jueves, 13 de marzo de 2014

ECONOMIA NACIONALISTA

CAPÍTULO V
EL ULTIMO ENGENDRO DE LA TEORÍA CUANTITATIVA: EL "MONETARISMO" DE FRIEDMAN

1. La "contra-revolución en teoría monetaria"

El propio Milton Friedman califica su planteo "monetarista" como contrarrevolución en la teoría monetaria. Y nos explica el porqué de tal calificación. (7)
Sostiene que la "posición inicial" es el planteo primigenio de la "teoría cuantitativa", conforme a la posición definitiva de Irving Fischer: M. V = P.T.,o sea, moneda (M) por velocidad de giro monetario (V) igual a nivel de precios (P) por el total de transacciones (T) realizadas; lo cual coincide plenamente con el lenguaje utilizado por nosotros, pero cambiando -por nuestra parte- T: transacciones por Q: cantidad de bienes y servicios (en esencia, la misma cosa) y asignando a V (velocidad del giro monetario) un valor constante, de lo cual resulta nuestra fórmula, expresada en el Capítulo II: P = M/Q.
Cabe hacer notar que el mismo Friedman convalida nuestro tratamiento prealudido de V, cuando textualmente expresa: "en la teoría monetaria, el análisis de Irving Fischer fue interpretado de tal modo que en la ecuación cuantitativa M:V = P:T, el factor velocidad puede ser considerado como tan extremadamente estable que podría ser concebido como uniforme, independientemente de los otros términos de la ecuación..." (8)
A esta "posición inicial", indiscutida hasta la gran crisis mundial, le sucedió - según Friedman -una revolución en teoría monetaria, esencialmente a cargo de John M. Keynes, a la cual nosotros hemos hecho referencia en los capítulos precedentes. Eso sí, sin llegar a calificar de "revolución" al replanteo Keynesiano, respecto a la teoría cuantitativa original, sino calificándolo tan solo como "innovación"
El Prof. Friedman no difiere demasiado con nuestras propias consideraciones al hacer referencia a la posición "revolucionaria" de Keynes, salvo en lo que se refiere a "cargarle las tintas", en varios sentidos, respecto de lo que el gran economista inglés dice, o reinterpretando caprichosamente el escenario económico mundial (1930-1934), para el cual fueron previstas las proposiciones Keynesianas y para el cual no funcionaron, de manera alguna, los postulados de política monetaria emergentes de la teoría cuantitativa, en su "posición inicial".
Por ejemplo, refiriendose a los grandes enfoques del replanteo Keynesiano, que nosotros hemos bosquejado previamente, sostiene Friedman:
"Esta doctrina tenía vastos alcances en cuanto a política económica. Significaba que la política monetaria era de poca importancia. Su único rol era mantener deprimidas las tasas de interés, con el fin de reducir la presión sobre el presupuesto gubernamental al pagar los intereses de sus deudas, y también porque podía tener un pequeño efecto estimulante sobre la inversión (privada). De esta implicancia doctrinaria provino la política de dinero barato, aplicada por una sucesión de paises después de la segunda guerra mundial" (9)
El carácter arbitrario e injustificado de las imputaciones de Friedman al criterio Keynesiano resultan, a nuestro juicio, evidentes.¿Cómo puede sostenerse que - para Keynes - la política monetaria era de poca importancia? O bien, que su "su único rol era mantener deprimidas las tasas de interes"...
Por una parte, en todo el contexto de la doctrina de Keynes la política monetaria juega un papel relevante. En todo caso, son las circunstancias prácticas - como las que tuvieron vigencia durante la Crisis Mundial (1930-1934) - las que pueden tornar insuficiente, por inefectiva, a la política monetaria y, entonces, Keynes propicia la inversión autónoma, pública y privada, como el complemento idóneo para salir del estancamiento.
Por otra parte, el sólo hecho de proponerse una política monetaria al mantener deprimidas las tasas de interés, ya hace de ella - contra lo afirmado por Friedman - una política importantísima.
¿Cómo puede sostenerse, al estilo de lo expresado por Friedman, asimismo, que las tasas de interés reducidas tan solo podían tener un "pequeño efecto estimulante sobre la inversión"?, cuando en el lenguaje Keynesiano, que para nosotros es el del buen sentido, tal "pequeño efecto estimulante" puede ser nada menos que la diferencia entre la abultada inversión o ninguna, según resulta del cotejo entre "tasa de interés" y "eficiencia marginal del capital" o rendimiento probable del mismo.
Volveremos a referirnos a estos temas, más adelante, incluido a la política de dinero barato, a la que Friedman fustiga y que, según él mismo reconoce, habría sido la responsable de un auge económico, después de la II Guerra Mundial, en lugar de la deflacción generalizada que se temía.

2.Las experiencias resultantes de la Crisis Mundial
Según Friedman, un análisis más profundo de los acontecimientos que caracterizaron la Gran Depresión, pone de relieve el alto grado de culpa que en dicho infortunado proceso cupo a la política monetaria.
En los Estados Unidos, afirma dicho autor, hubo una reducción de un tercio de la cantidad de moneda, entre 1929 y 1933, agregando: "esta reducción hizo que la depresión fuera más prolongada y severa de lo que podía haber sido"..."y ella fue consecuencia de las políticas aplicadas por el Sistema de la Reserva Federal"..."la cantidad de moneda fue reducida a un tercio y también, aproximadamente fue una tercera parte de los bancos que sucumbieron" (10)
Puntualiza Friedman, acto seguido, algo verdaderamente llamativo y lo transcribimos sin la menor alteración:
"Lo importante para nuestro propósito es que resulta clarísimo que en todos los momentos de la Gran Crisis, la Reserva Federal tenía dentro de sus facultades la de prevenir la disminución de la cantidad de moneda y producir un aumento de la misma. La política monetaria no había sido intentada y hallada insuficiente. Simplemente no se la había intentado. O, por el contrario, había sido aplicada perversamente. Había sido utilizada para forzar una increible deflacción en la economía norteamericana y en el resto del mundo" (11)
Empíricamente, sin embargo, sostiene Friedman que surge de infinidad de estudios posteriores al apogeo de la doctrina Keynesiana en los Estados Unidos (¿décadas de los años 1940 y 1950?, preguntamos nosotros), una serie de evidencias que contradicen sus puntos de vista, en diversos e importantes aspectos y que restauran -a su juicio- la verdadera trascendencia de la política monetaria, en oposición a la política fiscal, enfatizada por John M Keynes.

3.Proposiciones esenciales del "monetarismo"
No resulta fácil, a través de la abultada obra del Prof. Friedman, colegir cuales son sus conclusiones concretas en materia de teoría monetaria y, menos aún, en cuanto a política monetaria, de las cuales resultaría reivindicativa la originaria teoría cuantitativa y su preceptiva consiguiente.
Por esa razón, preferimos atenernos a la síntesis que hace el propio Friedman en su importante exposición ante los grandes cargos del Instituto de Asuntos Económicos londinense, a la cual ya venimos haciendo referencia, por cuanto él mismo califica la parte pertinente de dicha exposición como "proposiciones centrales del monetarismo". Abreviadamente reproducimos dichas proposiciones casi íntegramente, en el orden que él las enumera. (Sólo agregaremos el subrayado y algún signo de interrogación, admiración, o puntos suspensivos, cuando omitimos uno que otro párrafo que consideramos irrelevante).
1.-Hay una relación consistente - dice Friedman - aunque no precisa, entre la tasa de crecimiento de la cantidad de la cantidad de moneda y la tasa de crecimiento del ingreso nominal (por ingreso nominal -aclara- debe entenderse ingreso medido en libras esterlinas, o dólares, o francos, y no ingreso real medido en bienes). Ello significa que si la cantidad de moneda existente crece 3 por 100 por año, o 5 por 100 o 10 por 100, esto tendrá un efecto significativo sobre el crecimiento del ingreso nominal. Si la cantidad de moneda crece rápidamente, lo mismo ocurrirá con el ingreso nominal; e inversamente.
2.-Esta relación no resulta obvia para el ojo inexperto, particularmente porque el crecimiento (o disminución) monetario demora en hacerse efectivo sobre el ingreso, siendo variable la longitud de tal demora. La tasa de incremento monetario de hoy no está estrechamente relacionada con la tasa de crecimiento del ingreso de hoy. El crecimiento del ingreso de hoy depende de lo que ha venido ocurriendo con la moneda en el pasado. Lo que ocurre con el dinero, hoy, determina lo que ocurrirá con el ingreso en el futuro.
3.-De promedio, un cambio en la tasa de crecimiento monetario produce un cambio en la tasa de crecimiento del ingreso nominal con una demora de 6 a 9 meses. Este promedio no se verifica en todos los casos. A veces la demora es más larga, a veces más corta. Pero yo me he sorprendido -dice Friedman- al encontrar cuán regularmente la demora es de 6 a 9 meses, aún en condiciones muy diferentes.
4.-La modificación de la tasa de crecimiento del ingreso nominal típicamente se manifiesta primero en el producto y dificilmente en los precios. Si la tasa de crecimiento monetario es objeto de reducción, entonces,alrededor de 6 a 9 meses más tarde, la tasa de crecimiento del ingreso nominal y también de la producción declinará. Sin embargo, la tasa de crecimiento de precios será sólo ligeramente afectada. Habrá una presión bajista en los precios sólo en la medida en que emerja una brecha entre el producto actual y potencial.
5.-De promedio, el efecto sobre los precios se hace sentir alrededor de 6 a 9 meses más tarde que el efecto sobre el ingreso y el producto, de manera tal que la demora entre un cambio en el incremento monetario y un cambio en la tasa de inflacción promedio es algo así como 12 a 18 meses. Por ello es que constituye un proceso dificultoso detener una inflacción a la que se ha permitido iniciarse. No puede ser detenida repentinamente.
6.-Aún tomando en consideración la demora en cuanto al efecto del crecimiento monetario, la relación dista mucho de ser perfecta. Se dan muchos "desfasajes" entre la variación monetaria y la variación del ingreso.
7.-En el corto plazo, que puede llegar a los 5 o 10 años, los cambios monetarios afectan principalmente a la producción. A traves de las décadas, por otra parte, la tasa de crecimiento monetario afecta principalmente los precios. Lo que ocurra a la producción habrá de depender de factores reales: la empresa, el ingenio y la industriosidad del pueblo, la divulgación del ahorro, la estructura de la industria y del gobierno, las relaciones internacionales, etc.
8.-Se deduce, de las proposiciones hasta aquí formuladas -agrega Friedman- que la inflacción es siempre y en todos lados un fenómeno monetario, en el sentido de que es y puede ser solamente producida por un más rápido crecimiento en la cantidad de moneda que en la producción. Sin embargo, hay muchas posibles razones distintas para el crecimiento monetario, incluyendo descubrimientos de oro, financiación del gasto gubernamental, y financiación del gasto privado.
9.-El gasto gubernamental puede ser o puede no ser inflaccionario. Será claramente inflaccionario si es financiado por la creación de moneda, ello es, por la impresión de billetes o la creación de depósitos bancarios. Si es financiado por impuestos o por empréstitos (préstamos) de la población, el efecto principal es que el gobierno gasta los fondos, en lugar de hacerlo el contribuyente o el prestamista, o sustituyendo al particular que hubiera tomado prestado los fondos. La política fiscal es extremadamente importante para determinar qué proporción del ingreso nacional total es gastada por el gobierno y quien soporta el peso de ese gasto. Por sí misma, no es significativa para la inflacción.(!!...)
10.-Una de las cosas más difíciles de explicar en forma simplificada es la manera en que un cambio en la cantidad de moneda influye sobre el ingreso. Generalmente el efecto inicial no se opera en absoluto sobre el ingreso, sino sobre el precio de los "activos" existentes...
11.-Una importante derivación de este mecanismo (la influencia recíproca entre "liquidez monetaria" y tasas de interés) es la de que un cambio en el crecimiento monetario afecta las tasas de interés, al principio de una determinada manera, pero luego en el sentido opuesto. Un más rápido crecimiento monetario, al principio, tiende a disminuir las tasas de interés. Pero luego, al incrementarse el gasto y estimularse la inflacción de precios, también produce un incremento en la demanda de préstamos, lo cual tenderá a incrementar las tasas de interés...(12)
Hasta aquí la fiel transcripción de las once "proposiciones centrales del monetarismo", expuestas por el mismo Friedman. Difícilmente quien las lea, aún con la mejor voluntad, se trate o no de un técnico en economía, podría considerarse ilustrado en lo tocante a las conclusiones sobre teoría y política monetaria que habrían de derivarse de la "filosofía" monetarista.
Fuera de unas cuantas perogrulladas o "lugares comunes", las restantes manifestaciones son proposiciones apriorísticas, susceptibles de confirmación o refutación estadística, según la infinita variedad de circunstancias que caracterizan un determinado país, o un determinado momento en la evolución económica de cualquier país.

4. Qué se propuso, en realidad, el "monetarismo"
Independientemente de lo expresado, acerca de las proposiciones transcritas, hay en ellas dos o tres afirmaciones sueltas (vale decir que no tienen mayor hilación con el texto que las rodea) que, si tienen una clara significación, aunque seriamente discutible, y que muestran lo que podríamos llamar la meta práctica del monetarismo.
Esas afirmaciones son,por ejemplo,las siguientes:
1) Que la inflacción es siempre y en todos lados un fenómeno monetario. Tal aseveración puede ser absolutamente correcta y, también, puede ser absolutamente falsa. Porque, muy simplemente, si la inflacción se representa mediante el nivel (o índice) de precios, y el precio es el valor de cambio expresado en moneda, mal podría la inflacción (representación de los precios) ser otra cosa que un "fenómeno monetario". Hasta aquí, pues, en el sentido en que es correcta tal aseveración, resultaría, simplemente, otra "perogrullada".
Pero más allá de la implicación - casi "lingüística" - que acabamos de ver, la afirmación es inexacta, porque, si lo que pretende afirmarse es que la inflacción es una resultante necesaria del manejo monetario o de la política monetaria, se estarían ignorando una serie de causales, tan importantes o más que cualquier causal o antecedente monetario, y que pueden ser -teórica y prácticamente- motivo eficiente de la inflacción. Ya veremos una serie de causales inflaccionarias -nada monetarias- en relación con el caso argentino, un poco más adelante.
2) Que la política fiscal, por sí misma no es significativa para la inflacción. Partiendo de la base de que el propio Friedman en la exposición de marras, acaba de definir la política fiscal como "un cambio en el nivel de imposición y de gasto por parte del gobierno, manteniendo constante la cantidad de moneda", preguntamos: ¿Cómo puede no ser la política fiscal determinante de la inflacción si el gobierno absorbe -por vía impositiva y tomando prestado (de un sector) del público- una considerable proporción del ingreso, perturbando de esta manera las tendencias normales de la comunidad, en lo que hace a una adecuada proporcionalidad (o equilibrio) en la producción de "bienes" y "servicios"?.
Ya haremos también referencia, más adelante, a la reciente experiencia argentina y a la aludida y arbitraria afirmación de Friedman.
3)Pero tales aseveraciones infundadas no son sino el antecedente de lo que, en la misma exposición que venimos analizando, dicho autor califica como "advertencias finales" (y nosotros consideramos el "meollo" de su planteo), manifestándonos textualmente:
"Estas proposiciones (puntos 1 al 11,antes transcritos) claramente implican ambas cosas: que la política monetaria es importante y que el aspecto importante de la política monetaria es su efecto en la cantidad de moneda, antes que en el crédito bancario o el crédito total o las tasas de interés. Ellas también implican que las grandes oscilaciones en la tasa de variación de la cantidad de moneda son desestabilizantes y deben ser evitadas. Pero más allá de ésto, las implicaciones divergentes pueden surgir". (13)
En otras palabras, lo que Friedman propugna como "dogma monetarista" es la estabilidad a ultranza del caudal monetario. No importa, para ello, que las tasas de interés trepen a cualquier cima, tampoco importa la magnitud del gasto fiscal (en tanto sea financiado "con recursos legítimos"...) ni otras circunstancias que hubieran escandalizado a pacíficos y bienintencionados sostenedores de la "teoría cuantitativa" a comienzos de este siglo. A todos estos temas volveremos a referirnos, al considerar la experiencia práctica de Argentina y de otros paises, a lo largo del "vía crucis" monetarista.
Nada mejor, tal vez, para sintetizar las metas prácticas del monetarismo que el utilizar las palabras de un periodista, quien -si es eficiente- se ve obligado a valerse de un lenguaje sencillo e inteligible para todos, sea que él esté o no interiorizado de los tecnicismos del problema.
Tal es el caso de Alcadio Oña, quien nos da la siguiente sagaz versión sobre el significado práctico de la propuesta que venimos analizando:
"La estrategia monetarista ve a la inflacción como el origen de todos los males económicos y al control de la oferta monetaria como el único recurso capaz de derrotarla. Los remedios no son muy variados, aun cuando se los suela presentar complejos y requieran sucesivas adecuaciones coyunturales, siempre en la misma dirección: consiste en racionalizar el crédito (nosotros diríamos "racionar") mediante el empleo de altas tasas de interés". (14)
Pasemos a considerar ahora, los resultados prácticos que se han derivado de la propuesta monetarista para la economía de Argentina, en las últimas décadas, y luego la de otros paises que también recurrieron a su instrumental terapéutico.

CAPITULO VI
BALANCE DE MEDIO SIGLO DE TEORÍA Y POLÍTICA MONETARIA

1.Recapitulación
Desde la Gran Crisis Mundial hasta nuestros días ha transcurrido medio siglo. En nuestro breve análisis retrospectivo de los capítulos precedentes, hemos podido observar, a grandes rasgos, el curso de los acontecimientos en lo tocante a teoría y política monetaria.
La teoría cuantitativa tuvo, precisamente hasta la Gran Crisis, una primacía incuestionable y sus proposiciones prácticas, basadas esencialmente en la neutralidad monetaria y en un prudente manejo de la tasa de interés como instrumento estabilizador de la actividad económica, dentro de un marco de sostenido crecimiento, sufrió en aquella oportunidad un revés irreparable.
Las innovaciones keynesianas no llegaron a cuestionar los pilares básicos de la teoría cuantitativa, tan sólo se limitaron a profundizar algunos aspectos analíticos y a promover ciertas modificaciones en la política económica, en especial por vía del gasto público y con vistas, primordialmente, a combatir la deflación y el estancamiento.
Al promediar los años 1950 -y el medio siglo a que nos estamos refiriendo- surge el monetarismo, un planteo que tampoco difiere con los lineamientos básicos de la teoría cuantitativa; antes bien, parece reivindicarla, oponiéndose a las innovaciones keynesianas, pero que en materia de política monetaria aparece decidido a restaurar una "ortodoxia clasicista", reafirmando la necesidad de estabilizar el contingente monetario, dejando libradas a la "oferta y demanda" de dinero la evolución de las tasas de interés y minimizando nuevamente el rol de la política fiscal.
Podemos afirmar así que el rasgo común a todos los enfoques derivados de la teoría cuantitativa, por consiguiente, y a la vez elemento distintivo frente a nuestra teoría cualitativa, es el de proponer en todos los casos y en última instancia, la confrontación global de los agregados monetarios (o masa monetaria), por una parte, y de la suma de bienes y servicios (o transacciones en ellos), por la otra.
Nuestra teoría cualitativa se opone a esa "globalización" de magnitudes, sean ellas "moneda" o "producto", y propugna, en el plano teórico, una identificación del destino cualitativo de las unidades monetarias y una "parcialización sectorial" que confronte las inserciones de dinero, por una parte, y su resultado productivo, sean "bienes" o "servicios", por la otra.
De esta proposición teórica, que nosotros formulamos han de derivarse importantes implicancias en lo tocante a política monetaria, según podrá advertirse en los próximos capítulos. Pero antes de adentrarnos en ese tema, creemos pertinente formular una somera referencia a los resultados prácticos que se han derivado de la tesis monetarista, que es la realmente vigente en el "mundo occidental" y que ha suplantado -dentro del contexto general de la teoría cuantitativa- a las proposiciones keynesianas y aún, desde luego, a la que Friedman llama "posición inicial" de aquella teoría.
Consideramos indispensable este análisis, pues de sus resultados habrá de colegirse o no la procedencia de un verdadero replanteo de la teoría y la Política monetaria, como el que proponemos nosotros.

2. El "monetarismo" en la Argentina
Comenzaremos por aclarar que nosotros no inculpamos a Milton Friedman por todas las calamidades que se han derivado y se derivan diariamente, para muchos países, de las estrategias monetarias atribuidas, con razón o sin ella, al monetarismo. Es muy posible que muchas de esas calamidades se deriven de tácticas y maniobras (de grupos interesados) que nada tienen que ver con las proposiciones monetaristas.
Pero si tal inculpación ocurriera, Milton Friedman deberá, en última instancia, asumir la responsabilidad, aún por aquello que no es estrictamente derivado de su preceptiva o de la de su "Escuela de Chicago". Por dos razones fundamentales.
Primero, porque el mismo Friedman dice que "lo que importa para el mundo de las ideas, no es lo que pueda ser cierto, sino lo que sea considerado como cierto".(15) Y con la ambigüedad de sus proposiciones, él ha dado lugar a que, en último análisis, cualquier proposición atribuida -con razón o sin ella- al monetarismo, "sea considerada como cierta".
En segundo lugar, porque el Prof. Milton Friedman se ha prestado, en todo tiempo y en todas las latitudes, a una propaganda tan exagerada, en favor de sus proposiciones monetaristas, que todos tenemos el derecho de suponer que, más que propuestas científicas, las suyas son tácticas integrantes de una "acción psicológica" de alcances, no ya nacionales, sino mundiales, a fin de servir propósitos que nada tienen que ver ni con la verdad científica ni con el bien común de la humanidad.
A partir de marzo de 1976, en Argentina, amparado por un gobierno militar y provisto prácticamente con la "suma del poder público", asumió el timón de la economía José Alfredo Martínez de la Hoz, quien -sin ser economista- dijo tomar como modelo las enseñanzas de Milton Friedman y acto seguido puso en práctica un programa decididamente ruinoso para el país y cuyos resultados ya están sobradamente en evidencia.(16)
Por supuesto que el Prof. Friedman no sólo se abstuvo de negar su paternidad respecto del "Plan Martínez de la Hoz", sino que contribuyó de muy diversas maneras a darle su "espaldarazo", convenciendo a medio mundo de que, efectivamente, el aludido Ministro, audaz e improvisador sin límites, era un fiel discípulo de la "Escuela de Chicago". Cientos de públicaciones periodísticas así lo acreditan.
Como prueba de ello, bastará señalar que en 1977, la revista semanal más popular de Argentina publicó una entrevista con Milton Friedman, especialmente dedicada a consultarlo sobre los problemas de ese país y que dicho reportaje, ilustrado con abundantes fotografías del "premio Nobel", al que se califica como "una de las más grandes autoridades en Economía del mundo", ocupa nada menos que trece páginas de la aludida públicación. (17)
En dicho reportaje, el Prof. Friedman avala directa o indirectamente cuanto Martínez de la Hoz estaba haciendo en la Argentina.
Las tasas de interés bancario, que en esos momentos sobrepasaban el 200 por 100 anual, para nada perturbaban a Friedman, quien se limitaba a recomendar la consabida restricción monetaria, "para controlar o aminorar la inflación", al tiempo que -en el mejor estilo clásico-liberal- recomendaba que Argentina produjera aquellos artículos en cuyos costos tenía "ventajas competitivas" ...
A todo esto, el panorama de inflación en Argentina seguía agravándose sostenidamente y no por incremento del caudal monetario, sino por razones enteramente ajenas a esa causal, a la cual Friedman atribuía "siempre y en todas partes" la responsabilidad de dicha anomalía.
Tal como lo he hecho notar en sendas públicaciones durante los últimos años, los principales motores de la inflación en Argentina nada tenían que ver con el incremento de moneda. A saber:
los "reajustes técnicos", nombre que allí se da a los aumentos de los precios y tarifas de productos elaborados y servicios prestados, respectivamente, por empresas estatales, como ser, combustibles, energía eléctrica, transportes, correos, teléfono, gas, etc. Tales reajustes técnicos han significado un incremento de los precios y tarifas aludidos que, con seguridad, supera el 150 por 100 anual, de promedio, durante los últimos seis años; y como se trata de artículos y servicios de consumo muy generalizado - que en numerosos casos constituyen a su vez costos para el adquiriente o usuario - dicho incremento se traslada íntegramente a los precios de todo el espectro productivo, pues si el Estado podía resarcirse de sus "déficit operativos" en las empresas de que era titular, mediante los aumentos aludidos, se consideraba que los particulares tenían el mismo derecho a hacerlo, aumentando sus precios y tarifas de manera análoga. De tal modo que, este solo incremento (no practicado de un solo golpe en el año, sino a través de incrementos mensuales que, sumados constituyen el total anual antes mencionado), bastaba y sobraba para asegurar un ritmo inflacionario equivalente, en lo que antañe al índice general de los precios.
el aumento sideral de las tasas de interés. Fundado en un argumento utilizado sibilinamente por el Prof. Friedman, Martínez de Hoz provocó la elevación de las tasas de interés bancario, que al comienzo de su gestión estaban, digamos, entre un 25 y 30 por 100, por año, hasta situarlas - en pocos meses - entre 250 y 300 por 100 anual. El justificativo Friedman - Martínez de Hoz, totalmente arbitrario y reñido con la ética, es muy simple: como el dinero corriente se desvaloriza en la medida de la inflación, las tasas de interés tienen que elevarse hasta compensar con creces, al "ahorrista", dicha desvalorización. (18).
Ahora bien como el ritmo inflacionario atribuido a los últimos meses del gobierno anterior al de Martínez de Hoz era muy elevado (en el reportaje a Friedman, antes citado, se hace mención de una "tasa de inflación", entre marzo y mayo de 1976, del 900 por 100 anual), los pretextos estaban dados para elevar las tasas de interés hasta cualquier extremo, bancarias y no bancarias, y así efectivamente ocurrió.
Lo cual vino a sumarse a una rigurosa restricción crediticia bancaria - destinada a afectar exclusivamente al "sector privado " de la economía nacional - que también obedecía - según Martínez de Hoz - a la preceptiva monetarista, pues había que "restringir a todo trance el caudal monetario"... ¡para evitar la inflación!...
Y, en esa forma, el poco crédito bancario que las empresas y los particulares podían obtener a tasa del 200 al 250 por 100 de interés anual, no alcanzaba a satisfacer ni la vigésima parte de los prestamos requeridos por los productores,quiénes - desde luego - hacían frente a un incesante incremento de costos y carecían de recursos propios para financiar su producción. De resultas de lo cual, la inmensa mayoría de estos quedó a merced de los prestamistas "extrabancarios", (compañías financieras, cajas de crédito, y usureros "particulares"), quienes cobraban intereses muy superiores (digamos, del 2 ó 3 por 100 diario), por plazos brevísimos (90, 60 y 30 días, aun cuando entonces se " popularizó " el préstamo a solo 7 días, y aún por plazos menores, para operaciones "interbancarias" o entre compañías financieras) y, obviamente, con garantías tan "leoninas" como les resultaba posible obtener a los prestamistas.
Puede colegirse el fenomenal impacto inflacionario que este incremento de costos financieros tuvo para toda la economía argentina. Quien debía financiar su producción a un costo del 1 ó 2 por 100 diario, de intereses, mal podía dejar de trasladar íntegramente a sus precios de venta semejante carga que estaba soportando.
el incremento de la carga fiscal. tal vez para adaptarse a la preceptiva monetarista en cuanto a que el Estado no debe financiarse sino con el producido de impuestos y empréstitos internos, el gobierno argentino - durante la gestión de Martínez de Hoz - sobresalió por estas dos circunstancias: 1) el aumento descontrolado de los impuestos, particularmente de los impuestos indirectos y específicamente al consumo; 2) la contratación sin límite de empréstitos, no solo en el mercado internacional; sino también en el mercado interno, teniendo como proveedor de fondos a bancos, entidades financieras y particulares. Tales empréstitos, no solo se contratan para atender "gastos generales de la administración pública", sino también obras públicas y los requerimientos siempre crecientes de las empresas estatales, a tasas de interés comparables con aquellas que antes mencionáramos y, por ende, con un costo descomunalmente creciente para el Tesoro Nacional.
Tenemos así enumeradas tres causales, directas e inmediatas, de la galopante inflación argentina que nada tienen que ver con el incremento del caudal monetario: los reajustes técnicos, los " costos financieros " o tasas de interés y la presión fiscal. Todo ello formando parte de un entorno de "terapéutica monetarista".
Nuestra apreciación es que el incremento real del "nivel de los precios", durante los cinco años de gestión de Martínez de Hoz, se sitúa en la cercanía del 400 por 100 anual. Y, al hablar del aumento real del índice de precios, queremos simplemente significar que la tasa de inflación que resulta de las estimaciones oficiales (Instituto Nacional de Estadística y Censos), en ese ínterin, es inferior - en más de un 50 por 100 - a lo que debiera de ser.
El Financial Times, de Londres, sintetizaba de la siguiente manera, en un comentario de mediados del corriente año, la catastrófica situación argentina: "En la actual situación económica de la Argentina hay muchas posibilidades de regresar a la hiperinflación de hace cinco años"... "El número de bancarrotas, que este año es tres veces superior a las del año anterior, es tan endémico que hace tambalear los cimientos de la estructura económica y bancaria argentina"..."Alrededor de 4.200.000 personas, que suponen alrededor del 40 por 100 de la fuerza de trabajo argentina, están actualmente sin empleo, bien sea trabajando pocas horas a la semana o realizando actividades económicamente irrelevantes. Casi 25 bancos de tipo medio y pequeño se encuentran en dificultades"... "un año después del golpe de Estado militar, en 1977, las compañías industriales Deutz, Fiat, Johnn Deere y Massey Ferguson produjeron, entre todas ellas, 25.845 unidades ( tractores ), de las cuales aproximadamente 2.000 fueron dedicadas a exportación. En el último año, las citadas cuatro "grandes" compañías produjeron 3.658 unidades, de las que únicamente 800 fueron enviadas a la exportación. En los primeros cuatro meses de 1981, una industria con capacidad para construir 30.000 tractores al año, únicamente produjo 279 unidades" (19).

3. El "monetarismo" en España, EEUU, Inglaterra y otros paises
La estartegia "monetarista", real o supuestamente fundada en la perceptiva de la ‘Escuela de Chicago’, viene teniendo una característica singular: la de favorecer al capital financiero y especulativo, en todo el mundo, y tiene también, como es lógico, un sector específico como grande y único beneficiario de esta estrategia: la alta banca y los grupos financieros internacionales.
El grado de intensidad con que aquella "estrategia" se haya planteado hasta ahora en los distintos países depende, como también es lógico, el grado de permisividad con que la autoridades políticas y económicas la hayan hecho posible. Y este grado, desde luego, depende a su vez de dos circunstancias: por una parte, la honradez relativa de los gobernantes políticos y económicos y, por la otra, la capacidad o incapacidad para percibir y resistir tales maniobras que sea propia de los conductores de la economía y las finanzas de cada país.
Hemos hablado, por otra parte, del gran beneficiario de aquella estrategia. Ello no pretende desconocer que, en un nivel muy inferior, existen cientos o miles de millones de "pequeños beneficiarios" -los llamados medianos y pequeños "ahorristas"- que sirven de escudo y a la vez de aliados inconscientes a los magnates de la "alta finanza".
Hemos hablado también de la distinta intensidad con la que la estrategia "monetarista" se ha puesto en práctica. Y lo ilustramos con el caso argentino, por ejemplo, donde el saqueo de los estrategas financieros, basados en la "permisividad" de un dócil equipo político-económico, han posibilitado lo que yo llamo "el vaciamiento económico de Argentina", estimando que solamente el drenaje de divisas y utilidades correspondientes a las inversiones extranjeras, tipo "golondrina" (call o hot money)., insumió en los cinco años de gestión de Martínez de Hoz, unos 50.000 millones de dólares"... De tal masa formidable de recursos, sustraídos arteramente al país, estimamos que a la banda (¡perdón!, a la banca) Rockefeller habrá correspondido un 80 por ciento.(20)
Pero en Inglaterra, Estados Unidos, España y numerosos países europeos y americanos se ha puesto, asimismo, en práctica la doctrina "monetarista".
En todos los casos, sus instrumentos operativos son, al igual que lo fueran desde mucho tiempo atrás en la Argentina -campo "experimental" de la estrategia de marras- la restricción crediticia bancaria, destinada a afectar exclusivamente al "sector privado" de la economía, y el encarecimiento o elevación pronunciada de las tasas de interés bancario.
Esta política restrictiva del crédito, a la vez que su encarecimiento, llevan progresivamente a la "sofocación" o estrangulamiento de las empresas privadas, particularmente de las medianas y pequeñas empresas que son normalmente las que tienen mayores problemas para la obtención de préstamos bancarios.
Y esa sofocación o "estrangulamiento" -por vía de los "costos financieros"- se traduce, por una parte, en un ritmo variable de inflación y, por la otra, en un grado considerable de desocupación o desempleo.
En todos los casos asimismo, la estrategia monetarista conduce al ilimitado abultamiento del gasto fiscal y a la consabida hipertrofia del aparato burocrático estatal. Por otra parte, ¿qué otra alternativa queda, frente al debilitamiento progresivo del sector privado de la economía?
Lo he señalado en infinidad de veces en Argentina, en años recientes. El estrangulamiento del sector privado, la desocupación que ello provoca, dejan a buena parte de la población solamente dos posibilidades: una es la de emigrar del país, en busca de mejores horizontes; otra es la de engrosar las filas de la burocracia estatal, aceptando el "conchavo" que sea y por la paga que se trate. Y que ello es así lo ilustra la circunstancia de que Argentina, sometida al vaciamiento y la alienación monetarista, ha visto partir más de 2.000.0000. de integrantes de su población, para radicarse en el extranjero, en los últimos 10 años.(21)
En Inglaterra y los Estados Unidos de América, el mecanismo justificativo de la elevación de las tasas de interés es la necesidad de atraer fondos líquidos, con el pretexto de mejorar la balanza de pagos. A ese pretexto se ha sumado, particularmente en el caso de Inglaterra, la sobrevaluación de su moneda, aún cuando ello conspira contra la evolución de su balanza comercial, pues tal sobrevaluación desalienta sus exportaciones y alienta, en cambio, la importación de productos extranjeros. Pero nada de ello importa, en este cuadro obsesivo, dominado por la "ortodoxia monetarista": lo importante, lo determinante, son los recursos y los desplazamientos financieros, ya se trate de "hot money", "call money" o lo que sea; y si para ello es necesario descalabrar las economías nacionales, así se procede en consecuencia.
De ahí la obstinación norteamericana de mantener tasas de interés relativamente elevadas, que provocaron un a gran fluencia de recurso líquidos a los Estados Unidos, en los últimos doce meses, y una airada reclamación de sus aliados europeos, no sólo por cuanto ello les complicaba sus respectivas balanzas de pagos, sino también por los efectos negativos de aquélla política en las economías de estos países. Reclamación, por cierto, que fue desoída hasta el momento actual.
Numerosos comentaristas se preguntan por otra parte, en los últimos tiempos, si los gobiernos no advierten la tremenda onerosidad que va adquiriendo la deuda nacional interna, con motivo de la exagerada elevación de las tasas de interés que se viene operando en todo el mundo "occidental".
Nosotros encontramos muy justificada esa preocupación, pero dudamos, mientras continúe el "auge monetarista", que el proceso en curso vaya a revertirse. A los poderosos intereses financieros "transnacionales" que utilizan el monetarismo para sus propios y egoístas fines, les resulta indiferente si el "tributo" lo pagan los particulares o el Estado. Y si es éste, más simple aún, de recolectarlo, a través de los siderales "servicios de la deuda pública interna".
Un periodista español comenta, respecto del caso actual de su país, lo siguiente:
"...uno de los fenómenos que está atravesando la Banca y en general el sistema crediticio, es una cierta pérdida de su papel como financiador. Los Bancos y las Cajas de Ahorro tienen una función económica que consiste en recoger dinero del mercado en forma de depósitos para concederlo a sus clientes en forma de inversiones. Este papel se sigue jugando, lógicamente. Pero cuando más de 650.000 millones de pesetas (unos 7.000 millones de dólares, aclaramos nosotros) que la banca debería haber prestado a sus clientes se lo tiene que dar al Banco de España para que éste cubra el déficit público y le proporcione al Tesoro los medios necesarios para cubrir sus necesidades crecientes de pago, el papel del sistema financiero se está desvirtuando a marchas forzadas."
Pero coincidiendo más aún con lo expresado por nosotros anteriormente, el articulista añade:
"Bien es verdad que a la Banca una cosa así no le viene mal. Y por dos motivos. Primero, porque el dinero que presta al Banco de España tiene una remuneración del 16 por ciento como media, que no está nada mal, sobre todo teniendo en cuenta el bajo coste de manejo de estos recursos. Y segundo porque el Banco de España es un cliente mucho más seguro que los millones de clientes potenciales o reales de los bancos. Así que la Banca gana en rentabilidad y gana en seguridad."(22)
Del texto que hemos reproducido, surge palmariamente la minimización que va experimentando el sector privado y la consiguientes maximización que va asumiendo el sector público, dentro del panorama económico español, según las evidencias que nos proporciona el cuadro financiero-crediticio aludido precedentemente. Pero también de ese panorama resulta explicado, implícitamente, el desempleo o "paro", como se le llama en España, de casi dos millones de personas, lo cual constituye un porcentual muy considerable de su fuerza de trabajo, amen del proceso inflacionario que se está transitando, como corolario manifiesto de la experiencia monetarista.(23)
Lo cierto es que en España, en Estados Unidos, en Inglaterra y en todos los países en que se ha puesto en vigencia, en años recientes, el programa monetarista, los resultados no tienen nada de halagadores: ni la inflación ni el desempleo han experimentado merma, sino sobre todo lo contrario.
Y lo sorprendente del caso es que los sacrificios que impone el esquema monetarista están encaminados a terminar con la inflación y el desempleo. Luego, los sacrificios se materializan, pero los resultados positivos ni se vislumbran; por el contrario: más inflación y más desempleo, si bien acompañados éstos de una "orquestación publicitaria", en todo el mundo, que sigue clamando por.. más y mejor monetarismo!
Circunstancia paradojal ésta, inexplicable en apariencia, que ha caracterizado a la Argentina de los últimos 25 ó 30 años y que solamente puede comprenderse cuando observamos los poderosísimos intereses financieros "transnacionales" que se mueven a través de esta estrategia y que -a través de todos los medios conocidos de la información y la publicidad, con pocas y honrosas excepciones- siguen promoviendo, pertinazmente, la "panacea monetarista".
Respecto de Gran Bretaña, la información y el comentario, poco menos que unánime, no pueden se más desalentadores.
En un artículo del diario La Prensa, de Buenos Aires, que data de un año atrás, ese órgano periodístico centenario, tradicionalmente conservador, liberal y pro-inglés, se refiere, en un titular al "experimento monetarista", agregando que "no difiere en Inglaterra de la realidad argentina". Y entresacando frases de su contenido, leemos:
"La ‘city’ bancaria y financiera de Londres florece con exuberancia tropical, si no con el vigor de la mala hierba"... "Todo a pesar de la recesión económica más feroz que haya padecido Inglaterra desde 1945. ¿O no será un poco también gracias a ella?"... "Quitémonos las anteojeras. Mientras los bancos expanden pletóricamente sus actividades, los extranjeros se compran Inglaterra -y los ingleses, aprovechando la abolición de los controles de cambio decretado por este gobierno, invierten afuera- el grueso de la industria británica está de rodillas. Como de costumbre, el sector privado paga los platos rotos, no teniendo acceso al ‘apoyo’ gubernamental, extraído del contribuyente, que mal que mal, mantiene a las empresas estatales de mayor peso político".
"la inflación, problema prioritario de este gobierno, no está aún controlada en términos de la oferta monetaria."... "Hay en esto una doble venganza: la del interés elevado dispuesto, según la teoría ‘monetarista’, para frenar la expansión del ‘money supply’ y disciplinar la empresa (privada) en su demanda de crédito, y la de su consecuencia inmediata -el desempleo- que justifica, bajo el punto de vista político, el rol del Estado en paliar sus efectos a costa de un mayor déficit fiscal; lo cual a su vez obliga al gobierno a volverse sobre sus promesas electorales de reducir impuestos y el gasto del sector público."
"La situación económica del Reino Unido dista de ser lo que Mrs. Thatcher y sus ministros esperaban al año y medio de aplicar medidas ‘monetaristas’ inspiradas por Milton Friedman".(24).
Un año después del comentario que acabamos de transcribir, otra fuente periodística nos informa que:
"Un gobierno (el británico) que aplica una política monetarista y sufre los impactos de la recesión, las revueltas callejeras y la desocupación"... "el recurso adquiere más bien el rango de una receta recesiva: aumenta la actividad financiera -alentada por las altas tasas de interés-, reduce la demanda interna, paraliza proyectos de inversión y, en resumidas cuentas, origina una fuete retracción económica.".... "la estrategia incluye la variante tributaria regresiva de desplazar la carga impositiva del ingreso al consumo, con el consiguiente beneficio para los sectores de mayores recursos y el resultante perjuicio para la actividad económica."(25)
El panorama, en Estados Unidos, no es mucho más brillante. Allí la orgía financiera, que venimos analizando, se ha traducido en un espectáculo grotesco: los bancos ofrecen, a quienes realicen depósitos a largo plazo fijo de dinero constante sendos regalos de licuadoras, televisores, lavarropas, radiotransmisores y otros elementos afines, proporcionado el regalo -desde luego- a la magnitud del depósito; pero además, tales obsequios (y ‘comisiones’ en dinero) se ofrecen a quienes llevan clientes a los bancos, como depositantes y en los grandes salones de acceso a las instituciones bancarias de Nueva York, Boston, y otras grandes ciudades, tales obsequios se exhiben al público, con gran despliegue, instándolo a efectuar depósitos o a traer amigos que los efectúen. El cuadro legendario del "mercado persa", aparecer así relegado casi a una muestra de ascetismo y sobriedad...
Y es obvio señalar que esta propaganda se realiza (o se realizaba, yo la observé personalmente un año atrás en las ciudades nombradas) también por la distribución de gacetillas en las calles, murales, televisión, etc.
No menos grotesco resultaba entonces (vísperas de la contienda electoral Reagan-Carter) verlo aparecer diariamente, en infinidad de canales de televisión de todo el país, al propio Prof. Milton Friedman, difundiendo las "bondades" de su sistema monetarista y exhortando a seguir las recomendaciones de "restringir el crédito y la oferta monetaria", en aras de contener la inflación y el desempleo...
En la actualidad, a cerca de cumplirse el primer año de la gestión del Presidente Reagan, no se vislumbra ninguna mejoría considerable. Tan solo las tasas de interés y el auge financiero parecen caracterizar su programa que, evidentemente, no ha podido apartarse de las presiones irresistibles de la alta banca y de la receta monetarista.
Un cable de la agencia EFE, de mayo del corriente año daba cuenta de un "rebrote inflacionario en Estados Unidos", especificando en su contenido que "las nuevas alzas de los tipos de interés y las tajantes medidas anunciadas por el Sistema de la Reserva Federal para restringir el crédito, han creado un repentino estremecimiento financiero" (26)
En tanto que en un difundido semanario político-económico norteamericano, mencionado anteriormente, leemos un artículo titulado: "A pesar de sus buenas intenciones, Reagan aparece estancado por su inflación". En dicho artículo, del destacado analista Alex Herbage, editor de la "IMAC Economic News Letter", que se pública en Ginebra, nos dice:
"los mercados están impacientes por el problema general de la oferta monetaria y la situación de la tesorerías relativa a la limitación del gasto público. La mayoría de las empresas líderes temen que la fuerte demanda en pos de mayores recursos se hará sentir sobre los mercados y que ésto inevitablemente deprimirá más aún las cotizaciones de los bonos gubernamentales y tenderá a intensificar la subida de las tasas de interés.".... "La consiguiente restricción crediticia derivada del aumento reiterado de las tasas, debilitará la posición de Wall Street y provocará presiones recesivas adicionales creando, al mismo tiempo, renovadas tensiones sociales, derivadas del aumento del desempleo." (27)
Tales sombrías predicciones resultan plenamente confirmadas, en un artículo de la Revista TIME, de mediados del corriente mes de diciembre. Su título es, de por sí, sugestivo: "Acumulando pesadumbre para los trabajadores". De ese artículo reproducimos, a continuación, algunos párrafos verdaderamente significativos:
"Los titulares de la página de negocios de la semana anterior eran un recordatorio incansable de la fuerza expansiva de la corriente recesión en los Estados Unidos"... "El Departamento del trabajo anunció la semana anterior que el nivel de desocupación en noviembre último aumentó nuevamente, a un 8,4 por 100, máxima cifra en seis años. Esto significa que 9.000.000 de norteamericanos y sus familias llegarán al feriado de Navidad sin ingresos derivados de su trabajo."... "El cuadro recesivo ha sido más devastador en dos industrias particularmente sensibles a las altas tasas de interés: automóviles y construcción. Los grandes fabricantes de autos y sus proveedores han despedido unos 600.000 empleados."... "La única estrategia del gobierno, a corto plazo, para combatir la recesión, parece ser una serie de amables declaraciones del Presidente Reagan y del Secretario del Tesoro, recomendando que el Directorio de la Reserva Federal afloje suavemente su mano de hierro respecto de la oferta monetaria. El Directorio parece estar dispuesto a acceder ligeramente, a través de un considerable incremento monetario de las últimas semanas y una moneda en las tasas de interés. Sin embargo, el costo del dinero es improbable que baje más." (28)
Cabría preguntarse, finalmente, si el Sistema de la Reserva Federal es o no consciente de esta política suicida. Si pensáramos lo peor, tendríamos en nuestro apoyo una afirmación de Friedman, quien refiriéndose a las gestión de la mencionada "cúpula del poder monetario" de los Estados Unidos, durante la Gran Crisis, le atribuye haber actuado "perversamente" y el haber utilizado esa política para "forzar una increíble deflación en la economía norteamericana y en el resto del mundo". Según los términos que hemos reproducido textualmente en el Capítulo V
Lo que ocurre es que el Sistema de la Reserva Federal, increíblemente, es una estructura privada -según veremos en breve, a través del autorizado comentario de un autor norteamericano- y lo que realmente puede importarle es el interés particular de los grupos bancarios y financieros de los cuales ella forma parte. De manera tal que su política no será "suicida" para los intereses que realmente sirve, sino todo lo contrario. Que dicha política pueda ser "suicida" para los intereses generales y el bien común del pueblo norteamericano, eso la tiene sin cuidado. No sería ni por asomo la primera vez que los intereses de grupo se anteponen al interes de un país o del mundo entero, para considerar con exclusividad las apetencias egoistas e inescrupulosas de la gran familia de banqueros y financistas "transnacionales".
4. Conclusiones acerca de la experiencia "monetarista"
Nos parece incuestionable, próximo a finalizar el año 1981, que el recetario monetarista no ha agregado nada positivo a lo que fuera típico de sus predecesores en teoría y política monetaria: el cuantitativismo, a secas, y las innovaciones keynesiasnas que se le sumaron durante las décadas de 1930 y 1940.
Nos parece, en cambio, sumamente negativa la experiencia práctica que se viene derivando de dicho experimento, por cuanto, con un pretexto incuestionable técnico y científico: la conveniencia de estabilizar el contingente monetario, se ha creado -a nivel mundial- una desvergonzada estructura que favorece la especulación y el negocio financiero, en desmedro del normal desenvolvimiento de la actividad económica esencial, con el consiguiente impacto natural y lógico resultante de tan alevosa estrategia: el incremento indefinido del desempleo.
En un breve apéndice que se adiciona al presente Capítulo, según lo anticipáramos, reproducimos algunas consideraciones concretas, en las cuales se explica por qué no se justifica de manera alguna asegurar el capital financiero o capital líquido, así sea resultante de ahorros legítimos, una utilidad determinada, que contrarreste y supere el grado de "desvalorización de la unidad monetaria".
Relacionado con este transcendente tema, un distinguido autor norteamericano, Sheldon Enry, en un libro que lleva el sugestivo título de "Billones para los banqueros, deudas para el pueblo", formula importantes y elocuentes consideraciones, relativas al sistema monetario-crediticio norteamericano. Reproduciremos, a continuación, algunas de las más interesantes.
Comenta este autor que constitucionalmente "el Congreso tiene el poder de acuñar moneda y, en adelante, regular su valor"; pero que, en diciembre de 1913, al establecerse el Sistema de la Reserva Federal, se dejó virtualmente sin efecto aquélla facultad parlamentaria, al autorizar el establecimiento de una Corporación de la Reserva Federal (Federal Reserve Corporation), o sea una sociedad privada, con una Junta de Directores (Federal Reserve Board), que ha sustituido en la práctica al Congreso, en el cumplimiento de aquéllas delicadas funciones.
"La Corporación de la Reserva Federal -agrega Sheldon Enry- es una sociedad privada controlada por banqueros y por lo tanto operada para beneficio finanaciero de los mismos a expensas del pueblo, antes que para el bien común.... Desde aquel día de infamia, el pequeño grupo de personas privilegiadas que nos presta nuestro propio dinero -y más- ha amasado inmensas fortunas por imprimir nuestra moneda. Desde 1913 ellos han creado decenas de billones de dólares en moneda y crédito, los cuales -como propiedad personal privada- prestan entonces al gobierno y al pueblo cobrando un interés."
"Ilustraremos lo que ocurre cuando se necesita dinero. El Gobierno Federal, habiendo gastado más de lo que percibe en impuestos, necesita, por ejemplo, 1.000.000.000 (un billón) de dólares. Como no tiene el dinero y el Congreso ha renunciado a su potestad de crearlo, el Gobierno tiene que ir por el billón ante los facultados para crearlo. Pero la Reserva Federal, una sociedad privada, no entrega gratuitamente su dinero. Los Banqueros están deseosos de entregarle el billón de dólares en moneda o crédito al Gobierno Federal, a cambio del compromiso gubernamental de devolverlo -con interés! Por tanto, el Congreso autoriza al Departamento del Tesoro a imprimir un billón de dólares en bonos de la deuda pública, los cuales son remitidos a los Banqueros de la Reserva Federal."
"La Reserva Federal entonces paga el costo de imprimir el billón de dólares, posiblemente la insignificancia de 500 dólares, y entrega los billetes a cambio de los bonos. El Gobierno entonces usa el dinero para pagar sus obligaciones. ¿Cuales son los resultados de esta fantástica transacción? Bien, las deudas gubernamentales son canceladas, pero el Gobierno de los Estados Unidos ha endeudado al pueblo con los Banqueros de la Reserva Federal por un billón de dólares, más los intereses, hasta que sea amortizado! Desde que esta y similares transacciones han tenido lugar desde 1913, actualmente -casi 70 años más tarde- el Gobierno está endeudado con los Banqueros en más de 920 billones de dólares, cuyos intereses solamente insumen 7 billonesde dólares todos los meses, que el pueblo paga en forma de impuestos, sin ninguna esperanza de amortizar el principal y con ambos -principal e intereses- incrementandose todos los meses". (29)
Sheldon Enry continúa formulando interesantes comentarios sobre este increible sistema "legal" monetario-crediticio y nos demuestra las inagotables posibilidades de los "Banqueros" de obtener -por vía de sus sorprendentes privilegios- no solamente ganancias siderales, a expensas de la totalidad de empresas y particulares de ese país; sino que tambíen nos muestra cómo -en el más alto nivel empresario- y a través del manejo de las tasas de interés, del "redescuento" y del "control crediticio" -en ultima instancia- todo queda subordinado a éllos.
Frente a revelaciones tan deslumbrantes, no resulta demasiado extraña la aseveración de que el gran Presidente Abraham Lincoln fue asesinado porque, utilizando con decisión su poder político, imprimió los famosos "green-backs" -billetes nacionales, podríamos llamarles-, luego de rehusarse a pagar un céntimo, a los banqueros que le ofrecían "prestamos" a interés, en plena Guerra Civil norteamericana. Y luego que el Presidente John F. Kenendy fue también asesinado, al poco tiempo de expresar su intención de reivindicar para el gobierno de los Estado Unidos la facultad de "emitir moneda y regular su valor", tal como reza la Constitución de su país. (30)
Obvio es señalar que las citas precedentes tienen por única finalidad ilustrar respecto del origen espúreo de los artilugios financieros que los banqueros -nacionales e internacionales- pretenden utilizar en tiempos modernos, como si se tratara de auténticos "ahorros", para asegurar a los mismos un tratamiento privilegiado, o sea, tasas de interés elevadas, que "compensen con creces" la desvalorización monetaria...
APÉNDICE
Una acotación sobre la tasa de interés
La "tasa de interés" es la retribución que percibe el titular de un "capital" (dinero ahorrado) por ponerlo a disposición del proceso productivo. Vale decir, es la compensación que obtiene el titular de ese "factor de producción" por poner dicho factor (capital dinerario) a merced de la producción; en la misma medida -digamos- que el trabajador obtiene el "sueldo" o "salario" por su aporte de trabajo, o el titular de un inmueble obtiene una "renta" por su aporte de un predio rural o urbano al mismo proceso.
Ahora bién, ¿por qué habría de "garantizarse" al titular del factor capital ("capital líquido", en este caso capital ahorrado -en el mejor de los supuestos- es la simple representación de un "capital", en su forma más líquida de expresión) una retribución positiva -o sea, que "compense con creces la desvalorización monetaria"- si a los demás "factores de producción" (tierra, trabajo, etc.) no se les garantiza de la misma manera?
Puesto que la tasa de interés ("activa" o "pasiva", como ha dado en llamársele ahora), al ser ni más ni menos que la retribución resultante del proceso de producción, tal retribución no tiene porqué ser "positiva", si los resultados de dicho proceso son "negativos" (¿acaso no hace años que la mayoría de las empresas argentinas vienen produciendo "con perdida", y por consiguiente, "descapitalizandose" ?...)
Si existiera justicia en garantizar una tasa de interés permanentemente superior a la tasa de inflación, con mucha mayor justicia habría que garantizar salarios, rentas, beneficios y regalías (ello es, la retribución que, respectivamente, corresponde a los restantes factores productivos: trabajo, naturaleza, empresa e ideación) superiores también a la tasa de inflación!
Y ello, todos lo sabemos muy bién, no ha venido ocurriendo durante estos "cinco años de Martínez de Hoz", pues particularmente los sueldos y salarios (salvo contadas e irritantes excepciones), la renta (de la tierra) y los beneficios (empresarios) han venido deteriorándose incesantemente, en comparación con la "tasa de inflación" o -en nuestro caso- la "evolución del índice general de los precios" que la refleja...
Vale decir, pues, que al "garantizar una tasa de interés superior a la tasa de inflación, la conducción Martínez de Hoz ha instituído un incalificable privilegio a favor del "capital líquido" (o "ahorros dinerarios"), mientras quedaban desguarnecidos los aportantes de los restantes factores productivos, incluidos los titulares del capital "no líquido" (como máquinas, herramientas y multitud de otros tipos de "bienes del capital").
Sin embargo, no sería ello lo peor, pues hemos hecho previamente referencia al "capital líquido", en su carácter de "dinero ahorrado", y bien sabemos que la inmensa mayoría del "capital financiero" o "dinero bancario", que los banqueros privados (y, en muchos casos, "oficiales") de casi todo el mundo crean a voluntad, no es en absoluto resultante de ningún ahorro, representativo de bienes producidos por sus titulares, sino tan sólo el resultado de artificios contables, por los cuales se generan "depósitos bancarios" o "moneda corriente", sin otra limitación que la muy relativa "tasa de efectivo mínimo" o "reserva legal", lo cual no supone -repetimos- respecto de dicho "dinero", que haya mediado producción o ahorro de ninguna naturaleza.
Y si resulta infundado garantizar una retribución (interés) al, capital líquido, aún cuando éste sea la representación de lo efectivamente producido y ahorrado, infinitamente más infundado e injusto rsulta garantizar esa retribución al capital financiero o dinero bancario, que no es fruto de ninguna producción o de ningún ahorro, sino tan sólo de la "alquimia" monetaria de los banqueros y financistas de cualquier especie.
El "dinero ahorrado", los efectivos "ahorros" de una masa numerosa de cabales ahorristas (de sumas relativamente pequeñas, en su gran mayoría) que han obtenido su dinero produciendo, no es, por lo tanto, más que la máscara, el pretexto dialéctico y, a la vez, la parte infinitesimal en relación con el "capital financiero" o "dinero especulativo" al que hemos hecho referencia a lo largo de nuestro análisis. Y por lo tanto -repetimos- si injustificado es crear un privilegio a favor del "dinero ahorrado", mucho más aún lo es crearlo a partir de dinero que no es resultante de producción o ahorro de ninguna índole, sino de manejos meramente especulativos, como lo ilustra la verdadera historia de la Banca mundial privada.

2 comentarios:

Pablo dijo...

Es interesante cuando Beveraggi Allende menciona a Martínez de Hoz y dice que aumentar las tasas de interés para compensar la desvalorización de la moneda es "absolutamente arbitrario" y "reñido con la ética". Es interesante, porque es justamente lo que empezó a hacer el gobierno nacional ahora, y muchos economistas dijeron que era lo correcto. Por algo los bancos son los grandes ganadores del "modelo" K. También menciona los impuestos altísimos, otra característica del kirchnerismo.

Martínez de Hoz dejó el cargo en 1981, hace 33 años, y parece que todavía seguimos dando vueltas sobre las mismas medidas a pesar de que está RECONTRA DEMOSTRADO que producen desastres.

Red Patriotica Argentina dijo...

JUSTAMENTE ESO ES LO QUE SUCEDE CUANDO EL POPULISMO ECONOMICO SE SACA LA CARETA. ELLOS TRATAN DE VIVIR INCOHERENTEMENTE EL SISTEMA Y CUANDO LA COSA LES SALE MAL SE DAN VUELTA O DE LO CONTRARIO ES EL MISMO SISTEMA EL QUE FABRICA LA OPCIÓN PARA VOLVER A FREADMAN