¿VACIAMIENTO ACORDADO?
La familia Massuh se valió de todos los instrumentos del estado desde la década del 70 para el desarrollo industrial.
Massuh tiene unos 800 trabajadores distribuidos en tres plantas industriales: dos en Buenos Aires, una en Quilmes, y la de papeles especiales, en San Justo, y otra en San Luis (Della Penna).
Estas plantas pueden producir 50.000 toneladas de pasta celulósica, 45.000 toneladas de papeles para impresión, 40.000 toneladas de papeles para embalajes y 5500 toneladas de productos de papelería escolar y comercial.
Acumula un pasivo de 249 millones de pesos y la mitad les corresponde a organismos públicos y a los bancos Nación y Provincia de Buenos Aires.
Una de las peculiaridades de la historia de Massuh es que siempre demandó auxilio de préstamos del sector público argumentando que así evitaría la quiebra y el despido de trabajadores.
El año pasado fue por más y negoció un crédito de 40 millones de dólares con un fondo de inversión destinado al financiamiento del comercio internacional. Fue un préstamo a 5 años, y a los pocos meses dejó de pagar los salarios.
Las preguntas son muchas sobre todo para lograr explicar cómo aunque el fideicomiso del Nación será el único accionista de Papel Quilmes (así se llamará ahora tras la intervención), Moreno sigue sosteniéndolos en el comando de la compañía.
Y por qué si la Anses es la que pone el dinero para el salvataje no nombra un director, como hizo en muchos otros casos donde heredó acciones, sino que aparece la figura “de facto” de Moreno, sin ningún tipo de vínculo con la administradora de fondos provisionales y sin ningún tipo de nombramiento para ejercer el poder en la papelera.
De ahí las sospechas de un acuerdo entre el gobierno y los dueños de la firma para que la intervención estatal, luego de un posible vaciamiento de la empresa, acabe en una recompra.
Otra de las “pruebas” sería el tratamiento que están recibiendo los más de 360 trabajadores con que cuenta la planta de Quilmes, quienes en poco menos de una semana pasaron de acuerdos promisorios al incumplimiento estatal.
Mientras a los trabajadores les han pagado con bonos de alimentos y les han dado a cada unos 150 pesos, en vales de comida, la familia Massuh habría adquirido una faraónica chacra en Chivilcoy, Provincia de Buenos Aires.
El líder de esta papelera fue presidente de la Unión Industrial Argentina, y en su trayectoria repite la parábola de tantos otros “industriales” argentinos, que terminaron su carrera empresaria con enormes fortunas personales, y empresas fundidas.
Héctor Massuh es conocido en la UIA como uno de los hombres que maneja esta entidad empresarial –con firmas como Techint-, más allá de quien la encabece desde lo formal.
Fue ostentoso su estrecho vínculo con Domingo Cavallo a fines de la década del ’80, que se expresaba en la militante defensa pública que hacía el mediterráneo en la batalla de Massuh contra el Grupo Bulgheroni de Papel de Tucumán.
Después consideró que Cavallo, a quien había financiado e impulsado políticamente, no implementó una política que favoreciera a la industria local.
En esos años, igualmente consiguió créditos oficiales, la licuación de la deuda con el Banade, como también una más de las tantas refinanciaciones de sus pasivos.
FUENTE: DATAVIP
2 comentarios:
yo soy un operario de san luis de la fabrica massuh ex de la penna penna que ahora es una cooperativa y estamos muy mal y los que estan al frente son unos ladrones y que hacemos nosotros hemos quedado 80 operarios de los 130 que eramos por favor nesecitamos una mano el señor alejandro cantero es el ladron de que hablo
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