Sobre la presunta
procedencia hebrea de Milton Friedman:
http://www.enlacejudio.com/2012/07/31/en-el-centenario-de-milton-friedman/
http://www.lapalabraisraelita.cl/3%20junio%2005/Joyce.htm
Las relaciones entre la ideología
"friedmanita" y la ascendencia familiar y religiosa judía de
Friedman, caso de existir, se estudiarán en otra entrada de esta bitácora.
Ahora sólo nos interesa la naturaleza y consecuencias de las producciones
teóricas de Friedman, cuya influencia en la expansión de aquello que se
denomina "neoliberalismo" a escala mundial está fuera de toda duda.
Friedman es una de las personas que más daño
han hecho a los pueblos del mundo (!rechacemos ya de plano la palabra
"humanidad"!), sin embargo, casi nadie pretendería que este profesor
de la Universidad de Chicago sea un asesino. Al contrario, fue un respetable
"ciudadano judeo-norteamericano" adornado con la totalidad de los
gloriosos emblemas antifascistas que legitimaran -y siguen legitimando- las masacres
realizadas por occidente: democracia,
libertad, derechos humanos, progreso... No en vano se le concedió a este
auténtico psicópata y canalla un Premio Nobel, como a Obama. Si hubiera
perecido en el atentado islamista a las Torres Gemelas (11-S), Friedman habría
sido considerado una "víctima"; Estados Unidos e Israel están
repletos de este tipo de potenciales "víctimas", cuya "ejecución
selectiva" deberíamos, al parecer, lamentar y condenar political correctness como un acto de
terrorismo. En realidad, Friedman ha sido un destacado teórico -pero no el
único- de los criminales que nos gobiernan, los mayores genocidas de la
historia. Friedman diseñó desde 1953 los programas económicos con que la
oligarquía transnacional lleva décadas destrozando la vida de la gente en
diversos países. Las ideas criminógenas de Friedman son las que llenan la
cabeza nuestros políticos "democráticos", de ahí que éstos sean,
necesariamente, enemigos objetivos de la comunidad nacional, auténticos
testaferros que -consciente o inconscientemente- trabajan para una potencia
extranjera y una secta bíblico-talmúdica de tarados apocalípticos con las manos
manchadas de sangre. La doctrina de Friedman representa, bien es cierto, sólo
la dimensión económica de un imaginario ideológico mucho más vasto que,
articulado entorno al antifascismo, constituye la superestructura discursiva
del sistema oligárquico occidental. Antes de continuar adelante, recomendamos
que se visione el siguiente youtube, basado en una conferencia de Naomi Klein
donde la propia autora resume el contenido de su obra capital La doctrina del
shock (2007):
Para situarnos un poco en el tema -los que no
nos tenemos por expertos en economía- quizá convenga, a la hora de entender qué
es "realmente" el neoliberalismo friedmanita, trazar en gruesos
perfiles aquello que ha sido considerado habitualmente como su negación, a
saber, el Estado proteccionista y las políticas económicas keynesianas. Las
sorpresas pueden resultar aquí mayúsculas, siendo así que, al parecer, la
primera experiencia histórica de un Estado que ampara a su pueblo de los peores
abusos del sistema capitalista es la Alemania imperial de Bismarck:
El estado del bienestar nació en la Alemania
del conde Otto von Bismarck (1815-1898). / Durante el decenio de 1880 el
desenvolvimiento de la sociedad alemana no se vio perturbado por las
restricciones ricardianas y clásicas del papel del Estado. Los economistas
alemanes se ocupaban de la historia, y de sus obras no solían desprenderse
graves advertencias con respecto a las intromisiones del gobierno, Conforme a
la tradición prusiana y alemana, el Estado era competente, benéfico y sumamente
prestigioso. Lo que se consideraba como principal peligro de la época era la
activa militancia de la clase obrera industrial en rápido crecimiento, con su
ostensible proclividad a las ideas revolucionarias, y en particular, a las que
provenían de su compatriota recientemente fallecido, Karl Marx. Proporcionando
el más claro ejemplo de temor a la revolución como incentivo para la reforma,
Bismarck urgió a que se mitigaran las más flagrantes crueldades del
capitalismo. En 1884 y en 1887, después de apasionadas polémicas, el Reichtag
adoptó un conjunto de leyes que otorgaban una protección elemental bajo la
forma de seguros en previsión de accidentes, enfermedades, ancianidad e
invalidez. Aunque fragmentariamente, se adoptaron luego disposiciones similares en Austria
(Galbraith, J. K., Historia de la economía, Barcelona, Ariel, 1993, pp.
229-230).
Existía, por tanto, una vía
"alemana" frente al liberalismo occidental anglosajón de los
economistas clásicos. Hitler, en su política económica, se limitó a tirar del
hilo de esta tradición, a fin de constituir, desde pilares económico-sociales,
un nacional-socialismo que -bajo el punto de vista estrictamente económico y
sólo ése, por supuesto- es el antecedente más remoto del keynesianismo y, por
ende, del "modelo europeo" erigido frente al salvajismo neoliberal de
procedencia norteamericana. El denominado "keynesianismo", opuesto
simétrico del neoliberalismo (veremos que las cosas son más complicadas) tiene,
en efecto, su antecedente en Adolf Hitler:
(...) hubo keynesianos antes de Keynes. Uno de
ellos fue Adolf Hitler, quien, libre de las cadenas de una teoría económica,
emprendió un gran programa de obras públicas al tomar el poder en 1933, entre
las cuales el ejemplo más visible fueron las Autobahnen. En verdad, empezó
invirtiendo en obras de ingeniería civil, antes de emprender los gastos
armamentistas. Los nazis tampoco hacían ningún caso de las limitaciones de los
ingresos públicos, pues recurrían sin escrúpulos a la financiación a través del
déficit. De esta forma la economía alemana pudo recuperarse de la caída
devastadora sufrida anteriormente. Hacia 1936, el desempleo, que había ejercido
una influencia tan considerable en el acceso de Hitler al poder, había sido
eliminado en gran medida (Galbraith, J. K., op. cit., pp. 242-243).
En consecuencia, la actual
política de Ángela Merkel, que se quiere vincular a la ética protestante del
ahorro y del ascetismo, nada tiene que ver con esa supuesta tradición en tanto
que "tradición económica alemana". La tradición económica alemana
podrá ser ascética, luterana, productivista y lo que se quiera, pero no
monetarista en el sentido friedmanita. Friedman es la versión oligárquica de
las sociedades de consumo post-calvinistas. Ya aclararemos más abajo en qué
consiste aquí la clave axiológica del asunto. Por el momento limitémonos a
constatar que el paradigma europeo de economías mixtas se inspira en Alemania y
en el fascismo. Hemos cruzado los datos con otra obra de reconocido prestigio a
fin de que no se pueda pretender alegremente que ésta es sólo una opinión de
Galbraith: se trata de un hecho admitido y consensuado entre los especialistas,
aunque cuidadosamente ocultado a los ciudadanos, quienes no deben saber que
cuando se habla de "Keynes el benefactor" en realidad debería
hablarse de una política social "alemana", anticipada por los
regímenes fascistas a fin de frenar el avance del genocidio comunista sin renunciar
al dinamismo económico del mercado:
Un segundo problema se refiere al nombre que deberíamos dar a la
economía política más allá de Keynes. Para quienes se encuentran en la
tradición marxista, el capitalismo dejará paso al socialismo. Acontecimientos
tales como la planificación, los controles de salarios y precios y otros pueden
interpretarse como extensiones del socialismo, en especial si se refuerzan con
una mayor propiedad pública y el incremento de la democracia industrial tal
como preconiza Stuart Holland (véase cap. 9). Por el contrario, Winkler razona
que se comprenden mejor como "el corporativismo venidero", un sistema
de control estatal sobre una economía privatizada: un modelo evidentemente
derivado del fascismo (Skidelsky, Robert, El fin de la era keynesiana,
Barcelona, Laia, 1982, p. 12).
En consecuencia, el régimen
chino, cuyos vertiginosos crecimientos económicos todos conocemos, sería, por
lo que a la economía respecta, un ejemplo de "ecónomo fascismo"; pero
también lo habrían sido las benefactoras administraciones socialdemócratas de
los países nórdicos europeos durante los años sesenta del siglo pasado.
El dogma neoliberal
La economía friedmanita o
"neoliberal" puede definirse como la negación, punto por punto, de
todo aquello que ha venido caracterizándose de forma harto simplificada como
"keynesianismo", aunque en realidad esta última etiqueta encubra un
transfondo mucho más profundo y "perturbador" que la doctrina
económica de Keynes. Así lo hemos sugerido mediante unos pocos ejemplos
escogidos de "información chocante" que apuntan, todos ellos sin
excepción, al "misterio del fascismo". Para los no expertos en economía, la síntesis del neoliberalismo
friedmanita puede resumirse en una sola frase: aquello que universalmente se ha
aplicado en el mundo occidental cuando se apelaba a Friedman es la política
monetarista. En teoría, se trataría de evitar la inflación inherente al
"keynesianismo" restringiendo la emisión de moneda, de suerte que
fueran la competencia y el mercado los factores que regularan los precios sin
la "artificial" intervención del Estado. No obstante, a pesar de
que las medidas neoliberales apenas afectaron a la inflación, sí perjudicaron,
en cambio, a la economía productiva, pero aquellas se siguiéron aplicando como máxima
expresión de una "ortodoxia" de procedencia poco menos que religiosa.
¿Cuáles fueron las consecuencias reales del neoliberalismo más allá de las
declaraciones retóricas entorno a la libertad, la competencia y el mercado? O
en otros términos: cui prodest el monetarismo. Galbraith responde.
Para algunos, la política monetarista tenía
(y sigue teniendo) otro atractivo, aún mayor, que en forma curiosa y hasta
imperdonable ha pasado inadvertido para los economistas: el de no ser
socialmente neutral. Obra contra la inflación elevando los tipos de interés,
con lo cual, sucesivamente, inhibe las operaciones de crédito de los bancos y
la resultante creación de depósitos, es decir, de dinero. Los altos tipos de
interés son sumamente gratos e instituciones que disponen de dinero para
prestar, las cuales poseen normalmente más recursos que quienes carecen de
fondos con ese objeto, o bien, salvo muchas excepciones, que quienes toman el
dinero prestado. Se trata de una verdad tan evidente como impropia. Al favorecer
de este modo a los individuos e instituciones opulentos, una política monetaria
restrictiva viene a ser todo lo contrario de una política fiscal restrictiva,
la cual, al fundarse efectivamente en un incremento de las contribuciones de
los particulares y de las empresas, afecta negativamente a los ricos
(Galbraith, J. K., op. cit., p. 2999).
Y añade:
Los nutridos aplausos
que los conservadores ricos tributan al profesor Friedman están muy lejos de
ser inmerecidos (op. cit., ibidem).
En suma, el monetarismo convierte
el dinero en un bien escaso, que aumenta así su precio, y tiende a favorecer al
capitalismo financiero en perjuicio de la economía productiva, los
consumidores, los trabajadores y el conjunto de la sociedad. Galbraith escribió
el fragmento citado en 1989 y, desde luego, no pretendemos explicar la actual
crisis económica a partir de dicho planteamiento. Sin embargo, una
característica innegable de la situación a la altura del año 2012 si la
comparamos con las fechas en que se publicó la obra de Galbraith es el
incremento desmesurado del poder del capitalismo financiero, el cual controla
ya directamente los gobiernos sin necesidad de unos tipos de interés altos. El
asalto al Estado por parte de la alta finanza tiene su punto de apoyo en la denominada
deuda soberana y en los intereses de la misma, cada vez más elevados. Este
proceso comenzó en los años 70 y 80 del siglo pasado:
A principios del decenio de 1980,
los tipos de interés se elevaron a niveles sin precedentes en Estados Unidos,
hasta el punto que a la inflación de dos dígitos se opusieron tipos de interés
de esta misma magnitud. Estos últimos redujeron la demanda de nuevos edificios,
de automóviles y de otras adquisiciones financiadas con créditos. Y durante
1982 y 1983 acarrearon también una brusca restricción de los gastos de
inversión de las empresas. Esto, a su vez, produjo un gran incremento del paro,
que ascendió al 10,7 por ciento de la fuerza de trabajo a fines de 1982. Se
llegó también a la más elevada cantidad de quiebras de pequeñas empresas desde
el decenio de 1930, y a un serio deterioro de los precios agrícolas. Además,
los elevados tipos de interés produjeron un gran flujo de divisas, las cuales
reforzaron el valor del dólar, redujeron las exportaciones estadounidenses y favorecieron
sobremanera las importaciones, especialmente del Japón. El resultado de todo
esto fue el advenimiento de la peor crisis económica desde la Gran Depresión
(op. cit., pp. 300-301).
Estos fueron los resultados de la
política monetarista en Estados Unidos según Galbraith. Hasta el punto que el
propio Friedman, ante la evidencia del desastre, se desmarcó de su propia
criatura con la siguiente frase: "Si la política que aplica la Reserva
Federal es monetarista, entonces yo no lo soy" (op. cit., p. 300, n. 5).
Sin embargo, como sabemos, la crisis actual, que empieza en 2007, no proviene
de la restricción del crédito y de los tipos de interés altos en Estados
Unidos, sino todo lo contrario, a saber, del exceso de crédito y de la total
ausencia de control o regulación de los flujos financieros en ese mismo país
(la madre del cordero, por decirlo así). Se supone que dicha política le
resultaba provechosa a la alta finanza, la cual, a pesar de desencadenar el
crack, ha salido beneficiada del mismo con enormes ganancias a título personal
(directivos), ha tapado los agujeros de los bancos privados con dinero público
y ahora se apresura a conceder créditos al propio Estado acreedor pero con
elevadísimos tipos de interés, que fijan las agencias de rating en función de
"criterios de riesgo" (!como si el riesgo por excelencia no lo
encarnaran, precisamente, los propios usureros!). En suma, no parece que el
concepto de monetarismo permita explicar el poder del capitalismo financiero,
pues éste domina la política tanto a través de estrategias restrictivas de la
emisión de moneda, cuanto a través de los tipos de interés bajos y la
generación perversa de una deuda soberana que en realidad entraña la
liquidación del poder ciudadano y la sumisión del Estado. No otra era la
previsión de Hitler y, nos guste o no escuchar esto, dicha previsión se ha
cumplido hasta extremos estupefacientes. Quizá la clave del asunto se encuentre
en la dirección de una discreta observación de Galbraith:
Empero, la receta de Friedman presentaba una
dificultad más grave todavía, a la cual ya nos hemos referido, o sea, que en la
economía moderna nadie sabe con certeza lo que es el dinero. Lo son, sin duda,
el dinero en efectivo y los depósitos a la vista. Pero, ¿qué diremos de los
depósitos de ahorro permanentemente disponibles para retirar fondos, y de los
que pueden convertirse fácilmente en cuentas corrientes? ¿Cómo puede definirse
la capacidad adquisitiva que proporcionan las targetas de crédito, o las líneas
de crédito que todavía no han sido utilizadas? Y además, estos agregados
monetarios, por más arbitraria que sea su designación como dinero, ¿pueden en
verdad ser objeto de regulación? (op. cit., 298).
Observemos que en el año 1989
está señalando Galbraith el meollo de la crisis del 2007, a saber, la
escandalosa ausencia de regulación de los flujos financieros. La economía
neoliberal no se define únicamente a partir del texto escrito, de la letra de
Friedman, sino por las contradicciones e insuficiencias del enfoque
monetarista, que debería incluir en su mismo concepto el papel hegemónico del
capitalismo financiero en los Estados Unidos (y, desde ahí, en el resto del
hemisferio oeste y el planeta Tierra en su totalidad). La noción ampliada de
monetarismo nos conduce a un escenario en el que los poseedores del dinero
controlan el conjunto de la economía productiva y la someten a sus intereses
elitistas, de signo religioso y racial. Dicho control representa, empero, sólo
el trampolín de la conquista del poder político, a la que estamos asistiendo en
tiempo real en Europa con los nombramientos a dedo de técnócratas oligárquicos
para cargos de gobierno. Estos caballeros aparecen entre las sombras y de
repente se ponen a "gestionar" un país. La secta los envía. Se trata
de golpes de Estado silenciosos, perpetrados por esa misma oligarquía al objeto
de asfixiar cualquier forma efectiva y real de procemiento democrático o
fiscalización ciudadana de los poderes públicos. Cataluña, la finca privada de
la mafia catalanista, es un ejemplo harto cognoscible, por su inmediatez, del
tipo de sociedad ensordecida, narcotizada y amordazada que el futuro nos
depara.
Pero, ¿cuáles y quiénes son los
grupos que en estos momentos están empuñando a la descarada, ya sin rubor, las
palancas gubernamentales de los maltrechos estados nacionales para erigir una
articulación nueva, autoritaria, del mismo estamento oligárquico que ya
existía, pero oculto tras la fachada pseudo democrática, tras el oscuro
"poder de posguerra" (1946-2007)? Nuestra respuesta: los ideólogos y
gestores sionistas, de Wall Street a Tel Aviv. Para acreditar esta afirmación
nos remitiremos a los análisis de James Petras, un autor de izquierda radical
poco sospechoso de "hitlerismo".
JAUME FERRERONS
Blog Nacional-Revolucionario
5 comentarios:
http://youtu.be/gP591bZNc0I
doctrina del shock
gunther
Muy buen articulo, ademas muy buen blog, mediante el mismo he podido comprender cabalmente que es y que quiere el Nacionalismo y aunque discrepo en algunas cosas que suben a la pagina, en lineas generales estoy de acuerdo.
Antes de leerlos a ustedes la información que tenia del nacionalismo era la que daba la prensa "politicamente correcta" como le llamarían ustedes, o lo que habia leido de libros que eran un mescolanza de conceptos religiosos mechados con politica, clericalismo o recismo barato, que parecian responder a todas las caracteristica que enunciaba la denominada prensa politicamente correcta o sea parecia escrito por el enemigo. Fuerte abrazo
Este tipo de articulos están buenos para los idiotas que defienden el Proceso.Ese falso nacionalismo de sacristía cuartelera,o sinagoga disfrazada por la cruz y la espada,nos ha costado mucho a los argentinos.Muy bien por los militares que combatieron a la subversión poniendo el pecho pero no se olviden que el capitalismo es una forma de subversión.Ya dijo un Papa que el liberalismo es pecado y esto no solo en política sino también en economía.
Un gobierno que tuvo a Martínez de Hoz de ministro de economía es tan subversivo como un Firmenich cualquiera:Ambos defienden intereses apátridas y se burlan de los intereses de la Nación.
No comprendo como hay tantas viejas gordas y viejos impotentes que apoyan a la derecha sistémica.Esa vejez decadente,clase mierda nacional,es la misma que apoya a Israel y trata de terroristas al presidente de Irán y a los miembros de Hamas y Hezbollah.
Lo más triste de todo es que la gente que procesista que postea acá no tiene las pelotas para dar la cara ni para pelear mano a mano hasta el final.Al menos los milicos del setenta se plantaron en todos lados y le dieron una soberana paliza a los zurdos.
Ah,ya que estamos voy a tirar una bomba y el que se hace cargo se jode:La clase media de USA tiene huevos y enfrenta a los negros a los tiros.Acá hay inseguridad porque la gente es cobarde y retrocede contra cualquier chorrito que es puro chamuyo y por ahí ni fierro tiene.Burgueses idiotas son los que se dejan atracar en la calle sin aguantar.El otro día,en una casa de cambio de la calle Florida,un gringo se paró de mano con un chorro que le quiso cagar las vacaciones.Los yankees tienen muchos defectos como ser los hijos bobos de los judíos pero por lo menos se saben defender en la vida.
Acá hay muchos viejas burguesas come hamburguesas que elogian a los milicos y a los canas pero no tienen aguante en ninguna parte.Son anónimos cagones y gorilas que nunca se van a quejar de los verdaderos problemas sociales del país.Su espíritu (me refiero al segmento del viejagordismo porteño) pacifista,burgués y afeminado es puro marxismo cultural instalado en su mente homosexual,drogadicta y depravada.
No veo diferencias entre un zurdo lacra de trapo rojo y tres meses sin bañarse y un burguesito perfumado que habla de manera suave y no conoce Pompeya ni Barracas.Son vendepatrias los dos.
Ah,al que tenga un problema conmigo lo invito a presentarse y a no esconderse en anónimos.Parecen la marcha del 8N que nadie sabe quién mierda la convocó (parece que fueron los anarcoconchetitos del Partido Liberal Libertinaje).
Saludos a todos.
Muy buen texto, pero creo que queda inconcluso. Coincido con el anonimo del 24, usedes hacen una tarea importante de difusión en esta pagina, la primera vez que entre fue por que lei un afiche callejero pegado en un tacho de basura despues continué leyendo la pagina casi a diario. Si bien soy peronista comprendo y comparto practicamente todo de lo que hay aqui que iene mucha relacion con el peronismo original. Lo que existe hoy de cualquier tendencia que sea o solo son ladrones o izquierdistas socialdemocratas o liberales.
Peguenle fuerte muchachos. Suerte. Carlos Alberto
Estimado Camarada: Hay dos textos mas de este tema que vamos a publicar en los dos fines de semana siguientes. El tema es muy interesante por que muestra cual es la acción del liberalismo monetarista, como elemento de dominación del Poder Mundial y al mismo tiempo hace ver la conspiración de silencio que ha tendido la ideologia "antifascista" sobre la economia de diferentes vertientes nacionalistas. De acuerdo con lo que dice del Peronismo en la actualidad. Gracias por su comentario
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