martes, 3 de diciembre de 2013

ARGENTINA: ¿LA YUGOSLAVIA SUDAMERICANA?

LUIS ASIS DAMASCO
            
 Si bien es cierto que hay grandes diferencias entre lo que fue Yugoslavia y la República Argentina, son las similitudes en los hechos las que ocupan (y preocupan) el presente caso.

            En cuanto a Yugoslavia podríamos decir que estaba destinada a desintegrarse algún día, pero ello sucedió en un paulatino proceso de desmembramiento en lo que eran divisiones político-administrativas (Repúblicas y provincias autónomas), provocado por conflictos étnicos, religiosos y políticos.

            Si bien en la Argentina no hay cuestiones étnicas, por lo menos de la entidad y proporción de ese país europeo, podemos apreciar cómo se llega a situaciones similares en los hechos aunque por diferentes caminos y diverso origen.  Ejemplo de ello serían los casos de aquéllos gobernadores y/o intendentes que al tener una posición política opuesta o diferente del gobierno central de turno ven peligrar la existencia misma de su provincia y/o municipio o la estabilidad de sus instituciones al sufrir represalias políticas como pueden ser desfinanciamiento, conflictividad creada a medida, “carpetazos”, etc.

            ¿Podemos negar acaso la eficacia disgregadora de prácticas demagógicas y de condicionamiento politiquero arraigadas durante décadas? ¿acaso no somos testigos de conflictos gravísimos de toda índole, muchos de ellos que cuestan vidas, que cuando son analizadas a fondo su origen es meramente “político”?  Cuántos problemas de esta acuciante realidad argentina se solucionarían si cada gobernante no se comportara como “compadrito” siempre al salto para defender solo su orgullo personal o su bolsillo!

            Dichas actitudes son una pésima combinación con un territorio tan extenso como el nuestro.  YA NOS PASÓ ANTES, el Virreynato del Rio de la Plata “partido” en cuatro países; nuestro país, designando como árbitro para solucionar conflictos limítrofes con Chile a Gran Bretaña (potencia usurpadora de nuestras Malvinas, islas del Atlántico Sur y espacios marítimos), fallando en nuestra contra; en otros casos de igual índole, los límites con Paraguay y Brasil sometidos al arbitraje del presidente de EE.UU. (Presidente Hayes y Cleveland respectivamente), siendo que dicho país tuvo un rol importante en los acontecimientos previos a la usurpación británica de nuestras islas en 1833, también falló en nuestra contra.

            Se sigue considerando prócer a “Domingo” Faustino Sarmiento; toda la vida de este individuo ha sido una mentira, no se llamó Domingo (así lo llamaba su madre), el mérito en la fundación de escuelas durante su presidencia es de su ministro de educación Nicolás Avellaneda (luego presidente por el período 1874-80); además de ser célebre por sus expresiones claramente antinacionales y racistas contra los gauchos, los indios, los pobres, los enfermos; alentó la disgregación territorial de TODA  la Patagonia durante su estadía en Chile, aprobó la ocupación inglesa de las Malvinas por ser “útil a la civilización”; no fue casualidad que al Restaurador Gral. Juan Manuel de Rosas quien fue el que mas luchó por consolidar el territorio nacional (el único que cumplió el preámbulo antes de ser escrito) haya sido objeto de escarnio y difamación durante décadas de nuestra historia.  Aunque parezca esta remisión un desgastado revisionismo, todavía está la necesidad de recordar viejas verdades que quedaron en el papel porque aún no han sido realizadas.

            En la Argentina del siglo XXI se sigue confundiendo la Nación, el Estado y el Gobierno; que el Estado “esté presente” no implica un funcionariado de advenedizos enriquecidos repartiendo prebendas y arriando voluntades, implica control y cumplir y hacer cumplir la ley, o es común observar como un partido encaramado en el poder se erige en un estado dentro del estado.  El desquicio que provoca confundir aquéllos conceptos necesariamente hace mella, tarde o temprano en la convicción cívica del ciudadano de pertenencia comunitaria y obediencia a la autoridad y ahí es cuando corre peligro “el plebiscito cotidiano”  como llamó Renán a la nación.

            El reciente cierre de la Administración Federal en EE.UU. por no tener presupuesto aprobado, a nosotros, según nuestra mentalidad puede parecernos ridículo y extraño por el país en que eso sucede; pero justamente porque el país del norte en ese tema son serios y rigurosos saben que el estado requiere medios materiales para funcionar, “no existe por sí solo” y porque no cabría hacerlo funcionar si o si con fondos manejados a discreción justamente por carecer de presupuesto.  A nosotros nos acostumbraron a creer que el estado siempre está ahí aunque esté fundido y aunque su mas excelso instrumento, la ley, no se cumpla ni se haga cumplir, lo que lleva al razonamiento de que da lo mismo si funciona o no, una manera sutil de desmantelar el estado.

            No debemos creer que podemos seguir tentando a la desgracia sin sufrir las consecuencias.  Tenemos un territorio muy extenso, insuficientemente habitado, la politiquería demagógica ha fomentado la concentración de  la población en pocos distritos por cuestiones electorales; la provincia de La Rioja, tercer provincia mas despoblada del país, posee una pista en Anillaco de 40 metros de ancho y una extensión de 2.400 metros, lo que la convierte en más larga que la pista del Aeroparque porteño, a 100 km de la capital provincial, sin una finalidad concreta, pero que sin embargo reviste una situación estratégica (por el momento no para nosotros): está a 450 km del océano Pacífico y en un lugar escasamente habitado.  Tiene las características para ser potencialmente un punto de disgregación territorial.

            En cuanto a la zona del noreste y el litoral, éste último estuvo a punto de convertirse en la “República de la Mesopotamia”; en cuanto al noreste, especialmente toda la región del Chaco, Sarmiento soñó con establecer allí una colonia norteamericana (abril de 1868: "Con emigrados de California se formará en el Chaco una colonia norteamericana; puede ser el origen de un territorio, y un día de un estado yanqui. Si conservan su tipo cuidaré de que conserven también su lengua"), “casualidad” o no, hubo intento del Comando Sur de construir instalaciones en el aeropuerto de Resistencia con miras de ser “un centro de ayudas y emergencias humanitarias” para casos de terremotos e inundaciones, monitoreando la geotermia y el caudal de los ríos (http://www.perfil.com/politica/-20120525-0016.html), aunque parecería que finalmente dicho proyecto habría sido abandonado.

            La Patagonia, objeto de las mas alocadas, y no tanto, ambiciones, sólo subestimada por Sarmiento para quien “no valía ni un barril de pólvora para defenderla”; tiene hasta un rey en el exilio.  En un artículo publicado en Clarín el 09/0771996, el economista Rogelio Frigerio, publicó un artículo titulado “Si no nos ocupamos de la Patagonia podemos perderla”, en el cual dice, entre otras cosas:  “NO hay región del país que, como la Patagonia, haya recogido tantas adhesiones verbales y tan pocas realizaciones concretas.

Posee los recursos naturales más variados e importantes y, sin embargo, no están suficientemente aprovechados. Lo más triste es que, si movilizáramos sus riquezas y arraigáramos poblaciones en su territorio, no sólo se beneficiarían los patagónicos sino todo el país y, pese a ello, nada hacemos para lograrlo….

Si nos obstinamos en el actual camino, la Patagonia seguirá en su penosa situación, y se corre el riesgo de que, pese a la vocación nacional de los patagónicos, las tendencias a la desintegración un día comiencen a aflorar.
La presión económica y demográfica de Chile, el conflicto abierto en torno de Malvinas y el hecho de un mundo con problemas de superpoblación, en un futuro quizá no demasiado lejano, que pueda pensar un día en ocupar espacios vacíos, debe hacernos reflexionar. El tema de la integración no es una mera abstracción y hay que tomarlo con responsabilidad.
El hecho de que ciudadanos extranjeros, sobretodo británicos, hayan adquirido miles de hectáreas, y hasta hayan construido pistas de aterrizaje como lo hizo Joe Lewis en Puerto Lobos, Rio Negro, teniendo el común denominador con la pista de Anillaco que la de la Patagonia tampoco tiene “aparentemente” sentido, ya que hay aeropuertos cerca y está construida en un lugar casi deshabitado, la pista de Lewis es de  “2.100 metros, y un ancho de 30. La de Aeroparque es de igual longitud pero 40 de ancho.  Allí podrían aterrizar aviones de combate de gran porte, tanto de las Fuerzas Aéreas del Comando Sur, como las británicas”( http://www.malvinense.com.ar/snacional/n0108/535.html).

          Se podrá apreciar que las circunstancias mencionadas no son inventos, sino que son datos de la realidad analizados con sentido común y nacional.

 “No estamos en condiciones de proteger los valores culturales y espirituales de la Patria; no estamos en condiciones de proteger el territorio; no estamos en condiciones de proteger las riquezas alimenticias, energéticas y de interés geopolítico. Y tampoco estamos en condiciones de defender a los habitantes; que ya comienzan a sentirse desprotegidos”...
¿Cuál es el primer objetivo?... Cambiar los valores culturales y espirituales..” El segundo, cercenarnos y fragmentar nuestro territorio. Esto es viejo; el General San Martín, cuando viniera a estas tierras, trató de impedir el proyecto inglés de fragmentar los virreinatos españoles, aspecto que no pudo concretar. Luego el Brigadier General Juan Manuel de Rosas luchó para evitar el desmembramiento de la Confederación Argentina ; no lo pudo hacer y se fue fragmentando y perdiendo provincias argentinas”… Hoy, por otros medios, ese proyecto de fragmentación continúa…”.

(Coronel Mohamed Alí Seineldín, Fragmento del Alegato ante la Cámara Federal, 1991)

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