domingo, 8 de marzo de 2009

EL CRIMEN DESBORDADO


Otra Vez la Inseguridad

Falsa Esperanza
Por: Guillermo Rojas


Se roban 4 millones y medio de teléfonos móviles al año.

Se asesina para robarlo a un anciano por semana en la Provincia de Buenos Aires. La mayoría de estos crímenes nunca se esclarecen. O cuando se esclarecen los responsables quedan en seguida en libertad como el sonado caso de los mellizos de Berisso.

El robo de autos creció un 21 % con respecto al año anterior. Cada 45 minutos desaparece un automóvil en la argentina. Hay todo un mercado de auto partes robadas sin que nadie haga nada

En Buenos Aires hay cinco denuncias por delitos sexuales diarios. Dos son por violación y el resto por abuso deshonesto. Mil mujeres son violadas al año.

Según cifras oficiales, hay 120.000 adictos a la pasta base (residuos de la cocaína, procesada con queroseno y ácido sulfúrico), la droga de los pobres, llamada "paco" en la jerga de los drogadictos. La mayoría de ellos esta dispuesto a cualquier cosa por obtenerla. No nos vamos a referir a otras drogas pues ya lo hemos hecho en otros artículos de este periódico. Según La Nación diario el gobierno retacea los fondos para el tratamiento de los drogodependientes y ese sistema de rehabilitación está a la deriva.

Se asesina promedialmente tres personas al día en la provincia de Buenos Aires. El 83 % de los casos en el Gran Buenos Aires. Los homicidios ejecutados por menores de entre 14 y 16 años creció 46,66%, de enero a septiembre de 2008 en comparación con el mismo período del año anterior. El robo calificado en menores de entre 14 y 16 años creció casi un 20% respecto al año anterior en donde de 3.596 casos, 858 cometieron este delito.

De los delitos protagonizados por menores, el 60 % termina en muerte. De cada 500 denuncias solo 10 llegarán a convertirse en un procedimiento judicial solo se denuncia menos de la mitad de los delitos efectivamente cometidos pues el descreimiento en la justicia y la policía ha crecido a niveles pocas veces vistos en el país. Llega a juicio solamente el 3% de los casos iniciados cuando se trata de delitos con penas mayores de 3 años y apenas 0,6% cuando son delitos menores.

Estas estadísticas oficiales de la Policía Federal y de la Provincia de Buenos Aires marcan la realidad de la Argentina del progresismo y de los Derechos Humanos, donde la autoridad es una rémora del pasado negro de la Dictadura y la culpa y la responsabilidad ha sido relegada por el freudomarxismo al desván de los recuerdos. La Argentina de la inclusión social y de los maravillosos planes económicos llevados adelante durante años por los funcionarios de lujo preparados en universidades extranjeras para servir al extranjero. La Argentina de los mejores y más modernos planes educativos, la que planea liberar la tenencia de drogas en pequeñas cantidades según recomiendan expertos y funcionarios con la nariz averiada, según otros funcionarios.

Son estas las cifras que rebelan que algo en las entrañas de la Argentina funciona muy mal. Algo que no se soluciona cambiando unas caras por otras caras del mismo sistema que nos gobierna desde hace casi 30 años y que ha sido el principal causante de lo que hoy nos toca vivir a muchos de forma mas que dolorosa.

Cuando la delincuencia gobierna impunemente, cuando se adoctrina en la destrucción de los límites y en el todo vale desde la escuela o la universidad, cuando los valores religiosos familiares y patrióticos son estigmatizados y perseguidos en nombre de un cambio tan superficial como entupido. Cuando dilatamos los limites de la normalidad en nombre de la no discriminación y lo antinatural se vuelve normal y lógico o cuando los Derechos individuales se ejercen contra el poder como reza el sobado apotegma progresista que en definitiva quiere decir que solo los delincuentes, los terroristas, los degenerados tienen derechos individuales. Cuando todo esto ocurre durante años de años sin que nadie diga nada o viva con la esperanza de que esto cambie mágicamente y en forma antiséptica, sin un agregado mínimo de sacrificio y compromiso. Sin derramar una gota de sudor o de hemoglobina es que no podemos quejarnos de nuestra propia abulia, de nuestro propio individualismo y desentendimiento de lo que ocurre a metros nuestro, de lo que ocurre en definitiva con nuestra Patria.

Por ello es más que necesario decir claramente

La llamada inseguridad o sea el crimen desbordado, no es causa sino consecuencia de la ruptura de nuestra economía y de la degradación de la cultura y la destrucción de valores que ha sumido a mucha gente en la anomia más absoluta.

No es culpa de la policía como muchos ignorantes sostienen, por más que la policía pueda ser corrupta, muchas veces con la anuencia del poder político.

No es culpa de tal o cual gobierno o funcionario, por lo tanto cambiar de gobierno dentro de este mismo sistema no va a reducir el flagelo.

No solo es culpa de la desocupación como otros ignorantes encumbrados sostienen. No todos los desocupados son ladrones o asesinos

Tampoco es culpa de las cárceles que no regeneran.

La denominada inseguridad es un fenómeno complejo donde se entrelazan cuestiones económicas, políticas, culturales y axiológicas.

La única forma de ponerle un freno es acabando con las causas. Acabando con la destrucción económica a que estamos sometidos y que determina la existencia de la denominada pobreza estructural, caldo de cultivo para cualquier degradación del ser humano.

Terminar con la destrucción de los valores religiosos patrióticos y familiares que se viene desarrollando desde hace más de 25 años desde los medios de comunicación, desde los que se ensalza a delincuentes y terroristas y se promueven el consumo de drogas y la degradación mas bizarra, o en las escuelas y las universidades donde suele adoctrinarse sobre las bases culturales de este sistema hediondo.

Terminar con la abolición de la autoridad que se predica, desde los mismos gobiernos que, a cual mas ladrón y corrompido, gustan de gobernar en el caos y la disolución.

Terminar con el discurso contradictorio con relación a la droga que por un lado la persigue pero por otro la libera. Terminar así mismo con los funcionarios que la consumen.

Para la ciudadanía es necesario ilustrarse y comprometerse en referencia el tema que tanto la mortifica y darse cuenta que es una absoluta contradicción quejarse y después votar a los mismos personajes que posibilitan este fenómeno tremendo, que ha costado tantas vidas.

Es necesario que se den cuenta que no se puede pedir seguridad votando a progresistas que nombran garantistas penales en la judicatura o que sancionan leyes de esa naturaleza. Los que afirman que el problema es la policía y no la delincuencia. Con ellos van a tener lo que tienen ahora: delincuentes sueltos y gente honesta muerta o tras las rejas.

También deben darse cuenta que el liberalismo económico ha llevado a una enorme franja de la población a vivir bajo el paraguas de la providencia, que ha destruido la economía y expatriado enormes masas de capital al exterior a las arcas del Imperialismo Internacional del Dinero, dejando a nuestro país debilitado al extremo, por lo que optar por los que proponen esas recetas es votar por tener en potencia una fabrica de desesperados y sin futuro. El caldo de cultivo del crimen.

En definitiva optar por el Régimen de Dominación es justamente la falsa esperanza de que esto cambie. Habrá que pensar en hacer otra cosa


Foto: No se arregla con mas patrullaje solamente



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