martes, 3 de abril de 2012


Acto 30º Aniversario de la Guerra de Malvinas
(Bs. As., viernes 30 de marzo 2012 – Cenotafio – Pza. San Martín)
Alocución de Santiago Roque Alonso – Director de Patria Argentina

El próximo lunes, 2 de abril, hace 30 años, se consumó la mayor y más importante expresión de la “unidad e integración nacional”, desde el glorioso combate de la “Vuelta de Obligado”: las Fuerzas Armadas Argentinas “reconquistaron” las Islas Malvinas, que habían estado usurpadas, desde 1833, durante 154 años por el Imperio Británico.
El 14 de junio de 1982 las tropas argentinas se rindieron y cesó el breve dominio sobre esa parte del territorio nacional que permanece irredento. Pero hay una diferencia cualitativa respecto al pasado: en la turba malvinense y en las aguas heladas del Atlántico Sur murieron 649 argentinos - muchos de los cuales permanecen de avanzada a la espera de que otra generación se atreva a la reconquista definitiva -.  
Los pocos que hoy estamos al pie del Cenotafio que los recuerda, a pesar del feriado largo “turístico” que se está iniciando, estamos reunidos para gritar desde lo más profundo de nuestra alma
¡Gracias por su entrega y sacrificio!
¡Gloria y Honor a los muertos, heridos y combatientes de Malvinas!
Agradecemos profundamente al puñado de ex combatientes que nos honran con su presencia, muchos de los cuales siguen luchando espiritualmente en forma ejemplar, como si fuera ayer.
Agradezco también, a Guillermo Rojas y a la Red Patriótica, por haber tomado la iniciativa de realizar este acto, todo hecho a puro pulmón y en la más absoluta soledad y precariedad – como es costumbre entre los patriotas – y por la distinción que me hicieran de ser el orador en esta ocasión.
El nacionalismo no podía ni debía estar ausente en esta recordación. Porque más allá del aprovechamiento político que puedan o intenten hacer de la fecha y de la gesta, las marionetas de turno que nos gobiernan, la partidocracia opositora y los personeros del Sistema o Régimen de dominación, nuestra obligación es intentar rescatar de las manos de los impostores la Epopeya de Malvinas.
Porque a pesar de las objeciones y contradicciones de su gestación e implementación, Malvinas sigue siendo la única y más genuina causa nacional que se mantiene en pie y que hay que mantener viva, en un contexto cultural y sico-social totalmente contrario a cualquier manifestación de amor a la Patria, de defensa de la Soberanía Nacional a través de la guerra y de la reivindicación de la existencia del Estado Nacional.    

1.     Malvinas producto de la “trampa anglo-norteamericana”
Cuando en noviembre del año anterior un camarada me sugirió la posibilidad de que todos los grupos y organizaciones nacionalistas participaran en la organización de un único acto en la conmemoración 30º Aniversario, le expresé mi absoluta conformidad pero con una única condición: que en el orden personal yo denunciaría que la “Guerra de Malvinas” fue el resultado de una “trampa anglo-norteamericana”.
Precisamente, en mi condición de Director del periódico Patria Argentina, realicé los máximos esfuerzos y dedique la totalidad del contenido del ejemplar de marzo, de este mes, para esclarecer los hechos que explican la decisión de recuperar las Malvinas, como consecuencia de la “trampa” en el nivel político-estratégico, en que cayó la Junta Militar y el país entero, trampa que fue tendida por los anglo-norteamericanos, cuestión que es absolutamente ignorada y de la cual nadie ha hablado ni nadie se atreve a decir nada.
Precisamente, esa es la perspectiva que pretendo exponerles, porque la acción psicológica anglo-norteamericana y de la partidocracia cipaya, en complicidad con los medios de comunicación del Régimen,  hicieron y continúan haciendo creer al pueblo argentino que la decisión de recuperar Malvinas fue el resultado exclusivo de los vahos alcohólicos del general Galtieri y una forma de solucionar los problemas de los militares respecto a los derechos humanos en lo actuado en la guerra civil contra la subversión y el terrorismo durante la década del 70.
Cuando se habla de “trampa” en el nivel político-estratégico en nada se menoscaba la causa justa de “Malvinas”, ni el desempeño en combate de cuadros y tropas que enfrentaron a los enemigos de la Nación con hidalguía, dignidad y honor, haciendo todo lo que pudieron y algunos más, para obtener la victoria de las armas de la Patria.
La derrota no fue responsabilidad de la conducción táctica, cualquiera sea su nivel y más allá de los errores que pudieron cometerse, sino de los que, en el más alto nivel, ejercieron la conducción de la guerra, antes, durante y después del conflicto. Es preciso comprender que en la guerra los errores políticos-estratégicos – una vez adoptadas y puestas en marcha las decisiones - no pueden ser corregidos ni siquiera por las más excelentes decisiones ni logros tácticos ni técnicos.
Es imposible y sería inoportuno que explicite en esta oportunidad los detalles de esta perspectiva histórica y política, han sido desarrolladas extensamente en el Boletín de los Centros Cívicos Patrióticos, agregado al ejemplar de Marzo de Patria Argentina (Nº 285).
Sin embargo, no puedo omitir las referencias relacionadas con la “Trampa anglo-norteamericana de Malvinas”.
En principio, debe quedar claro que no se puede comprender la Guerra de Malvinas como un hecho aislado, sino como parte de la enmarañada situación generada después de la II GM, en la que Argentina fue blanco de una agresión, producto de una estrategia  indirecta, alentada y sostenida  por los poderes mundiales y los colaboracionistas internos, con la excusa del enfrentamiento ideológico-económico de la Guerra Fría: capitalismo versus comunismo u occidente cristiano versus oriente comunista.
Tampoco se puede entender Malvinas, sino se comprende qué es la “dialéctica” como método operativo o para la acción, la cual sigue siendo utilizada por los poderes mundiales de occidente en forma sistemática desde hace por lo menos 300 años, como instrumento para el logro de la dominación mundial.
Empleada para modificar la realidad, los operadores de la “dialéctica” parten de la lógica de que “El conflicto provoca el cambio y el conflicto planificado provocará el cambio planificado”.
Precisamente, la metodología de la agresión a la Argentina se implementó a través de sucesivas conflictos y confrontaciones dialécticas falsas, explotando y manipulando debilidades y contradicciones que nos fueran detectadas como sociedad nacional, en función de nuestra idiosincrasia y nuestra propia ignorancia, estupidez, rivalidades políticas-partidarias y, en muchos casos, desinterés colectivo por el destino nacional. Ello responde a una práctica de la política anglo norteamericana, implícita en la obra del autor inglés sobre la Argentina,  H. S. Ferns, que aconseja “Hacerle hacer a nuestros enemigos lo que necesitamos que hagan para que se destruyan solos” o que “El arte de la diplomacia consiste en inducir a otros a tomar decisiones que uno desea que ellos tomen” (“Gran Bretaña y Argentina en el Siglo XIX”; H. S. Ferns; Ed. Solar; Bs. As.; 1992; Pág 296).
De ese modo nuestro país se ha convertido desde hace décadas en un campo de experimentación social, político, cultural y económico, cuya finalidad a largo plazo fue y sigue siendo la disolución social y la desintegración territorial del Estado Nacional Argentino, acción que aún hoy continúa exitosamente.
En una primera fase – hasta 1983 inclusive - el esfuerzo principal fue conducido a la destrucción de sus Fuerzas Armadas. Su objetivo consistió en separar definitivamente al pueblo de sus Fuerzas Armadas.
En una segunda fase – desde 1984 hasta hoy - ya sin Fuerzas Armadas o en proceso de persecución y aniquilamiento – con más de 1200 presos políticos por la violación de los derechos humanos – solo resta decir que el esfuerzo de destrucción se centra en la disolución social, para la posterior desintegración territorial.

PRIMERA FASE
1.      La “guerra civil revolucionaria, subversiva y terrorista”
En la primera fase, fue central, grave y decisivo por sus condicionamientos posteriores, inclusive sobre la decisión de la Recuperación de Malvinas,  la “guerra civil revolucionaria, subversiva y terrorista” de los años 70. Fue una “guerra civil inducida y manipulada” por servicios de inteligencia extranjeros - inclusive occidentales – en combinación con organizaciones secretas internacionales, como la Logia Masónica P2 liderada por Licio Gelli. Éstos crearon las condiciones y explotaron dialécticamente las contradicciones objetivas de la sociedad argentina y otras generadas artificialmente, con la finalidad de que:
·        Las Fuerzas Armadas tomaran el control total del Estado, instaurando un Gobierno Militar.
·        El sector militar se empeñara en la represión de la “guerra civil revolucionaria”, rompiera la legalidad y violara los llamados “derechos humanos”, bajo cuya protección y escudo los anarco-marxistas pretendían seguir impunemente asesinando y aterrorizando a la población para imponer la imaginaria Patria Socialista.
·         Los anglo-norteamericanos, simultáneamente, ejecutaran a través del Presidente Carter y las ONG británicas, la política de “defensa de los derechos humanos”, supuestamente destinada a debilitar al bloque comunista, pero que paradójicamente fue rigurosamente aplicada a sus “aliados latinoamericanos” sometidos al flagelo de las “guerras civiles revolucionarias, subversivas y terroristas”.
·         De esta forma crearon las condiciones de una nueva dialéctica que sería decisiva para el futuro nacional y la misma existencia de las Fuerzas Armadas: “derechos humanos Vs. represión militar/crímenes de lesa humanidad”, cuyo objetivo final consistía en separar definitivamente al pueblo de sus Fuerzas Armadas y eliminarlas del escenario político.
·         Un párrafo especial merece el rol de Fidel Castro y su régimen comunista en las “guerras civiles revolucionarias, subversivas y terroristas” que debió enfrentar América Latina:
o   Castro fue el mejor hombre de Washington.
o   Absolutamente “funcional”, Castro actuó a la medida de las necesidades dialécticas de Estados Unidos, como justificación para que extender su dominación sobre América Latina, con la excusa de la penetración “comunista”;  dominación que hoy la sigue manteniendo plenamente a pesar de haber desaparecido la URSS y la amenaza comunista.
o   Castro cumplió el rol dialéctico de “enemigo de paja” del “imperialismo yanqui”.
o   Por eso resulta paradójico que los británicos en 1982, desplazaran más de 15.000 kilómetros a dos tercios de su flota, la mayor flota naval desde la II GM, para recuperar las desoladas Islas Malvinas de la manos de una “sangrienta dictadura militar”, como lo señaló Margaret Thatcher desde ese mismo 2 de abril, mientras que el señor Castro – abanderado del comunismo y cabeza de un Régimen tiránico y opresivo, permanece en el poder desde hace 53 años y a 180 Km de Miami.

Unido a este hecho central y decisivo de la “guerra civil revolucionaria”, deben destacarse otros antecedentes y conexiones relacionadas con la decisión anglo-norteamericana de consumar la trampa que se materializaría en la Guerra de Malvinas, tales como:

2.      El Beagle y el conflicto con Chile en 1978, cuando la guerra que parecía inexorable, finalmente es evitada por la intervención de SS el Papa Juan Pablo II, quien se aviene a mediar en la cuestión. De esa manera se frustró la eventual derrota de las FF.AA. argentinas y su inmediato desalojo del poder.

3.      La deuda externa nacional y del Tercer Mundo
·     Al astronómico e irresponsable endeudamiento y la acelerada desindustrialización, el fracaso del plan económico que aplicó Martínez de Hoz se agravó, entre junio de 1979 y octubre de 1981, por el shock monetario que conmovió las bases de la economía mundial, cuando por la acción concertada del gobierno de Margaret Thatcher y Ronald Reagan – inspirado por Paul Volker – se produce un altísimo incremento de las tasas de interés variables que a principios de 1978 estaban al 7 %, pero que alcanzan el 20% en 1980. A ello se sumó la baja considerable de las materias primas. De este modo se provocó un doble efecto negativo, por un lado la reducción de la capacidad de pago de la deuda y, por el otro, un alza considerable en los servicios de la misma.
·     A principios de 1982, Argentina era el tercer mayor país deudor en ese momento, con 38 mil millones de dólares en deuda externa y el país que parecía estar más cercano al default. En varios países se comenzó a hablar de la creación de un “club de deudores”.
·     William Engdahl, en su libro “A Century of War” (“Cien Años de Guerra”) sostiene que círculos influyentes cercanos a Margaret Thatcher y del Gobierno de Reagan, “comenzaron a preparar un "ejemplo" para disuadir a los países deudores de declarar el default de sus deudas con los principales bancos del Reino Unido y Estados Unidos”. El autor atribuye, además a Gran Bretaña la intención de “desencadenar una crisis, con el fin de intentar colocar el pode militar de los aliados de la OTAN detrás de la vigilancia del reembolso de la deuda del Tercer Mundo”.
·     En síntesis, “Thatcher había sido aconsejada para hacer con la Argentina un caso testigo”.

4.      El desarrollo autónomo científico-tecnológico nuclear
·   Durante el proceso militar no hubo un proyecto de desarrollar la bomba atómica, pero puede ser considerado el período en el cual se realizaron las mayores inversiones y se dio un salto cualitativo muy significativo y de decisiva trascendencia estratégica en el plano científico-tecnológico nuclear, porque permitió el control del ciclo del combustible nuclear.
·   Los norteamericanos  ponían en un mismo plano el tema de los "derechos humanos" y la cuestión de la "tecnología nuclear", e inició una serie de presiones para que nuestro país firmara el Tratado de No proliferación Nuclear (TNP).
·   La situación de ese entonces, tiene muchas similitudes con la crisis, que por igual motivo debe enfrentar Irán en la actualidad y que fue también la causa del derrocamiento del Sha Reza Pavlevi en 1979, cuando pretendió comprar llave en mano la totalidad del desarrollo nuclear.

5.      Muchos se preguntarán cómo y cuando se consumó el engaño a Galtieri y a la Junta Militar
Al respecto pueden señalarse 4 hechos significativos:
a. La intención de Galtieri de intervenir en el Sinaí y la activa participación militar argentina en las guerras civiles de Nicaragua y Salvador.
b. Los dos viajes que realizó a Estados Unidos en 1981, en agosto y en noviembre,  y las entrevistas con muy altos funcionarios del gobierno norteamericano 
c. Las gestiones de “sondeo” ante el gobierno de Reagan del general Vernon Walters
d. La visita a Bs. As. del Subsecretario de Estado para Asuntos Latinoamericanos Thomas Enders, el 8 de marzo de 1982.
e. El llamado de Reagan a Galtieri el 1 de abril a la noche, cuando ya estaba iniciada la operación militar

a.      La intención de Galtieri de intervenir en el Sinaí y la activa participación militar argentina en las guerras civiles de Nicaragua y Salvador.
·        Para ubicarnos en el tiempo cabe recordar que el general Galtieri asumió el Comando General del Ejército el 28 de diciembre de 1979 y como Presidente de la Nación el 22 de diciembre de 1981.
·        Galtieri era de opinión de  participar en la Fuerza Multinacional de Paz en el Sinaí, como una forma de congraciarse con los Estados Unidos. También ya estaba en ejecución la activa intervención Argentina en Centroamérica, en la guerra civil que involucraba a El Salvador y a Nicaragua, bajo la excusa de que “la inteligencia militar argentina estaba buscando a Firmenich en Nicaragua”.

b.      Los dos viajes que realizó a Estados Unidos en 1981, en agosto y en noviembre,  y las entrevistas con muy altos funcionarios del gobierno norteamericano 
·        Mantuvo entrevistas con altos funcionarios de la administración Reagan, que no tenían relación con sus funciones específicas, ya que no representaba al Gobierno ni a la Junta Militar. Se dice, hasta el momento de su segundo viaje, que ninguna autoridad argentina del nivel del general Galtieri, había logrado reunir en torno a una mesa en su honor a tantos y tan altos funcionarios de un gobierno norteamericano. Entre ellos a: Caspar Weinberger (que después se mostraría como un furioso “atlantista” y un entusiasta anglófilo), secretario de Defensa; Richard Allen, asesor de Seguridad Nacional del presidente Reagan; Thomas Enders, secretario de Estado adjunto para Asuntos Latinoamericanos; Paul Craig Roberts, subsecretario del Tesoro; Vernon Walters, embajador itinerante para América Latina y ex subdirector de la CIA. Inclusive, el jueves 5 de noviembre por la noche el general Galtieri se entrevistó con el vicepresidente George Bush.
·        Galtieri en el brindis describió – con gran ingenuidad y/o manifiesta ignorancia - lo que imaginaba como una indisoluble alianza entre la Argentina y Estados Unidos: “La Argentina y Estados Unidos marcharán unidos en la guerra ideológica que se está librando en el mundo”.
·        Todo indica que respecto a Malvinas, Galtieri “volvió convencido del apoyo norteamericano porque – según él - ‘los norteamericanos no tienen problema’”.

c.      Las gestiones de “sondeo” ante el gobierno de Reagan del general Vernon Walters
·        Algunos autores ingleses y norteamericanos atribuyen al general Vernon Walters haber sido quien sondeó, por encargo de Galtieri, la actitud del gobierno norteamericano frente a  una eventual recuperación de la Malvinas. Reiteradamente el general Walters opinó sobre “una hipotética instancia de neutralidad norteamericana con la precondición de que los argentinos no mataran británicos al capturar las islas”. Posteriormente Walters, cuando fue interrogado por periodistas argentinos, negó esa posibilidad. Sin embargo, el hecho de que no hubiesen muertos británicos se cumplió escrupulosamente, inclusive a costa de la vida del Capitán de Navío Giachino.

d.      La visita a Bs. As. del Subsecretario de Estado para Asuntos Latinoamericanos Thomas Enders, el 8 de marzo de 1982.
·        El 8 de marzo de 1981 se concretó la esperada visita de Thomas Enders, subsecretario de Asuntos Latinoamericanos del Departamento de Estado. La Junta Militar relatará más tarde que el 8 de marzo, durante la visita de Thomas Enders a Buenos Aires, el canciller y Enrique Ros conversaron sobre Malvinas: “el señor Enders manifestó que Estados Unidos no le inquietaba el tema Malvinas y que la posición de su país en el tema era  de hands off”.

e.      El llamado de Reagan a Galtieri el 1 de abril a la noche, cuando ya estaba iniciada la operación militar
·        En una parte del relato que realiza Juan B. Yofre en su publicitado libro “1982”, que pareciera simplemente anecdótico, pero que Yofre se encarga de resaltar especialmente, es cuando Reagan describe la probable actitud de la opinión norteamericana frente a la Recuperación de Malvinas, ante lo cual Galtieri expresó, señalando al traductor:  ‘Eso no lo dijo… no puede decir eso’. Tras el exabrupto se hundió en un profundo silencio…”.
·        ¿Por qué Galtieri expresa Eso no lo dijo… no puede decir eso”? Esta es una afirmación de la vida diaria y del sentido común. Hasta el más estúpido lo diría cuando escucha de su interlocutor algo que contradice absolutamente las promesas o compromisos a las que estaba obligado. Es la reacción natural de estupor e indignación que cualquier persona podría tener - como si se le hubiese tirado un balde de agua helada - cuando se siente traicionado o se quiebra la fe en alguien con el que se mantiene una gran valoración y extrema confianza, que rompe o incumple una palabra dada o un compromiso asumido.

La actitud norteamericana respecto a la Argentina es muy similar al procedimiento pérfido que Estados Unidos, ocho años después, utilizó con Saddam Hussein en relación a la invasión de Kuwait. La embajadora en Irak Abril Catherine Glaspie fue convocada por Saddam Hussein y su viceprimer ministro, Tarek Aziz, por primera vez, el 25 de julio de 1990. La transcripción (publicada en The New York Times el 23 de septiembre de 1990) Glaspie expresó (42): “No tenemos ninguna opinión sobre los conflictos entre árabes, tales como su disputa fronteriza con Kuwait... James Baker ha ordenado a nuestros voceros oficiales para enfatizar esta instrucción”.
De lo hasta aquí expuesto, puede concluirse que:
(1)  La Argentina fue víctima de una magistral operación de “engaño” por parte de los “anglo-norteamericanos” pero la responsabilidad principal recae sobre los Estados Unidos. El gobierno militar argentino y las autoridades de la Cancillería Argentina no están exentas de las suyas, por su ignorancia e incompetencia por no haber podido detectar y desconocer las especiales aptitudes de estos países para las acciones pérfidas.
(2)  No hay pruebas documentales del “engaño”, como es normal, pero si suficientes indicios, evidencias e inferencias que lo demuestran.
(3)  Estados Unidos en lugar de ser un “favorecedor” de la causa Argentina como se presentaba o un actor neutral, por el contrario, fue un aliado activo de Gran Bretaña, tomando la iniciativa de calificarnos como un “país agresor”, habilitando y apoyando así la “solución militar inglesa”. Además facilitó a Inglaterra, desde antes del 2 de abril, un apoyo irrestricto de inteligencia, logístico y de equipamiento militar, hasta ofrecerle el portaviones USS Eisenhower.
Hasta aquí he desarrollado una apretada síntesis de lo califiqué una primera fase – hasta 1983 inclusive – donde el esfuerzo principal fue conducido a la destrucción de sus Fuerzas Armadas y a su desalojo inmediato del poder. Eso se inició instantáneamente a partir de la rendición argentina el 14 de junio de 1982. 
Por todas las razones expuestas es preciso insistir en que “No basta con conocer el pasado, porque cualquier tonto puede conocerlo; sino que es necesario comprenderlo integralmente. Comprender siempre es muy difícil, pero una vez que se comprende la acción es fácil”.

SEGUNDA FASE
En una segunda fase – desde 1984 hasta hoy - ya sin Fuerzas Armadas o en proceso de persecución y aniquilamiento – con más de 1200 presos por la violación de los derechos humanos – solo resta decir que el esfuerzo de destrucción se centra en la disolución social y en la desaparición de cualquier institución, grupo humano, autoridad o valor que represente un obstáculo al caos y al desorden social, o que pueda constituirse en un punto de referencia, de resistencia y de expresión genuina de la identidad y cohesión nacional, que eventual y potencialmente pueda obstaculizar la disolución social.

2.     ¿Qué hacer?
Ante este cuadro de situación la pregunta más lógica es ¿Qué hacer, con vistas al futuro?
Muchos, particularmente algunos sectores de veteranos de Malvinas, trabajan arduamente para “volver” y “reconquistar” Malvinas. Es un empeño loable, pero inviable, si primero no se “reconquista” el destino de la Argentina continental como una nación “libre e independiente de cualquier dominación extranjera”, como fuera agregado al Acta de la Independencia Nacional en 1816.
La Argentina es un país “entregado” a la voluntad y a las decisiones de los poderes mundiales. El problema no está en los “conquistadores” ni en los “ocupantes”, sino en el espíritu y la mentalidad colonial de importantes sectores de la población. El problema está en nosotros los argentinos, no en los extranjeros; no está en el que compra sino en el que se vende. Ésta es la primera y más decisiva cuestión a resolver. Mientras esto no se decida no es viable vislumbrar ninguna “vuelta” ni “reconquista” de Malvinas, ni diplomática y mucho menos militar.

3.     Poder Nacional o capitulación permanente
A partir del momento que se decida ser dueños de nuestro destino nacional – con una fuerte voluntad política-, es imprescindible reconstituir nuestro Poder Nacional. La Argentina hoy carece de Poder. Y el Poder Nacional es la causa material de la Soberanía Política. Sin poder es imposible hacer efectiva la Soberanía Nacional. Este es un dato de realismo polí­tico que debe ser tenido en cuenta y cuya importan­cia está sobrada­mente comprobada por la experiencia histórica.
El Poder es parte de la realidad política y, en consecuencia constitu­ye el elemento dominante de las relaciones internacionales. Consecuen­temente, “la lucha por el poder” ha constituido y constituye la manifestación objetiva de las relaciones entre los estados nacionales, y un hecho también innegable de la experien­cia histórica.
Nicholas Spikman – en su obra “Estados Unidos Frente al Mundo” – define con singular realismo y crudeza, el problema del poder nacional en relación con “la lucha por el poder”:
“...los estados existen a cuenta de su propia fortaleza o de la fortaleza de los estados protectores, y si desean mantener su independencia, deben orientar su política exterior en primer lugar a conservar y mejorar su situación de poder. Las naciones que renuncian a la lucha por el poder, y optan deliberadamente por la impotencia, dejarán de influir en las relaciones interna­cionales, y correrán el riesgo, con el tiempo, de ser absorbidas por estados más poderosos."
La “refundación de las Fuerzas Armadas” al servicio exclusivo y excluyente de los intereses y objetivos vitales de la Nación, constituye una exigencia primaria en la reconstrucción del Poder Nacional Argentino. La fuerza o la violencia física es un componente necesario del Poder Político, porque la violencia es un modo de ser del “poder”. Estos conceptos se contraponen totalmente a la cultura dominante que nos ha sido impuesta después de Malvinas basada en el “pacifismo ingenuo” o en la creencia de la “diplomacia desarmada”, basada en la inmaculada concepción del hombre. La “paz” es una consecuencia de la “justicia”, por lo tanto la “paz” nunca puede constituir un objetivo en sí mismo.
Por esa razón nunca se debió permitir a las masas, en ocasión de la visita de Juan Pablo II pocos días antes de la rendición del 14 de junio, en la ceremonia celebrada en Palermo, que gritaran desaforadas ¡Queremos la Paz! ¡Queremos la paz!..., mientras nuestros soldados resistían el asalto inglés. Alguna autoridad religiosa debió corregir y poner orden intelectual en ese deseo desordenado y no dejar pasar como si nada esa presión del pacifismo ingenuo o estúpido. Debió decirles ¡Queremos justicia, para que haya paz!
Nunca se podrá “reconquistar Malvinas” por vía de la diplomacia, como irresponsablemente repiten los políticos y charlatanes de la radio y la televisión, si la diplomacia no está respaldada por un fuerte Poder Militar y Nacional. Por el contrario, “la debilidad militar del Estado alienta objetiva­mente la agresión, en cualquiera de sus variantes”.
Hay quienes que por ingenuidad o complicidad consideran que “el desarme unilateral favorece la PAZ”. Pero en lo que realidad hacen es ocultar una “capitulación permanente”. Ese precisamente es el rol que cumple la partidocracia y el Régimen o Sistema de dominación en nuestro país.

4.     Derrota de Malvinas y “felicidad democrática”
Y ello es absolutamente coherente con el concepto expuesto por el ex canciller Guido Di Tella de que “la derrota en Malvinas ocasionó la felicidad de la Democracia”. Democracia que, a su vez, cual lo expusiera en Madrid, el 7 de octubre de 1985, el ex ministro del Foreign Office David Steel, no habría llegado a la Argentina “si no hubiera sido por el coraje y el sacrificio de nuestros bravos muchachos”. Por eso siempre hemos considerado a la Reina Isabel II, a Margaret Thatcher y a Ronald Reagan los “padres de la Democracia Argentina”.
Este es un dato de la realidad avalado por el repudio unánime y regiminoso de nuestros grandes “demócratas” a la Guerra de Malvinas: Raúl Ricardo Alfonsín la tildó de “acto demencial”; Carlos Saúl Menem de “triste y traumática mancha en la historia de nuestras relaciones” con Gran Bretaña, y Néstor Carlos Kirchner como “otro crimen de la dictadura”.
De ahí la existencia de un maridaje innegable entre la “derrota de Malvinas” y la “felicidad de la Democracia”.

5.     La Resistencia Nacional
Mientras llegue el momento de la “reconstrucción del Poder Nacional” no queda otra opción que el ejercicio de la Resistencia Nacional a la “entrega” y consecuente “ocupación” del país, especialmente en el ámbito cultural, espiritual y moral de los argentinos. Debemos recuperar primero al “hombre” porque es lo más importante.  Apelando más a la inteligencia que a la emotividad, hay que esclarecer con la verdad y contradecir, con fundamentos y diagnósticos adecuados y coherentes, los argumentos y la acción disolvente que la educación y los medios de comunicación realizan las 24 horas del día.
¡Argentinos! Esta es una tarea ardua y difícil que exigirá un esfuerzo docente, extremadamente paciente y perseverante, porque a la gran debilidad y falta de recursos de los patriotas se debe responder con una estrategia de largo plazo, inyectando diariamente en el alma de cada argentino la dosis necesaria de amor a la Patria, de sentido de pertenecía y de fidelidad a los valores y principios sobre los cuales fue formada la Nación Argentina a partir de 1553, cuando se fundó Santiago del Estero.
No se deberán esperar resultados inmediatos, porque las circunstancias indican que las semillas que esparcimos hoy germinarán en otra generación, pero tenemos que hacerlo con la fe y el empeño necesario como para poder ver los frutos – si fuera posible mañana – o por lo menos antes de cerrar definitivamente los ojos.
Finalmente y al mismo tiempo, es preciso permanecer o reencontrarse con Cristo y su Santa Madre, la Virgen  María en su advocación de Luján - como Reina y Patrona de la Argentina – y de la Virgen del Rosario de la Reconquista y Defensa de Buenos Aires, ante quien todos los 12 de agosto rogamos, imitando a Santiago de Liniers, que nos proteja y anime en la Reconquista y Defensa de la Patria, esperanzados en que si cumplimos su voluntad y vivimos conforme a sus enseñanzas no nos abandonarán y seguramente nos asistirán para que la Argentina vuelva a ser parte de su Reino, como fuera profetizado por San Luis Orione o Don Orione. ¡Si Dios con nosotros! ¡¿Quién contra nosotros?!
¡Estamos rodeados! ¡No los dejemos escapar!

1 comentario:

Anónimo dijo...

"¡Estamos rodeados! ¡No los dejemos escapar!"
Buenísimo. Es una situación inversa en la guerra, donde solo cabe coraje y patriotismo para pelear.
Excelente discurso, Cnel. Alonso.

Rosalía