17 DE DICIEMBRE DE 1933 ASESINATO DE LEONARDO SIMONE
En Avellaneda y la zona sur de la ciudad de Buenos Aires existió un
movedizo Partido Fascista Argentino. Era una formación creada por don Humberto
Bianchetti, argentino en primera generación. Leonardo Simone, italiano y
también miembro de la Legión Cívica Argentina, fue de los primeros seguidores
que tuvo entre sus cuadros. El día indicado fue ultimado por su profesión de fe
nacionalista y fascista. A ochenta años de su asesinato extractamos del libro
de Hernán Capizzano, Presencia Fascista en Argentina, el relato de los hechos
(p. 122 y ss).
“…Leonardo Simone era asesinado por dos disparos de revólver. Fue
mientras circulaba por Avellaneda en horas de la noche. En un cruce ferroviario
de paso a nivel se enfrentó a tiros con sus atacantes. Se estima que por lo
menos fueron dos los esbirros. Lo macabro del caso queda demostrado en que un
tiro lo tenía por la espalda y el otro en su pecho, además de presentar signos
de haber sido golpeado en la cabeza.
El fascista caído había recibido una serie de amenazas por parte de
elementos comunistas de la misma zona. Hombre de armas llevar, el atentado lo
encontró preparado ya que en su mano tenía asido un revolver con tres cápsulas
disparadas.
Simone, de quien ya hemos tratado al abrir este trabajo, residía en
Avellaneda con un hijo pequeño y era viudo desde hacía varios años. Por ello en
los últimos tiempos había entrado en relación a fin de darle a su hijo una
buena madrastra. Sólo restaba un mes para concretar su matrimonio. Trabajaba
como capataz de carpinteros en la Casa Pereyra Iraola. Desde la primera aparición
del Fascismo Argentino había adherido a sus actividades y se encontraba entre
los más fervientes activistas.
Sabemos que no era hombre de disimular su condición de fascista y mucho
menos de dejarse amedrentar por esa u otra causa. El día de su crimen Simone
había ido a visitar a su suegra, la madre de su mujer fallecida. Visita
rutinaria para ver a su hijo que aparentemente estaba bajo el cuidado de la
abuela. El mismo trayecto recorría día a día cuando salía de su trabajo. Luego
se retiró para visitar a su novia y al llegar a las calles Brandsen y Spur,
cruce de ferrocarril, se encontró con sus asesinos. Estaba a sólo cuatro
cuadras del Fascio donde tantas jornadas había abrevado.
Sobre las causas del atentado sus camaradas no tuvieron dudas: Simone
era un mártir del fascismo y su asesinato no tenía connotaciones de delito
común. Con esto repudiaban lo que tempranamente el diario La Nación narró en su pequeña
y única columna dedicada al caso. Para los fascistas que lo conocían, el hecho
no era más que el resultado de las advertencias recibidas por algunos de sus
vecinos. Esto coincidía con los dichos de su suegra, quien declaró luego del
crimen que Simone estaba armado a causa de las amenazas proferidas por parte de
vecinos comunistas y sindicalistas del frigorífico La Mosca. Estos sujetos
lo conocían por su proselitismo fascista. Por otra parte, también Il Mattino
d´Italia desestimó la idea de un vulgar delito común: no sólo tenía todas sus
pertenencias, como una cadena de oro y dos anillos del mismo metal, sino que en
sus bolsillos conservaba todo su dinero...”
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