—En pocas palabras, creo que tiene la psicología del tirano. Lo he dicho públicamente y está escrito en ¡Pobre patria mía!. El tirano es un individuo que tiene rasgos muy peculiares, están descriptos por muchos autores. Un amigo psicoanalista, Ricardo Mosconi, me orientó hacia la reflexión que hace Sófocles del tirano en Edipo Rey. Edipo Rey ha sido trabajado mucho por Freud en el aspecto sexual, del parricidio, del incesto, pero no tocó el tema del poder. Y Edipo es un individuo que está enfermo de poder. Y cuando desde el comienzo sabe que hay una peste en Tebas, la peste no está compuesta ni por el dengue, ni por las ratas, la tuberculosis o el paludismo, sino que está provocada por la tiranía. La peste es la tiranía.
—¿Podría precisar las similitudes que existen entre Néstor Kirchner y Edipo?
—Sí. Edipo no aceptaba opiniones diferentes de la de él. Tenía pensamientos paranoicos respecto a quienes lo rodeaban. Perseguía a quienes no comulgaban con su forma de dirigir el país. Y quería hacer lo que él consideraba que estaba bien y que lo satisfacía. Esto lo llevó a la catástrofe y, finalmente, tuvo una suerte de percepción de que él no había visto las cosas porque no quería ver. Psicológicamente, se dice que cuando se arranca los ojos comete castración. Pero también podemos decir, en términos menos profundos, que se arranca los ojos porque odia esos ojos que no supieron ver a tiempo y que no le impidieron ir hacia la catástrofe. Sófocles tiene otro elemento, que está en Antígona: Edipo, que ya está ciego, se enfrenta con el tirano que lo sucede, Creonte, quien le dice: “Edipo, ya estás ciego, ya te fuiste y querés seguir gobernando. No podés seguir gobernando, ya terminó lo tuyo”. Aquí tenemos una analogía casi textual. Es como que Sófocles haya descripto a Kirchner y que en el futuro, a lo mejor, algún dramaturgo escriba Kirchner Rey, en vez de Edipo...
De Marcos Aginis a Diario Perfil:
http://www.diarioperfil.com.ar/edimp/0361/articulo.php?art=14250&ed=0361#sigue
CARTA
Sr. Director de Perfil.
Tengo el agrado de dirigirme a Ud. para solicitarle que con el título de Aguinis y Edipo (II) publique lo siguiente:
En el reportaje a Marcos Aguinis del domingo 3 de mayo, el entrevistado emitió una serie de falsedades con relación a las tragedias tebanas de Sófocles. Un par de ellas -el inexistente diálogo entre Edipo y Creon, en Antígona, y la sucesión en el poder- fueron corregidas por el lector Javier Almarza en carta publicada el 10 de mayo.
Pero hay mucho más: en primer lugar, la desfiguración de Edipo, que no fue ningún tirano y que sirvió a Tebas durante su vida liberándola de la Esfinge y buscando el bien común. Y cuando aparecen la peste y los malestares en la ciudad averigua que su causa es un magnicidio impune, el asesinato del rey Layo. Edipo convoca al adivino Tiresias y después de atar muchos cabos llega a la verdad: el rey Layo era su padre. Había sin saberlo, como juguete del destino, matado a su padre y engendrado hijos con su madre. Lo primero, en defensa propia, enfrentando la prepotencia de la guardia real; lo último, ignorando que era su progenitora.
En segundo lugar, todas las mentiras acerca de la personalidad de Edipo: “no aceptaba opiniones diferentes, tenía pensamientos paranoicos acerca de quienes lo rodeaban, perseguía a quienes no comulgaban con su forma de regir el país. Y quería hacer todo lo que él consideraba que estaba bien y que lo satisfacía”. Todo esto es un invento nada serio para inspirar a algún dramaturgo a escribir: “Kichner rey”.
En tercer lugar, después de enterarse de lo que había hecho sin saberlo y de arrancarse los ojos, Edipo se exilia en Colono, donde recibe asilo de Teseo. Allí muere y como los dioses restauran lo que habían destruido, su tumba será fuente de bienes para quienes lo acogieran. La analogía con Kichner es absurda. Ojalá nos gobernara el noble Edipo.
Dr. Bernardino Montejano
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