martes, 8 de septiembre de 2009

IGLESIA


El desarraigo es una de las formas de obtener una masa amorfa de gente sin conciencia alguna de su origen, sin identidad, sin Patria ni destino. Otra de las cosas que promueve la agenda del Nuevo Orden Mundial. Sin identidad no sabemos quienes somos y lo primero que hay que conocer para tenerla es donde se encuentran nuestras raíces y al mismo tiempo amar esas raíces. Sin identidad y sin raíces no hay Patria ni Nación y justamente eso es lo que interesa al Imperio, tener apátridas fácilmente manejables en base a la propaganda, ciudadanos del mundo o meros consumidores. Uno de los elementos de nuestra identidad es el catolicismo, para algunos como religión pues siguen sus principios y practican la misma. Para otros como elemento insustituible de nuestra cultura. Para ambos la base de nuestro ser nacional, por una razón de tradición y de verdad . El descrédito de la Iglesia es una forma de mancillar y deconstruir las naciones que se forjaron a su influjo. Para ello se utilizan mil diferentes argumentos, uno de ellos es la destrucción del sentido común y de los valores que ella ha inculcado por siglos, utilizando, en este caso, la cultura de la no discriminación En el corto articulo que sigue, se mencionan este tema y alguno mas..


Podrían convencer a alguien

Ya hace dos años que se presentaron estos dos textos, pero hoy son más actuales que ayer. Por una parte, el informa de The Economist, baluarte del Nuevo Orden Mundial (NOM), ya saben capitalismo y aborto, abortalismo.
Un prodigio de la lógica: la Santa Sede no sólo debe ser expulsada de la Naciones Unidas sino que no debe contar con servicio diplomático. Porque claro, sí cuenta con voz, aunque no tenga voto, se la podría oír y podría escuchar a alguien; porque si cuenta con influencia, aunque no tenga poder, podría convencer a alguien; porque si cuenta con diplomáticos, aunque no cuente con Ejército, aunque no logre vencer podría convencer.

Al final, y como comenta Avenire, a la Iglesia se le acusa de tener demasiada influencia, aún reconociendo que no tiene ningún poder, por eso se le pretende arrebatar el derecho de hablar, no sea que vaya a convencer a alguien por medios pacíficos.

Insisto en que la cristo fobia avanza y que ahora ya no se trata de expulsar a la Iglesia, sino de criminalizarla, por la misma sencilla razón que no se trata de destruir a la Iglesia sino de conquistarla. No, ya no se trata de pedir que la ONU expulse a la Santa Sede sino de criminalizar a la Iglesia. Insisto en que la manera más sencilla será llevar al Vaticano -como Iglesia, no como Estado, claro- ante la Corte Penal Internacional para acusarle de homofobia, por ejemplo, o de atentar contra esos derechos reproductivos, sacrosantos derechos de las nuevas amantis religiosas que no se cargan al padre sino a las crías. Sentar a la Iglesia en el banquillo será un acontecimiento planetario que la prensa progresista celebrará con alborozo. Mucho más eficaz que quemar conventos, oiga usted.

Eulogio López

Tomado de Hispanidad

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