Tel Aviv reconoce que, de comenzar a extenderse, la incipiente campaña de boicot, desinversiones y sanciones a empresas israelíes contra la ocupación de territorio palestino podría causar grandes estragos a su economía
La salida de la actriz Scarlett Johansson de la ONG Oxfam debido su fichaje por la empresa israelí Sodastream ha puesto el foco en la campaña BDS. Boicot, Desinversiones y Sanciones es una campaña que cuenta con el respaldo de 200 organizaciones en defensa del pueblo palestino, lanzada en 2005 pero que ha pasado desapercibida hasta que sus ataques se han centrado en la actriz estadounidense, que se ha convertido en la embajadora mundial de esta productora de máquinas para hacer refrescos con gas caseros y que tiene sus fábricas en un asentamiento israelí en Cisjordania.
BDS se centra en boicotear a
instituciones que financian al Estado de Israel y persigue el fin de la
ocupación de territorio palestino por parte de los colonos judíos, el
abandono de los territorios ocupados, plenos derechos para los
palestinos y la posibilidad de que los refugiados puedan regresar a su
país, actualmente no reconocido por Israel y por parte de la comunidad
internacional.
Muchos israelíes se preguntan si esta naciente
campaña de BDS conseguirá poner fin a la ocupación y obligar a los
colonos y al ejército a retirarse de Cisjordania después de casi cinco
décadas. Aunque la campaña se encuentra en un estado incipiente, si se
extiende podría causar a Israel cuantiosas pérdidas y un aislamiento
político en la escena internacional.
Netanyahu la considera "marginal"
En
la oficina del primer ministro Benyamin Netanyahu se considera que la
campaña todavía es "marginal" y que "el boicot de verdad solamente
llegará si Israel continúa expandiendo las colonias y fracasan las
negociaciones" con los palestinos, un escenario que se está a tiempo de
evitar.
"Esperamos que la campaña de boicot no siga adelante" El
propio Netanyahu convocó la semana pasada a los ministros más
destacados del Gobierno para analizar la situación. Fue la primera vez
que el gabinete abordó esta cuestión, lo que revela que el BDS preocupa a
los dirigentes israelíes, aunque los participantes no se pusieron de
acuerdo acerca de cómo enfrentarse al fenómeno.
"Esperamos que
la campaña de boicot no siga adelante, aunque todavía no lo consideramos
un problema grave", dice Meron Reuben, del ministerio de Exteriores.
"Es una campaña que lideran elementos extremistas y radicales, una forma
nueva e ilegal de antisemitismo puesto que el antisemitismo clásico
está mal visto y se recurre al antiisraelismo".
En el Consejo de
Ministros del lunes, Netanyahu dijo que "los intentos de imponer el
boicot al estado de Israel son inmorales e injustos", si bien a muchos,
dentro y fuera de Israel, les parece bastante más inmoral e injusta la
prolongada ocupación y la discriminación que sufren los palestinos en
prácticamente todos los aspectos de su vida.
20 millones para frenar el boicot
El
ministro de los Servicios de Inteligencia, Yuval Steinitz, admite que
Israel está diseñando un plan de 20 millones de euros con el que
pretende organizar a grupos pro-israelíes de dentro y fuera del país
para hacer frente al boicot. "Una parte de las acciones serán públicas y
otras permanecerán bajo secreto", ha dicho Steinitz.
"detrás del boicot están a veces Estados enemigos y organizaciones terroristas" "No se trata de una operación diplomática ordinaria, y la hasbara (propaganda)
es solamente un parte de la operación. También necesitamos información
de los servicios secretos puesto que quienes están detrás del boicot son
a veces Estados enemigos y organizaciones terroristas", aclaró
Steinitz.
Estimaciones oficiales revelan la enorme penetración
de las empresas israelíes en los territorios palestinos. Economistas del
Gobierno creen que si se decreta un boicot sobre los cuerpos que operan en Cisjordania, la medida afectaría por lo menos al 30% de los cuerpos del Estado judío, entendiendo por ‘cuerpos' empresas e instituciones.
Para evaluar adecuadamente la incidencia de un hipotético boicot, los economistas han subrayado que todos los grandes bancos israelíes se verían afectados,
así como las grandes compañías de seguros, buena parte de las empresas
que se dedican a invertir en los mercados de Israel, bufetes de
abogados, etcétera.
En el informe elaborado, que ya se encuentra
en poder del Gobierno, se señala que 70 de las mayores empresas
israelíes recibirán un duro golpe. Los productos agrícolas que los
colonos producen el Valle del Jordán ya se están viendo afectados puesto
que existen decenas de grandes cadenas de comercio europeas que han rescindido contratos por valor de unos 33 millones de euros.
Los
economistas creen que numerosas empresas del Estado, como la compañía
de electricidad, también se verán afectadas y estiman que las pérdidas
podrían superar los 16.000 millones de euros, así como el despido de por
lo menos 10.000 trabajadores.
El 'caso Scartett
El Gobierno cree que 70 de las mayores empresas israelíes recibirán un duro golpe
A
la campaña de boicot se han sumado recientemente varias financieras
europeas, y el fenómeno ha trascendido a los medios de una manera
especial con el caso de Scarlett Johansson. La actriz estadounidense ha
protagonizado un anuncio de SodaStream, una compañía israelí de
refrescos que cuenta con una gran planta de embotellamiento en el
asentamiento judío de Maale Adumim. Criticada por Oxfam, a la que ella
representaba, Johansson ha optado por abandonar Oxfam y en medios judíos
de Estados Unidos se ha llamado al boicot de la ONG.
SodaStream
se defiende argumentando que da trabajo a muchos palestinos, pero la
ONG israelí Gush Shalom ha replicado no se puede engañar a la gente de
una manera tan burda: "Un judío que viva en Palestina respetando la ley
palestina es una cosa, y un colono que vive en un enclave armado bajo la
protección de un ejército de ocupación es otra muy distinta". En los
últimos días las acciones de SodaStream han experimentado una fuerte caída y la compañía ha decidido reducir sus planes de expansión.
Los ánimos están tan caldeados que una mera observación del secretario de Estado John Kerry
en el sentido de que la campaña BDS podría crecer si no se progresa en
la dirección de un acuerdo de paz, ha causado una tempestad. Un ministro
muy influyente, Naftali Bennett, ha acusado a Kerry de practicar el
antisemitismo, y muchos dirigentes israelíes han criticado al secretario
de Estado hasta el punto de que la Casa Blanca ha tenido que salir a
defenderlo.
Con todo, no es la primera vez que se produce un
enfrentamiento público entre las dos administraciones y está por verse
quién acaba dominando el choque, ya que hasta ahora Israel siempre se ha
salido con la suya.
En medios palestinos se destaca que los
tres objetivos del BDS son acabar con la ocupación, conseguir la
igualdad de derechos de la población palestina dentro de Israel y
obtener los derechos de los refugiados. "Todo esto ya lo ha asumido la
comunidad internacional, que ahora debería limitarse a aplicar sus leyes
y a hacer pagar a Israel el incumplimiento sistemático de las leyes",
comenta un portavoz palestino.
En medios diplomáticos hebreos se
recuerda con cierta precaución que "en el caso de Sudáfrica, el boicot
de la comunidad occidental al régimen de Pretoria consiguió en tres años
y medio lo que los negros no habían logrado durante décadas de
protestas y lucha armada".
Sin embargo, no está claro si los
países occidentales están dispuestos a dispensar a Israel la misma
medicina que prescribieron a Sudáfrica. De hecho, en medios oficiales
hebreos se cree que la UE no dará nunca ese paso de manera oficial. Al
contrario, se indica que Bruselas ha amenazado al presidente Mahmud
Abbas con no respaldarle si decide acudir a los foros internacionales
con el fin de forzar la aplicación de las resoluciones de la ONU.
http://www.publico.es/internacional/500712/la-campana-de-boicot-contra-las-empresas-israelies-comienza-a-inquietar-a-netanyahu
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