El Amblimoron antifascista o la extrema izquierda pro-americana
“La
peor herencia del fascismo fue el anti-fascismo democrático”
Amadeo Bordiga.
El oxímoron, figura retórica
que consiste en unir en una única frase
a dos palabras que expresan conceptos
contrarios, es, como revela la
etimología griega, una "locura
aguda" (oxy morón). Como ejemplos del oxymoron, el Diccionario de la lengua italiana de Devoto-Oli, edición
2000-2001, cita expresiones como
"hielo caliente" o
"convergencia paralela".
MARX |
Sin embargo, hay casos en los
que la combinación de los dos términos
de sentido opuesto representa, a diferencia del
oxymoron, una locura que no es en absoluto aguda, sino que es, al contrario, una determinación embotada, por eso se
podría crear para tal caso un
neologismo: el amblimoron (ambly morón),
la "locura embotada".
Así en la categoría del
amblimoron se podrían guardar sintagmas
como "antifascismo
antiimpérialista",
"antiimperialismo antifascista", "antifascismo y antiimperialismo", "antifascista
y antiimpérialista," etc.
Expresiones como éstas se
pusieron a circular recientemente,
después de que a alguno se le ocurrió la
idea de organizar, en apoyo a Irak, una
manifestación sin prejuicios
ideológicos, de la que nadie debía ser excluido por su orientación política.
Inmediatamente resultó
escandaloso, a algunos, que no se haya
fijado, por la antedicha iniciativa, la condición indispensable y necesaria de profesar la
fe antifascista para para tener el
derecho a manifestar. Por ello se
comenzó a decir y escribir que una
manifestación políticamente ortodoxa de
apoyo de Irak debía ser, al mismo
tiempo, "antiimpérialista y
antifascista".
Que la combinación de los dos
conceptos representa una contradicción
es para nosotros manifiesta. Pero, para
otros, no lo es en absoluto y por lo
tanto es necesario demostrarlo, con
pruebas en mano.
El joven Marx ya había
definido a Estados Unidos como el
"país de la emancipación política
realizada", así como como "el
ejemplo más perfecto del Estado
moderno", capaz de garantizar la soberanía de la burguesía sin excluir a las otras
clases del disfrute de los derechos
políticos y como una de las naciones mas
progresistas de la época. Una crítica
marxista observó que "en los Estados
Unidos la discriminación censitaria toma
una forma racial", por eso "se
puede percibir una determinada
indulgencia" de Marx respecto al sistema de Estados Unidos, mientras que "la actitud
de Engels se desequilibra aún más en
sentido americanofilo", que le
lleva a escribir que: "en los
países burgueses la abolición del Estado
significa la abolición del poder nacional como en Norteamérica."
Aquí los conflictos de clase se desarrollan solamente de una manera incompleta; los choques de clases
se producen de vez en cuando camuflados
por la emigración al Oeste de la
superpoblación proletaria... La
intervención del poder del Estado, reducido
a un mínimo al Este, no existe en
absoluto en el Oeste "(Marx-Engels,
Opere complete, Editori Riuniti, Rome 1955, VII, p. 288).
La suerte del Oeste parece ser sinónima
de ampliación de la libertad: no hay rastro esa suerte reservada a los Pieles Rojas,
así mismo se oculta la esclavitud de los
negros."
A veces, Engels se convierte
en el apologista formal del imperialismo
americano, como cuando celebra la
"valentía de los voluntarios americanos"
en la guerra contra México: "la espléndida
California fue arrancada a los Mexicanos
indolentes, que no sabían que hacer con
ella"; o como cuando exalta "a los
enérgicos Yanquis" que dan un impulso a la producción de la riqueza, al
"comercio mundial" y por lo
tanto a la difusión de la "civilización"
(Marx-Engels, ídem, VI, pp 273- 275). La
izquierda, por lo tanto, "no podía ser
sino americanista y fordista." Ya que desde su origen era industrialista; en
realidad desde la Ideología alemana Marx
y Engels habían exaltado el desarrollo
de la industria (...) y el marxista que
quería realizar el socialismo antes del
desarrollo generalizado del capitalismo,
Lénin, fue américanista y fordista (...)"y
Bukarin, en 1923, podía exhortar a los
comunistas" a añadir el americanismo
al marxismo."
GRAMSCI |
En Italia, uno de los más
grandes representantes del pensamiento
marxista, el proto-antifascista Antonio
Gramsci, reivindicó para el grupo
comunista Ordine Nuovo (fundado por él
en 1919 con Palmiro Togliatti y otros)
el mérito de apoyar una "forma de
americanismo aceptado por las masas
trabajadoras". Para Gramsci existe en
realidad un "enemigo principal" es, citamos textualmente, "la tradición, la
civilización europea (...), la vieja y
anacrónica estructura social
europea". Es necesario pues agradecer,
dice, a "la vieja clase plutocrática", porque pretendió introducir "una forma muy moderna de producción y de trabajo que
es ofrecida por el tipo americano
más perfeccionado, la industria de Henry
Ford".
Y la clase plutocrática
determinó rápidamente a sus compañeros
de viaje. Felice Platone, cuyos trabajos
sobre los clásicos del marxismo son
reconocidos, recuerda cómo el senador
Agnelli había hecho una "invitación"
al grupo de Gramsci y Togliatti, en nombre
de una pretendida "concordancia de intereses entre los obreros de la gran
industria y los capitalistas de la misma
industria". Es Gramsci, quien habló
de una "financiación de Agnelli" y de "tentativas de Agnelli de absorber al
grupo Ordine Nuovo".
Sin embargo Gramsci no fue ni
el primero, ni el único, entre los
marxistas que vio en América el paso
ideal para la edificación de una
sociedad alternativa a la europea, que
desgraciadamente "estaba cargada de
esa cubierta de plomo" que era su tradición
histórica y cultural". Es él mismo Gramsci,
en realidad, que menciona explícitamente
el interés de "León Davidovic"
(es decir, Lev Davidovich Bronstein,
alias Trotsky) por el americanismo, sus
investigaciones sobre el American way of
life y sobre la literatura norteamericana.
Ese interés del pensador
marxista por el americanismo se debe,
explica Gramsci, a la importancia y al
significado del fenómeno americano, que
es: "el principal esfuerzo colectivo
constatado hasta entonces para crear con
una rapidez inaudita y con una conciencia
del objetivo nunca visto en la historia,
de un nuevo tipo de trabajador y de hombre".
Los logros del americanismo hicieron nacer
una especie de complejo de inferioridad en
los marxistas, que declaran por la boca
de Gramsci que "el antiamericanismo
es cómico además de ser estúpido".
Hablamos, más arriba, de
literatura americana. Ahora bien, una de
las manifestaciones más significativas
de cultura antifascista ocurrida durante
el período fascista fue la que tuvo
lugar en 1942, con la publicación de la
antología Americana de Elio Vittorini en
la editorial Bompiani. Se dijo con mucha
razón que para Vittorini, y para los
camaradas que le sostuvieron en la iniciativa
en calidad de traductor (todos giraban más
o menos en la órbita de la resistencia
comunista clandestina), "la literatura
americana contemporánea (...) se volvió
una especie de bandera;" fue también,
o quizá sobre todo, como un manifiesto
implícito de fe antifascista que Vittorini concibió y realizó su antología. América debía revelarse para los lectores, como
una gran metáfora de libertad y
progreso."
El mismo año, varios
antifascistas encarcelados por el
régimen fascista - entre los cuales se
encontraban los futuros dirigentes del PCI (Partido Comunista Italiano) - brindaban por la monarquía británica:
"Estaban, entre otros, Cario Muscetta,
Mario Alicata, Mario Socrate, Antonello Trombadori,
Guglielmo Petroni, Gabriele Pepe, Marco
Cesarini;" (...) Gabriele Pepe propuso
un brindis por Inglaterra, luego por
Churchill, luego por la Real Fuerza aérea.
"Bebamos por su felicidad y alegría."
En los discursos que Palmiró
Togliatti dirigía a los italianos desde Radio Moscú, la exaltación de los
Estados Unidos era frecuente y tomaba a veces un verdadero acento de
misticismo. He aquí resumidamente un significativo florilegio del Laudes Americae
entonado por Togliatti: 8 de agosto de 1941. "Realmente debemos estar
agradecidos con América, no sólo de haber dado trabajo durante tantas décadas a
tantos de nuestros hermanos, sino también por el hecho de que a esos hombres, que
salían de las oscuridad de un entorno social casi medieval, les hizo ver e
incluir lo que es un régimen democrático moderno, lo que es la libertad (...)
Mussolini y el fascismo (...) querrían hacer creer al pueblo italiano que tiene
un enemigo en el pueblo americano (...). los Italianos que conocen América
dicen la verdad a sus conciudadanos." Les dicen que el pueblo de los
Estados Unidos es amigo de Italia, pero que es enemigo implacable de toda tiranía
(...). y los Italianos que gustan de su país, que no son y no quieren ser los
esclavos de ningún despotismo, tienen un nuevo motivo de reconocimiento hacia el pueblo de los Estados Unidos, que ayuda al pueblo italiano no solamente a romper sus propias
cadenas."
Y 2 de enero de 1942. "A
nosotros llega por las ondas otra voz. Es la voz del gran pueblo americano. En
su acento masculino acompañado por el ruido de mil de fábricas que trabajan día
y noche, sin parar, para forjar cañones, tanques, aviones, municiones.
Hace un mes, América fabricaba
mensualmente tantos aviones como Alemania y su vasallo conjunto. De aquí a unos
meses puede que fabricará dos veces lo mismo. Treinta millones de obreros americanos
juraron no retrasar su esfuerzo productivo mientras los regímenes fascistas de
terror, violencia y guerras no fuesen aplastados. Buena perspectiva, por lo
tanto para el nuevo año."
Los imperialistas no se
negaron a mostrar su reconocimiento a
los camaradas de Togliatti. Un ejemplo famoso es especialmente significativo, el general McCreery
decoró con la medalla de oro a Arrigo Boldrini alias "Bulow", que
después de haber liderado la 28° brigada Garibaldi fue un parlamentario durante
mucho tiempo del PCI.
TOGLIATTI |
Que la "Resistencia"
antifascista fue un movimiento colaboracionista al servicio del invasor
angloamericano, un movimiento que contribuyó a entregar a Italia al capital impérialista
es un dato reconocido hoy por la historiografía comunista "herética",
es decir, no alineada con la mitología de la resistencia. "La acusación
que mantiene que el movimiento socialista se inserto con pleno conocimiento de
causa en el frente militar de los aliados tiene evidencia histórica",
escrito, por ejemplo, por un historiador que redactó varios artículos para la
Enciclopedia dell' antifascismo e della resistenza. Por otra parte, ya en 1944,
el órgano de un grupo comunista escribía: "por la desagregación del ejército,
las bandas armadas son, objetivamente y en las intenciones de sus animadores,
instrumentos del mecanismo de guerra ingles".
Los antifascistas de Badoglio,
católicos, liberales y socialdemócratas
no tuvieron, terminada la guerra, ninguna dificultad para admitir el carácter
colaboracionista de la "Resistencia" con los Americanos, ya que en los
años de la posguerra sus partidos siguieron estando subordinados a la política de
los Estados Unidos y numerosos "partidarios
blancos" siguieron sus actividades
americanofilas en los "Partidos demócratas",
en el periodismo o en las filas del
contraespionaje o de la red Gladio. Los comunistas,
que por causa de la "guerra fría" se encontraron alineados con la URSS, pretendieron crear una imagen patriótica
de la "Resistencia" y asignar
a su acción el mérito exclusivo de la
derrota nazi-fascista.
Como si los Angloamericanos
nunca hubiesen existido. Como si la
acción de los antifascistas no había sido apoyada y había sido financiada por
los impérialistas occidentales (además de los capitalistas del Norte hostiles a
la socialización de las empresas públicas por la República social). En el Sur
ocupado, algunas formaciones de la extrema-izquierda
se habían puesto inmediatamente a disposición de los invasores angloamericanos
"para liberar" el resto del territorio de la península. En Campania
por ejemplo, había nacido el Partido socialista-revolucionario italiano, que entre
sus objetivos inmediatos tenía el "de ayudar a los angloamericanos en la liberación
del territorio restante de la península". "Después de haber acogido a
los aliados como liberadores, los socialista- revolucionarios se habían
entrevistado, en Salerno, con el General Clark." Le pidieron entonces
poder asistir a las tropas americanas en su entrada en Nápoles y participaron,
además en los tratos para la constitución de los Grupos de combatientes italianos."
En el Norte, en febrero de
1943, el Partido comunista, el Partido de acción, el Partido proletario para
una República socialista y el Partido social-cristiano, se habían puesto en
contacto con el OSS, el servicio secreto americano, por medio de un agente de
conexión de primer orden: el ingeniero Adriano Olivetti, amigo de Cario Rosselli.
La dependencia económica de
los antifascistas del CLNAI con los angloamericanos fue formalizada por un documento
de cinco páginas redactado en inglés, los Protocolos de Roma, que fue firmado
el 7 de diciembre de 1944 por el general británico Henry Maitland Wilson, el comandante
general combinado en el Mediterráneo y por los jefes antifascistas: Alfredo
Pizzoni (Pietro Longhi), Ferrucio Parri (Maurizio), Giancarlo Pajetta (Charca),
Edgardo Sogno (Mauri).
Gral WILSON |
Los signatarios se
comprometían a realizar, durante el conflicto, el trabajo sucio de los Aliados;
se comprometían a nombrar como jefe militar del Cuerpo de los voluntarios de la
libertad a un funcionario autorizado por los Angloamericanos; se comprometían a
realizar cualquier orden que les dieran los Angloamericanos después de la
"liberación" del territorio italiano. Y el CLNAI, contra parte, era
reconocido por los Angloamericanos como el único Gobierno, de hecho y derecho,
de Italia del Norte.
En el apartado 5 del documento
se estableció en estos términos la financiación destinada a las actividades
antifascistas: "Durante el período de dominio enemigo en el norte de Italia
se dará toda asistencia al CLNAI, conjuntamente con todas las organizaciones antifascistas,
para cubrir las necesidades de sus miembros que son contratados en la oposición
al enemigo en los territorios ocupados." El Comandante combinado hará una
contribución mensual que no excederá ciento sesenta millones de liras para
cubrir los gastos del CLNAI y de todas las demás organizaciones
antifascistas."
Traducido a buen español eso
significa que los imperialistas atlánticos asignaban una financiación mensual
de ciento sesenta millones de liras (valor de entonces) a sus colaboradores
antifascistas!...
Los Protocolos de Roma
estipulaban, pues, que el Comitato di Liberazione Nazionale Alta Italia
subordinaba formalmente la resistencia a la estrategia militar angloamericana y
la ponía, como escribió un autor comunista "bajo la dependencia directa de
los aliados", mientras que la Orden de los voluntarios de la libertad se
reconocía como el ejecutor de los órdenes de la orden principal combinada.
Ya antes de los Protocolos,
los "patriotas" se habían puesto al servicio de los "liberadores",
la prueba es que el general Alexander les había pedido: "Matemos a los Alemanes,
pero para poder huir rápidamente y volver a atacar (...) los grupos de
patriotas de Italia del Norte deben destruir las líneas ferroviarias y si es posible
telefónicas, y hacer descarrilar los trenes." Destruid las instalaciones
telegráficas y telefónicas."
Pero dejemos la palabra a
Renzo de Felice: "Los acuerdos de Roma aportaron a la Resistencia ciento
sesenta millones de liras." Fue la salvación. Y Harold Mac Millan, responsable
de la política inglesa en el Mediterráneo, pudo escribir en sus memorias un
comentario salvaje y de satisfacción: "quién paga la orquesta decide la
danza."
"Para la Resistencia, era
imposible romper con los Aliados, eso habría sido una catástrofe económica (el
mismo Parri en su Memoriale sull' unita della Resistenza, escrito en 1972,
precisa que esa ruptura habría conseguido "la derrota")".
"Los Aliados sabían que tenían en mano las mejores tarjetas:" la
fuerza militar y las ayudas económicas. Si para mantener un resistente, al
final de 1943, era necesario mil liras, a principios de 1945 costaba mas de mil,
o incluso ocho mil en las zonas donde la vida era más costosa. La cuestión
económica se había vuelto política. Un ejército tan grande ya no podía
autofinanciarse: los requerimientos, los impuestos revolucionarios, los golpes
de mano del suministro, en otros términos la rapiña, el gran bandolerismo, los
vuelos, comprometían, en ese largo invierno de 1944, la imagen misma del
movimiento resistente.
Seguir en lo mismo habría sido
catastrófico en términos de resultados. Era necesario racionalizar el sistema
de financiación más allá de las subvenciones de los industriales y ayudas de
los servicios secretos ingleses y americanos. Eso era el trabajo de Pizzoni. El
dinero de los Aliados llegaba a Milán por el Sur y pasaba por Suiza."
En 1944, frente al espectáculo
de una extrema izquierda subvencionada por los Angloamericanos, el fascista
republicano Stanis se dirigió a uno de sus viejos amigos, que del fascismo
antiburges se había inclinado hacia el comunismo: "A riesgo de pasar por
un ingenuo, confesó no entender cómo hombres que se declaraban revolucionarios,
socialistas, comunistas, anarquistas - y que por sus ideales habían sufrido el
exilio, podían aplaudir la Inglaterra plutocrática y la América que en nombre
de la democracia y la libertad democrática devastaban Europa." "Sé de
antemano tu respuesta." Como revolucionario no te gusta Hitler y no tienes
confianza en Mussolini. ¿Pero cómo puedes confiar en la Inglaterra imperialista
que traicionó al Persa, aplasto la República, oprimió durante tanto tiempo la
India y Egipto y asume el derecho quitar la libertad y dirigir tantos pueblos? (...) ¿Cómo haces para
reconciliar tus ideales revolucionarios con los de Churchill y Roosevelt?"
Gracias a Dios, que
rápidamente el Mariscal Stalin obligó a estos "hombres que se declaraban
revolucionarios" a desconfiar de "la Inglaterra plutocrática" y
en "la América". Pero ellos tuvieron hijos y nietos, que pretenden
dar lecciones de antimperialismo, exigir testimonios e imponer prejuicios, para
rechazar, indignados, todas las hipótesis de frente común con los neofascistas
verdaderos o presuntos. Estos hijos y nietos harían bien en estudiar la
historia de su familia y de reflexionar, si no quieren repetir el error de sus
abuelos que durante un determinado período bailaron la música elegida por los que
les pagaban en dólares y en libras esterlinas..
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http://filosofiadisidente.blogspot.com.ar/2015/03/el-amblimoron-antifascista-o-la-extrema.html
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