jueves, 13 de noviembre de 2008

REFUNDACIÓN DEL CAOS

¿REFUNDAR QUÉ?

A finales de este mes se reunirán los países integrantes del G-8 y el grupo de las economías emergentes para intentar ponerse de acuerdo sobre la manera de hacer frente a la actual crisis financiera que está azotando las economías mundiales con una crudeza sin precedentes.
Si volvemos la vista atrás algunos años, vemos que tras la caída del Muro de Berlín y el derrumbe de los sistemas de socialismo real -mal llamados comunistas-, el capitalismo se enfrentaba a un reto bien difícil como era el de convencer que había sobrevivido por sus propios méritos. No teniendo ya enemigos que derrotar, todos los focos se concentraban exclusivamente sobre él. Y lo que parecía que iba a ser, según sus partidarios, un brillante camino de triunfos, se ha convertido –como era de esperar a poco que se pensara sobre ello- en una pesadilla para millones de personas, y en un quebradero de cabeza para políticos de mucha imagen, poco seso y menos escrúpulos.
Hace ya dos años largos que se comenzó a hablar, en determinados círculos económicos (aquí se alertó sobre ello en junio del 2006), de la más que probable crisis que se avecinaba; de que las políticas que se estaban siguiendo en los países desarrollados eran absurdas y de que se estaba viviendo en una burbuja financiera que, más pronto o más tarde, tendría que estallar por la imposibilidad de seguir manteniendo un crecimiento basado en una salvaje huida hacia delante y en una especulación brutal y sin sentido. Y lo que tenía que pasar, pasó. La mezcla de un capitalismo sin freno, una profunda corrupción moral en las clases dirigentes, y unas políticas carentes del más elemental sentido común (ese que recomienda austeridad y contención pensado en los malos tiempos), trajeron la crisis en la que estamos metidos. Ahora, los mismos que nos metieron en el problema, se van a reunir para sacarnos de él, para “refundar el capitalismo”.
Adviértase el doble absurdo de esta proposición: sacarnos de la crisis y “refundar el capitalismo”. Las crisis, como todas dentro de este irracional e inmoral sistema económico capitalista (ya sea en su versión de capitalismo de Estado o de capitalismo privado) son mecanismos cíclicos, de autorregulación, cuando entra en una época de descontrol absoluto, y “refundar” un sistema económico descabellado basado en la explotación pura y dura, carece de sentido. A mayores ¿cuándo se han puesto lobos a cuidar ovejas?, ¿cómo reformarán algo los que por acción –beneficiándose de él- u omisión –mirando hacia otro lado-, nos han colocado donde estamos? ¿Se le volverá a contar a los ciudadanos, para embaucarles, esa estupidez de la “mano oculta”, “del benéfico egoísmo”, que según los listillos gobierna y dirige sabiamente el sistema, sin necesidad de que nadie haga nada?
El sistema es irreformable, sus periódicas crisis inevitables, y con ello todo el acompañamiento de paro, dificultades, problemas y agonías para los ciudadanos que, estúpidamente, confían en los inmorales que se benefician del tinglado. Políticos, financieros, economistas, teóricos dominadores ellos de los entresijos de este montaje, y sus beneficiarios únicos, no saben nada y no están dispuestos a hacer nada que no les beneficie personalmente, y esa es la cruda realidad. Los tontos de a pie, los ciudadanos, ya estamos empezando a pagar la factura de la inmoralidad y los excesos de los que, dicen, “saben” de todo esto; y seguramente la pagaremos muy contentos, pues los que “saben” ya están empezando a "tomar medidas".
Es patético ver como los esclavos –los ciudadanos- siguen dando a los déspotas, a los amos y beneficiarios únicos del sistema, un cheque en blanco que servirá para tapar durante otros pocos años los agujeros del tinglado y esperar a la próxima crisis, que nos colocará un poco más abajo que ésta. Es deprimente ver como los esclavos –los ciudadanos- hemos renunciado a nuestra inteligencia, nuestra voluntad y nuestra dignidad y hemos colocado nuestras vidas –abjurando de nuestro sagrado deber de dirigirlas por nosotros mismos- en manos de una oligarquía de parásitos incompetentes y sin escrúpulos que, adormeciéndonos desde los medios de difusión con sus mensajes, nos convencen de la belleza de la esclavitud.
Así las cosas, ¿refundar qué? Estamos en el mejor de los mundos posibles. Los esclavos cómodamente en sus establos; los mismos amos seguirán haciendo las mismas cosas pero las llamarán de otra manera –por lo menos de momento-, y todos contentos. Luego, repito, ¿refundar qué?

1 comentario:

Anónimo dijo...

El premier Británico Gordon Brown llamó a todos los líderes a crear un "nuevo orden mundial". Ahora, pensándolo bien ¿Vamos a permitir que los mismos que sostuvieron a este sis tema opresor generen otro sistema que devuelva la polaridad financiera que nos oprime?.

Es indignante que se hable de crisis mundial cuando los grandes empresarios "corren riesgos", mientras se vive en un mundo donde casi la mitad no tiene acceso a agua potable, el 10% tiene acceso a internet y el 2% a estudios universitarios.

Y ni hablar de la desigualdad y el hambre extremo qeu sufren algunas regiones.

Muy buen artículo, estamos con ustedes.


Daro.
División adolf Eichmann.
http://soldadospoliticos.blogspot.com