Ciertas sombras se aproximan desde el norte tomando forma y dando sus primeras muestras de existencia política en nuestras tierras.
El evangelismo sionista que en América Latina logró el triunfo de Bolsonaro en Brasil, ubicó a Jimmy Morales en Guatemala como también a Fabricio Alvarado que llegó a alcanzar la segunda vuelta de las elecciones de Costa Rica, Trujillo en Colombia o Bertucci en Venezuela, ha llegado a Argentina.
Enarbolando un discurso duro y fuertes campañas en contra del feminismo, el matrimonio igualitario, el aborto o los grupos LGTB. El evangelismo sionista ha aumentado su caudal de seguidores a medida que la Iglesia Católica pierde fieles. El aumento en Latinoamérica pasó de ser un 6,6% en los años 80 a un 22% de la población en la actualidad.
En Argentina y en sintonía con el resto de Latinoamérica, el evangelismo sionista crece a pasos agigantados y aunque en sus raíces se relacionó con la marginalidad, su auge en las clases medias y altas cada vez es mayor teniendo diálogo e influencia en las decisiones del gobierno, siendo ya considerado un actor politico.
Con una mano abrazan el crucifijo y con la otra juran fidelidad eterna a Israel, así lo vimos el otro día con Bolsonaro y Netanyahu en su amistosa visita por tierras cariocas. El nuevo presidente de Brasil no solo ha llenado de halagos tanto a israel como a Netanyahu, o cómo también trasladando la embajada de Tel Aviv a Jerusalén, sino que ha dado rienda suelta al comercio, o mejor dicho, negociados a favor de su mesías.
En la Argentina ya hemos visto a distintos personajes y partidos empezar a alinearse a ésta nueva cara de un viejo conocido que por más que digan mantener ciertos valores por la familia, estar en contra del aborto o su amplio discurso conservador, sus economías son liberales y su agenda política va a estar digitada desde Jerusalén.
Publicado por: Núcleo Social Argentina
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