domingo, 24 de mayo de 2015

SINODO

  Cuidado con no tragarse el sapo del Sínodo


Este corto artículo desnuda la ya conocida metodología eclesiástica de decir una cosa en los documentos y desmentirla en los hechos concretos, similar a la utilizada en el Concilio Vaticano II, de manera tal de quedar bien con Dios y con su oponente.

Se han vertido ríos de tinta sobre lo que pasará en el próximo Sínodo de la Familia. Aprecio que por ambos lados hay una suma expectación sobre si se autorizará, o no, la Comunión a los divorciados vueltos a casar –adúlteros y pecadores públicos-. Parecería como si de sus documentos no saliera una aprobación explícita sería un “triunfo de Cristo”.
¡Muuucho cuidado! Observemos detenidamente el pasado para aprender la metodología empleada y no vernos desarmados a la primera de cambio. En los últimos cincuenta años se han ido implementando prácticas y doctrinas “extrañas” -por decirlo elegantemente- por una vía de hechos consumados, más que por la explicitación doctrinal clara y sistemátizada. Se ha jugado con introducir términos ambiguos explotables a posteriori, lo que Michael Davies llamaba “bombas de tiempo”. Así viene operando el modernismo desde el Concilio hasta nuestros días con notable éxito.
El modernista,  como recordaba San Pío X en Pascendi, odia definir de forma clara su pensamiento, no tiene miedo alguno a herir el principio de no contradicción, y lo difumina a base de pinceladas por aquí y por allá, para parecer dubitativo y evitar así las condenas o reacciones. Un trazo tradicional por este lado, un toque modernista por el otro. Los más tradicionales que se queden con la pincelada que les gusta, mientras ellos se quedan con el pincel operando a su gusto ante la sonrisa complaciente de sus “opositores”.
El que espere en el próximo Sínodo una declaración formal y fundamentada aprobando el Sacrilegio en la Comunión, se puede quedar sentado esperando. Lo que quiera que planeen hacer vendrá siempre a posteriori vía excepciones, comisiones de estudios, delegaciones a las Conferencias Episcopales…etc., eso sí, todo adornado de doctrina tradicional para que los posibles opositores puedan aplaudir a rabiar, condenar a los que lo señalen, y lubricar bien sus gargantas para tragarse el repugnante sapo, cocinado y dorado a fuego lento durante los últimos cincuenta años.
Algunos, de tanto ingerir tan indigesto anfibio han terminado por cogerle el gusto. Yo no pienso probarlo.

 Miguel Ángel Yáñez
 http://www.adelantelafe.com/tragarse-el-sapo-del-sinodo/

1 comentario:

stavka dijo...

es correcto, la metodología de poner sobre escrito frases ambigüas y avanzar con el proceso de demolición interna de la Iglesia en el plano de los hechos sólo es posible por una cosa bien concreta, los que tienen que llevar a cabo el verdadero sentido de "los cambios" es porque están enrolados en las filas del enemigo, sea porque les lavaron el cerebro en los seminarios y/o porque al igual que Bugnini pertenecen a la masonería, o porque por una cuestion personal -les gustan los hombres- adhieren a "los cambios".