sábado, 19 de julio de 2014

EL CAPITALISMO GLOBAL APESTA

Nicolas Sarkis, antiguo ‘trader’ de Goldman Sachs y actualmente director de una firma de consultoría financiera, explicó que, en su primer día de trabajo en este banco de inversión, uno de los principales a nivel mundial, “mi vecino en la sala de mercados, un treintañero, se desplomó súbitamente víctima de una infarto. Mis nuevos colegas no se inmutaron”.
Una organización de monjes banqueros
Según relata Marc Roche, autor de El Banco: Cómo Goldman Sachs dirige el mundo, trabajar en esta entidad bancaria es igual que “entrar en una religión (…). Son el producto de una cultura de empresa única. Una vez cruzada la puerta de entrada, uno se convierte en un verdadero monje banquero al igual que uno se hacía monje guerrero en el pasado”.
Matar o morir por Goldman Sachs
Y es que Goldman Sachs se encuentra en guerra. No es una contienda que se dispute en una trinchera al uso, sino en los parqués de las bolsas de todo el planeta. Es una conflagración ecónomica y global. Y esta institución financiera es uno de los principales y más temidos combatientes. Por eso, la política de contratación de la firma es realmente única, en el mejor y en el peor sentido del término. Tal y como explica Roche, “la presión es máxima y constante. Una vez al año, una docena de personas someten a cada empleado a un juicio en profundidad.Y el examinado debe, a su vez, poner una nota a su propia prestación: una especie de autocrítica semipública teñida de estalinismo. (…) Como en la estadística descriptiva, se divide a los banqueros en cuartiles en función de sus resultados. Sólo los que se sitúan en el primer cuartil (…) pueden aspirar al estatus de socio gerente. A los perdedores se les despide durante una de las innumerables escabechinas o se marcharán por su propia cuenta”. El proceso es un auténtico exterminio: “Después de cada Navidad, Goldman reempleaza sistemáticamente hasta un 10 por ciento de sus efectivos menos capacaces. La inseguridad del empleo es total: mata o muere”.
Un antiguo ‘Goldman Boy’ que aireó los trapos sucios del banco
En un sistema tan rígido es lógica la aparición de disidentes aunque, en el caso de Goldman Sachs, la mayoría de los que abandonan la firma o son despedidos optan por guardar silencio y reconducir sus vidas profesionales. Muy pocos se han atrevido a hablar de lo que sucede dentro de las puertas del banco. Uno de ellos fue el antiguo director ejecutivo de derivados en Europa, Oriente Medio y África, Greg Smith, que publicó el 14 de marzo de 2012 un artículo en el The New York Times en el que descubría algunos de los secretos más oscuros de Goldman Sachs. Siete meses después, este antiguo ‘Goldman Boy’ publicó un libro llamado Por qué dejé Goldman Sachs en el que critíca duramente a la que fue su casa durante varios años. Según Smith, este banco ha creado “un sistema dedicado a estafar al cliente y donde el trato a los novatos era degradante”. Tal y como describe en el libro, “los trabajadores más jóvenes entraban a trabajar a las cinco y media de la mañana, cada cual había de cargar su propia silla pues no había para todos y tan sólo uno de cada 45 compañeros continuaba en la firma tras una competición salvaje”.
Goldman Sachs se defiende
A pesar de que se trata de institución que cultiva un low profile en los medios, el portavoz de Goldman Sachs, David Wells, se vio obligado a señalar, ante las acusaciones de Greg Smith, que “todos los días, cualquier profesional joven, decide replantearse su carrera o hacer otra cosa. Que los demás juzguen si la decisión de Smith tiene un interés único”. Con esta declaración, Wells quería recordar que el antiguo directivo del banco se embolsó más de 1,5 millones de dólares por los derechos de autor generados por su libro. El Consejero Delegado del banco, Lloyd Blankfein, y su presidente y jefe de operaciones, Gary Cohn, también quisieron aportar su opinión sobre la polémica desatada por Smith y recordaron que “tan sólo era la opinión de un trabajador de una institución que tiene más de 33.000 empleados repartidos por todo el mundo y cuyo sueldo anual medio es de unos 285.000 euros”.
La “hidra” de Goldman Sachs
Sea como fuere, la polémica persigue a Goldman Sachs desde que se desató la crisis de las ‘subprime’ en 2007. Su implicación en el origen de la brutal crisis financiera que sufrió Grecia entre 2010 y 2011 así como en la ocultación de su deuda y su supuesta participación los ataques especulativos sufridos por el euro durante aquellos años, han puesto en tela de juicio los supuestos valores de honradez y servicio al cliente de los que hacen gala los ‘Goldman Boys’. Además, la habilidad del banco para infiltrarse en los puestos de poder más relevantes de los Estados hace que Goldman Sachs reciba el apodo de “la hidra” por sus numerosos críticos.
El fin de la oscuridad
En los últimos tiempos, Goldman Sachs ha intentando terminar con el secretismo que envolvía a la firma. Prueba de ello es la remodelación total de su página web que ha adquirido una estética de magazine especializado y en la que los expertos del banco publican sus análisis y debaten sobre cuestiones de interés público, más allá de la economía, como el cambio climático, las buenas prácticas empresariales, el desarrollo sostenible e, incluso, el mundial de fútbol que se está celebrando durante todo este mes en Brasil.

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