Si algo en un rincón quedaba del pensamiento clásico en Mariano Grondona ha muerto definitivamente hace bastante. Testimonio de su descomposición final tuvimos los otros días cuando comparó a la multitud, que paga o simplemente ignorante, fue a despedir el cajón donde supuestamente estaba Kirchner, y a La Campora (nada menos) con la Juventud Hitleriana.
Reiteremos que lo de este personaje televisivo, siempre en la última moda ideológica de los cenáculos intelectuales internacionales, no es nada más que lo dicho ya millones de veces aquí: la consecuencia del traslado de la dialéctica izquierda- derecha al interior del dispositivo sistémico como consecuencia del final de la guerra fría.
Grondona siempre actual, no duda en estar en la cresta de la ola y en sobreactuar (a su edad) el papel de abanderado del antifascismo con la retórica que la derecha del Sistema toma prestada del discurso estalinista.
El universo de la resistencia y del pensamiento alternativo es todo nazismo nos dirá elípticamente, intentando poner allí, por la fuerza, al kirchnerismo, cuando éste es hoy en día, el mas firme sostén de ese Sistema en Argentina.
Como siempre, cualquier cosa que se quiera desacreditar será fascista para el pensamiento hegemónico que representa el “Profesor”, como le suele decir risueñamente alguno de sus invitados.
Si en la comparación se refirió a la juventud alemana que en 1944, luchó contra los aliados desembarcados en Normandía el día D o la que lo hizo en Cherburgo y luego la que saboteó los tanques soviéticos T34, se refirió a más de 10.000 jóvenes de entre 14 y 18 años, que por esas acciones merecieron, incluso luego de muertos (casi todos murieron) la cruz de hierro en primer grado .
Si a ellos se refirió comparándolos con los que fueron por un magro estipendio a ver el cajón o con el pequeño ejercito de resentidos, cretinoides e ignorantes de La Campora, Grondona esta irremisiblemente gagá. Equiparó el heroísmo y la entrega con la idiotez más berreta, el espíritu del Ragnarök germánico con el humo de los choris. Indudablemente la vejez no viene sola
Si a ellos se refirió comparándolos con los que fueron por un magro estipendio a ver el cajón o con el pequeño ejercito de resentidos, cretinoides e ignorantes de La Campora, Grondona esta irremisiblemente gagá. Equiparó el heroísmo y la entrega con la idiotez más berreta, el espíritu del Ragnarök germánico con el humo de los choris. Indudablemente la vejez no viene sola
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