Una iniquidad mas de la despreciable y corrupta justicia garantista
El juez federal Germán Andrés Castelli considera que en la recuperación del Regimiento de La Tablada que había sido tomado por elementos terroristas asesinando a soldados, se cometieron crímenes de lesa humanidad.
En su fallo demuestra parcialidad ante los hechos que de seguro muchos abogados podrán objetar de manera más profesional.
Lo que sorprende es la burda manera en que trata de acomodar este bodrio judicial eximiendo de responsabilidad al poder político.
La política kirchnerista que viene avalando los juicios de la venganza en una supuesta lucha por los derecho humanos adhirió en forma parcial y conveniente a leyes internacionales ("Derecho Sionista" de Newremberg) aplicándolas de manera que se violan los derechos que dicen defender. La aberración de aplicar leyes en forma retroactiva y de juzgar dos veces los mismos supuestos delitos ha llevado a nuestro país a un primer lugar mundial de inseguridad jurídica.
Lo interesante de la justicia kirchnerista es que para que haya, según su parcial entendimiento, crimen de lesa humanidad este debe provenir desde el Estado, aplicando dicho criterio no quedarían dudas que el entonces presidente Dr. Raúl Alfonsín sería responsable directo sumado al haber sido el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas.
Se debería además ordenar la detención de quienes integraban el gobierno y formaban parte del Estado. Según dice el juez los militares "sobrepasaron, sigilosamente, el poder presidencial", si esto fue así el Estado no participó por lo cual los supuestos crímenes no son de lesa humanidad sino simples homicidios calificados.
En un intento grotesco, el juez, trata de forzar la idea que se utilizaron recursos del Estado especialmente para dicho accionar según su concepto para cometer delitos contra la humanidad, lo cual lo hace ambivalente, parcial e inepto para su cargo.
El juez Castelli tiene derecho a equivocarse de buena fe pero cuando se trata de satisfacer necesidades politicas de la izquierda castrista de cualquier manera ésta pierde su escencia y deja de serlo. Los terroristas justifican sus asesinatos diciendo que la violencia en sus manos no es violencia sino justicia. Es terrible que los jueces crean que el prevaricato en sus manos no es prevaricato sino ecuanimidad.
(*) Hijos de Mil Putas
Foto: El asesino castrista Felicetti, uno de los terroristas de La Tablada. Lo premiaron con cargos publicos. Pronto los delincuentes que lo seguian pediran indemnizaciones y habrá que pagarselas. La democracia y el progresismo apestan.
En su fallo demuestra parcialidad ante los hechos que de seguro muchos abogados podrán objetar de manera más profesional.
Lo que sorprende es la burda manera en que trata de acomodar este bodrio judicial eximiendo de responsabilidad al poder político.
La política kirchnerista que viene avalando los juicios de la venganza en una supuesta lucha por los derecho humanos adhirió en forma parcial y conveniente a leyes internacionales ("Derecho Sionista" de Newremberg) aplicándolas de manera que se violan los derechos que dicen defender. La aberración de aplicar leyes en forma retroactiva y de juzgar dos veces los mismos supuestos delitos ha llevado a nuestro país a un primer lugar mundial de inseguridad jurídica.
Lo interesante de la justicia kirchnerista es que para que haya, según su parcial entendimiento, crimen de lesa humanidad este debe provenir desde el Estado, aplicando dicho criterio no quedarían dudas que el entonces presidente Dr. Raúl Alfonsín sería responsable directo sumado al haber sido el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas.
Se debería además ordenar la detención de quienes integraban el gobierno y formaban parte del Estado. Según dice el juez los militares "sobrepasaron, sigilosamente, el poder presidencial", si esto fue así el Estado no participó por lo cual los supuestos crímenes no son de lesa humanidad sino simples homicidios calificados.
En un intento grotesco, el juez, trata de forzar la idea que se utilizaron recursos del Estado especialmente para dicho accionar según su concepto para cometer delitos contra la humanidad, lo cual lo hace ambivalente, parcial e inepto para su cargo.
El juez Castelli tiene derecho a equivocarse de buena fe pero cuando se trata de satisfacer necesidades politicas de la izquierda castrista de cualquier manera ésta pierde su escencia y deja de serlo. Los terroristas justifican sus asesinatos diciendo que la violencia en sus manos no es violencia sino justicia. Es terrible que los jueces crean que el prevaricato en sus manos no es prevaricato sino ecuanimidad.
(*) Hijos de Mil Putas
Foto: El asesino castrista Felicetti, uno de los terroristas de La Tablada. Lo premiaron con cargos publicos. Pronto los delincuentes que lo seguian pediran indemnizaciones y habrá que pagarselas. La democracia y el progresismo apestan.
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