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viernes, 15 de enero de 2010
DEUDA PÚBLICA Y RESERVAS DEL BANCO CENTRAL
En línea con las recomendaciones del FMI en el sentido de usar las reservas internacionales para pagar Deuda Pública el Gobierno Kirchner emitió en Diciembre pasado el DNU 2.010/09, que afecta las Reservas de Libre Disponibilidad del BCRA al Fondo del Bicentenario para el pago de la Deuda.
Esta decisión se inscribe en el rediseño del Sistema Financiero Internacional que está en curso a través del G-20 - del que nuestro país es miembro – y que tiene al Fondo Monetario como organismo de supervisión.
El FMI postula hoy que los Países Deudores deben utilizar sus reservas para cancelar obligaciones a los fines de volver a endeudarse en el Mercado Internacional de Capitales aprovechando la “liquidez excedente” en el Mundo – léase “sobrante de capitales especulativo-financieros” – teniendo como respaldo no ya los stocks de divisas sino las nuevas Líneas de Crédito Contingente (FCL) que les ofrece el propio Fondo como “prestamista de última instancia”.
Esta recomendación política del FMI se contrapone a la Política de Acumulación de Reservas que viene llevando a cabo el BCRA.
Se trata de una discrepancia técnica y táctica dentro del Sistema de Endeudamiento Perpetuo de nuestro país y que puede haber sido uno de los detonantes reales de la crisis o ruptura del Gobierno con el presidente del Banco Central.
EL DNU 2.010/09.
Este Decreto modifica la Ley 23.928 autorizando que las Reservas de Libre Disponibilidad – aquellas que exceden la cobertura de la Base Monetaria – puedan ser empleadas no sólo para pagar Deuda Pública con los Organismos Internacionales (como fue el caso del FMI en Enero de 2006, por 9.530 MD) sino Deuda Pública en general (esto es, abarcando también a los Acreedores Privados).
Para ello crea el llamado Fondo del Bicentenario para el Desendeudamiento y la Estabilidad, que se integrará con 6.569 MD de las Reservas del BCRA: 2.187 MD correspondientes a vencimientos con Organismos Multilaterales de Crédito y 4.382 con tenedores privados de deuda en dólares.
Este monto del Fondo (6.600 MD) es casi coincidente con el de los Intereses a Pagar del Presupuesto 2010, que es de unos 6.800 MD (no está previsto abonar Capital).
En contrapartida de las reservas, el Ministerio de Economía le entregará al Banco Central una Letra Intransferible a 10 años de plazo (2019) y Tasa de Interés igual a la que devenguen las reservas colocadas en el exterior por el BCRA.
Esta medida del Poder Ejecutivo establece así una excepción a las disposiciones expresas de la Carta Orgánica del BCRA en lo relativo a las restricciones de préstamos al Estado (artículos 19 y 20).
EL PROBLEMA DE FONDO.
Hay tres observaciones básicas o primarias para replantear la complicada presentación de este caso ante la Opinión Pública, dos de las cuales serían favorables a la acción de la Presidencia y una – muy importante - no:
1.En lo formal o administrativo, cuando el Poder Ejecutivo emite una orden el Presidente del Banco Central la tiene que cumplir. Puede manifestar reservas, observaciones o advertencias al respecto pero los funcionarios no son autoridad de interpretación de las órdenes del Gobierno.
2.El grado de autonomía del Banco Central es discutible – “la mitad de la biblioteca” – pero el BCRA no es un Cuarto Poder del Estado. Sin embargo:
3.El destino de las reservas que pide el Gobierno es objetable porque el uso de las mismas es para el pago de Deuda Pública ilegítima, que está siendo investigada por la Justicia Argentina, que se refinancia continuamente a través de un mecanismo distinto al que fija la Constitución Nacional en cuanto a intervención directa del Congreso y que se abona para volver a tomar nuevas Deudas y sin capacidad de repago, lo que implica seguir aumentando las obligaciones oficiales y empapelando al Estado con Deuda Intra-Sector Público para sufragar los pagos que se hacen a los Acreedores Privados (Deuda con Terceros).
El origen o cuestión de fondo no es entonces el tema de forma del Pago con Reservas sino el Sistema de Deuda Perpetua que rige en nuestro país como Política de Estado desde 1976 hasta la fecha: un mecanismo de re-endeudamiento continuo y usurario por el cual el País Deudor nunca deja de ser Deudor.
El Des-endeudamiento es una mentira: la Deuda Pública sigue aumentando por Capital y por Servicio de Intereses anuales así como por sus gastos conexos de Honorarios, Comisiones y Administración.
Según los últimos datos oficiales – al 30.9.09 – el Estado Nacional (sin contar Banco Central, Provincias/Municipios, Organismos Públicos, etc.) debe unos 172.000 MD; y este año 2010, conforme al Presupuesto aprobado, le vencen al Gobierno obligaciones por el equivalente a 31.000 MD por Capital y está previsto pagar aproximadamente 6.800 MD por Intereses. El Principal no se paga sino que se renueva totalmente y además se contempla un aumento de la Deuda por 7.100 MD.
Frente a esto es que surge otra vez el “atajo” de pagar Deuda con Reservas ya que la actual Administración tiene serias dificultades para poder integrar pagos en efectivo.
Pero la gran paradoja es que el Gobierno Kirchner toma ahora nuevamente reservas del BCRA, que se compraron con Deuda, para pagar Deuda en divisas y poder volver así al Mercado de Capitales para tomar más Deuda.
Y esto es así porque el Banco Central emite pesos para comprar dólares que luego “esteriliza” colocando Letras y Notas (LEBAC/NOBAC) que son Deuda Cuasi-Fiscal por la que paga Interés (entre el 14 y el 16 % anual).
DEUDA Y OPINION PÚBLICA.
Como regla general, todas las informaciones sobre el problema de la Deuda Pública Argentina están filtradas – tanto a nivel oficial como periodístico - en cuanto a noticias y/o datos clave en su contracción y verdaderas características. Los acuerdos se convienen – como siempre - a través de negociaciones secretas y nada transparentes; y vienen comúnmente acompañados por distractivos informativos, externos e internos, al problema de fondo.
Este caso del conflicto que estalló entre el Gobierno Kirchner y el Presidente del Banco Central Redrado no es una excepción a la regla, y pareciera que una vez salido el tema a la luz (por combinación entre torpezas del Gobierno, manejos de la partidocracia en el Congreso, intereses en juego de los Acreedores o sus Agentes Financieros y el problema permanente de fondo de una Deuda Impagable, hoy en curso de nuevas re-estructuraciones) “alguien” aprovechó esta suma de irregularidades para torpedear algún acuerdo al que se habría llegado y precipitar con ello la crisis con el BCRA.
Una de las claves de los intereses en juego estaría dada por el comportamiento de los actores, como el caso del apoyo inmediato de ADEBA – más específicamente, de su presidente, el banquero Jorge Brito – al Fondo del Bicentenario con reservas del BCRA cuando se sabe que los Bancos Locales son grandes tenedores de la Deuda Pública en Bonos que serían pagados con dicho Fondo.
Otro es la poco clara situación del Dr. Mario Blejer – hombre del mundo internacional de las finanzas ligado a la actual Administración por su cargo en el Banco Hipotecario y por su relación con el Ministro de Economía Boudou y con la propia Presidenta, ex titular del BCRA en 2002 y durante largos años funcionario del FMI, entre otros destinos – que fue involucrado prematura o imprudentemente por el Gobierno Kirchner como reemplazante de Redrado.
Pero una pista más compleja pudiera estar en las quejas internacionales sobre las operaciones del Gobierno – operaciones realizadas por medio del Banco Central – de transferencia de las reservas colocadas en el Banco de la Reserva Federal de Nueva York al Banco de Pagos Internacional, el BIS de Basilea, Suiza; maniobras consideradas de “mala fe” por estar sustrayendo dinero embargable en los Estados Unidos.
La constitución del Fondo del Bicentenario tiene la declarada finalidad de usar las reservas internacionales como garantía de pago en la oferta a los acreedores de bonos que no entraron en el Megacanje Kirchner-Lavagna de 2005 (los denominados Holdouts).
Esta operación viene ligada a un acuerdo directo suscripto por el Gobierno con el Banco Barclays y sus dos asociados en esta gestión, el Citi y el Deutsche. Los términos de dicho contrato (como los del famoso convenio con el Credit Suisse-First Boston de David Mulford en el Megacanje De la Rúa-Cavallo de 2001) no han sido dados a publicidad.
Tampoco se conoce bien el acuerdo a que ya habría llegado el Gobierno Kirchner ante otra propuesta, la de la Banca Lazard – una colateral de la Banca Rothschild – que ofreció sus servicios de intermediación en las estancadas negociaciones para llegar a un arreglo de la Deuda Externa con los países del Club de París.
Ni tampoco se sabe bien del estado de las negociaciones y condicionalidades en las gestiones ante los Organismos Internacionales, empezando por el replanteo de las relaciones con el FMI en el nuevo contexto de los compromisos asumidos con el G-20, y de los paquetes de préstamos en curso con el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y la Corporación Andina de Fomento (CAF).
DEUDA Y POLÍTICA.
El problema concreto de fondo que tiene hoy la Administración Kirchner es cómo llegar a las Elecciones del 2011 sin que se le precipite antes una nueva Crisis de Deuda – siempre dentro del Sistema de Endeudamiento Perpetuo – que dé por tierra con sus ambiciones de continuidad política.
Los Ciclos de Deuda son cada vez más cortos y más ajustados a los Ciclos Políticos de Gobierno como parte de un condicionamiento total de las Políticas del Estado al poder del Capital Financiero.
Las elecciones del año pasado fueron adelantadas de Octubre al 28.6 esencialmente para salvar al Gobierno Kirchner de una nueva Crisis de Deuda, habilitándolo así para despejar sus decisiones de pagos y refinanciaciones de Deuda a partir de Agosto del 2009.
Se encaran entonces, simultáneamente, tres teatros de operaciones relacionados entre sí: la reapertura del canje con los Holdouts, el arreglo de la Deuda Externa con el Club de París y el replanteo de las relaciones con el FMI en el marco del nuevo rol de los Organismos Multilaterales de Crédito según el G-20.
El objetivo declarado por el Gobierno Kirchner es normalizar la situación en estos tres frentes logrando sendos acuerdos de reestructuración y/o nuevos préstamos con la finalidad de retornar al Mercado Internacional de Capitales para volver a endeudarse.
Para ello, el Gobierno consigue el dictado de toda una serie de leyes del Congreso que le dejan las manos libres hasta fin del 2011: prórroga de Impuestos (Ley 26.545) para garantizarle la continuidad de ingresos extra-ordinarios, suspensión de la Ley 25.917 de Responsabilidad Fiscal que elimina los topes al Gasto y al Endeudamiento Público de Nación, Provincias y Municipios, prórroga de Facultades Delegadas y Presupuesto 2011 (donde constan todos los lineamientos de base para las nuevas reestructuraciones de Deuda durante el Ejercicio), nueva prórroga de la Ley de Emergencia que mantiene los poderes especiales del Ejecutivo (la primitiva Ley 25.561, de Enero de 2002), suspensión de la Ley “Cerrojo” 26.017 para habilitar el nuevo Canje con los Holdouts, etc. Estas leyes se consiguen gracias a los legisladores oficialistas y también al apoyo de gran parte de la oposición política.
Con este importantísimo refuerzo de sus facultades políticas delegadas el Gobierno encara entonces su programa de reestructuración de Deuda Pública a partir del 2010.
La estrategia actual de la Administración Kirchner ha venido siendo pagar servicios de Intereses crecientes pero también cuotas-parte de Capital, compensando estas erogaciones con nueva Deuda aunque tomada ésta con el propio Sector Público.
La Deuda Intra-Estado fue aumentando así para ir pagando más Deuda Privada con Terceros.
Este procedimiento se sigue utilizando acosta de “empapelar” con bonos sin capacidad de repago a diversos Organismos Nacionales (principalmente la ANSES) y a Bancos Oficiales (fundamentalmente el BCRA, con la consiguiente baja en la calidad de sus Activos).
Paralelamente, mientras la atención general estaba puesta en el Ministerio de Economía, el Banco Central de la Argentina estuvo cumpliendo un doble rol tanto o más importante: frenar la devaluación del peso poniendo fin a la Política de Dólar Alto (requisito financiero de base para garantizar la capacidad de pago parcial de los Servicios de la Deuda Externa) y mantener – junto con el Tesoro – un elevado nivel de Tasas de Interés en el Mercado (argumento anti-inflacionario) sostenidas con el “piso” de las tasas pagadas por las Deudas del Estado y del BCRA, que hoy en día están en el orden del 15 % y son en su mayoría a Tasas Flotantes.
Esta acción favorece la rentabilidad de los Capitales Especulativos porque les mejora la ecuación de arbitraje entre Tipo de Cambio y Tasas de Interés.
Y la Deuda Intra-sector Público, como una suerte de Préstamo-Puente, se estaría utilizando hasta que el país “normalice” sus relaciones financieras internacionales para volver a colocar más Deuda Externa después del gran traspaso o “descarga” de obligaciones dentro del propio Estado, que se está produciendo para hacer lugar a las nuevas obligaciones.
La frustración del uso de Reservas del BCRA para el pago de Acreedores mientras se sigue aumentando esta Deuda Intra-Estado puede acelerar el final de tal modalidad de endeudamiento y precipitar una más pronta y concesiva vuelta al nuevo endeudamiento en el Mercado de Capitales Privado, ya que los grupos financieros internacionales fijan que nuestro país tiene que volver a “necesitar” de esa Deuda Externa como fuente de refinanciamiento del Estado.
Como surge de la lectura diaria de noticias financieras hoy el Mundo tiene - otra vez más en la historia reciente - “excedentes de liquidez”, un eufemismo para decir que sobran los capitales financieros ociosos que están pugnando por colocarse en los llamados Mercados Emergentes aprovechando la renta diferencial de tasas de interés con tipo de cambio estable; y por lo tanto reaparece nuevamente (en los medios de prensa y en los gobiernos) el conocido mensaje de “aprovechar la oportunidad” para tomar Deuda Externa y a Tasa Variable: la misma receta que provocó las grandes dos grandes Oleadas de Endeudamiento Público y sus respectivas crisis posteriores (la Deuda Vieja del Proceso y la Deuda Nueva de la Década del ´90).
Pareciera ser que la Argentina marcha así hacia una Tercera Ola de Endeudamiento – más allá de los episodios de crisis internas, de tipo personal o palaciega – cuya convergencia es hacia un nuevo cambio de condiciones de base para el Endeudamiento Perpetuo del Estado.
El capítulo no está cerrado todavía pero el interés por sacarlo de la atención pública - o su equivalente, el distractivo de derivarlo a complejas cuestiones legales menores o de forma – se perfila bastante claro a través de los medios de prensa y de las autoridades del gobierno, soslayando el problema de fondo, que es la Deuda Pública Perpetua.
Porque, tanto en Política como en Economía, toda decisión es Deuda.
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