El Gral. San Martín decía “cuando la Patria está peligro todo es lícito menos dejarla perecer”. Parece que nuestros líderes políticos nunca lo escucharon, porque en vez del sueño de una Patria libre e independiente, lo que han buscado sin descaro es someterla al imperialismo, inclusive a veces disfrazándose de de patriotas.
Esta reflexión viene al caso por que el 10 de junio se celebrará el día de la reivindicación de nuestros derechos por Malvinas, y sin embargo el proceso de desmalvinización y entrega que comenzó con Alfonsín seguirá invariable. Y esto no significa que el Proceso de Reorganización haya sido un ejemplo de virtudes nacionalistas.
Lo que queremos decir es que Malvinas fue una guerra justa contra el imperialismo británico, y por mas que el aparato publicitario al servicio del mismo Imperio repita sin cesar que fue obra de un general borracho que envió a los chicos a una guerra sin sentido, no se puede ocultar que se trato de una causa noble y que a veces la guerra es inevitable. De lo contrario deberíamos decir que nuestra guerra de la Independencia fue también improvisada e irracional.
De lo que nunca hablan los detractores de la Gesta es de las humillaciones que vivió nuestra Patria en manos del Reino Unido. Para no abundar en los hechos que llevaron a la guerra, citare solo dos situaciones puntuales. La primera, el no pago de la deuda que Inglaterra tenía con Argentina en 1.947 como consecuencia de los alimentos que se le envió durante la Segunda Guerra Mundial; y la segunda el planificado robo de nuestro petróleo en la zona de Malvinas. Con respecto a esto último quisiera detenerme.
Resulta que en la década de los 70, cuando las naciones productoras de petróleo reajustaron el precio de este combustible, se hizo necesario buscar nuevos yacimientos, de modo pues que el gobierno ingles encomendó a la Universidad de Birmingham la exploración en los mares del sur. Así enviaron varias expediciones con ese fin, del cual surgió el Informe Shacketon, en dos versiones una oficial para la Argentina, y otra secreta para el Reino Unido. En ese último se consignaba la existencia de una importante reserva petrolífera y se miraba de reojo las posibles complicaciones militares con nuestro país.
No hay que olvidar que el gobierno de la Sra. de Perón nacionalizó las bocas de expendio de combustible que luego fueron anuladas por Martinez de Hoz, quién sin duda fue uno de los artífices de la deuda externa, luego avalada por los gobiernos democráticos subsiguientes.
En el año 1977 se envía un submarino nuclear a las islas en abierta provocación. En el 79 se refuerza militarmente la isla. Pero la gota que derramaría el vaso que a esa altura ya estaba mas lleno fue el incidente con el empresario de la chatarra Davidoff en las Georgias del Sur. Para entonces ya eran demasiadas las agresiones que cualquier Nación digna pudiera soportar.
Hasta ese entonces el Reino Unido solo dilataba la discusión sobre la situación Malvinas, para ellos era la cuestión 242 en materia de política exterior. Querían consultar la opinión de los kelpers, valiéndose del principio de autodeterminación de los pueblos, pero los kelpers no son población originaria de las islas, sino que fueron exportados luego de tomarlas por la fuerza.
Es verdad que nos enfrentamos a un enemigo poderoso pero no tanto desde el punto de vista militar, ya que el león inglés estaba en decadencia; sino por que este contó con la ayuda de los Estados Unidos. Pero como no hay mal que por bien no venga ello sirvió para demostrar que la doctrina Monroe, el TIAR, y la OEA misma, eran toda una farsa.
Además la guerra fue la ocasión para que todas las naciones de la América hispana, salvo Chile, vieron quienes eran los enemigos de nuestros pueblos y apoyaran nuestra valiente lucha en contra del Imperio.
Panamá, por ejemplo, desde el puesto de miembro no permanente del antidemocrático Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, levantó la voz en nuestro favor. Lamentablemente la diplomacia argentina le pagaría mal, porque años después cuando Estados Unidos la invade por el Canal, se le negó el asilo político a varios patriotas, entre ellos a Luís Suarez. Otro ejemplo notable lo dio Perú que hasta ofreció tropas para ir combatir por nuestras islas.
Ahora bien, más allá de los errores estratégicos que se cometieron durante la guerra, la gran pregunta es ¿por qué no se tomaron otro tipo de medidas que afectaran a los ingleses en donde mas les doliera? Por ejemplo represalias y sanciones económicas.
Nuestro país estaba en guerra contra un Imperio ayudado abiertamente por EEUU, y nunca se rompieron relaciones diplomáticas, ni con Francia u otra nación contraria a nuestros intereses. No se confiscaron bienes de empresas de distintos tipos ya sean británicas, yanquis, europeas. ¿Acaso no hubieran hecho ellos eso? Eso habría ocasionado tal desequilibrio que habría cambiado el destino de la historia mundial. Hoy esas empresas siguen operando en nuestro país y llevando las ganancias afuera.
Por otro lado tampoco fue una derrota vergonzosa como se nos quieren hacer creer. Nuestros soldados combatieron dignamente y ocasionaron grandes daños al enemigo. La poderosa flota británica sufriría bajas importantes de manos de los valientes pilotos argentinos lo que les valio a estos el reconocimiento mundial.
En realidad la derrota vergonzosa vendría después, con el sometimiento económico a los intereses del Imperio y del poder mundial.
Esta situación humillante, que tiene todas las características de un armisticio impuesto a una nación vencida, se manifestó en lo siguiente:
1º Con el pago de una deuda externa fraudulenta e ilegitima en base a continuos endeudamientos y a costa de hipotecar el futuro del país.
2º La venta de las “joyas de la abuela”, o sea el remate a precio vil de empresas estatales fundamentales.
3º La destrucción de todo el aparato de defensa y la humillación de nuestros militares con el objeto de saciar la sed de venganza de los subversivos.
4º La entrega de nuestros recursos naturales a capitales extranjeros; tierras, bosques, agua, petróleo, gas, minerales.
5º El apoyo irrestricto a organismos como la ONU que nos dieron la espalda en la guerra y la subordinación a todas sus politicas.
En definitiva, a raíz de la derrota de Malvinas y sobretodo de la desmalvinizacion, la Argentina vive hoy en un estado crítico, el cual solo será reversible cuando haya argentinos que quieran recuperar el espíritu de Malvinas. Cuando nuestros compatriotas piensen y sientan en argentino. Cuando el nacionalismo inunde esos sentimientos y se pueda poner de pie nuevamente. Entonces la guerra de Malvinas y todas las gestas por la soberanía no habrán sido en vano.
Zulma Escobar Gorocito
(Revista MILO año I Número 2)
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