El 28 de mayo se cumplen los 25 años de la caída en combate de un argentino ilustre. Ilustre no por que lo adornaran las luminarias del éxito mundano y el reconocimiento publico, sino todo lo contrario, podemos decir que es tan heroico como anónimo. Como esas obras de arte medieval que los autores no firmaban, pues solo les interesaba el reconocimiento que Dios le pudiere dar a la misma y que por ello la hacían, para agradarlo.
En esta Argentina democrática donde cualquier héroe es “desmitrificado” por los Odonell o los Gracia Hmilton, parecería que es mejor que nuestro Tte. Estevez sea casi ignorado. No hace falta ser conocido para ser héroe y si parece hacer falta los autógrafos y el foco de luz para los antihéroes, de costumbres degradadas y alma negra, a los que se les dice Dios y se lo creen.
Por todo ello queremos hoy rescatar algunas cosas importantes de este joven que viviera una corta y fecunda vida, mas fecunda que la de muchos viejos que han pasado la suya tratando de salvarla, sustrayéndose al riesgo, al peligro, a la lucha.
La caída en combate de nuestro Teniente en la batalla de Ganso Verde durante la gesta de Malvinas nos lo muestra como un gaucho argentino cabal, con todo lo que conlleva ello, la espiritualidad netamente católica. La valentía: Va al primer lugar del combate a poner el pecho al fuego del invasor colonialista para cubrir la retirada de sus camaradas. El resignado espíritu de sacrificio que nos recuerda aquella frase evangélica “ No hay nada mas hermoso que dar la vida por los amigos”. Le dice al capellán que era “justamente lo que esperaba” estar en la primera línea de combate cubriendo el repliegue de una compañía, aquella terrible noche del 28 de mayo, cuando los ingleses se empeñaron a pleno con los paracaidistas y la infantería de marina apoyados por las fragatas.
Nuestro teniente, como los míticos soldados de Obligado les enseñaría como lucha y como muere un gaucho argentino. No rindió su posición cuando cualquier otro militar la hubiera evacuado estando el enemigo a menos de 100 metros, perforado por varios balazos seguía combatiendo y dando ordenes a sus subordinados. Claramente manifestó que no se replegaría. Ante su heroica muerte podríamos parafrasear a Martín Fierro ante la muerte de Cruz:
Desde chico demostró inclinaciones nacionalistas y patrióticas, lo cuenta en la carta póstuma que dirige a su padre. Ya en aquel entonces el anhelo de Roberto era a servir a algo que intuía superior, a esa unidad de destino que luego amaría locamente por amor a Dios: La Argentina.
Una anegdota nos ilustra al Estevez soldado y su espíritu de sacrificio. Sus ansias de tener conocimientos y dotes técnicas lo llevaría a seguir el curso de Comandos en la Escuela de Infantería de Campo de Mayo. Durante uno de los durisimos ejercicios sufre un paro cardio respiratorio. Ante esto casi siempre los alumnos abandonan el curso. Estevez continuo y pese a todo concluyo con éxito el mismo. Ya era conocido desde el Colegio Militar como un soldado de tomo y lomo que no solo ordenaba y marcaba el camino a seguir sino que era el primero en recorrerlo. Si bien era férreo en el mando también era al mismo tiempo un gran camarada. Ser soldado, esa era su misión. No le interesaba y le parecía detestable seguir la carrera militar para tener una profesión de prestigio y un sueldo relativamente pasable o como era común en ciertos casos para practicar equitación o aprender a jugar al polo, lograr ascenso social y revestirse de oropeles de falsa aristocracia.
Como podemos ver el espíritu del Teniente es el espíritu de la Gesta de Malvinas, espíritu de gauchos, de patriotas y de soldados, Ese espíritu que nos hizo ver que debajo de la hojarasca, debajo de la basura que ya se descargaba contra nuestra Patria, aun había un resplandor de gloria esperando ser rescatado. Un resplandor que hoy a un cuarto de siglo despues, y mas allá de la traición y la destrucción sufrida, aun se encuentra allí destellando bajo la turba junto a los huesos sagrados de nuestros queridos muertos. Digamos entonces en homenaje a este argentino ilustre y a los demás que descansan en suelo de Malvinas
Camarada Tte. PRIMERO D. ROBERTO NESTOR ESTEVEZ: CAIDO EN EL CAMPO DEL HONOR, VIVE EN NUESTROS CORAZONES. ¡¡¡ARRIBA ARGENTINA!!!! ¡¡¡VENCEREMOS!!!
Teniente Roberto Estévez: "¡Seguirme!"
Cuando el Teniente Estévez desarrollaba el Curso de Comandos en la Escuela de Infantería, durante el año 1982, durante el desarrollo de una exigente ejercitación propia de la especialidad, tuvo un paro cardíaco. El médico que lo atendió, no obstante declararlo muerto, continuó prodigándole los auxilios correspondientes; milagrosamente, reaccionó. En forma inmediata, sufre un segundo paro, del que vuelve a recuperarse. Fue enviado al Hospital en forma inmediata. Todos se quedaron sorprendidos cuando, al día siguiente, se presentó para continuar el curso.
Sin duda, el Señor prevé los mejores destinos para sus mejores hijos.
- "Señor Teniente Coronel, basado en mi propia experiencia, durante la Segunda Guerra Mundial en Italia, estimo que, por el potente fuego de artillería enemiga que se recibe más el cansancio de los soldados, será muy difícil sostener las líneas defensivas. Si Ud. me permite, creo que sería conveniente utilizar la Sección de Tiradores Especiales, del Teniente Roberto Estévez, a la que le reconozco un excelente espíritu para el combate."
El Padre Santiago Mora, Capellán del Regimiento de Infantería 12, le hizo esta proposición al Jefe del Regimiento. El Teniente Estévez se encontraba asignado a esta Unidad. Además del ejercicio pastoral en la Guarnición Darwin-Goose Green, sus recuerdos y experiencias, de veterano de guerra en el Teatro de Operaciones Italia, lo impulsaron a realizar esta proposición, por la gravedad de la situación.
- "Gracias, Padre, lo pensaré; mis asesores también me dieron el mismo consejo; esta Reserva es lo último de que disponemos. "
Después de un rápido análisis con su Plana Mayor, adopta la urgente decisión.
-" Teniente Estévez, como último esfuerzo posible, para evitar la caída de la Posición Darwin-Goose Green, su Sección contraatacará en dirección NO, para aliviar la presión del enemigo sobre la Compañía "A", del Regimiento 12 de Infantería. Tratará de recomponer, a toda costa la primera línea. Sé que la misión que le imparto sobrepasa sus posibilidades, pero no me queda otro camino"
Luego, lo despidió con un fuerte abrazo. La difícil y crítica situación no le permitió agregarle ningún otro tipo de detalle a la orden; además, tratándose de Estévez, eran innecesarios.
-"Soldados, en nuestras capacidades están las posibilidades para ejecutar este esfuerzo final, y tratar de recomponer esta difícil situación. Estoy seguro de que el desempeño de todos será acorde a la calidad humana de cada uno de ustedes y a la preparación militar de que disponen" ...así fue la rápida arenga de Estévez.
Finalmente, todos los integrantes de la fracción, escucharon la mejor y más hermosa orden que puede dar un Jefe: "Seguirme!". Pronto estarían inmersos en el combate.
-"Para la Sección, sobre las fracciones enemigas que se encuentran detrás del montículo, ¡fuego! Artilleros, sobre el lugar, deriva 20 grados, alza 400 metros, ¡fuego! Esté atento Cabo Castro, en dirección a su flanco derecho, puede surgir alguna nueva amenaza..." -diversas órdenes se entrecruzaban en medio del fragor y la ferocidad de la lucha; finalmente, se logra bloquear el avance, y aliviar en parte la presión ejercida por los ingleses.
-Cabo Castro, me hirieron en la pierna, pero no se preocupe, continuaré reglando el tiro de la artillería -gritó, sin titubear, el Teniente Estévez.
-Enfermero, ¡rápido, atienda al Teniente! -ordenó Castro, con un grito.
-Me pegaron de nuevo, esta vez en el hombro. Cabo Castro no abandone el equipo de comunicaciones y continúe dirigiendo el fuego de artillería...-fue su última orden; un certero impacto en la cara, quizás de un tirador especial, lo desplomó sin vida.
- "Soldados, el Teniente está muerto, me hago cargo" - gritó Castro y continuó con la misión ordenada, hasta que fue alcanzado por una ráfaga de proyectiles trazantes, que llegaron a quemar su cuerpo."
-"Camaradas, me hago cargo del mando de la Sección, nadie se mueve de su puesto, economicen la munición, apunten bien a los blancos que aparezcan" -el Soldado Fabricio Carrascul, llevado por el ejemplo heroico de sus Jefes que yacen inermes en el glorioso campo de la guerra, impartió con firmeza su primera orde
-Los ingleses se repliegan, bien, los hemos detenido y los obligamos a retirarse. ¡Viva la Patria! -gritó con alegría, Carrascul, al ver la maniobra inglesa. En ese momento, un preciso disparo, quizás del mismo tirador especial que eliminó a sus Jefes, le quitó la vida.
Habiendo cumplido con su misión, sin Jefes, agotadas las municiones y transportando sus muertos y heridos, la veterana y gloriosa Primera Sección de Tiradores Especiales se retiró hacia sus posiciones iniciales, habiendo cumplido con la Misión.
Cuando recibas esta carta yo ya estaré rindiendo cuentas de mis acciones a Dios Nuestro Señor. El, que sabe lo que hace, así lo ha dispuesto: que muera en cumplimiento de mi misión. Pero fijate vos, ¡que misión? ¿no es cierto? ¿Te acordás cuando era chico y hacía planes, diseñaba vehículos y armas, todos destinados a recuperar las islas Malvinas y restaurar en ellas Nuestra Soberanía?. Dios, que es un Padre Generoso ha querido que éste, su hijo, totalmente carente de méritos, viva esta experiencia única y deje su vida en ofrenda a nuestra Patria.
Lo único que a todos quiero pedirles es: 1) que restauren una sincera unidad en la familia bajo la Cruz de Cristo. 2) que me recuerden con alegría y no que mi evocación sea la apertura a la tristeza y, muy importante, 3) que recen por mí.
Papa, hay cosas que, en un día cualquiera, no se dicen entre hombres pero que hoy debo decírtelas: Gracias por tenerte como modelo de bien nacido; gracias por creer en el honor; gracias por tener tu apellido; gracias por ser católico, argentino e hijo de sangre española, gracias por ser soldado, gracias a Dios por ser como soy y que es el fruto de ese hogar donde vos sos el pilar.
Hasta el reencuentro, si Dios lo permite. Un fuerte abrazo.
Dios y Patria ¡O muerte!
Roberto
extraido de reconquistaydefensa.org.ar
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