¿Fue masón el general San Martin?
Hogaño,afirmar
que el general José de San Martin fue masón es casi un lugar común. Esta
afirmación se puede escuchar tanto en
boca de personas con alguna formación académica o cultural, como en boca de
personas de escasos conocimientos históricos; pero en todos los casos huérfanos
de una concluyente argumentación probatoria.
Para los
argentinos católicosno es esta una cuestión intrascendente o baladí ya que el
hecho de que un arquetipo de la nacionalidad revista la condición de masón
implica un rebajamiento de su valía. En primer lugar porque ser masón es absolutamente
incompatible con la condición de católico y en segundo lugar porque el accionar
patriótico de este se vería así empañado bajo
un manto de sospechas al considerárselo supeditado a las directivas de una
secta siniestra.
En efecto, la
masonería es una organización secreta que propaga ideologías anticristianas,
como el liberalismo y el marxismo, con el fin de quitar al catolicismo de la
vida pública de las naciones. Por ello la Iglesia ha sancionado con pena de
excomunión a los católicos que dan sus nombres a estas logias.
La versión de
la supuesta condición de masón del Libertador, comenzó a ser acuñada alrededor
del año 1880, ya que antes connotados masones como Bartolomé Mitre y Domingo
Faustino Sarmiento negaron tal posibilidad.
Así Sarmiento supo
decir que:“Cuatrocientos
hispanoamericanos diseminados en la península, en los colegios, en el comercio
o en los ejércitos se entendieron desde temprano para formar una sociedad
secreta, conocida en América con el nombre de Lautaro. Para guardar secreto tan
comprometedor, se revistió de las fórmulas, signos, juramentos y grados de las
sociedades masónicas, pero no eran una masonería como generalmente se ha
creído...”
Y Mitre,por su
parte,afirmó en su Historia de San Martin que “La Logia Lautaro no formaba parte de la masonería y su objetivo era
sólo político”.
Fundamentos de la acusación
Ahora bien,
¿en que se basa esta acusación? ¿Existen pruebas de que San Martin fuera masón?
El historiador
masón grado 33 Augusto Barcia Trellessostieneen sus obrasque nuestro prócer fue
masón, pero no aporta ninguna prueba documental de ello. La excusa a semejante
orfandad documental es que, según dijo, a pesar de haberla buscado en
Argentina, Chile, Perú, España, Inglaterra, Francia y Bélgica; no la pudo
encontrar “porque los archivos de las
logias han sido destruidos por los nazis durante la ocupación”. Lo que sí se ve
que encontró es una excusa ridícula.
Otro
historiador masónAlcibíadesLappas, afirmó que San Martin ingresó en 1808 en la
masonería, en la Logia Integridad n° 7, de Cádiz. ¿Qué pruebas aporta de ello?
Ninguna.
Lo mismo
quienes dicen que San Martin se hizo masón
en Inglaterra, cuando estuvo en la llamada Casa de Miranda, de paso hacia América.
Según estos allí nuestroprócer se habría integrado a la logia masónica “Gran Reunión
Americana” fundada supuestamente por Francisco de Miranda.
Quienes se
hacen eco de estos dichos, es decir de estas fuentes masónicas, creen que las
mismas son de por sí confiables y que por ende suautoridad es incuestionable;
por lo tanto se eximen de mayores probanzas. Sin embargo,justamente por
provenir de donde provienen esos testimonios deben ser tomados con cautela, ya
que sabido es que los masones tratan de hacer pasar por masones a la mayor
cantidad posible de personalidades notablesa fin de prestigiar su accionar.
En contra de la imputación
A la afirmación
de que San Martin se afilió a la masonería en Cádiz, hay que decirle en primer
lugar –como lo explica Díaz Araujo- que “en
el Cádiz de las Cortes pululaban los clubes secretos de masones, carbonarios y
sociedades ocultas antimasónicas” y que “los dirigentes de las sociedades secretas luchaban y se desprestigiaban
entre sí debatiéndose en diferentes aspiraciones. Las sociedades secretas
fueron perdiendo su influjo en la lucha sorda mantenida entre ellas. Desorden que no se hubiera producido si
todas esas sociedades y logias hubieran sido de obediencia masónica”. De
modo que no todas las sociedades secretas que actuaban en aquella época en Cádiz
eran masónicas, las había meramente políticas.
Y esto lo supola
Corona española. En efecto, en una nota secreta de la Secretaría del rey
Fernando VII al Gobernador de Cádiz, Villavicencio, del 22 de Agosto de 1816,
se decía lo siguiente: “Muy reservado. El
Rey ha sabido por conducto seguro que existe una sociedad muy oculta, cuyos
ritos son análogos a los de la masonería, pero su único objetivo es la
independencia de América.”
Además de
esto, existen otras pruebas indubitables de que la Logia Lautaro no era masónica.
En primer lugar, los testimonios de dos hombres que fueron miembros de la
logia. Uno, el de JoséMatiasZapiola, quien le dijo a Mitre: La Lautaro no era masónica, sí la de don JuliánAlvarez”.
Refiriéndose a la Logia Independencia que este presidia.
El otro
testimonio es el de un sacerdote, Fray Servando de Mier, quien en sus Memorias
cuenta que estando en Cádiz fue invitado a ingresar en la Lautaro (como explica
Enrique Díaz Araujo los americanos eran mal visto por entonces en Cádiz y para
ayudarse se logiaban); ahora bien, este sacerdote mexicano, enterado de las
censuras pontificias a la masonería le preguntó a quien le invitó a entrar a la
logia, si la Lautaro era masónica, a lo que se le respondió que no, y que el
único masón allí era Carlos de Alvear.
También existe
otra prueba documental al respecto que nos da la pauta de los fines políticos y
no religiosos de la Lautaro; se trata de una Circular de la Logia del 21 de
diciembre de 1816 en la que se daba la siguiente instrucción: “No atacar ni directa ni indirectamente los
usos, costumbres y religión. La religión dominante será un sagrado de que no se
permitirá hablar sino en su elogio, y cualquier infractor de este precepto será
castigado como promotor de la discordia en un país religioso”.
Pero mayor
contundencia probatoria tienen las respuestas que el historiador PatricioMaguire
recibió a sus cartas enviadas en 1979 a la Gran Logia Unida de Inglaterra y a
las Grandes Logias de Irlanda y de Escocia. En ellas le confirmaron que la
Logia Lautaro “no tenía relación alguna
con la Francmasonería regular”, y que San Martín no fue miembro de la
misma.
A la teoría de
que San Martin de afilió a la masonería en Londres en la llamada Casa de
Miranda, Enrique Díaz Araujo dice que
es imposible que San Martin se hay podido reunir con Miranda allí porque hacía
alrededor de un año que Miranda no estaba en Londres; y que no hay ninguna
prueba de que este haya sido masón y menos de que haya existido la supuesta
logia Gran Reunión Americana; además de que los verdaderos dueños de esa casa
londinense, los venezolanos Andrés Bello y Luis López Méndez, no eran masones y
sí católicos prácticos.
Otro prueba
de que es imposible que San Martin haya sido masón es su innegable condición de
católico, tanto en el ámbito privado como en el público.
Al respecto
hay que tener presente que la Masonería tiene como un objetivo fundamental la
destrucción del orden social cristiano, es decir de la Cristiandad. En ese
sentido los masones buscaron denodadamente imponer la separación del Estado y
la Iglesia, la enseñanza laica, el divorcio, y en general la supresión de toda
manifestación pública de Fe católica.
Ahora bien –a
contrario sensu- San Martin hizo gala de un catolicismo público innegable;
promoviendo la confesionalidad de Estado, la enseñanza religiosa, y todo tipo
de actos que implican un reconocimiento del reinado social de Cristo en el
orden temporal.
Para no
extendernos demasiado con las innumerables muestras de Fe católica de San
Martin, enunciamos solo las siguientes: promovió el uso del rosario y el
escapulario entre sus soldados, dotó de capellanes a su tropa, nombró a la
Virgen del Carmen Generala de su ejército, hizo rezar misas con frecuencia,
fundó y auspició escuelas en las que se enseñaba la religión católica, se
mostró siempre respetuoso con el clero y rindió su homenaje al representante apostólico
de Pio VII de paso por Buenos Aires.
En particular
supo ser un católico intolerante y severo respecto a la blasfemia y a los
sacrilegios. En el art. 1° del Código Militar que redactó para su ejército en
1816, estampó una reglaaleccionadora:“Todo el que blasfemare el santo nombre
de Dios o de su adorable Madre e insultare la religión por primera vez sufrirá
cuatro horas de mordaza por el término de ocho días; y por segunda vez será
atravesada su lengua con un hierro candente y arrojado del cuerpo de
Granaderos.El que insultare de
obra a las sagradas imágenes o asalte un lugar consagrado, escalando iglesias,
monasterios u otros, será ahorcado... Las penas aquí establecidas... serán
aplicadas irremisiblemente”.
En lo
atinente a la confesionalidad del Estado, cuestión que enardece a los masones,
San Martin no dejó resquicio algunopara las pretensiones masónicas.
En la
instrucción a Tomás Godoy Cruz, del 26 de enero de 1816, acerca de la
forma de gobierno que debería adoptar el Congreso de Tucumán dice: “sólo me preocupa que el sistema adoptado no
manifieste tendencia a destruir Nuestra Religión”.
En el
"Estatuto Provisional" del Perú, que dictó el 8 de Octubre de 1821, estableció
lo siguiente: “La religión Católica,
Apostólica Romana es la religión del Estado. El gobierno reconoce como uno de
sus primeros deberes mantenerla y conservarla por todos los medios que estén al
alcance de la prudencia humana. Cualquiera que ataque, en público o
privadamente, sus dogmas y principios, será castigado con severidad, a
proporción del escándalo que hubiese dado”... 3ro: “Nadie podrá ser funcionario
público si no profesa la religión del Estado”.
Con estas
disposiciones nomas debería quedar descartada de plano toda posible pertenencia
de nuestro prócer a la masonería, pues ¿Cuándo se vio un masón que hiciera todo
eso? Sin embargo hay más datos aun que sirven para descartar su filiación
masónica.
Todos sus
enemigos acérrimos fueron justamente masones o liberales. Entre ellos
Bernardino Rivadavia, Carlos de Alvear, José Miguel Carreras; yhay que destacar
que fueron estos los que frustraron su intención de instaurar en América una monarquíacatólica
e independiente pero dentro del seno de la Hispanidad.
Díaz Araujo
dice que con ese fin operaron tres logias en forma combinada: la Logia Central
de la Paz Americana del Sud, formada por
oficiales del Ejército Real español que pertenecían al partido liberal,
cuyo Venerable era el General Jerónimo Valdés, quien impidió precisamente la
paz americana, oponiéndose a los acuerdos de Miraflores y Punchaucaque
plantaban la independencia americana y la coronación de un miembro de la
dinastía borbonica.La segunda fue la Logia Provincial de Buenos Aires, que
presidía en país Bernardino Rivadavia, con ramificaciones en la
"Lautaro"; y la tercera, la Logia Republicana Orden y Libertad, cuyo
Venerable era José Faustino Sánchez Carrión, que se opuso al proyecto
monárquico del Libertador y llevó a SimónBolivar al Perú.
De modo pues
que a estas Logias masónicas se les debe la balcanización sudamericana, ellas
son las responsables de que nos convertimos un puñado de republiquetas
sometidas al imperio británico, y no a
San Martin, como dicen sus detractores.
Finalmente, habría
que mencionarque existen también otros argumentos que esgrimen los detractores
del Libertador pero que son de una endebles tal que raya lo ridículo, y que no
alcanzan ni siquiera a ser indicios que puedan justificar un mero estado de
sospecha sobre nuestro héroe. Un ejemplo de estos argumentos maliciosos es el
referentea una medalla que la masonería belga
supuestamente la habría otorgado a San Martin.
Al respecto
hay que decir que un historiador masón, Martin Lazcano, reconoció que “la masonería no reserva sus homenajes para
sus propios miembros”. Por otro lado ese hecho por sí solo no prueba nada,
pues -como dice Horacio Juan Cuccorese- “¿Existe
alguna prueba documental o testimonial reveladora de que San Martín haya
aceptado una medalla masónica? ¿Existe constancia de la recepción solemne de la
entrega de la medalla, discurso de Gran Maestre de la Logia y palabras de
agradecimiento de San Martin? Nada. ¿Habrá tenido conocimiento San Martín de
que se acuñó una medalla masónica en su honor? En la correspondencia
sanmartiniana tampoco se encuentra nada".
En conclusión,podemos
afirmar que no existe prueba ni
evidencia alguna de que San Martin haya sido masón. Y eso es lo que reconocen
historiadores como Mitre, Ricardo Piccirilli, Héctor Juan Piccinali, Martín V.
Lazcano, Guillermo Furlong, Aníbal Rotjer, Ricardo Rojas, Ricardo Levene; entre otros.
Por lo que sostener
la infamia de su filiación masónicaimplicacontinuar –se quiera o no- con el
plan pergeñado en su momento por liberales y masonespara frustrar lospropósitosde
independencia, paz y unidad del Gran Capitán, y para desvirtuar su formidable figura arquetípica.
Edgardo Atilio Moreno
1 comentario:
Estupendo artículo!! Felicitaciones desde Córdoba.
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