(ArgentinosAlerta.org)
La filosofía del Garantismo abolicionista preside el Anteproyecto de Código
Penal que el Gobierno ansía imponer aprovechando las hasta ahora disciplinadas
mayorías. Si siguen manteniendo la obediencia debida parlamentaria
anticonstitucional los legisladores nos harán tragar a carradas los eufemismos
edulcorantes: “hay que adecuarse a la realidad”, “el sistema no ha dado su
fruto”, “el delito se sigue produciendo”, “no hay que hacer el código penal del
deber ser” sino el del “ser”. Así saldrá un Código Penal que agravará la
inseguridad ciudadana. “A vosotros se atreve, argentinos//el orgullo del vil
invasor” (estrofa del Himno Nacional Argentino completo).
El Garantismo abolicionista es un movimiento y una
mentalidad que se pueden caracterizar por cuatro notas y por un efecto
trágico.
Cuatro notas del garantismo abolicionista
1) Se presenta bajo la bandera de las garantías,
algo que no sirve para identificar nada porque en el mundo jurídico nadie las
niega; con lo que lo de “garantismo” resulta ser una artimaña.
2) Sostiene la ilegitimidad del sistema
penal porque es irracional, anticonstitucional y violatorio de los derechos
humanos. Por lo que propone como ideal que ve inalcanzable su desaparición,
y como anhelo posible su debilitamiento. Para evitar papelonear exhibiéndose
como destructores a secas proponen una serie de risibles “medidas
substitutivas”. Por ejemplo, que los delincuentes pidan disculpas a las
víctimas o estupideces trágicas semejantes.
Los medios para lograr la destrucción del
sistema penal van:
- desde la derogación de la prisión preventiva o de cualquier agravación de las penas por reincidencia,
- hasta no encontrar nunca certezas para condena,
- elegir el juicio oral y cualquier medio que lleve las causas a la prescripción,
- “arreglar” como cuestiones económicas los juicios penales, y
- cualquier otro método que a mano venga para suprimir las penas desprotegiendo las víctimas.
3) En general está integrado por miembros de la
corporación académica, que imponen desde su hegemonía la injustificación
del derecho penal como un dogma. Y de la decisiva corporación judicial,
que conservan sus cargos, prebendas, exenciones de impuestos a las ganancias,
privilegios y honores sociales, todo lo cual resulta medio aptísimo para
alcanzar el objetivo. De tal modo que éste se alcanzaría por una verdadera
implosión. El sistema debe destruirse desde adentro. El “plan de lucha”
fue trazado en el libro Encuentro con las penas perdidas, que por algo no se
reedita.
4) Contra lo que podría pensarse a primera vista, no
asume la característica de movimiento o actitud pacificadora, amiga de consejos
como “muchachos, perdonemos”, “no hagan olas”, “contengamos los impulsos”,
“busquemos la paz”, “devolver bien por mal”, “unámonos los argentinos”,
“desechemos la venganza y el odio”. No.
El movimiento se presenta como una cruzada
liberadora contra la opresión de los poderes que, mediante el sistema penal, aherrojan a las
grandes mayorías y son capaces de hacer explotar el mundo por el aire. Contra
el “estado de policía”, un demonio que lucha contra el “estado de derecho”,
para encarar la revolución liberadora en nombre de los derechos del hombre. Por
eso no respeta ninguna garantía contra los militares o policías… Tiene cierta
lógica, pues estos son como la quintaesencia de aquél. Pero tampoco respeta la
vida de los chicos no nacidos.
Efecto del garantismo abolicionista
El Garantismo abolicionista es la principal
causa de la impunidad, productora a su vez de inseguridad, considerado
quizá el problema visible más acusado por los argentinos.
Los efectos del garantismo abolicionista han sido
probados sólidamente desde el punto de vista iusfilosófico en el reciente libro
titulado El Garantismo abolicionista de Héctor H. Hernández (MarcialPons,
Madrid-Buenos Aires, 2013) y en el trabajo del mismo autor "Pero el garantismo
abolicionista es manodurista sin garantías contra Los Dos Sectores",
(revista Ethos, Buenos Aires, nro. 26).
Allí pueden encontrarse innumerables citas
puntuales de los autores criticados. También se pueden ver las bases
filosóficas que animan esa corriente y algunos pilares constructivos del solidarismo
penal.
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