LA POBLACION INDIGENA AL LLEGAR COLON
Alberto Buela
Es sabido que hoy día uno de los temas y asuntos más aprovechados políticamente por el progresismo, tanto de izquierda como liberal, es el del indigenismo.
No existe prácticamente ningún gobernante- nacional o provincial- de Nuestra América que no cante loas al mundo precolombino, a los indios, a los autóctonos, a los pueblos originarios.
Ni que decir de los militantes políticos y los intelectuales del pensamiento único, el tema está comprado en bloque. Es como si una voz de orden venida del imperialismo yanqui dijera: “Así como para nosotros el único indio que vale es el indio muerto, para Uds. lo único valioso es: que todos sean o se declaren indios”.
Para apoyar este principio de dominación política y cultural nos han vendido, y nuestra intelligensia ha comprado, la teoría del multiculturalismo que hace pedazos la poca unidad que hemos logrado luego de 500 años de existencia. Esta teoría ruin se expresa en el apotegma: la minorías tienen derechos por el sólo hecho de ser minorías, tenga o no algún valor lo suyo.
Y así como es políticamente correcto criticar a los fumadores y a los cazadores de ciervos, por el contrario, es políticamente incorrecto criticar a cualquiera de las mil variantes del indigenismo americano.
De acá se desprende la primera mentira mayúscula: la matanza de indios que realizaron los españoles fue de 120 millones según Escarrá Malavé, presidente de la comisión de relaciones exteriores del Congreso de Venezuela, de 70 millones según el sociólogo brasileño Darcy Ribeiro y así siguen los números más inverosímiles. Pero estas cifras son solo suposiciones artificiosas teñidas por el odio a España y lo español producto de la “leyenda negra” creada por las oficinas políticas de Holanda e Inglaterra.
El filósofo e historiador mejicano José Vasconcelos, nada hispanista, hace constar en su Breve historia de México que no había más de seis millones de indios en todo el norte de América, tesis que años después convalidarían las investigaciones del antropólogo W. Denevan. Mientras que don Angel Rosemblat, profesor de historia de América colonial y nada sospechoso de prohispanismo, estimó una población a la llegada de Colón de trece millones y medio para toda América. La que disminuyó en gran parte, no por las matanzas que ciertamente las hubo sobre todo en los primeros treinta años de la conquista, sino, por las epidemias que los españoles trajeron: gripe, viruela, sífilis, etc.
Angel Rosemblat nació en Polonia en 1902 en el seno de una familia judía y llegó a Buenos Aires a los seis años, realizó sus estudios en
El trabajo que acá publicamos pertenece al libro que le dio mayor fama internacional La población de América en 1492 de 1945 y que ha tenido múltiples reediciones. En este trabajo Rosemblat estudió el proceso demográfico de América desde la llegada de los europeos y para ello utilizó un original método “invertido cronológicamente”, es decir, que fue desde nuestros días – donde contamos con datos más o menos ciertos- hasta 1492, donde la incertidumbre es mayor. Pasó así de los datos comprobables desde 1940, 1825, 1650, 1570, 1492 hasta los datos menos ciertos o verosímiles.
Este trabajo eximio de Don Angel de 1945sobre el que siguió trabajando hasta las ediciones mejicanas de 1964 es de una erudición apabullante que hoy no se encuentra, y da al traste con la inmensa cantidad de trabajos posteriores a al suyo, que ni por asomo se aproximan en rigor metodológico ni en el manejo de las fuentes. Un signo más de la decadencia de nuestro tiempo.
VER EL TRABAJO EN: "Las Patrañas Indigenistas al descubierto"
http://largentinaposible.blogspot.com/2009/04/las-patranas-indigenistas-al.html
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