miércoles, 6 de mayo de 2009

REPORTAJE AL CAMARADA MARCELO DI MARCO


"...me inclino por la defensa de la autoridad, la defensa del principio de autoridad, sin el cual todo motín y toda anarquía son posibles."

El escritor y poeta Marcelo Di Marco visitó recientemente Santiago del Estero, donde tuvo la oportunidad de relacionarse con un grupo de santiagueños interesados en el taller que organizó el Ministerio de Educación de la Provincia, en el marco del Plan de Lectura.
Di Marco lleva más de quince años de trabajo con grupos de personas interesadas en la escritura. Parte de esta experiencia quedó reunida en “Taller de corte & corrección” (Sudamericana, 1997), un libro con pautas útiles para quienes se adentran en la literatura.
“Tuve la suerte de conocer en persona a lectores y dimensionar hasta dónde llega la obra de uno. Por ejemplo, hubo una persona que me regaló un caramelo y cuando me lo entregó me dijo ‘sabés que cuando yo leía tus libros, me daba la impresión de estar charlando con vos y comiendo caramelos; así que te regalo este caramelo’”, explicó el escritor en diálogo con Viceversa.
En ese sentido, Di Marco aseguró: “Trato de dispararle a la gente una serie de técnicas que pueden llegar a mejorar la escritura si las aplican y creo que hasta ahí pude llegar”.
En su paso por Santiago, la polémica desatada a partir de la selección de cuatro obras de autores santiagueños para participar de la Feria Internacional del Libro que se desarrolla en Buenos Aires no le fue ajena a Di Marco, debido a que fue una de las permanentes consultas que recibió durante su estadía en la provincia.

- ¿Es difícil recibir una crítica cuando el ego es gigante?
- El ego lo tenemos todos y eso es algo que lo tenemos que aprovechar. El narcisismo controlado sirve como un motor para poder avanzar; la virtud de la magnanimidad requiere tener un ego fortalecido para poder llevar adelante los grandes hechos que uno quiere cometer, eso está muy bien. El tema es cuando el ego o a ese narcisismo no lo podés controlar y terminás como Narciso. Narciso era el hombre más bello del mundo -los psicoanalistas utilizan esta figura para hablar de la homosexualidad- se enamoró de su propio reflejo, se abrazó a sí mismo en el agua y se murió ahogado. Que todos tenemos un gran ego, está demostrado. Cuando a vos te dan una foto de un grupo, a la primera persona que vas a buscar es a uno. Es decir, nos amamos locamente.

- ¿Cuál es el papel del lector en todo este tema?
- A veces uno tiene que aceptar que el otro tiene razón, que el otro tiene un conocimiento un background, un conocimiento como para poder decir las cosas como son y eso es lo que hace que uno se sume a un concurso literario. Si el que tiene la última palabra es el lector, como han dicho algunos escritores en las páginas de EL LIBERAL, indudablemente que Borges hubiese sido un fracasado. ¿Sabes cuántas personas compraron “Historia universal de la infamia”, uno de los más grandes libros de cuentos que se escribieron en la Historia de la Literatura? Borges bromeaba con eso diciendo: “Me encantaría encontrarme con los lectores que compraron mi libro para hablar de él en el living”, claro, lo habían comprado sólo 36 personas a ese libro en la primera edición. Y si fuera por eso, por lo que yo leí acerca de que la última palabra la tiene el lector y… ¿Borges no hubiera sido un autor considerado entonces? ¿Cómo es eso que Shakespeare estuvo durante cien años ignorado por los lectores y por la crítica? ¿Quiere decir que era un mal autor? Con esas cosas hay que tener mucho cuidado cuando uno habla o con cómo se escriben esas cosas…

- Pero en los concursos siempre se habla de arbitrariedad…
- Nunca nos va a satisfacer un resultado de un concurso cuando ese concurso fue adverso a nosotros, vamos a empezar a decir que “los concursos están arreglados, que hubo arbitrariedad”… pero por supuesto que son arbitrarios en un concurso literario, la opción que hace el árbitro es arbitraria. Pero arbitrario no significa peyorativo, ser arbitrario no es un capricho. Una cosa es el arbitrio; el libre arbitrio del árbitro y otra cosa es el capricho de un tipo que es un totalitario y que no te da ni siquiera una razón válida…

- ¿Cuál sería alguna posible solución?
- Cuando yo era chico había un club que se llamaba Obras Sanitarias donde se jugaba al rugby; pero me acuerdo que en el pórtico había un cartelito que -si bien nunca jugué al rugby- me sirvió para toda la vida, porque apelaba al criterio de autoridad, decía “el árbitro siempre tiene la razón, si no lo cree usted así no entre a la cancha a jugar”. Será muy antipático o todo lo que vos quieras, pero es la pura realidad, porque si el árbitro no tiene la razón ¿quién va a tener la razón? Y cuando ese árbitro dictamine en contra de lo que nosotros pensamos ¿quiere decir que es un mal concurso? Los que piensen de esta manera, que no manden más a concurso. Yo conocí a un autor que no mandaba a concurso porque estaba en contra de la filosofía de los concursos; está bien, está en todo su derecho, listo, no manden más a concurso así no hay debate, no hay polémica, ni nada.
Ahora, si quieren enriquecer el debate, no hablen de literatura, hablen de sociología de la literatura, que es lo que realmente de lo que se debería hablar. A ver quién es el que tiene la razón, si el público, si el crítico, qué significa la crítica. Ojalá que esta polémica sirva para algo

- Entonces el tema no pasa por la creatividad literaria…
- No, pasa por la sociología de la literatura, que tiene que ver con las políticas editoriales, los concursos o la cantidad de lectores o no. Realmente la cuestión cuantitativa es absolutamente falsa para analizar no sólo una cuestión literaria. Vos le ponés un rubí a treinta orangutanes y va seguir siendo un rubí, a pesar de que los orangutanes no sepan valorarlo y si les ponés un cascote les va parecer lo mismo que un rubí. O como esas encuestas estúpidas que aparecen para cada Feria del Libro: “¿Cuántos libros lee el argentino promedio por año?”. Entonces se dan con que los proctólogos leen cinco libros, los dentistas leen siete y al final publican que el argentino promedio lee unos diez libros por año cada uno, con suerte. Mi pregunta es: ¿si estos libros fueron ocho de autoayuda y dos algún best seller intrascendentes? ¿Qué significa eso? Que el criterio cuantitativo no sirve para nada, ésa es la cuestión…
Como el caso de esas candidaturas testimoniales que dicen que te anotes en una lista, después te votan y vos no cumples ningún tipo de gestión es una falta de respeto absoluta, es una vergüenza. Pero si eso es la democracia lo siento mucho, pero bueno ¿qué vas a hacer? Las reglas son ésas y bueno, me sumo a la reglas.

- ¿Cuál hubiese sido su postura?
- Yo, humildemente, cuando encuentro una persona que es más inteligente que yo, soy absolutamente subordinable; ya sea para un coordinador de taller, un amigo escritor que me dice ‘guarda con este adjetivo’, así como me subordino cuando mando a un concurso, eso es así, de movida. Por eso me inclino por la defensa de la autoridad, la defensa del principio de autoridad, sin el cual todo motín y toda anarquía son posibles. He dicho.
Reportaje realizado por MARTÍN BRAO para el periodico EL LIBERAL de Santiago del Estero

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