De Huntington a Trump: ¿la última revuelta demográfica de los WASP?
Existe
una perturbadora convergencia entre el teórico de la guerra permanente mediante
el choque de ocho civilizaciones (sic), Samuel Huntington, y el pragmático
multimillonario Donald Trump sobre el supremacismo blanco de los WASP (white
anglo-saxon protestants: angloestadounidenses protestantes blancos).
La única diferencia es que Huntington es venerado, mientras Trump es abominado, por el complejo militar-industrial.
Huntington, tan mexicanófobo e islamófobo como Trump, fue el coordinador de la planeación de seguridad en el Consejo de Seguridad Nacional con James Carter, además de darling de las universidades Yale, Harvard y de Chicago.
En su libro más reciente, ¿Quiénes somos? (https://goo.gl/2MY7uH), una oda a la mexicanofobia –en la que presuntamente colaboró un efímero canciller del doble cara Vicente Fox–, observa que "en 1930, los angloestadunidenses continuaban siendo el grupo dominante y, posiblemente, el mayor en número de la sociedad estadunidense, pero étnicamente (sic) Estados Unidos había dejado de ser una sociedad angloestadounidense".
A su juicio, los angloestadounidenses, quienes “habían pasado a ser los WASP, si bien habían ido perdiendo peso proporcional en la población, la cultura anglo-protestante de sus antepasados colonos sobrevivió durante 300 años como el elemento definitorio primordial de la identidad estadounidense”.
Huntington, apologista del apartheid de Sudáfrica, realiza una alarmante pregunta cabalmente racista: ¿Estados Unidos sería el que es hoy en día si en los siglos XVII y XVIII no hubiera sido colonizado por protestantes británicos, sino por católicos (sic) franceses, españoles o portugueses? La respuesta es no, no sería Estados Unidos: sería Quebec, México o Brasil".
Agrega que la cultura anglo-protestante de Estados Unidos "ha combinado instituciones y prácticas políticas y sociales heredadas de Inglaterra (incluida, de manera muy especial, la lengua inglesa) con los conceptos y los valores de protestantismo disidente (sic) que los colonos trajeron consigo".
En el capítulo 11, sobre las "viejas y nuevas líneas divisorias", con el subtítulo "nativismo blanco" (sic), cita a Wallerstein siete años después de la votación por la defenestración (impeachment) de Bill Clinton: “¿Tan difícil resulta ver (…) la rebelión (sic) de los hombres WASP contra lo que perciben que es su decreciente papel en la sociedad estadunidense?”
En su repelente libro El choque de las civilizaciones y la reconfiguración del nuevo orden mundial –que lanzó, después de la disolución de la URSS, en el think tank de extrema derecha neoliberal AEI–, entre sus ocho (sic) polémicas civilizaciones se encuentra la occidental –núcleo de la anglosfera, netamente protestante–, que colisiona con la de Latinoamérica, eminentemente católica.
Sea a nivel doméstico, sea a nivel continental, a juicio de Huntington la inmigración latino-católica representa una amenaza cultural para Estados Unidos, que pudiera "dividirlo en dos poblaciones, dos culturas y dos idiomas".
Huntington fue un WASP protestante episcopalista (http://goo.gl/Q7tnmP).
Más allá de la masiva cacofonía de pánico que se ha generado en torno de Trump, quien pasará a la historia por haber aniquilado a la dinastía de los Bush, en un abordaje más profundo representa, a mi juicio, la continuación y la excrecencia del tóxico supremacismo WASP de Huntington.
Trump alardea de ser protestante presbiteriano (http://goo.gl/lEfKHB) y ostenta que su libro de cabecera es la Biblia (sic). Su "pastor" es el también controvertido Norman Vincent Peale, masón del rito escocés grado 33, quien estableció una acrobática asociación entre la siquiatría y la religión mediante la teosicoterapia del "pensamiento positivo".
No es gratuito que la mayor diatriba doméstica contra Trump haya provenido de Mitt Romney, fallido anterior candidato presidencial y mormón de la poligámica Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Desde el arribo de Brent Scowcroft –mormón y ex consejero de Seguridad Nacional con Ford y Daddy Bush–, la CIA y la FBI han sido inundadas por reclutados de la iglesia de Romney (http://goo.gl/s0wXar), adalid del establishment totalmente descompuesto.
Dejando de lado el choque transfronterizo –por la erección del ignominioso muro– entre Francisco, el papa jesuita argentino, y el presbiteriano WASP Trump (de madre escocesa y abuelo alemán), ¿asistimos a una subrepticia guerra de religiones en Estados Unidos?
El muro de la ignominia, favorecido por 68 por ciento de los estadunidenses, que coincide con el porcentaje de su población blanca (64 por ciento), no es una idea original de Trump. Fue erigido por Baby Bush desde 2006 en la tercera parte de la transfrontera a un costo de 3 mil 400 millones de dólares: en la etapa de la hilarante cuan delirante "enchilada completa" del fugaz canciller de Fox, y luego, del disfuncional Calderón, quienes optaron por el vergonzoso silencio sepulcral.
Trump continuaría lo que inició Baby Bush, quien tiene muchos seguidores en la clase política del “México neoliberal itamita”.
En The New York Times, Nicholas Kristof fustiga a "Donald el peligroso" (¿dónde hemos escuchado eso en México?; http://goo.gl/0kQMh9), mientras el connotado historiador texano Michael Lind juzga que los neoconservadores straussianos bushianos –quienes en forma impactante se encuentran hoy más cerca de Hillary que de Trump– son responsables del trumpismo (sic), cuando “la mayor parte de los estadunidenses son clase trabajadora sin educación universitaria. Si sus valores e intereses no están representados o son tomados seriamente por cualquier think tank o publicaciones académicas o cualquiera de las facciones políticas, encontrarán a alguien que los represente eventualmente, quizá una estrella de un reality show. En forma cruda y demagógica, Trump representa esa circunscripción electoral” (constituency; http://goo.gl/40mR6Q).
Se perdieron las clásicas fronteras electorales (http://goo.gl/Kq3EWN). Nada está escrito en una de las más atípicas y distópicas elecciones de Estados Unidos cuando, desde un punto de vista más horizontal que vertical, Trump atrae a un amplio sector de la insurgente clase trabajadora blanca que se siente abandonada y que, curiosamente, está votando más, del lado demócrata, por el admirable judío jázaro socialista –pero antisionista y anti Wall Street– Bernie Sanders.
Más que los "blancos", son los mexicanos guadalupanos (4 por ciento), latinos (20 por ciento, incluidos los mexicanos) y afroestadunidenses (12 por ciento) –sumados de Goldman Sachs y la coalición sionista de George Soros y Haim Saban (dueño de Univisión)– quienes apuntalan a Hillary, que tiene varios cádaveres en el clóset –desde donaciones espurias a su fundación hasta el asesinato del embajador de Estados Unidos en Bengasi– y, sobre todo, la ominosa investigación de la FBI sobre sus "privatizados" correos gubernamentales.
Se empieza a manejar en Washington el escenario nada descabellado del rescate in extremis por el vicepresidente Joe Biden para entrar como salvador del Partido Demócrata y supremo redentor de Estados Unidos frente a la rebelión de los WASP encabezada por Trump, fiel seguidor del supremacismo blanco protestante anglosajón de Huntington, una generación más tarde. La moneda está en el aire
ALFREDO JALIFE RAHME
-http://www.jornada.unam.mx/2016/03/09/opinion/018o1pol
-http://www.jornada.unam.mx/2016/03/09/opinion/018o1pol
13 comentarios:
Grotesco, pero es un claro síntoma de lo mal que anda el mundo globalizado, aun en la "cabeza" del mismo. ¡El pez muere por la cabeza!
Esta nota no se entiende nada. Dejen se subir blogs de zurdosos resentidos. Los mejicanutos y poetorriqueños en general no sirven para una m...
M.C.
Esta bien M.C. mañana subimos una traducción para infradotados asi te quedas contento...y te vamos a encargar que selecciones el material que subimos. Volve con Niki y no jodas mas aqui.
Menudo tema este del racismo. Si en una misma nación conviven etnias y credos diferentes, como quiere el N.O.M., es lógico que se den fenómenos como el de Trump, que no pueden criticarse a priori, es decir, dogmáticamente como pretende el artículo mencionado. Distinto es suponer que para La Argentina, Trump represente la posibilidad de un cambio en sentido positivo. Soy argentino, católico, nacionalista y de etnia europea. Personalmente, al igual que al argentino medio, no me gustan los bolivianos, como tampoco, los africanos, asiáticos y árabes; menos aún, los musulmanes, budistas y judíos. No debe ser criticable la búsqueda de identidad nacional a través de realidades históricas, étnicas o religiosas y esto vale tanto para los yanquis como para los argentinos.
Entiendo lo que decis, pero con respecto a esto nadie se puede creer que este personaje que mencionamos en la nota encarne cambio alguno en la politica general norteamericana. Creemos que solo representa un papel en la comedia electoral. Con el o con la Clinton la inclinación de esa nación va a seguir igual especialmente en lo referente al sionismo del que ambos candidatos son fanaticos. Descreo particularmente de lo que hace este tipo, posiblemente sea una forma que tienen quienes gobiernan realmente EEUU para inducir al electorado a votar a la Clinton por el efecto panico,
Subimos esta nota para tratar que los lectores ensanchen el panorama en lo que se relaciona a las tendencias que se agitan al interior de la politica norteamericana
El NOM promueve el multiculturalismo y la bastardizacion racial y como contrapartida surgen personajes como estos para anular la idea de un verdadero nacionalismo. Un cuco creado desde las mismas usinas del sionismo. Buena nota camaradas...
José Ederhart
Camaradas...tan malo no debe ser este Trump. No es lo ideal. Pero tengan en cuenta sus enemigos. ..la gran prensa sionista, Hillary Clinton, el loby homosexual. Aparte se tiró contra la Reserva Federal y reivindicó a Sadam HUSSEIN y Putin.
Alfredo Cantemys
Comparto los comentarios de Matías y de Alfredo, mientras que el de J. Ederhart responde a la teoría conspiracionista porque descalifica sin dar mayores detalles, y ve en Trump un invento de mesa de poderosos, que en lenguaje masónico se denomina tenida. Ver grotesco a Trump parece algo apresurado. En todo caso, es síntoma de la enfermedad que padece USA y no medicina de sanación.
Rodolfo Luna
Muchachos Trump es fiel al sionismo desde su nacimiento segun el mismo, con eso para nos esta todo dicho.
No comparto en absoluto. Pero respeto vuestra opinión
Alfredo Cantemys
No se que cosa no compartis...es lo que dice Trump respecto del sionismo es un aliado leal de Israel...Salvo nuestro rechazo no hay ninguma opinion nuestra...
Tengan en cuenta que adversarios del sionismo como David Duke o Dugin apoyan a Trump. No hay que ser tan deterministas.
Alfredo Cantemys
Tampoco es que Duke o Dugin son "trumpistas" de la primera hora. Ellos apoyan a Trump porque enfrente está Hillary Clinton, que es una psicópata que se rió de la muerte de Gadafi, y que quiere causar la Tercera Guerra Mundial.
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