martes, 19 de julio de 2011

PARA UNA MILITANCIA EFECTIVA

 Internet su utilidad y sus trampas

La aparición de «Internet», engaño a muchos que creyeron (y tal vez lealmente trataron de hacer creer) que sería la gran herramienta para llegar al pueblo, medio imparable para extender sus ideas y su discurso entre las masas.
Lo   nacionalista, entraba en una red creada por el propio Sistema, y en la práctica (pues participamos en ella)  creyendo que era la panacea para curar el mal de la falta de difusión y el desconocimiento que existía de nuestra concepción política por parte de la gente en general. Solamente con salir a la calle y preguntar, uno se desayuna con que la gran mayoría de los integrantes de la masa anónima no tiene la más mínima idea de que se trata lo nuestro y que es lo que proponemos. Muchos pensaron que la generalización de Internet seria al menos, un principio de solución para que seamos minimamente conocidos y que existamos políticamente hablando.
La difusión en adelante –según algunos- estaría mas que garantizada. Todos advertían que, al pasar los años, aumentaría el número de personas con acceso a Internet. Como casi toda la población tendría, más tarde o más temprano, acceso a la red, más grupos también tendrían acceso a nuestras propuestas  Seria como acogerse a la ley de la oferta y la demanda. Allí, en la Web podrían ofertarse todas las cosas e ideas que uno pensare. Estaríamos con ello en pie de igualdad con el Sistema El Sistema terminaría jugando a favor nuestro
Constatamos en muy poco tiempo que, como era de esperar, el Sistema no creó alegremente una herramienta para autodestruirse. Y más cuando es un medio dirigido específicamente al uso y abuso individual. La Gran Red no ha sido la gran herramienta para extender nuestras ideas, sino otra gran herramienta de «pacificación social». Cualquier revolución  del signo que sea cualquier agitación se queda en virtual y deviene en algo inocuo, ya que, por muy «rebelde» que sea el mensaje, éste sale en pantalla, es decir: aparece como espectáculo mas que como algo real, como un llamado a la acción. Esta destinado solamente a “ser visto” y punto.
En Argentina, desde el 2001 en adelante hemos visto como el solo empleo de Internet en lugar de sacudir e incitar a la acción ha sido un vehiculo de desmovilización o de movilizaciones inorgánicas, además de hacer creer que se hace algo concreto desde el teclado de una maquina, sin autoridades que dirijan, sin organización que vertebre, sin estar en la calle, sin arriesgarse, sin poner el cuero como se diría comúnmente que es lo que distingue a la militancia de siempre (poner el cuero y arriesgarse) de la ciber militancia que lo único que arriesga es que le manden spam o virus a la casilla de mensajes. Además, sin una cabal formación y en muchos casos con un absoluto desconocimiento desde una perspectiva de los fundamentos y de la ideología propia. Digamos que en infinidad de casos lo que se observa es una absoluta desideologización y aun mas una total despolitización, especialmente en las movilizaciones que se han gestado por este medio.
Por desgracia también y pese a poder difundir mas fácilmente y a comunicarnos con mas rapidez los nacionalistas hemos tenido que sufrir la peor parte
En Internet podemos encontrar toda una fauna de seudo nacionalistas que no pasan de meros liberales, conservas, procesistas, maniáticos del militarismo  o sencillamente de la violencia. El nacionalismo seria matar negros, pedir que vuelvan los militares y gritar tres o cuatro consignas patrioteras. Crean la falsa imagen de que el nacionalismo es eso y que los nacionalistas vivimos haciendo eso. La imagen justamente, algo que se repite ininterrumpidamente en la red y en cada computadora ad infinitum. La imagen que el Sistema quiere que tengamos.
En Internet con solo autodenominarse nacionalistas son tales (lo virtual lo permite) y así lo difunden confundiendo a mucha gente, con sus contradicciones y absoluta falta de formación. Esa gente confundida que potencialmente y correctamente orientados, serian aptos para nuestro proyecto si los incorporáramos al mismo.
Ese es el ida y vuelta de Internet y especialmente de sus redes sociales donde se reúnen  en la confusión,  personajes que trabajan para neutralizar, dispersar y confundir al servicio sabe Dios de que causas, si es que tales existen realmente
Muchas veces esa ciber militancia se da en un anonimato total protegida por dispositivos así o asa que impiden la identificación del personaje que impele a la revolución detrás de consignas pirotécnicas, mientras toma un café con medias lunas en su casa o simplemente en una oficina de los servicios de seguridad del Régimen. Nunca se sabe quien es quien.
Lo que se creyó iba a ser la gran herramienta para la divulgación y agitación, ha sido la gran trampa para los crédulos en las soluciones fáciles. La Gran Red ha sido, en efecto, la gran red para atrapar o confundir incautos.
Si las habitaciones donde se ve televisión se han convertido en el mayor exilio de la «vida social», Internet se ha convertido en el mayor exilio de la  militancia  política de nuestro tiempo.

 Consecuentemente Internet ha propiciado la multiplicación de foros, blogias, portales, enlaces, diarios digitales... Pero esa misma multiplicación ha generado una situación donde impera la dispersión y la ausencia de orientaciones mínimas, claras, donde los lugares que logran mantener una base firme y coherente se hallan sumergidos en una selva donde predominan las vulgaridades, derivas, confusiones, «spam» y «troyanos» ideológicos. En correspondencia con esta dispersión masiva social e ideológica, la Gran Red no sólo no ha facilitado ninguna coordinación o dirección operativa para centrar esfuerzos, sino que los ha desperdigado, desperdiciándolos como agua en un colador.

Los potenciales militantes se encierran, se encapsulan en lugar de salir a la calle y peor aun cuando lo hacen lo hacen convocados por nadie (nadie sabe realmente quien convoca eventualmente) para hacer acto de presencia inorgánica y con reclamos en muchos casos confusos. Es muy poco lo que sale de Internet que tienda a la organización política. Se deben contar por miles las iniciativas de ese tipo fracasadas cuyo origen es este medio que engaña confortablemente desde la pantalla.
Ya lo hemos dicho miles de veces la única militancia se da ocupando espacios en la calle y es la que nace de la formación y de la comunidad de ideas, de acción y objetivos, del conocimiento de la doctrina y del trato personal en el ámbito de una organización que orienta, donde existe una autoridad. Lo demás es una nube de humo y se torna militancia ilusoria cuyo efecto es a la larga nulo o en infinidad de casos contraproducente

El cine y la televisión nos acomodaron a la «imagen espectáculo» y a «sentir» historias donde todo empezaba, transcurría y finalizaba en dos horas u hora y media. El cine, y sobre todo la televisión, han provocado que los debates de las tribunas públicas y la misma «historia» hayan quedado reducidas a ciertas «imágenes», y que nos moleste dedicar algo de tiempo al estudio y análisis del presente que los iconos nos representan y encubren. La aparición posterior de más canales de televisión nos habituaron al «zapping», a no soportar intervalos, y a cambiar continuamente de relatos e «historias» donde apenas logramos seguir atentamente alguna de ellas. Esto ha provocado que nos acostumbremos a no perseverar ni terminar tarea alguna.

Tantos canales (antes analógicos y ahora unos cuantos más digitales) sólo han venido rellenando la misma pantalla plana, que transmite al público el mismo plano de credulidad cómoda y, a la vez, de escepticismo conformista (tanto la credulidad como el escepticismo dominantes son caras de la misma moneda: la apatía social).
Internet no ha hecho más que generar mayor pasividad en los usuarios y facilitar la confusión de la realidad con la virtualidad. Es resumen: ha propiciado, todavía más, el individualismo, la intolerancia ante el esfuerzo, el ansia de inmediatez, el autoengaño y la credulidad y el escepticismo confortable. Y, como no, el anonimato ha favorecido la estupidez y la cobardía de los villanos a la hora de «tratar» con los demás.

Por muy buenos documentos, datos, reflexiones y debates que se cuelguen o se produzcan en la red (esto no lo ponemos en duda en ningún momento), y por mucho que puedan servir para una formación adecuada o como elementos factibles para la agitación, si no existe un mínimo de orden y disciplina en el seguimiento de los mismos, para luego convocar, articular y organizar a los enlazados, nos hallaremos ante foros de debate permanente o emisoras de consignas sin repercusión que no llevan más que a continuas divagaciones o a repetir explicaciones sin proyección práctica. La organización y la autoridad siempre serán necesarias y mas aun en este caso puntual..

Internet es un medio, para ciertas cosas tremendamente útil debido a características como su agilidad, su inmediatez y, sobre todo, su increíble y desbordante capacidad de albergar información, pero es un medio secundario. La Gran Red sólo puede servir como útil complementario de la formación (que podemos conceptuar como muchas ideas complejas desde lo doctrinario, ideológico, táctico y estratégico para pocos)y como «antesala» de la agitación (que podemos definir como «pocas ideas, sencillas y claras, para muchos»). Y siempre y cuando exista una comunidad militante que respalde y sepa utilizar en su favor tal herramienta, una organización mínima «no digital» (que se mantenga y no actúe improvisadamente) que avance junto a tal herramienta. Si esta organización no se existe, la formación y la agitación serán nulas y el proyecto terminará inmovilizado por mas adelantos técnicos que haya.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

muy buenas reflexiones

Martín dijo...

Lo que sucede es que si bien se puede usar para potenciar nuestro mensaje también los pelotudos lo utilizan para potenciar su idiotez.

Nicolás J. Gonella Neyra dijo...

Me gustó este artículo. Por eso he comenzado a extender mi activismo nacionalista y cristiano fuera de la internet. La internet sirve, pero no hay que quedarse sólo en eso, porque es lo que ellos quieren, que nuestras ideas sean como algo anecdótico; cosas del pasado, que nunca más habrán de volver...

Difundiré vuestro artículo y un saludo de un católico patriota uruguayo.