La lucha por la justicia en la cuestión social
Hubo siglos en que la mayoría del pueblo cristiano veía como normal el abismo entre ricos y pobres, y desoyendo no sólo las terribles predicaciones de los Padres, sino la voz del mismo Evangelio, consideraba conforme al orden natural que se dieran esas diferencias tan gravemente injustas.
Piadosos cristianos que se acusaban, quizá, de distracciones en la oración, trataban miserablemente a sus servidores sin hacerse problema alguno de conciencia. Tales conductas, participadas en mayor o menor grado por muchos pastores y doctores, no eran denunciadas sino consentidas, y en ciertos casos aconsejadas en nombre del honor y del respeto a un orden justo y jerárquico. No había dificultad para hallar moralistas que justificaran, e incluso elogiaran, las riquezas más desmesuradas e injustas. El mismo pueblo veía a los ricos como honorables, y a los pobres como gente menospreciable. Y los que intentaban, a veces por medios muy brutales, cambiar la situación -sin cambiar previamente el espíritu de las gentes- terminaban fácilmente en la horca.
Sin embargo, esa oscuridad no ofuscaba la doctrina de la Iglesia, y los santos, con minorías caritativas más o menos amplias, no participaban de ese pecado social: creían en el peligro de las riquezas, administraban justamente sus propiedades, honraban a Cristo en los pobres, e incluso no pocos fieles -también de la aristocracia más alta- dejaban todos sus bienes, y elegían para siempre a la pobreza y a los pobres.
Y así pasaron muchos siglos. Cuando León XIII escribe la encíclica Rerum novarum (1891), sobre la justicia social, aunque no estaba del todo solo (Ketteler, Manning, Gibbons y otros pocos le precedieron o acompañaron), halla no pocas resistencias, y en algunos lugares recusaron o demoraron publicar su documento magistral. Les parecía «inaceptable».
Pero sigue pasando el tiempo, y la doctrina social de la Iglesia, junto a muchos otros movimientos sociales cristianos o profanos -éstos más o menos procedentes del cristianismo-, se va haciendo un río caudaloso. Los predicadores y escritores enseñan ya la buena doctrina y denuncian la injusticia social incesantemente. Se forman organismos, secretariados, se impulsan campañas, se instituyen Días (del amor fraterno, contra el hambre, contra el paro, en favor del extranjero), se lleva el tema a la catequesis, a los cantos religiosos y a toda la literatura cristiana. El pueblo -realmente, no sólo a nivel verbal- no por eso se hace demasiado entusiasta de la pobreza y de la solidaridad, pero al menos va cobrando un cierto nivel de conciencia moral sobre el tema, y ya no es fácil -al menos si de verdad se vive en la Iglesia- gozar de riquezas injustas con tranquila conciencia. Incluso algunas minorías, amando de verdad a los pobres y a la pobreza, entran realmente en el camino evangélico de la austeridad y de la solidaridad fraterna: son fermento en la masa. No faltan, en fin, teólogos que se pasan al extremo opuesto, y que vienen a hacer lamentables simbiosis de Evangelio y marxismo, increíbles llamadas a la violencia revolucionaria en el nombre de Jesús de Nazaret, etc.
RP. José María Iraburu "De Cristo o del Mundo"Foto: P.Iraburu
4 comentarios:
Léan la "Carta a los Católicos perplejos" de Monseñor Lefebvre, o siga´n con esa cosa maléfica y masona que es el Concilio Vaticano II o sigan leyendo Teilhard de Chardin, del cuál, justamente José María Uraburu dice :"la rehabilitación de Teilhard de Chardin es imposible,considerando la enorme gravedad de sus errores"
Insisto, de metafísica no saben un carajo.
Además de zurdos son masones? Es más de lo que se puede soportar.
Ya se vió el resultados de algunas cosas.
Mejor, como hace el Santo Padre, ocúpense de erradicar los pedófilos de la Institución.
Proteger la infancia también es "justicia social", aunque algunos niños sean hijos de burgueses, espero que eso no les moleste. Zurdos.
Hacete ver por un medico por que el caso tuyo es psiquiatrico. Tengo algunos facultativos católicos que podria recomendarte...incluso alguno "lefebrista" como te autodefinis...Tambien anda a confesarte, por el pecado de la ira digo...mientras tanto no te molestes en escribir mas aqui por que no te voy a publicar nada...Si pensas que es censura te digo justamente que poner la basura en su lugar y censurar las pelotudeces y los disparates es justamente el objetivo de la censura rectamente entendida
Jamas lei en este Blog comentario alguno sobre Teilhard de Chardin o sobre el Concilio Vaticano II, creo que es atinada y caritativa la recomendación que le hacen a este señor Anónimo los responsables del blog.
Raimundo
Este mas que un tipo me parece una minita que está "en esos" dias...jajaja...Hay cada gaucho en la pampa. Adelante camaradas sin darle bola a las voces del manicomio...
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