Cecilia Scalisi
Para LA NACION
Espeche Gil considera que ésa es "una práctica usuraria propiciada por algunos países contra la Argentina". Propone también que el Congreso investigue las negociaciones de la deuda como "matriz de la corrupción" en el país y que inicie un censo de acreedores para saber quiénes son los que reclaman, cómo consiguieron los títulos y cuánto pagaron por ellos.
"Nuestra deuda ha sido pagada casi tres veces, y el tema no se resuelve porque las negociaciones son una industria próspera y nuestros presidentes, desde 1983 hasta acá, se asustan cuando llegan al poder."
¿Debe pagarse la deuda?
Las deudas se pagan, por supuesto. La pregunta es cuántas veces. El sistema hace que cuanto más pagamos, más debamos. Es la trampa del anatocismo, figura jurídica por la cual los intereses se suman al capital en una bola de nieve financiera que no termina.Desde los años 70, hemos pagado casi tres veces la deuda original.
¿Les conviene a los acreedores que la Argentina cancele definitivamente sus obligaciones?
Quieren que paguemos los tramos que nos exigen a sabiendas de que no resolveremos el problema. Al usurero nunca le interesa desembarazarse de la obligación de su deudor, sino asegurarse rentabilidad perpetua. La deuda no es sólo una cuestión económico-financiera, sino, básicamente, política.
¿Qué opina de los grupos de izquierda que ahora apoyan el pago?
Por apoyar incondicionalmente al Gobierno cayeron en una incongruencia muy difícil de calificar. Pierden toda coherencia en su discurso ideológico.
¿Usted apoyaría una posición como la que adoptó Rodríguez Saá cuando fue presidente?
Lo que Rodríguez Saá dijo, y el Congreso aplaudió en su momento, fue: vamos a pagar cuando el Congreso diga qué es lo que hay que pagar. Hizo lo que dispone la Constitución, porque es el Congreso el que debe ocuparse de la deuda, y no el Poder Ejecutivo, al que ilegalmente se le ha delegado la facultad con la ley de presupuesto. Es una aberración.
¿Cree que hay un sistema corrupto detrás de la deuda?
Claro que lo hay. Una manera segura de seguir el hilo de la corrupción es verificar las comisiones pagadas por cada tramo de renegociación. Siempre se han enriquecido los mismos, porque las negociaciones son una industria muy próspera. La deuda externa es la matriz de la corrupción en la Argentina.
¿Cómo llegó usted a interesarse por este tema?
Cuando se produjo el alza de las tasas de interés, en los 80, me propuse analizar la deuda desde el derecho internacional. Ocurrió lo que ocurre con cualquier usurero que le hace firmar un pagaré a su deudor por una suma mayor que la que prestó. La usura está castigada en todas las legislaciones del mundo desde que hay memoria histórica en la humanidad.
¿Cómo se aplicó esa práctica en este caso?
Con el aumento unilateral e ilimitado de las tasas, lo que es una conducta usuraria. Si un Estado permite esa práctica usuraria, incurre en un ilícito. Ese es el argumento más fuerte que permitiría una reclamación de la Argentina en defensa de sus legítimos derechos, pues no es lo mismo una quita por insolvencia que negarse a pagar lo que no corresponde.
¿Cómo propone el reclamo?
Con un proyecto de resolución para que la representación argentina ante la ONU solicite que ésta pida a la Corte de Justicia de La Haya una opinión consultiva sobre los aspectos jurídicos de la deuda externa. La opinión de este tribunal es obligatoria para los órganos de la ONU. El FMI ya no podría someternos a ajustes salvajes ni exigir al Congreso argentino la humillación de votar leyes, como en el caso de la derogación de la ley del delito de subversión económica.
¿Qué suerte cree que ha corrido su doctrina?
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1246862
Foto: Emb. Espeche Gil
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