosas que hubo, debió concluirse en abril de 1990. Ya por entonces, el Ministerio de Hacienda local ordenó una investigación por las diferencias surgidas entre las certificaciones emitidas y las tareas ejecutadas.
"No sé si tanto", dijo el gobernador Maza cuando La Nación le preguntó si la represa había costado alrededor de 15 millones de pesos.
Por medio de la Fiscalía de Estado se iniciará una investigación para "deslindar responsabilidades" respecto del siniestro y promover las acciones judiciales que correspondan.
El embalse es de grandes dimensiones: 900 metros de largo por 600 de ancho. Ya no tiene agua, pero las huellas muestran que llegaba hasta el borde mismo de la superficie. La porción de paredón que cedió alcanza los 70 metros de ancho por 25 de alto….” FRAGMENTO.
  ¿QUE OPINAN LOS EXPERTOS?
  El Organismo Regulador de Seguridad de Presas (Orsep) nació en 1999 para controlar las presas privatizadas del país, que representan 30 por ciento del total. Pero quedan fuera de su jurisdicción las obras hidráulicas provinciales, si bien pueden solicitar la asistencia técnica de este organismo, que a tal fin ya firmó convenios con los gobiernos de Mendoza, Salta, Jujuy, La Rioja y Córdoba.
En 2000, en el dique del norteño Anillaco cedió una pared de la obra de contención y se desbordaron entre 500 y 900 millones de litros. Por fortuna, sólo 100 de los 1.000 habitantes del pueblo lindero fueron afectados: perdieron sus casas o suelos agrícolas.
"Se salvaron de milagro. Esta obra ni un estudiante de ingeniería la hubiera proyectado: sin terraplén y sin criterio", opinó el ingeniero Francisco Luis Giuliani, director del Organismo.”
A Argentina le falta "una ley de seguridad, un relevamiento del estado de todas las presas, de guías nacionales de seguridad, y lograr que presas y embalses alcancen estándares aceptados en el plano internacional", concluyó Giuliani.

  TODO QUEDÓ EN LA NADA, “NADIE” FUE, “NADIE” FUE RESPONSABLE.
¿Y LA MEMORIA, LA VERDAD Y LA JUSTICIA?
ENVIADO POR EL CDA. LUIS ASIS DAMASCO

sábado, 20 de julio de 2013

CARTA DE UN CAMARADA ( fragmento)

"Los que, refiriéndose al fascismo, creen que es un fenómeno ligado a  Hitler, Mussolini o Franco solamente, no saben lo que es ni se han molestado en averiguar lo que supone la República Orgánica. Ni nos vamos a referir a los personajes que identifican al fascismo con cualquier manifestación política más o menos violenta o autoritaria, integrándolo como máximo insulto del repertorio de la corrección política, o sea del discurso políticamente analfabeto de los medios y del Sistema Global en sí . El discurso del “antifascismo” militante.Referirse a esa polución cultural es perder el tiempo.

La idea del  Estado orgánico, se debe en gran parte, al genio de Mussolini y sobrevivirá a su inspirador, porque constituye una organización inconmovible y robusta, muy diferente al Estado racista del III Reich a pesar de algunas semejanzas en lo político y económico y más allá de una natural alianza estratégica durante la Guerra Mundial.  La diferencia con la  dictadura española es que ella misma limitó constantemente su vida y apareció siempre, por propia voluntad, como un Gobierno conservador  temporal que abriría paso a una Monarquía plena cuyos resultados que apreciamos hoy, son consecuencia de los errores ideológicos y prudenciales de Franco de designar como sucesores a personajes no confiables y de atarse a la Iglesia Católica, de manera tal que el inicio de su descomposición en los 60 precipitara también la decadencia del franquismo.

No hay pues, que creer, no hay siquiera que pensar que nosotros perseguimos la implantación de un nuevo ensayo dictatorial (golpe militar mediante) como sueñan algunos trasnochados, hemos tenido ya experiencias de este tipo  que no han servido para terminar con el Sistema sino para sustentarlo o apuntalarlo. Lo que buscamos nosotros es la conquista plena y definitiva del Estado, no para unos años, sino de forma permanente.

Nosotros no propugnamos una dictadura que logre el calafateo del barco que se hunde, que remedie el mal de una temporada y que suponga sólo una solución de continuidad en los sistemas y en las prácticas del ruinoso liberalismo. Anhelamos, por el contrario,  una organización nacional permanente; a un Estado fuerte, enraizado en nuestra cultura, con un Poder ejecutivo que gobierne y una Cámara Social corporativa que encarne las verdaderas realidades de nuestra Nación. Que no abogamos por la transitoriedad de una dictadura, sino por el establecimiento y la permanencia de un Sistema."

jueves, 18 de julio de 2013

IMPLOSION DE LA IGLESIA II

EL SIONISMO INVITADO ESTRELLA
 La llegada al papado de Bergoglio ha acelerado el proceso de descomposición y asimilación ideológica de la Iglesia al Nuevo Orden Mundial que ya estaba en marcha desde antes, tal como lo venimos diciendo en esta pagina, y que dicho dispositivo de poder  requiere. En primer termino sera formar un movimiento de animación espiritual del Sistema Global,  junto con todas las religiones en un pie de igualdad, por la paz,  la no violencia y el humanismo y contra el "fundamentalismo". Seria la religión light. Parafraseando a Marx "El opio de los pueblos". Tomamos un texto aparecido en la pagina de Internet del diario progresista El Pais que nos ilustra sobre el tema

 http://blogs.elpais.com/vientos-de-brasil/2013/07/eel-papa-podr%C3%ADa-anunciar-en-r%C3%ADo-la-convocatoria-de-un-concilio-de-las-religiones-.html

"No podría llamarse canónicamente un concilio, pero en realidad lo que el papa Francisco desea organizar en Roma es algo muy parecido y al mismo tiempo original.Y podría anunciarlo a los jóvenes en Río la semana próxima.
Francisco piensa convocar a líderes y fieles de todas las confesiones religiosas para, juntos, sin ideologías marcadas, bajo el lema de la “cultura del encuentro”, buscar nuevos caminos de reconciliación y de paz entre los creyentes del planeta.
Y ese anuncio podría hacerlo en Río al cerca de un millón de jóvenes que ya están llegando de  58 países diferentes para celebrar con el papa Francisco la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ)
Brasil posee un sentimiento religioso plural y ecléctico, una cultura de la fe sin fundamentalismos ni guerras de religión. Saldrán a aplaudir al papa no sólo católicos sino también evangélicos, judíos, seguidores de las religiones africanas del candomblé y espiritistas.
Sería un momento propicio, según algunos obispos de Brasil, para anunciar ese encuentro universal de religiones en Roma. El papa tiene la palabra. 
Desde que el exarzobispo de Buenos Aires Bergloglio fue elegido sucesor de Pedro, se barajó en el ámbito de los teólogos la posibilidad de que Francisco pudiera convocar un nuevo Concilio Ecuménico a los 50 años del Vaticano II
Según confidencias hechas por el papa al rabino argentino,  Abraham Skorka durante su enncutro con el viejo amigo en Roma semanas atrás, su deseo es el de llamar a Roma o a Asís a representantes de todas las religiones para “rezar juntos” proponiendo una reconciliación universal.
Podría hacerlo después de una visita que desea hacer a Tierra Santa a finales de año en busca también de una abrazo entre Israel y Palestina.
La originalidad de ese posible encuentro de todas las religiones concebido por Francisco consistiría no en una discusión teórica o ideológica sobre lo que hoy divide a los diferentes credos del mundo y a las mismas iglesias cristianas entre sí, desgarradas un día de Roma por motivos de abusos de poder e incomprensiones por parte del papado, que creó la infalibilidad pontifícia y decretó la obligatoriedad del celibato eclesiástico obligatorio.
El papa le hizo una confidencia al rabino Skorka que salió visiblemente emocionado del encuentro con su amigo: “No ha cambiado, es el mismo hombre sencillo, piadoso y humilde que yo conocí en Buenos Aires” dijo a un repórter a la salida del encuentro y que en Brasil recogió un programa de Globo News.
Según Francisco, lo trágico de los fundamentalismos es que “se olvidan del cuerpo” en aras de la ideología, y eso tanto en el campo religioso como en el político, dijo.
Por eso, para él la única vía de saçida para un ecumenismo que siempre ha fracasado es lo que él llama la “cultura del encuentro”, el mirarse a los ojos los unos a los otros, o según expresión suya “tocar con mano que corre la misma sangre por cristianos, judíos, musulmanos o por los seguidores de cualquier otra religión”. Y al mismo tiempo aceptar que "todos pecamos", y por ello, todos necesitamos pedir  y alcanzar perdón.
Para el papa, si nos convencemos de que "llevamos la misma sangre en nuestras venas" de seres humanos e hijos de Dios, significa que “somos una sola familia”. Y en ese caso, por qué seguir divididos, se pregunta.
Y según Francisco hay una sola clave para ese feliz encuentro entre diferentes, pero todos hermanos, la “humildad”.
Ningún tipo de arrogancia, de querer ser o aparecer superior a los otros, podrá hacer avanzar el abrazo entre religiones. La victoria estará en las manos de los que sean capaces de perdonar y de pedirse perdón porque, según le dijo Francisco al rabino amigo, “Dios perdona siempre a quién sabe perdonar”.
La única experiencia parecida a la que proyecta Francisco, fue la del ya remoto encuentro en la década de los 80, entre líderes de diferentes credos y religiones, incluso animistas, celebrado en Asís por el entonces Papa Juan Pablo II, que llegó a ser criticado por el que sería su sucesor como papa, el cardenal Ratzinger, que era responsable entonces por la Congregación de la fe.
Estuve presente entonces a aquel encuentro y fue, en verdad, algo nuevo. Recuerdo a grupos de fieles de religiones animistas africanas hacer sus cultos en el interior de iglesias católicas, algo visto como una especie de profanación y sacrilegio por monseñores y teólogos conservadores de la Curia.
En una conversación de Francisco con Skorka, el papa defendió aquella polémica reunión ecuménica de Asís, y llegó a decir que en aquella ocasión hubo hasta quién “llegó a burlarse" de Juan Pablo II, refiriéndose a la parte más fundamentalista de la Iglesia católica.
No cabe duda de que si Francisco llevara a cabo esa idea de convocar una especie de Concilio de las religiones, su resultado podría ser inesperado dada la actitud con la que esta vez se presenta el líder de los católicos ante los hermanos de fe separados: bajo el manto de la humildad y dispuesto a pedir perdón por los pecados del pasado perpetrados por el papado que hoy él representa.
"Donde aparezca responsabilidad de Roma, Francisco pedirá perdón y exigirá a la Iglesia reparaciones", comentó Skorka después de su encuentro con el papa. Algo muy diferente a la vieja doctrina católica de "fuera de la Iglesia no hay salvación", que ha siempre paralizado toda tentativa de reunificación incluso por parte de los cristianos separados.
No acaso, Francisco aún no se ha llamado a si mismo “papa” sino “obispo de Roma”, como para significar que es uno más, “primus inter pares” entre los obispos del mundo. Y así podría presentarse ante los responsables de las demás religiones del planeta.
La teología tradicional, fundamentalista, y exclusivista que considera a Dios como una propiedad, puede prepararse a ser derrotada. Francisco es humilde, pero no ingenuo. Sabe donde pisa y por ahora lo está haciendo cortando por lo vivo como en su actitud contra las mafias del dinero que se habían adueñado del Vaticano, algo que había hecho Jesús con la mafia del templo de Jerusalén.
A Skorka, considerada la persona que más sabe de los sentimientos de Francisco dada su larga amistad de años con él, le preguntaron los periodistas si no tenía miedo de que pudieran atentar contra su vida los que ven que les está desbaratando el viejo poder y la vieja pompa del Vaticano. “Dios lo protegerá”, se limitó a decir el rabino que ha demostrado más esperanza en los resultados positivos de la visita de Francisco a Israel que en todas las ya casi infinitas tentativas político-diplomáticas, llevadas a cabo en vano hasta hoy, para resolver el problema entre judíos y palestinos."

REFERENCIA:

IMPLOSIÓN DE LA IGLESIA

 

domingo, 7 de julio de 2013

TIRANÍA PARTIDOCRÁTICA

Guillermo Rojas
 EL LENGUAJE DEL SISTEMA Y LOS POLITICOS
A veces no nos queda más remedio que releernos para no repetir conceptos y comentarios ya vertidos en situaciones que se repiten también como las películas de TV.
Resulta que el Sistema en su faz más grotesca, como es la partidocracia se reitera cada dos años, con su ya conocida retahíla de personajes inútiles para todo servicio, presentados en nuevas situaciones y renovadas pantomimas. Nuevas caras se suman al elenco estable que medra de la sobreactuación como candidatos a conducir el Estado, sean ellos ya vistos o ignotos para el vulgo.
Desprendidos de diferentes troncos y como ramas de un conocido árbol maligno, sus caras se repiten hasta el infinito de la mano de los diferentes medios de comunicación social que los promocionan de diferente forma. En definitiva ya sabemos quiénes son pues nuevos o antiguos miembros de la fauna partidocrática, tenemos en claro cómo van a actuar. No hay nada nuevo bajo el sol de la democracia inorgánica masiva y absolutamente corrompida. Ya lo dijimos, si intentamos siempre el mismo camino llegaremos siempre al mismo lugar. Esta verdad obvia parece no ser aún entendida correctamente por el pueblo en general.
Lo más patente es que algunos ensayan variantes del kirchnerismo. El postkirchnerismo o variantes transmutadas del radicalismo. Eso son las listas armadas tanto por Massa o Scioli o por Carrió, Stolvitzer y Alfonsín hijo. Lo común en ellos es el progresismo y ciertos aditamentos para seguir engañando a la gente que curiosamente gusta de ser engañada. La promoción de nuevas caras destinada a hacer lo mismo que otras nuevas caras (viejas ahora) presentadas años atrás con la misma finalidad. Lo normal en esto es el recurso a la mezcla de actores faranduleros con políticos impresentables, mechados en una misma lista. Un recurso que ya no engaña a nadie que no quiera ser engañado

 Nueva y reveladora  es la connivencia entre personajes que se mostraran antes absolutamente antitéticos. El progresismo de raíz ultraizquierdista no resulta incompatible con el capitalismo financiero. La Donda detentadora del título nobiliario de “hija de desaparecidos” y el ex sargento del ERP Tumini han hecho buenas migas con Prat Gay, ex miembro de la Banca Morgan y hoy titular de la Fundación ANDARES, expresión local de la banca franco-sionista-mundialista propiedad de Jakes Attali quien afirmara años atrás que el gobierno mundial era su norte y que el mismo llegaría indefectiblemente. Tarde o temprano la realidad se impone pese a la mentira permanente que es el Sistema. Izquierda y derecha tienen el mismo amo, el dinero Esa es la verdadera tiranía, no solo es patrimonio  de la insoportable viuda negra que habla idioteces en cadena Nacional

Así nos lo recuerda un camarada evocando la sabiduría clásica: La tiranía procura “primero, el abatimiento moral de los súbditos, porque las almas envilecidas no piensan nunca en conspirar; segundo, la desconfianza de unos ciudadanos respecto de otros, porque no se puede derrocar la tiranía mientras los ciudadanos no estén bastante unidos para poder concertarse; y así es que el tirano persigue a los hombres de bien como enemigos directos de su poder, no sólo porque éstos rechazan todo despotismo como degradante, sino porque tienen fe en sí mismos y obtienen la confianza de los demás, y además son incapaces de hacer traición ni a sí mismos ni a nadie; por último, el tercer fin que se propone la tiranía es la extenuación y el empobrecimiento de los súbditos….” A este paso va ganando por goleada. 
¿Nosotros que hacemos al respecto salvo imaginar que alguien va a venir a sacarnos las castañas del fuego, alguien que nos evitará que nos ensuciemos las manos y nos quedemos tranquilos en casita escuchando la marchita y el Comunicado N 1? ¿Llamar a manifestaciones anárquicas guiadas por "organizadores" tan enemigos como la Viuda Negra? ¿Decir que ya llega el fin del mundo que nos solucionará todos los problemas a los "buenos"? Por favor, dejemonos de joder...
Esto solo se va a terminar cuando debidamente organizados, con un plan coherente y verdaderamente alternativo a este chiquero que es el Sistema de Dominación, lo terminemos nosotros mismos, sino tendremos que aguantarnos la mecha y bancarnos el final lento y agónico de la Argentina. Pensemos: mientras imaginamos cosas que no van a ocurrir, mientras fantaseamos, el tiempo pasa y las posibilidades nuestras son cada vez menores.

Lo peor y-y lógico- es que nadie de los partidócratas tiene nada por decir o que agregar salvo más ruinas y un impresionante déficit de ideas y de principios. No hay una orientación, nadie plantea pensar la Argentina desde una perspectiva de Poder propio. Están conformes con la nada que somos y proponen seguir administrando esa nada, mientras les de dinero y prebendas. Son un leviatán incoloro inodoro e insípido cuando no la expresión acabada de la destrucción moral y la entrega material de la Patria. A derecha e izquierda se extiende un páramo. Nada mejor a lo reseñado es el liberalismo macrista o de Denarvaes y la derecha que solo protesta por las redes sociales o marcha en multitudinarias manifestaciones que no llevan a ningún lado como ya adelantáramos desde hace un tiempo y que se comprobara luego de producidas.
Por eso poco y nada se va a lograr sin un movimiento capaz de encender nuevamente una flama de esperanza. Nada que no se haga organizadamente va a poder oponerse al Sistema tiránico uno de cuyos pilares es la partidocracia disuelta, anárquica e incompetente. Un proyecto concreto y radicalmente opuesto a esto y que debe oponerse desde el universo de los valores, como encarnar en un proyecto ideológico verdadero y un programa de rescate de la Argentina concreto y viable. El realismo es lo que manda en esta hora, opuesto a cualquier ideologismo que propone remedios ideales e irrealizables por excelentes que pudieren ser. Solo es camino del esfuerzo, la militancia y el compromiso es posible para salir de la postración

Hablamos tambien de la formación de una nueva clase dirigente al servicio de ese proyecto de restauración integral de nuestra Patria. Pensante, patriótica y realista, con conocimientos y preparación además de amor por lo propio. Esa será la única manera de despegar de estas cíclicas exhibiciones de los corruptos y los ineptos que tratan de escalar la pirámide de la mano de este Sistema perverso.
Desgraciadamente compruebo a diario que la intención de formar esta nueva clase dirigente y este nuevo movimiento es muy poca y es muy grande el poder de adormecimiento del Régimen tiránico. Es de esperar que esto cambie, tal vez de forma repentina y a causa de acontecimientos gravísimos, que dadas las circunstancias se pueden dar en cualquier momento.