A veces los nacionalistas debatimos,
que modelo de familia debemos lograr impulsar en el contexto de una sociedad
cada vez más decadente e íntegramente atacada por las ideologías modernistas,
de neto corte extranjerizante y contrario a nuestras raíces cristinas e
hispanas.
Atentos a nuestros “Principios
Doctrinales”, donde el eje del pensamiento nacionalista versa sobre Dios –
Patria – Familia; tenemos la firme convicción que los problemas morales,
culturales y sociales que destruyen la conformación de una sociedad más justa,
con mayor progreso y desarrollo, se debe fundamentalmente a los siguientes
aspectos:
1- El
Secularismo imperante.-
Cristo Rey, deja
de ser el centro de la vida familiar. Las familias tradicionales siempre han
buscado conducirse en su vida diaria, contemplando a Cristo como un ser vivo,
que los acompaña, que los protege, que los uneen el diálogo hogareño. La
familia, es una “Iglesia doméstica” o por lo menos debería serlo, por cuanto
Dios es el conductor de sus vidas. Cuantas veces las familias se reunían en el
almuerzo, se bendecía la mesa, se daba gracias a Dios por los alimentos.El
Padre, cabeza de la familia, llevaba a la Iglesia todos los domingos a su
esposa e hijos para dar glorificar al único Rey Celestial.
Hoy, la
culturización del individualismofuedesplzándolo a Dios en el centro de la vida
familiar y poner “otros dioses” como el dinero, el trabajo incluso dominical,
el ánimo de disfrutar cada momento como si fuese el último, el apegándose a la
tecnología de los celulares, tablets o netbooks que quita la posibilidad del
diálogo interpersonal. Ya Dios, es solo queda para la misa o para alguna otra
fecha Santacomo Pascua o Navidad. El resto del día “soy yo y mi vida”, como la
canción de Marc Antony “vivir mi vida”.-
2- El
Liberalismo cultural.-
Toda libertad
humana es un don de Dios, a Él se la debemos, y si bien somos responsables de
nuestros actos, el Liberalismo cultural, nos seduce a olvidarnos de la
autoridad religiosa y centrarnos en nuestros deseos, convicciones, propósitos
sin que nadie me diga si está bien o mal. Es más, lo bueno o lo malo queda a los
criterios personalistas o relativistas. No existe un modelo único de bueno o
malo. El hombre es “libre por su naturaleza”, por su condición de ser
animal-racional, y que por la Razón, no por la Fé, lo conmueve a saltar la
valla “inquisidora” de la religión, quien no puede decirme lo que debo hacer. Si
muero, lo decido Yo (Eutanacia), si atento contra la vida lo decido Yo
(Aborto), si no me gusta mi sexo, lo cambio (transexualismo), etc.
3- El
Laicismo del Estado.-
La primera Ley
suprema, para toda Familia Nacionalista, es la Ley de Dios que es perfecta, no pudiendo
ser interpretada por el hombre. Pero el hombre, con la justa razón, y por la
libertad que le pertenece solo a Él, se revela, creando leyes como el Divorcio
Express, del Matrimonio Igualitario, del Aborto Terapéutico, de Violencia de
Género, todas ellas en fin contrarias a la Ley de Dios. De esta forma, si la
Iglesia no acepta lo que he creado por mi libertad, por mi razón, pues bien la
Iglesia o sea Dios, se debe “adaptar” a los nuevos tiempos. El Estado mientras
tanto, se toma atribuciones que solo le compete a la familia como la educación
sexual de los hijos. Por lo tanto, la familia delega inconscientemente o no,
sus principales funciones de educadoras de los hijos.
4- El
Orden Natural.-
Todo debe seguir
un orden, por cuanto la alteración de ese orden, conlleva a la desviación o a
la desintegración. Evidentemente, por un orden natural, impuesto por Dios, el
hombre se junta con una mujer, para formar la primera comunidad humana
(matrimonio) y luego para la conservación y preservación de la especie (tener
hijos). Eso es lo que el Gran Nacionalista Carlos Sacheri definía como “Orden
Natural”. Con el advenimiento de la Ley de Matrimonio igualitario, vemos que el
orden se rompe, que las familias serán de diversas formas y colores como el
“Arco Iris” (estandarte de los “perseguidos o discriminados por su condición
sexual”).- La auténtica familia nacionalista es la que respeta ese orden y el
Nacionalismo no puede tolerar la equiparación a una familia contra-natura.
5- EL
AMOR A LA PATRIA.-
Comprendido lo
aspectos anteriores, solo queda promulgar el segundo gran amor que es a la
Patria que nos dio la cobija, que nos vio crecer y constituirnos como hombres y
mujeres que gozan y se sienten el orgullo de ser argentinos. Y la familia es la
promotora principal de conocer, inculcar y defender nuestra historia, nuestra cultura,
nuestro idioma, nuestra Soberanía Nacional. Desde el allí, se deben formar los
futuros ciudadanos, hombres oprobios, deseosos de alcanzar el máximo provecho,
no para sí mismo, sino para engrandecer la Nación. El día que los argentinos
dejemos de seguir la filosofía acomodaticia y canallesca de la “viveza
criolla”, para corromper o ser corrompidos, siendo éste el mal cancerígeno de
estos angustiantes días, podremos mirar a las generaciones futuras con mayor
optimismo, sabiendo que somos participes de un país más justo e igualitario.
Si deseamos unaNacióncon
futuro promisorio, es la hora de “Despertar la conciencia patriótica” en cada
uno de quienes desean un mejor país para todos y la familiar jugará en ello un
papel indelegable.-
Enrique
F. Marañon
Circulo
Nacionalista de Sgo. Del Estero
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