LA MUERTE DE UN AGENTE
LAS COSAS POR SU NOMBRE
Ha muerto uno de los agentes más importantes
de la historia contemporánea. Aquel que con mano de hierro supo ser una
herramienta absolutamente funcional para su tiempo y para la posteridad
que es el hoy y el ahora.
La izquierda lo llorará como mártir y la derecha brindará exhumando el cadáver de la Guerra Fría.
Los nacionalistas ni lloramos ni brindamos. Por el contrario, vemos
pasar el cuerpo de quien operó para una dialéctica cumpliendo un rol
fundamental, especialmente para el occidente. Sirvió a esa dialéctica
comunismo-liberalismo siendo él mismo y en rigor, una expresión del
mismo mal: porque nosotros sabemos muy bien que ambos enemigos son
amigos en la intimidad. Es más, el uno es hijo del otro.
Por eso
repudiamos las expresiones de tantos medios de comunicación que
persisten en los estereotipos. El mundo globalizado de hoy, con las
finanzas internacionales conduciendo sus destinos, necesitaba del
difunto en su ingeniería. Tanto como hoy necesita de la izquierda y la
derecha.
En materia política, la única solución sigue siendo la que
nunca se ensayó en nuestro país: NACIONALISMO, NACIONALISMO y
NACIONALISMO.
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