En mi escritorio  de trabajo, junto a las fotos de mi familia, se encuentra un pequeño  portarretrato donde se destaca la figura de un noble caballero, “con  todas las letras”, de origen francés llamado Santiago Antonio María de  Liniers y Bremond, o sencillamente don Santiago, como le gustaba que le  digan. 
Este  auténtico patriota, condecorado con el Hábito de San Juan y la Cruz de  la Orden Militar de Malta, fue Capitán de Navío de la Real Armada de  España, Gobernador Político y Militar de los Treinta Pueblos de las  Misiones Guaraníes, Comandante General de Armas de Buenos Ayres, y Héroe  de la Reconquista y Defensa de nuestra “patria vieja”, frente a las  Invasiones Inglesas de 1806 y 1807.
Estos  antecedentes le dieron el prestigio local para convertirse luego en el  único Virrey (1807-1809) proclamado por el Cabildo y el pueblo de Buenos  Ayres, en contraste a la pavorosa figura de su predecesor Sobremonte.
Liniers  fue ademas un hombre de profundas convicciones católicas; se encomendó a  la Virgen de la Merced para repeler el ataque del protestante inglés, y  en agradecimiento a la victoria alcanzada, le entregó las banderas del  famoso Regimiento 71 de Highlanders Escocés. 
Pero,  un personaje de esa tesitura no podría durar demasiado frente al avance  del liberalismo revolucionario de 1810. Como él mismo diría en su  testamento antes de ser fusilado en Cabeza de Tigre (Córdoba) “Las manos  que firmaron mi sentencia son las mismas manos que hace tres años me  alzaron en vilo en la Plaza Mayor de Buenos Ayres, y que me  transportaron así, sin que mis pies rozaran el suelo, hasta la Real  Fortaleza (...); las mismas manos que hoy señalan el aparente inexorable  camino que conduce hasta mi tumba (1)”. 
Obviamente,  sus convicciones morales y éticas lo obligaban a ser fiel a la figura  del Rey de España, el inepto Fernando VII, siendo conocedor de los  reales intereses más que políticos, económicos de los sublevados o  “revolucionarios patriotas”, quienes dirigidos doctrinariamente por el  nefasto Dr. Mariano Moreno (el Robespierre criollo), no vaciló ni un  segundo en ordenar su fusilamiento, asi como el de quienes se opusieron a  los acontecimientos del 25 de Mayo de 1810. 
Desde  luego que para Moreno, fusilar a Liniers le daría al mejor estilo  Joseph Goebbels, la propaganda suficiente para que Buenos Aires intimide  a las demás provincias a unirse a la  Revolución, por supuesto con el  liderazgo centralista de la “hermana mayor”. 
Sin  embargo, con el desastre de Huaqui (Bolivia) en 1811, Moreno cayó en  desgracia y la  Revolución empezó a tambalear. Solo con la llegada de  San Martín tomaría nuevos ribetes independistas.
Lo  peor de todo, más allá de la “historia oficial” que busca encubrir las  verdaderas razones de la injusta ejecución de este héroe de la “patria  vieja”, es que a Liniers lo mató la masonería. En una carta dirigida a  su suegro Martín de Sarratea le reprocha el olvido de los principios que  los revolucionarios atacan como “el trono”, “la justicia” y “los  altares”, precisamente los objetivos claves del Iluminismo Masón como  diría Santiago Roque Alonso en “Santiago de Liniers: El Primer Padre de  la Patria”(2). 
Después  de todo, vemos que la masonería triunfante con las ideas modernistas  que hoy nos gobierna, con este chantaje político que es la  partidocracia, comienza a mostrarse ante la sociedad como algo " provechoso para el bien común", como hombres y mujeres llamados por los  ideales de su “razón elevada”, a seguir los pasos del secretismo secular  para atacar a la Iglesia, que es al fin y al cabo el último bastión a  conquistar, si es que ya no lo han hecho.
Liniers  fue un regalo del destino, fue quien quiso interponerse al perverso  plan de conquista de los sectarios “albañiles”, constructores de lo que  hoy constituye nuestra Nación Argentina. Su inteligencia y capacidad  visionaria fue testigo de la incompetencia española para escuchar sus  constantes recomendaciones en reforzar las defensas de las costas del  puerto de Buenos Ayres, que cayó en manos del pirata inglés un 26 de  Junio de 1806. 
Esa  misma incompetencia se reiteraría nuevamente, por eso en una  correspondencia dirigida a Vicente Echavarría el 14 de Julio de 1810,  diría “ La insurrección de Buenos Ayres, la más atentativa al  derecho  natural y de gente que jamás se haya formado y aún la más contraria a  los restos de la prudencia y de la combinación política” (3). Sus  palabras no tendrían el eco esperado, vaticinando así el carácter casi  improvisado y erratico de la  Revolución de Mayo, que a fuerza de sangre  y fuego se fue expandiendo por las provincias del Virreynato. 
La  primera sangre derramada fue la del propio Liniers, el 26 de agosto de  1810. La descarga de los fusiles ordenada por French bajo la inquisidora  mirada de Castelli, segaría su vida para siempre. Se dice que el propio  French le dio el tiro de gracia. Desde entonces el pueblo argentino aún  mantiene una enorme deuda de agradecimiento con don Santiago de  Liniers, por ser ejemplo de amor a Dios y a la Patria. Por algo es que  sus restos mortales no descansan en el país por el que entregó hasta la  última gota de su sangre, sino en su España adoptiva. 
He aquí nuestro sentido homenaje a quien los nacionalistas le debemos gran parte de lo que somos y pensamos. 
1)  Torres, Felix A., “Santiago de Liniers – Sus Cartas desde la Historia 1809-1810”
2) Santiago Roque Alonso, Periódico Patria Argentina, Año XXIII, Nº 269, 12 de Agosto de 2010
3) Torres, Felix A., “Santiago de Liniers – Sus Cartas desde la Historia 1809-1810”
 

 
1 comentario:
Esta bueno homenajear a don Santiago de Liniers, es muy justo hacerlo, y muy noble, ya que la historia injustamente a olvidado a este noble caballero.
Sus cualidades y meritos sin dudas son muchos y de entre ellos se destaca su rol durante las invasiones inglesas.
En aquellas jornadas, en las que comenzo a gestarse la Argentina independiente, don Santiago fue uno de los heroes mas destacados.
Sin embargo luego cometeria el error de mantenerse fiel al indigno rey Fernando, error, entendible por el alto concepto del Honor y la Lealtad que tenia este procer; solo que la monarquia que queria defender ya no existia mas. Ya no existia la monarquia de los Reyes Catolicos, de Carlos V o de Felipe II; lo que habia entonces era una monarquia podrida, liberal, masonica, despota y traidora; cosa que lamentablemente el pobre don Santiago no lo pudo ver.
De todos modos no hay dudas que su fusilamiento fue un crimen nefasto y quienes lo perpetraron, unos canallas e infames al servicio de los ingleses y de la masoneria.
Por eso tenga don Santiago de Liniers todo homenaje y reconocimiento de parte de nosotros, los nacionalistas argentinos.
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