Por fin, con el tiempo, tuve en mis manos las primeras historietas del galo Asterix y su inseparable Obelix, me reía con ellos y con su inseparable perro Idefix, disfrutaba de sus aventuras en las Olimpiadas, en Hispania, en Bretaña, con Cleopatra… con los piratas, los druidas, y aun hoy, cada vez que edito un disco de mi amigo Axis Mundi, me viene a la memoria el bueno, e incomprendido, bardo Assuranceturix y su primordial y simpático papel que le correspondía en las viñetas de Uderzo y los guiones de Gosinny.
Recuerdo que cayó en mis manos algún cómic de Superman, en concreto uno en el que perseguía a los nazis, y la verdad, pensé en lo estúpido, y falto de imaginación, que debía de ser su guionista. Quizás por ello, nunca he visto ninguna película de este héroe volador. Recuerdo también, el cómic Hazañas Bélicas, donde raramente se encontraba un soldado alemán bueno, inteligente y vencedor, eran casi, casi siempre, los aliados los que vencían, pero ya se sabe… fue ideado en 1948 y la España oficial ya no se acordaba de sus viajes de amistad al Berlín de Hitler.
Pero, si había un cómic que me apasionaba, ese era Tintín. Tenía toda la colección gracias a mi hermano. Me gustaba leer las aventuras de este reportero y de su inseparable Milú, y como no, sentía un especial afecto por el gruñón y leal capitán Haddock. Con Tintín aprendí muchas cosas, conocí el Tíbet, a los Incas, viaje a la Luna, a América y a… África.
Más de uno se estará preguntando que narices estoy contando con tanto cómic. Bien, os sacaré de dudas. Acabo de leer en la prensa, que en la biblioteca de Brooklin han retirado el cómic de “Tintín en el Congo”. Lo han retirado porque un cliente se ha quejado de que estuviera en dicha biblioteca alegando que era un cómic “racista. No es algo nuevo, hace ya unos años en Gran Bretaña, la Comisión para la Igualdad Racial, desaconsejaba su venta en librerías ya que acusaba al cómic de racista y proclamaba perjudicial su lectura, por ello era retirado de varios escaparates y estanterías.
Que paradoja, un cómic escrito en 1930 genera polémica y rechazo, y se pretende que sea censurado, o prohibido, alegando que trata a los “negros” como tontos. Yo no tengo ninguna duda de que hay “negros” tontos, como los hay “blancos”, fijaos sino, lo tonto que es cualquier “friki” que aparece en televisión vendiendo “exclusivas”, y las pasiones que generan a favor o en contra de un público mayoritariamente “blanco” y “atontado”; fijaos en los “blancos” que rebuznan “Gora ETA”; fijaos en tantos “blancos”… tontos. Si los totalitarios del Pensamiento Único se obsesionan en buscar los tres pies al gato para todo, deberían -lo siento por dar ideas- denunciar todas las películas “made in Hollywood”, que muestran a los “negros” como “tontitos”. Pero claro, todos sabemos quien controla la meca del cine norteamericano. Así que, con esto toca callar.
Es, en mi humilde opinión, tremendamente paradójico, que se quiera “criminalizar” a Hergé, y con él, al simpático Tintín, y nadie de los bien pensantes promotores de cloacas culturales o artísticas -Tapies es un claro ejemplo- digan nada de los cómics donde la violencia, en todas las más crudas versiones, es eje de toda historia, o donde el sexo, más o menos explicito, aparece como algo libre y promiscuo.
Vista la gran sensibilidad de algunos, -para algunas cosas, claro- me permito aportar alguna idea, ya que no estaría de más que los miembros del Ejército alemán denunciaran todos los cómics, películas o libros, donde se les presenta como unos ceporros patanes incapaces de eliminar a un solo maldito yanqui a pesar de contar con decenas de soldados de la Wehrmacht para hacerle frente; o los rusos, esos pérfidos bolcheviques imperialistas, a los que les ocurre exactamente los mismo cuando se enfrentan al Rambo de turno. Dirán que exagero, pero no es así, me pongo al mismo nivel del memo que denuncia el cómic de “Tintín en el Congo”, sin considerar la época y que es, precisamente, un cómic.
Permitidme, la osadía, de aprovechar este espacio en mi calidad de editor. En efecto, si alguien quiere realizar un cómic -bien hecho, claro está- donde los valientes soldados de la Wehrmacht aticen y eliminen a cientos de “tontos” yanquis -y demás aliados-, o destrocen las redes de la “super” Resistencia francesa; o de los esplendidos soldados de la RSI atacando a los Badoglios de turno y a los partisanos comunistas; estaré encantado de poderlo editar. Es hora de hacer justicia. Mientras eso no sea posible, me limitaré a leer los pocos cómics de Hazañas Bélicas donde la valiente División Azul se enfrentaba al ejército rojo, y seguiré disfrutando del reportero degrelliano Tintín, en especial, de su aventura en el Congo. Y a quien no le guste… ya sabe: dos piedras.
Juan Antonio Llopart
www.Patriotas.es
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