Por Guillermo Rojas
Si hay algo que distingue a este gobierno es lo revulsivo y lo grotesco. De entre las cosas revulsivas sobresale la actitud entre pedante y entupida con que hablan sus personeros mas encumbrados, las mentiras infantiles en las que suelen venir envueltas esas alocuciones y la pueril falsificación de la realidad tanto pasada como presente en que suelen navegar subidos a las mismas. Francamente causa pudor, vergüenza ajena, escuchar las filipicas de dichos impresentables por los medios de comunicación, incluyo en este ramo tanto las baraturas y lugares comunes de la demagogia, de la que hacia gala Kirchner piloteando su insoportable atril, como a los impostados alegatos de su semiculta mujer, como el que terminara ayer con el temido (por ellos) cacerolazo. Tan vacuos unos como los otros, son la triste y emblemática imagen terminal de la pobre Argentina, desgobernada por la Banda los Derechos Humanos, lamentable realidad del Régimen que nos oprime.
Grotesco
Lo grotesco esta dado por la gente con que se ha rodeado el matrimonio presidencial, con aquellos que los apoyan en forma militante e incondicional, con los que ponen el pecho como se diría en la tribuna de fútbol, un deprimente zoológico que va desde los mismos personajes y punteros que apoyaban a Menem o Duhalde y que mañana apoyaran a cualquiera que llegue al poder y les permita seguir choreando o vendiendo frula en el Gran Buenos Aires; a los pasajeros de ese izquierdismo analfabeto y lumpen, matisado por la corrupción y el clientelismo, cuyo símbolo es la simiesca y sebosa figura de D'elia y su trouppe de delincuentes comunes y políticos, movilizados por la prebenda o la rapiña, el resentimiento o la ignorancia, el vino o el chori. Rebuznando un discurso de hace 60 años atrás, provenientes de un paleolítico creado por cinco lustros de irrestricta democracia, liberalismo económico y progresismo cultural. Este grotesco pasa también por la figura multiuso de la repelente gorda Bonafini o su símil paqueta, la truchiabuela Carlotto, utilizadas para justificar las políticas presentes en base a la adulteración histórica, la falsificación del pasado que ellas representan y sobreactúan y que el gobierno abona mango sobre mango. Con cara de piedra, han aplaudido el pago al contado de la Deuda Externa al FMI cuando cinco minutos antes manifestaban “masivamente” (como dicen los medios cuando se refieren a cualquier rejuntado mas o menos zurdo) pidiendo el “no pago”. No se les ha movido un pelo. Nadie salvo nosotros hemos señalado esta agachada inmunda de las tantas ejecutadas por la izquierda vernácula Damos fe que los servicios de estas dos viejas no nos salen nada baratos a los argentinos.
Grupos de tarea
Con estos personajes como apoyo y “grupo de tarea”, el gobierno se siente seguro para seguir diciendo las humedades de siempre y actuando de la misma forma que critica en otros: arbitraria y discrecionalmente, al mismo tiempo que seguir confiscando, robando y acumulando riquezas en contadas manos, como siempre lo hizo cualquier banda partidocratica que gobernara nuestro desdichado país. La divisa es afanar y pagar la Deuda Externa, mientras sus payasos siniestros, se llamen Pérsico o Tumini, Alderete o Moyano, arengan a las masas de militantes sanguicheros, con el idioma de un marxismo para cavernícolas que hace desternillar de risa hasta a los pibes del jardín de infantes.
Luego de los hechos del 2001, el Sistema no pueden acallar la desobediencia masiva con la policía. El discurso de la “no criminalizacion de la protesta social” que ha gastado este gobierno y han ejecutado todos desde Alfonsin en adelante, sigue vigente. No se puede oficialmente “reprimir” como el gobierno militar mil veces execrado. Emplea entonces la represión “por izquierda” mediante estos nuevos “grupos parapoliciales” (¿o “paraterroristas”?) con personajes encapuchados y matones, malandras pagos, delincuentes comunes y demás lacra social a sueldo, con el disfraz de pobre y humilde, de miembro de los sectores mas necesitados, de militantes sociales como suele llamárselos. Pobres los verdaderos pobres.
Descontento y espontaneidad
Así pasó en la Plaza, por que la cuestión del campo fue solamente la excusa, la excusa de una ciudadanía harta de ser manipulada, engañada y hasta insultada desde la cúpula, la excusa para expresar el descontento, bien que se hiciera sin la masividad de hace siete años y carente de organización alguna, espontáneamente y por ello destinado a la nada. Pero por algo hay que empezar. Habrá que actuar pero también pensar.
Si no se tiene algo de recambio a este sistema y algo que no sea lo mismo con otro maquillaje, mejor entonces será quedarse en casa tranquilo. Ya estamos también cansados de cambiar para que todo siga igual. Cambiar a Kirchner por Menem no es negocio para nadie y menos aun para la Patria. Continuar reciclando basura de este Régimen hediondo es vía muerta. Por ello no hablamos de un cambio de gobierno sino de un cambio de sistema político, social, económico y cultural
Por ahora la neorepresiòn gubernamental disolvió la protesta confusa de la gente, pero al parecer la cosa no ha terminado aun y el desgaste sufrido por los detentadores del poder fue importante aunque no determinante, por lo que se recompondrán y volverán a la carga. Veremos que tanto espacio y habilidad les queda para la coyuntura.
El Campo y la “Oligarquía”
Otra cuestión es la del Campo. Hace tiempo que hemos dicho (Desde las paginas de El Objetivo o de Patria Argentina) que la calesita de las retenciones y el mantenimiento del dólar alto artificialmente para facilitar las exportaciones que puedan generar nuevas retenciones, es algo con lo que se paga la Deuda Externa, se mantiene el dichoso superávit fiscal con el que el gobierno extorsiona a amigos y enemigos, pero es inviable, pues esta generando nueva deuda que recae sobre el Banco Central y a la larga ocasionara un estallido y una de las crisis cíclicas que siempre hemos tenido cada 8 o 10 años. Tarde o temprano habrá que pagar la fiesta Sucede que esas crisis se manifiestan cada vez con una carga mayor de violencia social. Recordemos en 1989, y en el 2001.
El campo es el que afronta la carga mayor del proceso antes descrito, es el que pone la plata para financiarlo y es bueno que aclaremos algo. Si muchos de los que manifestaron con Delia, Pèrsico u otro primate por el estilo, tienen dos pesos en el bolsillo es gracias al campo que le saca las papas del fuego a este gobierno de ladrones, que lo insulta y lo trata de oligarquía como en la época de ñaupa. La denominada oligarquía terrateniente no existe mas, los mayores tenedores de tierras de la Argentina, justamente no son argentinos sino empresas multinacionales y ello es fruto de políticas como las del kirchnerismo que tornan no rentables los campos para los productores pequeños y medianos nacionales, los que optan por venderlos mayormente a compradores extranjeros que tienen el capital para explotarlos y les importa un bledo pagar retenciones, pues tienen campos aquí en EEUU y en Australia por ejemplo.
La leyenda de la “oligarquía terrateniente” o la “burguesía nacional” de la izquierda, tiene su correlato en “el peligro comunista” de la derecha. Cosas del tiempo de María Castaña. La oligarquía hace rato vendió sus campos al extranjero o los parceló y la denominada burguesía nacional se desprendió de sus fabricas o las cerro por que no eran rentables. Sus restos, toman sol en el Caribe o se van de putas en Marbella, poco les importan las retenciones, Delia o Kristina. Lo único que les queda de la Argentina es el pasaporte en el mejor de los casos.
En definitiva algo comenzó a moverse lentamente en nuestro país, tal vez pueda romperse la apatía y el desinterés. Hay que ser cautelosos y por ahora solamente observar.
Si hay algo que distingue a este gobierno es lo revulsivo y lo grotesco. De entre las cosas revulsivas sobresale la actitud entre pedante y entupida con que hablan sus personeros mas encumbrados, las mentiras infantiles en las que suelen venir envueltas esas alocuciones y la pueril falsificación de la realidad tanto pasada como presente en que suelen navegar subidos a las mismas. Francamente causa pudor, vergüenza ajena, escuchar las filipicas de dichos impresentables por los medios de comunicación, incluyo en este ramo tanto las baraturas y lugares comunes de la demagogia, de la que hacia gala Kirchner piloteando su insoportable atril, como a los impostados alegatos de su semiculta mujer, como el que terminara ayer con el temido (por ellos) cacerolazo. Tan vacuos unos como los otros, son la triste y emblemática imagen terminal de la pobre Argentina, desgobernada por la Banda los Derechos Humanos, lamentable realidad del Régimen que nos oprime.
Grotesco
Lo grotesco esta dado por la gente con que se ha rodeado el matrimonio presidencial, con aquellos que los apoyan en forma militante e incondicional, con los que ponen el pecho como se diría en la tribuna de fútbol, un deprimente zoológico que va desde los mismos personajes y punteros que apoyaban a Menem o Duhalde y que mañana apoyaran a cualquiera que llegue al poder y les permita seguir choreando o vendiendo frula en el Gran Buenos Aires; a los pasajeros de ese izquierdismo analfabeto y lumpen, matisado por la corrupción y el clientelismo, cuyo símbolo es la simiesca y sebosa figura de D'elia y su trouppe de delincuentes comunes y políticos, movilizados por la prebenda o la rapiña, el resentimiento o la ignorancia, el vino o el chori. Rebuznando un discurso de hace 60 años atrás, provenientes de un paleolítico creado por cinco lustros de irrestricta democracia, liberalismo económico y progresismo cultural. Este grotesco pasa también por la figura multiuso de la repelente gorda Bonafini o su símil paqueta, la truchiabuela Carlotto, utilizadas para justificar las políticas presentes en base a la adulteración histórica, la falsificación del pasado que ellas representan y sobreactúan y que el gobierno abona mango sobre mango. Con cara de piedra, han aplaudido el pago al contado de la Deuda Externa al FMI cuando cinco minutos antes manifestaban “masivamente” (como dicen los medios cuando se refieren a cualquier rejuntado mas o menos zurdo) pidiendo el “no pago”. No se les ha movido un pelo. Nadie salvo nosotros hemos señalado esta agachada inmunda de las tantas ejecutadas por la izquierda vernácula Damos fe que los servicios de estas dos viejas no nos salen nada baratos a los argentinos.
Grupos de tarea
Con estos personajes como apoyo y “grupo de tarea”, el gobierno se siente seguro para seguir diciendo las humedades de siempre y actuando de la misma forma que critica en otros: arbitraria y discrecionalmente, al mismo tiempo que seguir confiscando, robando y acumulando riquezas en contadas manos, como siempre lo hizo cualquier banda partidocratica que gobernara nuestro desdichado país. La divisa es afanar y pagar la Deuda Externa, mientras sus payasos siniestros, se llamen Pérsico o Tumini, Alderete o Moyano, arengan a las masas de militantes sanguicheros, con el idioma de un marxismo para cavernícolas que hace desternillar de risa hasta a los pibes del jardín de infantes.
Luego de los hechos del 2001, el Sistema no pueden acallar la desobediencia masiva con la policía. El discurso de la “no criminalizacion de la protesta social” que ha gastado este gobierno y han ejecutado todos desde Alfonsin en adelante, sigue vigente. No se puede oficialmente “reprimir” como el gobierno militar mil veces execrado. Emplea entonces la represión “por izquierda” mediante estos nuevos “grupos parapoliciales” (¿o “paraterroristas”?) con personajes encapuchados y matones, malandras pagos, delincuentes comunes y demás lacra social a sueldo, con el disfraz de pobre y humilde, de miembro de los sectores mas necesitados, de militantes sociales como suele llamárselos. Pobres los verdaderos pobres.
Descontento y espontaneidad
Así pasó en la Plaza, por que la cuestión del campo fue solamente la excusa, la excusa de una ciudadanía harta de ser manipulada, engañada y hasta insultada desde la cúpula, la excusa para expresar el descontento, bien que se hiciera sin la masividad de hace siete años y carente de organización alguna, espontáneamente y por ello destinado a la nada. Pero por algo hay que empezar. Habrá que actuar pero también pensar.
Si no se tiene algo de recambio a este sistema y algo que no sea lo mismo con otro maquillaje, mejor entonces será quedarse en casa tranquilo. Ya estamos también cansados de cambiar para que todo siga igual. Cambiar a Kirchner por Menem no es negocio para nadie y menos aun para la Patria. Continuar reciclando basura de este Régimen hediondo es vía muerta. Por ello no hablamos de un cambio de gobierno sino de un cambio de sistema político, social, económico y cultural
Por ahora la neorepresiòn gubernamental disolvió la protesta confusa de la gente, pero al parecer la cosa no ha terminado aun y el desgaste sufrido por los detentadores del poder fue importante aunque no determinante, por lo que se recompondrán y volverán a la carga. Veremos que tanto espacio y habilidad les queda para la coyuntura.
El Campo y la “Oligarquía”
Otra cuestión es la del Campo. Hace tiempo que hemos dicho (Desde las paginas de El Objetivo o de Patria Argentina) que la calesita de las retenciones y el mantenimiento del dólar alto artificialmente para facilitar las exportaciones que puedan generar nuevas retenciones, es algo con lo que se paga la Deuda Externa, se mantiene el dichoso superávit fiscal con el que el gobierno extorsiona a amigos y enemigos, pero es inviable, pues esta generando nueva deuda que recae sobre el Banco Central y a la larga ocasionara un estallido y una de las crisis cíclicas que siempre hemos tenido cada 8 o 10 años. Tarde o temprano habrá que pagar la fiesta Sucede que esas crisis se manifiestan cada vez con una carga mayor de violencia social. Recordemos en 1989, y en el 2001.
El campo es el que afronta la carga mayor del proceso antes descrito, es el que pone la plata para financiarlo y es bueno que aclaremos algo. Si muchos de los que manifestaron con Delia, Pèrsico u otro primate por el estilo, tienen dos pesos en el bolsillo es gracias al campo que le saca las papas del fuego a este gobierno de ladrones, que lo insulta y lo trata de oligarquía como en la época de ñaupa. La denominada oligarquía terrateniente no existe mas, los mayores tenedores de tierras de la Argentina, justamente no son argentinos sino empresas multinacionales y ello es fruto de políticas como las del kirchnerismo que tornan no rentables los campos para los productores pequeños y medianos nacionales, los que optan por venderlos mayormente a compradores extranjeros que tienen el capital para explotarlos y les importa un bledo pagar retenciones, pues tienen campos aquí en EEUU y en Australia por ejemplo.
La leyenda de la “oligarquía terrateniente” o la “burguesía nacional” de la izquierda, tiene su correlato en “el peligro comunista” de la derecha. Cosas del tiempo de María Castaña. La oligarquía hace rato vendió sus campos al extranjero o los parceló y la denominada burguesía nacional se desprendió de sus fabricas o las cerro por que no eran rentables. Sus restos, toman sol en el Caribe o se van de putas en Marbella, poco les importan las retenciones, Delia o Kristina. Lo único que les queda de la Argentina es el pasaporte en el mejor de los casos.
En definitiva algo comenzó a moverse lentamente en nuestro país, tal vez pueda romperse la apatía y el desinterés. Hay que ser cautelosos y por ahora solamente observar.
1 comentario:
Camarada Guillermo: excelente tu palabras. Más graficas, es como intentar convencer a D´Elia que sea nacionalista (jaja). Te mando un fuerte abrazo.
Napoleon_75
Publicar un comentario