La Fuga de Beresford
En el Memorial elevado a Wellesley (Primer Ministro Inglés) el 8 de abril de 1808 por el criollo Manuel Aniceto Padilla, desde Londres donde se había instalado, mencionaba como partícipes en la fuga del General Beresford a: Nicolás Rodríguez Peña hermano menor de Saturnino, Juan José Castelli, Hipólito Vieytes, Antonio Luis Berutti, y prestando su consentimiento miembros de las clases altas de Buenos Aires.
Posteriormente el general inglés Beresford, en señal de agradecimiento, obsequió un “juego de mesa de loza del Cabo” a Juan J. Castelli.
El Juicio
El 21 de marzo de 1807,
El Juicio concluyó el 7 de octubre de 1808, se había sobreseído de la causa a don Antonio de Olavaria y a don Manuel L. Martínez Fontes, a Francisco González, Antonio Luis Lima y José Zabala. Ordenando su libertad, y levantando el embargo sobre sus bienes, los que serían devueltos.
El proceso final a los verdaderos culpables, lo inicia el Fiscal Caspe el 6 de diciembre de 1808, encontrándose algunos de ellos prófugos. Queda en la duda, si la orden que transmitió Saturnino J. Rodríguez Peña al Capitán Martínez de Fontes fue una orden falsa o verdadera, dado los intachables antecedentes del Secretario privado de Liniers, Saturnino J. Rodríguez Peña y del Secretario privado de Martín de Álzaga, Juan de Dios Dozo.
Final
Los tres principales involucrados directos fueron embarcados el 8 de setiembre de 1807 desde Montevideo hacia Río de Janeiro, en un navío de guerra inglés enviado por el inglés Alte Murray a tal fin.
En premio por la organización y fuga del Gral Beresford y el Cnl Dennis Pack, y por su actitud a favor de Gran Bretaña, Saturnino José Rodríguez Peña, Manuel Aniceto Padilla y Antonio Luis de Lima (patrón de la balandra portuguesa “Flor del Cabo”), fueron gratificados con una pensión de trescientas libras anuales hasta su muerte.
El Alcalde de Primer voto Martín de Álzaga recibe desde Montevideo una carta de Beresford fechada el 26 de febrero de 1807 informándole “ ... estoy por irme a Europa: pero a pesar de cuanto me ha ocurrido, me siento interesado por la gente de Buenos Aires ...”.
El mismo Santiago de Liniers, recibe otra carta desde Montevideo enviada por Beresford, donde le informa “ … que se había evadido con la esperanza de poder hacer algo útil para ambas partes y evitar en lo posible los horrores de la guerra” y le aseguraba “… que no obstante todo lo sucedido, trabajaría para el bien de Buenos Aires…”.
QUEDA para SIEMPRE la duda por la gestión directa a través de sus propios secretarios privados de LINIERS y ÁLZAGA, como el de elegir un mal menor, para evitar o amenguar, la próxima nueva Invasión Británica que YA estaba por venir.
Envio de la Camarada Jakeline Lorena Luisi
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