martes, 12 de julio de 2011

LA REPÚBLICA SOCIAL ITALIANA

Damos comienzo con este articulo del Cda. uruguayo Alfredo Andregnette Capurro a una serie de notas histórico políticas que subiremos una vez por mes a nuestra pagina y que de seguro  serán de sumo interés para los nacionalistas como para los lectores en general. En este caso una breve reseña sobre la República Social Italiana erigida por Mussolini en medio de la Guerra Mundial y con la Italia ocupada, pese a lo cual establecería una destacable obra legislativa en lo referente a lo  social con claros conceptos en lo referente a la organicidad.
 
 La República Social Italiana  surge a raíz de la traición estallada el 25 de julio de 1943. La verdad de esos acontecimientos continúa, después de  68 años, sumida en un cono de sombras. La seudo historia ha martillado en el mundo del libro,  el cine,   la  TV y la prensa por la que una oligarquía internacional ha creado, mediante estos medios, un campo de fuerza  en el que todo individuo  está, sin tomar conciencia de ello, instrumentado  en su modo de pensar querer y obrar como tiene por necesario un secreto  círculo en un lejano punto del globo ¿Cuál  es la Verdad en  estos tiempos del Nuevo Orden Mundial?
Para la masa es la que a diario oye lee y ve  hasta en el lugar más íntimo de su casa. Para ella ha sido preparado por el gramscismo que, infiltrándose por los viperinos conductos demo liberales preparó los programas de la enseñanza primaria secundaria y terciaria además de ocupar los centros culturales de nuestro mundo Occidental.
El dinero por otro lado cumple su función  transformándose en  energía y marcando  por su cuantía la intensidad de la propaganda con múltiples objetivos respecto al pasado, presente y  futuro. Esto es lo que ha sucedido con la historia de  los  movimientos nacionalistas antibolcheviques y antimasónicos  en particular con los Fascismos.
Pese a todo la realidad histórica es otra. La traición que señalamos  en la primera línea de este trabajo comenzó a gestarse a fines de 1941. En ella se encontraba, no solamente el Rey de Italia Víctor Manuel III sino también  su nuera., la Princesa belga María José, esposa del Príncipe Humberto heredero del Trono. Ante los primeros reveses militares del Eje, la citada Princesa, actuando con Benedetto Croce y junto al Director del órgano de prensa del Vaticano  “Observattore Romano” Guido Gonella (importante exponente de la Democracia Cristiana a la que representó como Ministro y Senador) tomó contacto secretamente con Monseñor Montini (futuro Paulo VI)  por entonces interinamente en la Secretaria de Estado quien facilitó los contactos con Myron Taylor enviado de Roosevelt en el Estado Pontificio y con Sir Samuel Hoare Embajador Británico en Madrid. Estos tuvieron pleno éxito, pues EEUU e Inglaterra, con la  conformidad de Stalin, informaron, a través de Monseñor Montini, que verían con sumo agrado la retirada de Italia del conflicto  “a la que tratarían con benevolencia abasteciéndola de cuanto necesitara”…  para seguir la guerra contra Alemania. Los informes eran llevados a la Casa Real por el Conde Acquarone  y considerados por Víctor Manuel III con el Mariscal Pietro Badoglio  perfecto contumaz  como  cobarde hipócrita.
La conspiración mostró su rostro cuando las tropas de la alianza soviético demo plutocrática pusieron sus ensangrentadas botas en Sicilia acompañadas por la mafia italo norteamericana que  imponía a los gansters como jerarcas  en los pueblos y ciudades “liberadas”. Mussolini, en su interesante Memoria titulada “Historia de un Año” (Publicaciones Españolas S.A.  Madrid 1945) escribió: “La masonería por mucho tiempo dormida pero no muerta, comprendió que su momento había vuelto y trabajó los sectores en que ejercía influencia: profesiones liberales,  funcionarios civiles  y militares…, Un sabotaje misterioso e imposible de  asir comenzó  y tuvo repercusión   inmediata en todas las esferas de las FFAA.  Los rumores más absurdos fueron esparcidos y los contactos con los elementos masónicos  anglosajones quedaron renovados vía Lisboa… se contribuyó  a la formación de aquel ambiente, si bien sobre otro terreno no menos debilitante y penoso, como es el de un pacifismo supranacional que difundido en italiano y en Italia obró como deprimente del ánimo del pueblo…” Ya con el enemigo hollando  el suelo patrio el  enfrentamiento Monarquía y Masonería versus Fascismo “debía estallar en toda su brutal expresión”.
Dada la sangría del fascismo -continúa el Duce- la otra fuerza  encontraba la ocasión favorable para pasar al ataque. En julio de 1943 la Corona, que finalmente se consideraba la más fuerte, no se guiaba más que por su conservación física; la guerra, la Patria, el futuro de la Nación no entraban en  sus cálculos; el egoísmo más miserable inspiró el accionar del Rey, el cual en una declaración desde Bari (adonde había huido para entregarse a los “Hijos de la Viuda” y sus sicarios ingleses) quiso “far la finita col fascismo” (terminar con el fascismo).
Horas de traición. El 25 de julio, fue la  jornada en la que 19 miembros del Gran Consejo del Fascismo  votaron contra el  César a quien le debían todo.  Entre aquellos sucesores de Bruto se encontraba el Conde Ciano yerno del Duce y Embajador en el Vaticano, amén de Dino Grandi la cara visible de los  17  Iscariotes”. Todos eran parte de la gran telaraña tejida por la Princesa María José y en la que ya confraternizaban cipayos- stalinistas como Togliatti, democristianos, como De Gasperi , Gonella y Galleazzi el Gobernador de la Ciudad Vaticana, con Monseñores  “progres”, liberales plutócratas y burgueses masones, aristócratas declinantes y “Príncipes valientes” en batallas de alcobas, como el  donjuanesco  HumbertoPolacco.
La decisión tomada por el rey Víctor Manuel III  de recibir el día 26 de julio al Jefe del Gobierno y de ordenar detenerlo en “Villa Ada”  su Palacio particular antes  de haberle destituido públicamente haciendo oídos  al    Conde Acquarone y al Jefe de los Carabineros, marcó el ocaso de un hombre sin honor.
El Duce permaneció 46 días como rehén en diversas prisiones mientras preparaban su entrega al enemigo. Intenciones frustradas por la brillante acción de heroicos Comandos germanos dirigidos por el legendario Coronel de la  SS  Otto Skorzeny quien controló con planeadores y casi milagrosamente  el escarpado diabólico de “Campo Imperatore” en el Gran Sasso.
La liberación  de Mussolini fue, como se aprecia, más que extraordinaria. Era el12 de Septiembre de 1943. Desde ese instante se iniciaba la reivindicación moral de una Italia  humillada y sucia por  los enanos que habían primado. Pero mientras tanto la metástasis encarnada en la camarilla badogliana proseguía su labor criminal. Cuando faltaban cuatro jornadas para la liberación del Duce, es decir el 8 de septiembre, los traidores firmaban  la rendición  de Italia tal  como lo habían dispuesto “los Esotéricos Hermanos   Grandes” (Churchill, Roosevelt y Stalin) reunidos en la  ciudad de Casablanca. Sucedió entonces lo inaudito.
Para coronar con espinas la cabeza de la Patria, los traidores, el Rey y Badoglio, aceptaron humillarse hasta lo repugnante  con  la entrega de la Marina al  enemigo británico.La tal ignominia, fue anunciada   por el Duce quien  expresaba el 18 de septiembre en discurso publico: “La Marina, aquella Marina que el fascismo construyó en su totalidad , desde los acorazados  a los remolcadores experimentó la suprema vergüenza de entregarse, a la flota enemiga en el puerto de Malta”
Puede decirse que en esos momentos nacía la  REPÚBLICA SOCIAL ITALIANA que debía  nutrirse históricamente, si deseaba volver a sus épocas de mayor gloria. Nuevamente  el Caudillo que había hecho una Italia grande y fuerte como no lo había sido desde la caída del Imperio Romano era quien la tomaba en sus  brazos de campesino herrero para sacarla de su estado de ausencia haciéndola participar  en la vida histórica.
Veamos ahora el accionar revolucionario impuesto por Mussolini a la Republica Social Italiana
En primer lugar estaba la necesidad de dar un paso clave en el ciclo iniciado en 1919 con la fundación de los Fascios de Combate. Este proceso luego de la Marcha sobre Roma en 1922, había tenido su momento de inflexión, cuando en 1933, el Duce, al declarar fundado el Estado Corporativo, pronunció una frase sugestiva que muchos no entendieron   Así dijo: “Este no es un punto de llegada  sino de partida”. La Corporación fascista de esos momentos implicaba un comienzo de Comunidad Orgánica. Se encontraba pues ante una evidente marcha hacia nuevas estructuras.
El “Manifiesto de Verona” (Tal se llamó a la declaración programática del Partido Fascista Republicano) fue aprobado el domingo 14 de noviembre de 1943.
Eran 18 puntos que exponían “las claves en cuanto a la Asamblea  Constituyente para declarar la abolición de la Monarquía y la condena solemne del último rey por traidor y desertor y una vez proclamada la Republica Social nombrar a su Jefe.
En el extenso preámbulo (que por razones de espacio no podemos estudiar en su totalidad) se  propone por vez primera, la tesis de una comunidad federal europea  con la definitiva eliminación de la influencia británica en el. Continente
Ante todo lo referente a la Asamblea Constitucional. La misma  estaría integrada por representantes  de todas las Asociaciones Sindicales. Comprendiendo además las representaciones de los Combatientes,  de los italianos en el extranjero , de la Magistratura , de las Universidades o de cualquier otra Corporación o Instituto cuya participación contribuya a hacer de la Asamblea Constituyente la síntesis de todos los valores de la Nación”
Luego,  de reconocer que “la Religión de la República es la Católica Romana” se estableció  que “se considera extranjeros  a los hebreos y durante esta guerra, como pertenecientes  a  nacionalidad enemiga” .
En el item referente a la Seguridad Social  se disponía que la propiedad privada  fruto del trabajo y del ahorro  está garantizada por el Estado. Sin embargo no podría convertirse en desintegradora de la personalidad física y moral  de los demás hombres”. En el punto 11 se dispuso la intervención económica del Estado cuando una actividad trascienda por su función o dimensiones al plano del interés colectivo El numeral 12 de la Materia Social estableció: “En toda empresa (industrial, privada estatal o paraestatal) las representaciones de técnicos y operarios cooperarán  íntimamente, por medio del conocimiento directo de su gestión, en la tarea de fijar salarios equitativos, así como en la justa distribución de las ganancias entre el fondo de reserva, beneficio al capital accionista  y PARTICIPACIÓN DE LOS OBREROS EN LAS GANANCIAS”(subrayado nuestro)
Nuestra intención es darle especial destaque  a estas resoluciones de “la Italia Proletaria y Fascista” porque a renglón seguido veremos la “premisa fundamental para la creación de la nueva estructura de la economía italiana” de fecha 13 de enero de 1944 En esa disposición se encuentran los fundamentos del Decreto Ley de la socialización (12 de febrero de 1944) Fecha histórica en la justicia social del mundo. Allí se  aclara el auténtico “significado de socialismo”. El cual no es otra cosa que la complementación orgánica de las ideas de Sociedad y Propiedad”  Pero leamos textualmente el decreto que estamos estudiando. Así dice  en su numeral 6º : “Contraponer la concepción comunista que se resuelve en un capitalismo de Estado, en el que cada uno de los factores de producción carece de derechos de representación y de participación en el vida del Estado, el concepto fascista y nacionalsocialista que pretende llevar al capital y el  trabajo a colaborar en la vida del Estado”. Claridad meridiana. Parece escrito para estos días revueltos por el capitalismo apátrida y el marxismo-gramsciano en  maridaje como ayer y siempre.
En el numeral siguiente leemos: “Salvaguardar e incrementar la actividad privada dentro de la órbita de los principios sancionados por la Carta del Trabajo, antídoto del programa comunista por una parte y del plutocrático por otra”
El Decreto Ley definitivo del 13 de Enero de 1944 consta de 45 artículos en los que el Duce de la Republica Social Italiana aprobando la nueva estructura económico social  a propuesta de los Ministros de Economía Corporativa y de  Hacienda y Justicia establece en el primer artículo: “La gestión  de la empresa ya sea  del Estado o de la propiedad privada, queda socializada En ello forma parte el trabajo  El funcionamiento queda reglamentado  por el presente decreto, por el estatuto o reglamento de cada empresa, por las  normas del Códigonte decreto, por el estatuto o reglamento de cada empresa, por las  normas del Código Civil…”
El artículo 44 establece la asignación de “los beneficios a lo trabajadores: LOS BENEFICIOS SERÁN REPARTIDOS ENTRE LOS TRABAJDORES: operarios, empleados, administrativos y dirigentes. Esta asignación se efectuará  teniendo en cuenta las remuneraciones que cada uno de ellos percibe en el año. El reparto no podrá exceder al 30% del total líquido que corresponde a los trabajadores en concepto de retribución en el transcurso del ejercicio. El excedente será destinado a una Caja de Administración y Crédito  con fines de carácter social y de producción…”
En aquellos días el Duce  decía a su colaborador Dr. Bruno Spampanatto: “Todo esto es una prueba de la continuidad del Fascismo. Nosotros no improvisamos. Continuamos un enorme  desarrollo social, sólo que ponemos el Fascismo a compás. Nuestras reformas arrancan de Verona. Hay que calar hondo. Cada uno de esos puntos implica una  renovación y estructura, apunta a unas metas. Cada  uno de ellos dice algo nuevo y lo dice con el mismo lenguaje que el Fascismo ha sostenido desde 1919. El fascismo no ha quedado desmentido. Los cimientos siguen siendo los  mismos aunque haya que derribar varios pisos y edificar otros.     
 Todo lo que ha entrado en la historia no puede ser cancelado”
Y por lo extenso del trabajo ponemos punto final con el colofón  del  historiador italiano
 
Petruccelli Della Gattina quien en  referencia a la Revolución de Nápoles en 1848 escribió, al final de su libro, estas consideraciones que deseamos hacer nuestras: “No he escrito pretendiendo ser sabio ni por  venganza ni por resentimiento sino por profunda convicción y por decir la verdad…”  
ALFREDO ANDREGNETTE CAPURRO 

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